A través de Seth Godin llego a este post en el que se muestra como Boden, una compañía de venta de ropa por catálogo, se disculpa ante sus clientes por un haber incorporado un diseño de una camiseta en el que aparecía una pistola, algo que fue juzgado como irresponsable por algunos clientes (no voy a meterme a juzgar la cuestión… para el caso, me da lo mismo cual haya sido el «error»). La reacción es, como puede leerse, una carta escrita de persona a persona, en la que el fundador de la compañía se explica, dice que no le prestó suficiente atención al tema, y pide disculpas a sus clientes por su error. Una buena lectura del Cluetrain Manifesto, y algo que he comentado en algunas conferencias a partir de aquel post en cierto blog en el que se criticaba (con razón) a una compañía con la que yo tenía relación y que, siguiendo los esquemas tradicionales de actuación corporativa, fue completamente incapaz de reaccionar ante el tema.
Durante muchos años, las compañías tenían inmensos altavoces con los que gritaban a través de anuncios, medios y folletos. Las personas, en cambio, por mucho que chillasen, no eran capaces de hacerse oír. Ahora, Internet ha dado voz a las personas. Ya sólo hay que aprender a escuchar, a hablar y a conversar.