Una investigación comisionada por el regulador británico Ofcom demuestra que un tercio de los usuarios de internet de entre ocho y diecisiete años mienten sobre su edad y se atribuyen más años de los que tienen, lo que tiene un importante efecto a la hora de intentar prevenir abusos de todo tipo, uso de publicidad hipersegmentada y otros comportamientos potencialmente nocivos, así como la responsabilidad de las compañías al respecto.
La investigación muestra lo que ya todos prácticamente sabían: que un porcentaje elevadísimo de usuarios jóvenes mienten para poder acceder a determinadas redes o servicios, en muchos casos con la complicidad de unos padres que tratan de evitar que sus hijos se vean marginados frente a un entorno en el que muchos de sus compañeros ya tienen acceso, lo que resulta en que, dado que sus perfiles siguen cumpliendo años con ellos, se conviertan en usuarios teóricamente adultos de más de dieciocho años cuando, en muchos casos, tienen tan solo trece o catorce.
El problema, obviamente, no es de unos usos y costumbres que hacen que el atractivo de los contenidos, productos y servicios en la red atraigan a perfiles jóvenes – que, por otro lado, tiene. contacto con la red desde mucho más jóvenes y la utilizan para todo, desde ver vídeos cuando son pequeños hasta buscar información para trabajos de clase – sino de un sistema educativo que, de manera completamente consciente y negligente, renuncia al deber de educar a los más jóvenes en el uso de la red, y prefiere, porque le resulta más cómodo, prohibir los smartphones en los colegios. Una irresponsabilidad patente que redunda en una sociedad en la que los más jóvenes aprenden a usar la red de manera informal, dependiendo de lo que se cuentan unos a otros o de lo que sus padres son capaces de transmitirles.
El contrasentido es evidente: hay planes de estudio que enseñan a los niños a programar, a fabricar robots y a imprimir en 3D, pero que no son capaces de introducir el smartphone en el proceso educativo, de ayudar a desarrollar pensamiento crítico o de transmitir las normas o las precauciones más básicas en el uso de la red. El equivalente a lo que sería enviar a nuestros niños solos al colegio caminando, sin haberles explicado ninguna norma de circulación ni las precauciones más básicas. El resultado es una sociedad de ingenuos, que no solo se exponen a peligros en su relación con terceros malintencionados o con compañías irresponsables, sino también en su relación con la información.
No hay nada más lógico: si una tecnología se difunde en la sociedad como se difundió internet, renunciar a educar en ella de manera estructurada como parte del proceso educativo reglado es completamente absurdo e irresponsable, y solo puede acarrear consecuencias negativas. Consecuencias que, lógicamente, no se evitan simplemente multando a las compañías que ofrecen esos servicios (que ya de por sí, además, no son ningún paradigma de buen hacer o responsabilidad), porque además, trabajan con información ya falseada en sus orígenes. Legislar tratando de introducir barreras a la participación de los menores en la red tampoco arregla las cosas, porque lo lógico no es convertir la red en un «objeto de deseo» al que solo se puede acceder con una edad determinada, sino educar en su uso desde las etapas más tempranas, para que su uso se normalice.
La investigación de Ofcom debería llevarnos a una reflexión social profunda: no podemos abstraernos de la realidad y pretender que vivimos en un mundo ideal en el que todos accedemos únicamente a aquello que por ley podemos acceder. Ni el mundo es perfecto, ni las leyes lo son, y deberíamos, simplemente, normalizar las cosas que, desde hace mucho tiempo, son ya normales. El mismo niño que se entretiene viendo vídeos de Peppa Pig en YouTube desde los dos años y que busca cosas en Google o Wikipedia desde los seis, es el que a los ocho pretende subir vídeos a TikTok, ver fotos en Instagram o jugar a Fortnite. Y que lo va a hacer, por culpa nuestra, sin tener ni la más mínima idea de cómo afrontar el uso de unas plataformas que, por sencillas que sean, requieren unas precauciones y una cultura de uso básica, que debería ser enseñada como un contenido más.
Me he hartado de decirlo: no enseñamos Física a los niños para que se conviertan en físicos, sino para que entiendan un mundo gobernado por las leyes de la Física. Del mismo modo, debemos enseñar tecnología a los niños porque viven en un mundo del que la tecnología configura una parte importantísima y creciente. Y eso debería incluir una ambiciosísima reforma del curriculum educativo desde edades muy tempranas, para configurar una generación que normalice su relación con la red, que entienda no solo sus posibilidades, sino también sus peligros. Y mientras no lo hagamos así, seguiremos teniendo problemas de adaptación.
This article is also available in English on my Medium page, «Children and the internet: what happens when we forgo education»
Muy complicado el hecho de encontrar el equilibrio.
Nos hae falta software que controle el tiempo y el tipo de acceso por edad?
O tenemos que estar con ellos todo el tiempo?
O deberiamos mirarlo como el alcohol? Prohibirlo hastbauqe podamos?
Creo que tiene que haber una educación y culturización desde las instituciones para intentar conducir adecuadamente a los menores y por supuesto los padres debemos entender, aprender y vigilar su aprendizaje seguro.
Tengo más preguntas que respuestas :-)
Saludos!
Todos tenemos más preguntas que respuestas. Pero eso solo implica que hay que trabajar en darles respuesta, porque hacer la del avestruz y quedarse parado sin hacer nada solo trae, como podemos ver, consecuencias negativas. Crear un grupo de profesores proactivos y una serie de test sites en colegios en los que hacer pruebas lleva unos meses, no unos años. Y formar al profesorado para que puedan asumir nuevos desafíos en su trabajo relacionados con la tecnología puede que cueste algo más, pero es perfectamente factible con la voluntad política adecuada. Lo que no es una alternativa es no hacer nada y seguir enseñando igual que como se enseñaba antes de que internet existiese.
No dudo de la existencia de profesorado implicado en la educación pero como en todos los sectores laborales también existe y mucho desgraciadamente profesorado arto laboralmente y con nulas intenciones de involucrarse en tu labor.
Estamos en un momento de hastío generalizado, con desconfianza hacia nuestro sistema económico-político que empapa a gran parte de la población.
Un sistema polarizado donde además lo que hoy se aprueba, mañana se cambia.
No somos capaces de emprender retos sociales que nos son cruciales como sociedad porque implican tiempo y esfuerzo, aunque sepamos que nos va la vida en ello, así que la educación desgraciadamente se mete en ese saco de «para luego».
La rapidez del desarrollo en las tecnologías y las RRSS requieren de profesionalidad y actualización constante por lo que para unos profesores, ya cargados con un temario insostenible es complicadisimo o imposible.
Los padres hacen lo que pueden porque para muchos también es un mundo desconocido y por otro lado tenemos a los chavales queriendo volar antes de andar, con ansias de aprendizaje aunque no sepan ni en qué ni como, constantemente investigando nuevas opciones y sin MIEDO a lo desconocido porque están en una edad en la que te crees el MASTER.
Quizás hablamos de Tecnología pero se nos olvida hablar de Ética, Moralidad, Sentimientos, Filosofía, Pensamiento.
En la actualidad hay herramientas para intentar gestionar el uso de RRSS a los hijos, pero no sirven para mucho si no los educamos como personas.
Pero es que a lo mejor se prefieren más borregos. Desgraciadamente
Los iPhones ya tienen tiempo y control de uso con acceso a contenido por edad. El problema es que ningún padre lo sabe usar. Teniendo padres tecnológicamente idiotas solo puede crear hijos tecnológicamente vulnerables.
Tengo 3 hijos de 8, 10, y 12 y soy creo el único padre que sabe controlar el uso del móvil a través del tiempo de uso. La sociedad está definitivamente condenada…
Estoy totalmente de acuerdo con Guerson, muchas veces el problema no está en los niños si no en los padres… No podemos darle toda la libertad a ellos en redes, pero si los padres ni ellos mismo controlan muchas veces el tiempo en ellas, no pueden esperar que unos niños sí que lo hagan, yo pienso que los niños son lo que aprenden en casa.
Creo que sigue habiendo confusión sobre el papel del, quizás mal llamado,
sistema educativo el cuál, entiendo, está pensado para impartir conocimiento. La educación, sigue siendo responsabilidad de los progenitores.
Eso es RADICALMENTE FALSO, y además, una barbaridad. El sistema educativo debe socializar, educar y contribuir a la integración en la sociedad. La educación vial, la educación sexual y muchísimas otras materias no se dedican a la impartición de conocimientos, y verlo así sería completamente absurdo. Se dedica a educar. Y por eso se llama sistema educativo, que es cualquier cosa menos un nombre mal puesto. Todos los sistemas educativos en todos los países se dedican a eso, a educar, como misión principal. Tu visión disociada en la que únicamente transmiten conocimiento no existe en ningún país civilizado.
No discuto en absoluto que los sistemas educativos, en su inmensa mayoría, funcionan como tú dices, con su misión educativa. ¿Cómo no iban a querer tenerla ? El estado pone medios financieros muy importantes en ello, es compréhensible que quiera asegurarse el relato servido. El pretender dar una misión educativa a tal institución, cuando la sociedad es cambiante y además lo hace a un ritmo cada vez más rápido, hace que la institución vaya siempre por detrás. Eso no sólo la hace totalmente inadaptada para « educar » sino que además constituye un evidente malbaratamiento de recursos.
No alcanzo a entender la lógica detrás del pensamiento de porqué el sistema educativo (como sistema generalista por definición) fuese a triunfar allá dónde los padres (como sistema especialista) están fracasando.
Cada cual que asuma sus responsabilidades adecuadamente, el sistema educativo para impartir conocimiento, los padres para educar.
Esto quiza cueste entenderlo, pero todas y cada una de las personas que entran en contacto con un menor están realizando una labor educativa. Quieran o no. Sean conscientes de ello o no. La educación está en todas partes y pensar que puede compartimentarse y responsabilizar a unos u otros de ella es simplemente no entender cómo funciona el aprendizaje. Los profesores, los padres, los medios de comunicación las redes sociales, los amigos… todos ellos y muchos más influyen en la educación. Nos guste o no.
Nada nuevo bajo el Sol. Alguna vez, hace muchos años fui joven y también falseaba mi edad para poder entrar en cines, discotecas,… que teóricamente eran para mayores.
Obviamente, y los sabes, no es lo mismo. El cine era una vez a la semana y es algo colectivo. El móvil es 24/7 e individual.
Desde pequeña he formado a mi hija en el buen uso de las nuevas tecnologías. Es muy madura comparada con el resto de compañeras de su edad.
¿De qué sirve que le familiarice con el uso seguro, sereno y sensato de las nuevas tecnologías, si después se ve OBLIGADA a usar plataformas que menoscaban su privacidad, ponen a prueba su sensatez y juegan con su dopamina a diario?
Siento que, por mucha preparación que le haya dado, la presión social y los mecanismos adictivos de estas plataformas acaban incluso con las mentes más capaces.
Precisamente por eso no puede ser una responsabilidad que se deje en manos únicamente de los padres, es absurdo. Se ha dicho siempre: «it takes a village to educate a child», o institucionalizamos la educación adaptada a los tiempos, o la educación se volverá absurda porque no preparará a los niños para la sociedad que les ha tocado vivir. Hay padres heroicos que hacen todo lo que pueden, y los hay impresentables que simplemente usan la tecnología para entretener a sus hijos y que parece que les da todo igual, pero es que no es eso, no podemos dejarlo ahí, o se puede aspirar a que sean únicamente los padres. Es un deber y una responsabilidad que debemos asumir como sociedad, no individualmente.
Una mente bien educada entrará en esas plataformas, verá sus aspectos perversos, y se alejará de ellos. A mí me ha pasado en el mundo analógico y en el digital. Si de verdad has educado bien a tu hija, no tendrá ningún problema.
A principios de este verano recibí una visita de una amiga. Fuimos juntos hasta el Lago de Sanabria para pasar la tarde puesto que era un día con un clima estupendo.
Hice un vídeo a una distancia lo suficientemente prudente como para que se viese que había gente en la playa del lago pero no se reconociese absolutamente a nadie, tan solo una amalgama de gente en una playa.
Una señora con bastante mala uva se acercó a mí y me requirió el móvil por si estaba grabando a los menores, cosa que desde luego ni hice ni se me ocurriría hacer. Creo que el problema radica en que todo el mundo sabe que tengo las redes sociales dedicadas a la zona con el mayor número de seguidores y de hecho con mucha diferencia respecto al segundo esto además de generar muchas envidias me genera muchos problemas, y no menos engagement…. .
No conocía a esa mujer que resultó ser una profesora del instituto por lo que pasados unos días acudía a las dependencias del mismo I.E.S. Valverde de Lucerna y solicité hablar con la directora me recibieron tres señoras en un despacho con la mascarilla puesta creo que una de las que escuchaba atentamente era la zoquete que unos días antes me había recriminado no poder grabar a una distancia más que recomendable.
Bien, en aquella mini reunión les hablé de la L.O.E. y del artículo aquel que dice: «el alumno deberá adquirir las competencias digitales de forma transversal». Año 2006.
Les dije que aunque fuese una ley de educación ese artículo no era solo para los alumnos sino para la ciudadanía en general.
Como la profesora nunca llegó a identificarse aunque creo que era una de las personas que estaba delante de mí y se estaba muriendo de vergüenza por la grandísima metedura de pata… No pude por menos que recomendarle que hiciese algún curso online de los muchos MOOC gratuitos que existen, pero que para llegar a un entendimiento completo debería empezar por el álgebra de Boole….
Creo también que se dio por aludida cuando la llamé ignorante digital.
Ya tu sabe, «makeing Friends».
En fin… Cosas de la tecnología y de su adopción o la falta de ella.
Excelente artículo opinativo, y hablando de ignorantes digitales, podemos ver más ejemplos incluso muy cerca…
* Aquellos que piensan que la computación cuántica, es algo que va a existir ya, en un periquete ¿pasará con los laptops normales como con los coches de gasolina? todo el mundo a esperar a ver que pasa…
* Aquellos que piensan que la IA es algo, que está ahí, que va a ver GIA ya mismo, y que Optimus les va a hacer la compra en Mercadona en dos priquetes. No hay GATO encerrado.
* Aquellos que creen que los Vehículos Autónomos, van a estar en tres periquetes, y van a decir «Kitt vete al aparcamiento».
* Aquellos que piensan que el arte, es una pintamona de DALL-E II
* Aquellos que piensan que ya no se van a necesitar programadores, con copilot el frotar se va a acabar. Si fuera cierto los fabricantes de marcadores fluorescentes que se preparen.
Y sin embargo ves
* Al niño/adolescente, normalmente repelente y malcriado, enganchado en las RRSS, móviles, etc etc, y señoras al porno, al menos no compran ya revistas.
* Los padres que quieren que su vástago progrese y le lleva, para que esté controlado a un colegio mayor de Cayetanos… segregado por supuesto. No todo es tan malo, saben rimar y abrir persianas (si le expulsan, ya les buscará algo papí)
Pues si hay mucho ignorante, analógico y digital. La estupidez humana es infinita. Lo peor es que además el animal (los progenitores, profesores, y demás culpables) colaboran por pasar de alef-0 a alef-1, alef-2, etc
PS: La que ha liado el pollito en Sanabria
Vaya marrón que les ha buscado a la dirección el bueno de Ángel
Amén hermano !!!
Y no sabes ni un 10%. Busca «diputado provincial Sanabria ha condenado», Directiva whistleblower (creo que Enrique sabe algo de eso…), o simplemente sígueme en Twitter: @angelsanabria01 , que vas a flipar….
«diputado provincial Sanabria condenado». Perdón…
Pero mejor te dejo este artículo también :
https://www.elconfidencial.com/espana/2019-03-12/sanabria-ferrero-rocher-ilumina-pueblo-denuncia-patrimonio_1874758/
Pues fíjate que a mí me pasó algo calcado (pero la otra parte protagonista era más ignorante aún. Pero me pusieron de una mala leche subida.
Ahí tienes lo que me pasó
Señor Dans, por mucho que usted lo diga y lo repita hasta hartarse (otros hacemos lo mismo) mucho me temo que es predicar en el desierto, al menos hasta que no tomen las riendas del país las primeras generaciones nativas digitales. Está visto que, hasta ahora, todos los que han estado al mando no son capaces de entender, no comprenden lo que se les está moviendo bajo los pies. Han llegado tarde a la tecnología. Y puede que a la política también. Siete reformas educativas en 40 años y seguimos sin un pacto de estado por la Educación. Vaya usted olvidándose de reformas educativas ambiciosas en este país.
Siete reformas educativas en 40 años
hay quien opina que son ocho
https://www.rtve.es/noticias/20210913/ocho-leyes-educativas-cuatro-decadas-democracia/2170094.shtml
Pero lo que es cierto y tienes toda la razón. es que no se ha llegado en ninguna, a un consenso entre gobierno y oposición, cuando es evidente, que por mas que dure un partido en el poder, no puede durar lo suficiente, (salvo que se transforme en dictadura) , como para conseguir que una generación estudie bajo una única reforma.
Las tan renombradas generaciones nativas digitales solo saben (ademas de ver porno) ver videos en Youtube, Tiktok y twitch y subir fotos a instagram. Los de hace unos años tambien sabían descargar pelis y series y piratear el futbol pero los más «nuevos» ni eso.
Se puede decir más alto pero no más claro. Sin embargo, creo que el problema de fondo es que, a quienes deberíamos responsabilizarnos de inculcar conocimientos y prudencia a nuestros hijos (no se puede pretender que todo eso lo aprendan exclusivamente en el colegio; deberían traer alguna cosa aprendida de casa también), nos pilló el cambio de lleno siendo mayores. Algunos somos pre-pre-pre millenials y conozco a muchos (la mayoría, de hecho) que ni siquiera ha llegado a desarrollar un interés en comprender este cambio, en autoformarse. Es un GRAN problema, porque dificimente unos padres podrán enseñar a sus hijos responsabilidad y buenas prácticas de uso cuando ellos mismos nunca han llegado a adquirirlas.
Mucho me temo que nuestros jóvenes está nadando solos en su gran mayoría.
Leyendo el título del post:
1) NIÑOS y REDES: las consecuencias de renunciar a la educación
Me pregunto si no existe un paralelismo con este otro:
2) SEXUALIDAD: las consecuencias de renunciar a la educación
Si fuera así, quizás podríamos aplicar algunas de las lecciones aprendidas en el segundo, que ha estado presente por mucho más tiempo. Y no me refiero a la relación entre 1) y 2), aunque pudieran estar relacionados en algún caso.
Estoy de acuerdo que es un tema complejo, pero importante.
¿Desarrollar el pensamiento crítico en el sistema educativo español actual? Enrique, por favor…
Enrique, mi hija tiene diez años y ni ella ni tampoco sus compañeros de la escuela pretenden «subir vídeos a TikTok, ver fotos en Instagram o jugar a Fortnite.» Es evidente que siempre será necesario que los padres y docentes se preocupen de que los niños utilicen adecuadamente la tecnología y parte de ese adecuado uso es el que haya restricciones en la cantidad de tiempo y en los sitios web a los que pueden acceder. Esto no es muy diferente a lo que ya ocurría con la televisión en el pasado. Cuando yo era niño tenía un par de compañeros en la escuela que veían la televisión hasta la medianoche, cuando se suponía que a las 19:30 ya deberían haberse ido a dormir.
Estoy totalmente de acuerdo en que hay que formar el pensamiento crítico desde una edad temprana, pero también es claro que un niño de 6 a 10 años no debería estar más allá de 45 a 60 minutos diarios frente a una pantalla y que sus padres (y docentes) deberían guiar en todo momento dicho consumo. El problema se da cuando nadie les ha enseñado a los niños a utilizar su tiempo libre en algo que no implique sentarse frente a una pantalla. No hay que olvidar que los niños también podrían estar leyendo un libro, haciendo manualidades, construyendo algo con Lego, escuchando una narración infantil, escribiendo a sus abuelos, jugando damas, ajedrez, parchís u otros juegos de mesa, aprendiendo a tocar un instrumento musical, paseando en bicicleta o en patineta, jugando al fútbol o al baloncesto, aprendiendo una lengua extranjera, etc.
¿Dónde he dicho lo contrario? Si de mi texto interpretas que los niños tienen que estar todo el día delante de una pantalla, que dios te conserve la vista y el sentido común…
En realidad, Enrique, no creo que tú consideres esencialmente que un niño deba estar todo el día frente a una pantalla, pero tu posición en torno a este tema, que ya la has expresado en varias ocasiones, tiende a sonar a que privilegias una línea formativa crítica que no imponga ninguna restricción, cuando las restricciones tienen también su importancia a la luz de la Teoría del desarrollo moral de Kohlberg de la que últimamente poco se habla, pese a su enorme importancia.
¡Qué manía le tenemos a la pantalla! La pantalla en sí no es nada, todo depende de lo que salga en ella. Vivimos en una época en la que el papel decae y la velocidad de caída es uniformemente acelerada.
Cuando entré en el mundo de la informática en plan trabajar con ella muchas (¡muchísimas!) horas, allá por 1989, a instancias de la que entonces era mi novia -hoy mi mujer, enfermera- fui al oftalmólogo a consultarlo. La respuesta fue que, aparte del cansancio visual -que, ese sí, hay que vigilarlo un poco- trabajar con pantallas no tiene ningún efecto negativo sobre la salud visual. Como, a causa de mi diabetes 2, me vigilo mucho los ojos, voy frecuentemente al oftalmólogo y la respuesta a lo de las pantallas ha permanecido invariable, salvo la recomendación de cerrar pantalla 30 minutos antes de ir a dormir o de no utilizarla en caso de insomnio crónico o eventual.
Lo que sí hay que vigilar -y ahí es donde a los padres y docentes la pereza nos vence- es lo que hacen los niños con las pantallas. Pero vigilar no tiene nada que ver con estar encima, agobiar o adoptar una actitud inquisitiva sobre el niño, sino establecer un clima de mutua confianza y credibilidad y, sobre ella, aconsejarle, prevenirle… Algo parecido a cuando le enseñamos a no cruzar la calle sin mirar, a no hablar con desconocidos y, desde luego, ni aceptarles nada ni acompañarles, a pedir auxilio, en caso necesario, a alguien con uniforme… Lo demás, lo de los horarios para ir a dormir y tal, es una problemática de toda la vida -desde que existe la tele- y tanto mis padres en su día, como yo en el mío, pudimos resolverla sin demasiadas complicaciones.
Fuera de este tema, de las horas de irse a la cama, andar cronometrando las horas de pantalla, sostener ideas de que la pantalla es intrínsecamente perversa y demás zarandajas, no es más que puro neoludismo, que simple tecnofobia y, en defintiva, claras manifestaciones de que no se está entendiendo nada del mundo actual y del inmediato futuro que sólo llevarán al niño a jugar con desventaja y a tener que improvisar ante fenómenos y tecnologías con las que que va a tener que torear sí o sí más temprano que tarde.
O educas correctamente a tu hijo sobre bases realistas o lo van a educar otros… sobre vete a saber qué bases (y que no os pase nada, ni a ti ni a tu hijo).
Estoy de acuerdo que lo importante «es lo que hacen los niños con las pantallas». En la práctica, sin embargo, eso requiere no dejarlos nunca solos frente a una pantalla, ya que ésta es un canal hacia un 99.99999999% de basura dañina (incluido el porno que, sin ser mojigatos, puede perturbar para siempre la salud sexual de tus vástagos). Esto es una desafío ya que en mi época te podían dejar solo y solo tenías a tu disposición los libros de la estanterías de tu casa, y la tele con sus chorradas pero niño-friendly por las horas que eran.
La pornografía la van a ver igual: si tú les limitas o les prohíbes pantalla, ya la verán en la pantalla de sus amigachos; idem las malandanzas en las redes sociales. No tienes otra que darles pantalla -sobre todo cuando empiece a serles necesaria y la del móvil lo es muy pronto, ya uno o dos años antes de ir solos al cole- y tú no podrás, ni queriendo estar encima del niño full time. Lo único que te queda es adelantarte, explicarle que la pornografía existe, que tarde o temprano la verá y por qué es inconveniente no tanto verla -eso es fatal- sino darle valor alguno; háblale de sexualidad sana, de respeto por su cuerpo y por el de los demás (esas cosas que tanto nos cuestan a los padres) y si o haces bien (y siempre habrá quien te ayude a hacerlo bien) habrás dado tú el primer golpe. Explícales que son actores -y de una calaña profesional muy pobre- y que lo que hacen responde a un guion, no a otra cosa, que el que se cree eso, además de un panoli es un desgraciado (en el sentido de víctima, no de mala gente); que lo que sale ahí es tan cierto y auténtico como «La guerra de las Galaxias» o como los dibujos animados. Con las redes sociales, ídem: cuéntale que son como armas o explosivos, que causan desgracias -ponle ejemplos reales de las mismas- y que tienen que ser manejadas por gente profesional, semiprofesional o, en todo caso, muy avezada, que sepa lo que se trae entre manos. Ofrécele tu ayuda y, a cierta edad, adelántate, enséñale tú lo que es inconveniente pero subtitulado… por ti.
Y, aunque te cueste creerlo, funciona. No sólo funciona, sino que es lo único que funciona.
Esto es como abrir la caja de los truenos. Mis hijos, 5 y 7 años, solo cogen el móvil para ver videos cuando vamos al médico (el típico truco de asociar algo no deseado con algo agradable) Sólo en esas ocasiones. Y es que me espanta ver alrededor niños de muy corta edad con el móvil todo el día. «Que si así están entretenidos «, «que si así desayuntan mejor»… Por favor… ¿Qué podemos esperar si dejamos el móvil al niño desde que tiene 1 año?
Por otro lado, una cosa que me espanta es el uso de las Tabletas como herramienta de educación. Las veo bien como herramienta de apoyo, pero las deploro como herramienta única y que sustituye al libro/libreta. Lo siento, no lo veo. Una tablera/portatil distrae.
Y es que al final todo está relacionado. Si al niño de 1 año de edad le damos el móvil sin apenas supervisión «para que esté entretenido» ¿por qué nos sorprende que con 7 años acceda a webs de adultos o RRSS? Los primeros que necesitan educación digital no son los niños, son los padres!!! Las RRSS polarizan, juegan con tu cabeza y se aprovechan de todos los sesgos. ¿Es eso lo que qeremos para nuestros hijos?
Te equivocas completamente, Alejandro. Las RRSS polarizan, juegan con tu cabeza y se aprovechan de todos los sesgos CUANDO NO LAS SABES GESTIONAR. Para evitarlo, la respuesta no es evitarlas, sino educarnos en su uso. Es la ignorancia lo que te hace vulnerable.
Creo que se sobreestima la educación EN tecnologías. Yo soy boomer (43 tacos) y me llegó muy de adulto todo esto de lidiar con trols en facebook, etc. Sinceramente, creo que la educación consiste en separar lo verdadero de lo falso, es decir filtrar la información y saber buscarla, y en separar lo que a ti te hace bien y lo que no, es decir la autogestión emocional. Ambas virtudes las puedes aprender en el antiguo egipto o ahora mismo, y te valdrán para cualquier contexto, aunque este último no existiera cuando fuiste educado.
Si a esto le añades conocimiento del medio (digital o el que sea), pues chachi, pero la base es lo otro.
No, tú no eres boomer. La generación del baby boom terminó en 1964, bastante antes de que tu nacieras, tú eres pura Generation X. Vamos, que eso de las generaciones es un poco una tontería hecha para ponerle algún nombre a las cosas, pero en fin, solo para clarificar, cuando dicen eso de «Ok Boomer», no va contigo ;-) Conmigo si acaso porque soy justo de 1965, pero aún puedo alegar que me escapo por un añito!!
Al final el científico, técnico o inventor crea la herramienta. Que sea bueno a nivel personal, educacional o social ya depende del uso que cada cual haga de dicha herramienta.
En mis clases en la universidad, al menos los estudiantes de las dos primeras filas , en su mayoría utilizan ipads: se cargan las transparencias con las que explico en clase y hacen anotaciones sobre ellas directamente o dividen la pantalla y toman notas adicionales en alguna aplicación como «Goodnotes» o similar utilizando un «pencil».
La realidad es que (sin tener números objetivos ni querer hacerlos por la privacidad de los datos) suelo identificar sus caras con los estudiantes que sacan mejores notas en los examenes. Por lo que no creo que usarlo como herramienta en clase les suponga una distracción, si no más bien lo contrario.
En las clases de problemas, soy yo el que utiliza un iPad con un pencil y sobre una app de notas desarrollo los problemas como en la pizarra, sólo que ellos lo ven proyectado (y yo ni me mancho de tiza ni obstruyo mis pulmones de cal…).
Además, cuando hago la tipica clase apoyada en transparéncias, escribo sobre las mismas (subrayo, recuadro, añado comentarios, hago un esquema complementario…) en definitiva enriquezco en vivo y en directo el contenido de las mismas.
Y que hago al final? Pues justo debajo de las transparéncias «vírgenes» previamente colgadas, les subo una versión pdf de las transparencias «rayadas». Incluso en alguna asignatura les subo la clase por TEAMS en la que oyen mi voz, ven las transparencias y tambien los garabatos que dibujo sincronizados con mi voz: De esto último se benefician no sólo los que tienen ipad si no todos los matriculados de la asignatura. Por ejemplo, a veces hay algún estudiante que no puede asistir presencialmente a clase por un motivo u otro y luego puede tener el material «vivo» en Moodle (el repositorio de docencia de la Universidad).
Por lo tanto, aunque sólo sea para tomar notas, el iPad es una buena herramienta docente, tanto para el profesor como para el estudiante.
Al final, como decía antes, todo depende del uso que le des a esa nueva herramienta que alguien ha introducido en el mercado.
La tableta… ¡qué horror! Sustituye al libro y a la libreta… ¡apocalipsis!
Sí, sería espantoso si no fuera porque se puede leer en una tableta (sí, libros también y quizá sobre todo) y se puede escribir -a mano- en ella. Yo lo hago a diario.
Hoy por hoy, el papel está bien cuando el niño es muy pequeño, cuando aprende a leer o para sus primeras lecturas; y quizá para aprender a escribir y a adquirir soltura en la escritura el papel sea, de momento, más práctico, porque la tecnología digital que imita el tacto del papel aún es cara e imperfecta. Ambas cosas se solventarán al correr de [no mucho] tiempo, pero hoy por hoy es así.
Adquiridas a nivel suficiente ambas aptitudes, habilidades o competencias, como se denominan hoy, la tableta puede entrar en la vida cotidiana con la guardia formada con armas y en presenten porque supone -salvados los hábitos y manías personales- una grandísima ventaja.
Y la cultura no sufre nada, nada, nada, te lo aseguro.
Como varios aquí abajo están defendiendo la postura pro-tablet, daré una postura alternativa.
A mí me parece perfecto la tablet y de hecho tengo pendiente probarla en mi rutina diaria (investigación, física), en concreto Remarkable o algo similar, que tiene muy buena pinta. Sin embargo permanezco escéptico en dos puntos (pero abiero a cambiar de postura, claro):
1) Cuando estás haciendo un desarrollo teórico con matemáticas, esquemas, cambios de sistemas de coordenadas, etc, que ocupan entre 3 o 4 páginas, hay una especie de relación muy sutil entre tu boli, tu mano y tu cerebro, y la capacidad de voltear páginas o ponerlas todas delante… ¿Es el mismo feeling con una tablet? Y por tanto ¿es igual de efectivo? Quizá esto tiene que ver con lo siguiente:
2) Me da la sensación de que la educación de un cerebro de niñ@ necesita muchísimo los matices de escribir Y dibujar con un papel y un lápiz y un boli y a ser posible más tipos de herramientas de dibujo. El desarrollo motriz manual está tan intrínsecamente ligado al desarrollo cognitivo que da miedo, y lo motriz pasa por a) analógico (trazos vs teclado) y b) diferencias entre presión, velocidad de trazo, etc.
Supongo que en algún momento se podrá emular todo esto, y que mi sensación es producto de haber escrito miles de folios de papel a lo largo de mi educación.
Yo utilizo una aplicación de la propia Samsung y, efectivamente, me permite visualizar varias páginas (tres o cuatro pueden entrar perfectamente en la visualización) y voltear páginas ni siquiera es preciso: puedes presentarlas o bien «corriendo» como si fuera un scroll o bien pinchándolas en el margen lateral en que se visualizan. Aparte, hay otras posibilidades de visualización que no he mirado porque no las necesito. No puedo garantizarte que la experiencia sea igual (nunca lo es, por otra parte) pero creo que no tardarías en acostumbrarte.
En cuanto al niño, si es muy pequeño y está en una fase inicial de aprendizaje de lectura y escritura, ya he dicho antes que lo conveniente es el papel-papel.
Conozco, y muy bien, Remarkable. En otro comentario en que hablé de su género no quise dar la marca, pero es el arquetipo del aparato sumamente costoso y que no acaba de satisfacer: tiene demasiado lag y no acaba de saber a papel. Mi hija menor lo tiene y tanto su hermana como yo lo hemos probado a gusto y ganas. Y, la verdad, mi hija menor está muy satisfecha, pero mi hija mayor y yo preferimos escribir (se entiende que a mano) en la tableta que, por el mismo precio, ofrece muchíiiiiiiiiiisimo más. Además, Remarkable (y su competencia, que viene a ser igual) son en blanco y negro, con lo que priva al niño de la muy necesaria opción del color.
Mi consejo es que no lo compres sin haberlo probado antes a tus anchas.
Prueba Concepts. Tienes una aplicación que te permite tener un lienzo infinito. La puedes usar para dibujar y escribir a mano. Imagina poder escribir fórmulas en modo pizarra gigante. Difícilmente volverás atrás.
Comparto plenamente lo que dice el gran Javier Cuchí. Una tableta vale para todo. Tomar notas. Gestionar conocimiento (Logseq, Obsidian…) Hacer fotos y anotar sobre ellas. Grabar audiovisual. Leer libros y anotar sobre ellos. Leer pdfs de forma cómoda. Y, efectivamente, la cultura no se resiente nada nada
«un porcentaje elevadísimo de usuarios jóvenes mienten para poder acceder a determinadas…» (EDans).
¿Y de quién aprenderán a mentir? Porque eso no viene en el ADN. El disimulo es un arte totalmente aprendido.
Y menos mal que les cuesta entrar en el proceso de aprendizaje artificial, algo más que a un lobezno… De hecho la llamada educación formal, no logra las tasas de analfabetismo cultural, que tanto busca, merced a esa inercia de aprendizaje, que le injertan a la cría humana, ya desde su cuna. ¡Incluso diría desde el útero (sobre todo vía nutritiva)!
Siento ser la nota discordante… El bienestar digital (así se le suele denominar) sí está incluido en el currículum LOMLOE y se trabaja en las materias de Tecnología, Educación Digital y TIC. Hay varios problemas en este sentido:
1. Los dispositivos deberían ser controlados por parte del centro para evitar usos inadecuados y no ser personales. Eso supone miles de millones de euros de gasto en educación. Muchos centros no nos lo podemos permitir.
2. Una cosa es el uso en el centro y otra, la vida fuera de él. La formación de las familias es tan escasa que lo poco que podemos hacer en clase se va por el desagüe en casa.
3. He estado en centros donde se permitía el uso y donde no. No hay color. Yo antes era favorable al uso en clase, pero después de vivirlo en mis carnes, nunca más. Los adolescentes, en general, no tienen la suficiente madurez para usar sus dispositivos para trabajar y aprovechan para dar rienda suelta a su adicción. Por no hablar de los espacios más difíciles de supervisar, como el recreo o los baños. En los mundos de yupi puede ser, pero en la vida real es un foco de problemas MUY GRAVES.
4. Los chavales saben perfectamente lo que tienen que responder ante el uso del móvil y cuáles son las pautas de conducta, no es desconocimiento… Es simplemente que prefieren no seguirlas porque la contrapartida es muy pequeña al respecto de lo que ellos creen que les aporta.
Esa es mi experiencia…
A mi me sigue pareciendo, por mucho que en algún comentario de arriba se diga lo contrario, que es un error descargar en el sistema educativo lo que tiene que ser la figura de los padres. Y mucho más si se trata de este sistema educativo. Eso si, es muy útil para acallar la conciencia de esos padres que no están en casa entre las 8 y las 20h.
Me parece que sería mejor empezar por el principio y educar a los padres para que sólo tengan hijos cuando se vayan a responsabilizar de ellos.
Creo que la gente desconoce en general lo que los móviles permiten hacer en cuanto a control parental.
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Hoy en día el mundo virtual tiene el control de todo, la tecnología es lo más importante que hay ahora mismo, pero eso no implica que tenga el control de nosotros mismos, los adultos ya saben controlarlo, o al menos la mayoría, y por eso hay que enseñar a los hijos para que no cojan una mala costumbre, las empresas tecnológicas deberían centrarse más en los clientes que tienen y a quienes les están vendiendo ya que pueden ser simples niños de 10 años, en mi opinión el mundo está cambiando pero no tiene porque ser malo si sabemos tratarlo.
Muchas veces me pregunto que haríamos sin internet, sin redes sociales, sin aparatos electrónicos,…aunque también deberíamos inculcar a los más pequeños que hay una vida fuera de todo ese mundo. Con esa edad, están en la etapa de su vida en la que la educación es lo más importante, pero por mucho que pensamos así, internet cada día evoluciona más y no podemos parar ese estilo de vida y de educar que tenemos a día de hoy.
Me parece que la responsabilidad es de los padres, ya que la sociedad desde que nace se le pone un teléfono delante para el entretenimiento del niño. Y cuando cumplen 9 o 10 años ya tienen un móvil propio, el cual ya los niños no juegan como antes y se llevan las 24 h del día pegados a una pantalla. Empezemos a educar y enseñar a los niños que hay mas cosas en el mundo , que una pantalla.