El desarrollo de nuevas tecnologías de motores eléctricos y de fórmulas de aviación originadas en el mundo de los drones lleva ya bastantes años alimentando la idea de que, en algún momento, ese tipo de vehículos formarán parte de las opciones de transporte personal habituales e incluso, según algunos emprendedores como Sebastian Thrun, con precios más baratos que lo que es hoy tomar un simple taxi o Uber.
Lo que ocurre es que las predicciones de Thrun fueron hechas en 2018, y desde entonces, más allá de promesas y planes que no se han cumplido, han pasado muy pocas cosas en este ámbito, en el que se mueven una serie de compañías generalmente poco conocidas como las norteamericanas Archer o Joby Aviation, junto con otras con algo más de tradición como la china Ehang o la alemana Volocopter, y ya otras provenientes de la aviación tradicional como Boeing o Airbus, junto con aerolíneas como American, Delta, Southwest y United tratando de formar alianzas con ellas para un segmento que estiman razonablemente prometedor.
Un artículo de ayer en The Washington Post, «Electric air taxis are taking flight. Can they succeed as a business?«, describe un poco el panorama actual en los Estados Unidos, en donde el interés por el tema se ha retomado a partir de unas declaraciones de Donald Trump en 2023 en las que afirmó que «así como los Estados Unidos lideraron la revolución de la automoción en el siglo pasado, quiero asegurar que los Estados Unidos, y no China, lideren la revolución de la movilidad aérea», y de un reciente cambio regulatorio de la Federal Air Agency (FAA) en el que se dan una serie de directrices para la formación de pilotos y requisitos operativos en cuanto a altitudes mínimas de seguridad y visibilidad.
Pero el camino al cielo, nunca mejor dicho, está empedrado de buenas intenciones, pero también de fracasos. Lilium, una compañía alemana en este ámbito, declaró bancarrota el pasado noviembre, y Kittyhawk, que contaba con el respaldo de Larry Page y en la que Boeing había invertido más de 450 millones de dólares, dejó de funcionar en septiembre de 2022, aunque su joint venture con Boeing, Wisk Aero, sigue haciéndolo. Joby Aviation, de hecho, proviene en parte de la venta de lo que fue la división de aerotaxis de Uber, Elevate, cuando decidió abandonar ese negocio. Y Volocopter, una de las compañías mejor capitalizadas de la industria con el respaldo de gigantes como Mercedes Benz, acaba de declararse también en bancarrota.
Múltiples pruebas y ensayos, prototipos ya en todos los casos invariablemente eléctricos, y promesas de que, en algún momento, podremos salir volando de nuestra casa o de algún lugar muy próximo a ella, y aterrizar al lado de nuestro trabajo para un desplazamiento con un coste razonable, y no solo para billonarios con acceso a un helicóptero. Archer habla de lanzar sus primeros vuelos comerciales con piloto y pasajeros dentro de un año en Abu Dhabi, Joby Aviation afirma que su objetivo es lanzar un servicio de pasajeros en Dubai a finales de 2025, y en ambos casos se ponen como meta ofrecer servicios comerciales en los juegos olímpicos de Los Angeles, pero ese tipo de promesas las hemos vista ya en ocasiones anteriores y nunca llegaron a materializarse más allá de demostraciones aisladas.
¿Va a ser esta vez diferente, o dejamos la idea de movernos por el aire con facilidad para cuando descubramos alguna otra tecnología?
This article is also available in English on my Medium page, «The future of the air taxi: still very much up in the air«
Me espero a la tele transportación… Puestos a correr riesgos que sea a lo grande XDDD
El bienestar de la mayoría supera al bienestar de la minoría.
«Live long and prosper, and Happy New Year 2025!!»
No se si soy mayoría o minoría pero ni de moco me subo a un cacharro de esos XDDD
¡TELETRANSPORTE YA!
Eso… La Mosca 3 XDD
De esto se habla -en modo fantasía futurista- desde hace decenios y más decenios. Hoy parece tecnológicamente posible, pero cuando dio posible me estoy refiriendo a los vehículos: pequeños, razonablemente seguros, ágiles…
Sí, todo eso es muy bonito pero… ¿quién ordena eso? Y, ojo, que ya parto de la base de que esos vehículos y su tráfico van a ser conducidos automáticamente mediante inteligencia artificial (como estén pilotados y/o controlados por humanos, hablamos redondamente de una masacre).
Si es cosa de cuatro potentados que quieren epatar con su nuevo juguetito, no es problema; pero si ha de ser un vehículo al alcance de todos, regular el tráfico en ciudades va a ser dificilísimo, por más digitalización que se le eche. Y lo mismo el tráfico interurbano: habría que establecer una red de puntos de control de malla corta imponente y costosísima.
No lo veo. Los vehículos, sí, son fáciles de imaginar: drones más grandes, potentes y seguros, diseñados ad hoc, eso ya no es, para nada, fantasía. Pero hacer circular decenas o centeares de miles de estos cacharritos, y no digamos millones, es harina de otro costal y no estoy nada seguro de que ahora mismo o a corto plazo haya tecnología capaz de poner orden en la que se liaría.
Y falta lo más importante… Donde los aterrizas… Los helicópteros ya tienen problemas (no todos los edificios tienen helio puerto)
Un dron aparca donde quiere?
No, un dron no puede sobrevolar o aparcar donde quiere.
De hecho, si uno se lee la normativa para volar un dron, sale de dudas sobre el alcance de los robotaxis aéreos más allá de tema de cena de Nochevieja si no cambia la normativa.
Y teniendo en cuenta la diferencia de energía entre un dron y un robotaxis aéreo, y las capacidades de pilotaje del humano medio, casi mejor que nos quedemos así.
Hombre, lo suyo sería que aparcaran en la calle, ¿no? ;-D
Si claro y luego aguantamos a eDans dando la turra con la chatarra en la vía pública y que la calle es para el peatón XDD
Me conformo con lo Robotaxis, ¿Cuando los veremos en nuestras ciudades?
Cuando el Metro y la red de Cercanías sea autónoma, y el 50% de la red de autobuses urbanos.
El dron es un arma de guerra muy buena (para algunos)… lo demás chatarra futurista… Cuando el amigo Descartas dijo lo de «pienso luego existo», se olvidó que entre una variable (pensar) y la otra (existir) está situado el intermediario (el poder), que decide si existirás realmente o no… y eso no se llama ni siquiera libre mercado, se llama capitalismo (megadirigido), aunque sea «de estado».
Pero sí, aún se le puede poner a una hija el nombre de Esperanza… aunque luego la lleves de mitine n mitin como hace Mr. Muskhyde con sus hijos X (los dos!!).
Soy de los que cree que esa la reflexión de Descartes se queda corta, cuando considero que debió de ser “Siento, luego existo”.
Se concentra un “pegote” de poder en lo intelectual, en la mente y el pensamiento, abandonando el mero hecho de existir per se; porque claro, llega el cuestionamiento en un momento u otro, pero ¿qué existe si este desaparece?
Supongo que hay también, el capitalismo se hace enormemente fuerte, otorgando directrices al cerebro de cómo debes de ser, verte, sentirte, etc… más aún cuando compres unos productos u otros, en X cantidades o en otras.
Me aferro a la “corrección” de la declaración de Descartes, personalmente y… resulta curioso que yo lo diga (al menos para aquellos que me conozcan personalmente, yo que soy de cuestionamiento continuo).
El capitalismo no le dice a uno qué ver, sentir o cómo vestirse. Es la libertad que proporciona la que permite que empresas o individuos, de forma más menos lícita, lo hagan.
Otros sistemas politico-religiosos, en cambio, sí que lo hacen pero nunca se les menciona en ese afán por politizar todo.
¿Por qué será? (Pregunta retórica)
Ja, ja, ja, «el capitalismo no dice…» , juas!, pero qué chiste más bueno para acabar el año. No dice, no, pues menos mal que no dice, que si llega a decir…. Ay, señor…
Tan patético me parece el cristianismo propio del medievo, donde para ir al cielo siendo puro, debías de ayudar a la iglesia y a Dios con tus ofrendas económicas… como creer que el capitalismo no te dice cómo debes de ser, pensar o incluso sentir.
De diseño gráfico y publicidad…, algo sé. Así que comprar esa afirmación, tan inocente (me contengo muy mucho de no usar otra palabra más descriptiva y parecer un ataque personal), es simplemente no querer ver las cosas.
Hostias, que nos hemos tirado lustros editando portadas de revistas, para “embellecer” más aún a ciertas personas, que acaban por formar parte de un sistema donde se apremia un concepto de belleza concreto. Eso no es capitalista. Jugar con ello, vender, vender y vender un concepto de vida, de imagen, de experiencias es capitalismo absoluta y completamente te salvaje.
Por favor, no digas tonterías. Porque es tan absolutamente ridículo tratar de debatir acerca de si el capitalismo no maneja modelos (de pensamiento, de vestimenta, etc…), apaga y vámonos.
No, el capitalismo te habla de lo que en esencia como ser humano necesitas, desarrollar tu potencial interior y liberarte de todo lo material que estrictamente no necesites, porque a fin de cuentas, para ser feliz realmente necesitas muy poco, aunque ya entraríamos en otro debate acerca de qué es la felicidad. Pero bueno… de eso es de todo lo que habla el capitalismo ¿no? En fin…, vaya nivel.
¡Qué tiempos aquellos cuando viajaba con Pablo y Pedro en el troncomóvil. Por cierto, todo lo que sube, baja. A veces de manera controlada, a veces de manera abrupta. Desgraciado al que le pilla debajo.