Hay pocas dudas: por innovación y por prestaciones, los vehículos eléctricos de Tesla siguen estando, en muchos aspectos, entre los mejores del mercado. Pero a pesar de ello, la marca se encuentra ahora inmersa en una crisis que trasciende la calidad de sus vehículos, y que más que deberse a problemas técnicos (que también los tiene), se trata de una tormenta perfecta de política, protestas y, por supuesto, la imparable competencia china.
En un giro que muy pocos se habrían atrevido a anticipar, Donald Trump ha decidido adentrarse en un terreno que le resulta personalmente tan extraterrestre y tan poco atractivo como el de la movilidad eléctrica. Por un lado, se le ha visto respaldar a su «co-presidente» montando un showroom de Tesla en plena Casa Blanca, un movimiento que ...