Anteayer me volvió a pasar, esta vez en un puente aéreo: tras medio vuelo utilizando mi BlackBerry para poner al día mi maltrecha bandeja de entrada, aparece una azafata con sus bandejas de comida y se alborota completamente porque
«¡¡¡oh, dios mío, tiene que apagar su teléfono móvil!!!»
Por supuesto,
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