Atención a la declaración de principios de Seth Godin en su blog. Buenísima. Dejando claro lo que es y lo que no es, lo que acepta y no acepta, las influencias que tiene y las que no permite.
A mi me pasa algo muy parecido (por supuesto, sin querer compararme con Seth, uno de mis autores de referencia desde hace mucho tiempo). Quien no entiende de qué va esta historia, se suele dedicar a mandarme notas de prensa o a pedirme menciones por temas que no se sostienen, a los que no veo ningún interés. No me molesta, a no ser que a él o a ella le moleste cuando después de haberme enviado algo, no publico nada al respecto. En cambio, dedico muchas menciones a muchas cosas que no me dan un duro, simplemente porque me parecen interesantes. Algunas veces incluso dedico menciones a cosas que no sólo no me dan ni un duro, sino que me los pueden potencialmente quitar, porque algunos llevan muy mal determinadas críticas, pero lo de nadar y guardar la ropa nunca fue lo mío. Dedico menciones de vez en cuando al Instituto de Empresa porque trabajo y prácticamente vivo en él, no para vender sus cursos. Muchas veces me envían ideas que me parecen interesantes, y escribo sobre ellas dando el crédito adecuado a quien me las envió. De hecho, algunas de esas han generado posts o series de posts de gran interés, como bien saben los que me las enviaron originalmente. Si me compro un cacharrito, lo normal será que escriba sobre él, no porque me lo regalen ni porque me lo rebajen, sino porque lo tengo en mis manos, lo pruebo, y me parece interesante. Pero si me parece malo, seguramente también lo diré.
Esto es para lo que es. Para obligarme a mantenerme al día, para recibir retroalimentación, para darme ideas que luego puedo publicar en otros sitios, para pasármelo bien… ¿Tengo un precio? Seguro que sí. El de Seth es un Lotus Elise. El mío, francamente, no lo sé. Pero el día que lo descubra, lo sabréis en seguida. En el tiempo que tarde en escribir sobre ello y darle al botón de Publish Post.