La serie de artículos de Cory Doctorow en BoingBoing sobre Apple y su vocación por impedir el desarrollo de funciones adicionales en el iPod , muy bien seguida en el mundo hispanoparlante por Alt1040, me está resultando francamente interesante. Me coincide con mi artículo en El País de este domingo, en el que hablaba de Shawn Fanning como hacker innovador y creador de valor, y con una columna de Expansión que lleva dos semanas «en la nevera», pero que calculo que saldrá en ésta, también sobre la innovación y los hackers.
Reproduzco del comentario que hice originalmente en Alt1040: cuando sacas un dispositivo de cualquier tipo al mercado, sabes o deberías saber ya que una serie de hackers (utilizando la connotación positiva de la palabra) van a “destripar” ese dispositivo, dotarlo de nuevas funcionalidades y hacer que sirva para otras cosas que a tí, posiblemente, ni se te habían pasado por la imaginación. Ante esto, caben dos reacciones: la de la empresa que lo sabe, lo promueve e incluso alienta y da soporte a comunidades de desarrolladores para que lo hagan, creando así grupos de personas que funcionan con un esquema próximo al del desarrollo del software libre, o la de la empresa que lo intenta impedir por todas las vías, incluída la judicial. Es triste, muy triste que Apple opte por ésta última.
Cory lo resume brillantemente con el siguiente ejemplo:
«Imagine if your mobile phone manufacturer enlisted your car maker into ensuring that you didn’t use a third-party charger with your cigarette lighter, but instead bought the official, expensive licensed charger. Every time you take your car in for warranty-mandated service, the manufacturer’s representative rips out your lighter and puts a new one in that locks out your charger. And when the agent is done, he smiles and tells you he’s «updated» your car.»
Cada día más, el papel de los hackers (usando la connotación positiva de la palabra) en la innovación resulta más patente. Que las empresas se den cuenta y aprendan a colaborar con ello o incluso a fomentarlo es sólo cuestión de tiempo. En poco tiempo, en lugar de echar a perder tu garantía cuando abras un aparato, llamarás a un teléfono y te darán soporte para que lo hagas…
Un buen punto de partida para entender el fenomeno es el concepto de Lead User de Von Hippel. Una forma de convertir situaciones como la que describes en oportunidades son los Toolkits for User Innovation.
Hace unos meses comenté algo sobre el tema, a raíz de un artículo de Andy Kessler en el WSJ llamado Hack This (Please). Muy recomendable (el de Kessler :P).
Hay otra tendencia simétrica, la de los «hacker» que desde el otro lado te limitan las funcionalidades que tú creías haber comprado:
Dos empresas británicas se han aliado para
promover una tecnología que permite la inhibición de las cámaras de los teléfonos y cámaras digitales en lugares concretos. La justificación, evitar ataques a la intimidad o el espionaje industrial. El nombre es Safe Heaven y se basa en un software Java que ha de estar instalado previamente en el terminal y que al recibir una señal en el entorno restringido, como una escuela, una piscina, o una empresa, deshabilita las funciones de la cámara sin que dejen de funcionar el resto
de capacidades del teléfono. Los propietarios de la tecnología están negociando con los grandes fabricantes la inclusión de la misma en los terminales y prevén que esté lista para principios de año que viene.
http://www.theregister.co.uk/2003/09/11/uk_firms_tout_camera_phone/
Este anno en DIS (Designing Interactive Systems) hubo un workshop titulado «Designing for Hackability». http://www.sigchi.org/DIS2004/mid.php?page=Panel+sessions#DesigningForHackability.
Por supuesto, hacking no es nada nuevo.