Desde su lanzamiento en 2020, la red social de creación francesa BeReal parece estar pasando por su mejor momento: un crecimiento en número de usuarios que coincide con un cada vez mayor hartazgo de Instagram, plagada ahora de cansina publicidad cada dos o tres publicaciones y de formatos de vídeo que no gustan a todos sus usuarios. De hecho, las búsquedas de la app en la web están creciendo consistentemente, y su presencia de BeReal en artículos en medios también lo está haciendo.
El concepto de BeReal es muy simple: una vez al día, a una hora no fijada, recibes una notificación de la app para que tomes una foto, que utiliza tanto la cámara delantera como la trasera, y que trata de mostrar tu cara y lo que sea que estés haciendo en ese momento. La idea es igualmente sencilla: obtener una imagen real de lo que tus amigos – u otras personas, si deciden hacerlo público – están haciendo. Además, puedes volver a ver tus BeReal en un calendario, que se supone que resumen una especie de «cronología de tu vida».
Sobre esta idea inicial de cierta «búsqueda de la espontaneidad» frente a modelos mucho más impostados como el de Instagram, hay algunas variaciones: dado que la notificación no expira, puedes tener cierta flexibilidad a la hora de decidir qué momento quieres captar y publicar un late BeReal. Para tratar de incentivar la publicación, no puedes ver lo que publican tus amigos hasta que no publicas tú. Simplemente, una pequeña innovación sobre las redes tradicionales de publicación de imágenes, creada por el ex-empleado de GoPro Alexis Barreyat en 2020, y que tras un par de rondas de financiación que han situado su valor en torno a los seiscientos millones de dólares, ha obtenido la mayor parte de sus aproximadamente veinte millones de descargas desde mediados de 2022, con una popularidad aparentemente creciente entre la llamada Generación Z.
Hasta aquí, todo normal: cada uno puede decidir si le parece interesante o no, si es simplemente una YASN (Yet Another Social Network) o algo más inspirador que merece algo de atención. Pero como no podía ser de otra manera, llega el eterno predador de las redes sociales, Mark Zuckerberg, y al ver que BeReal está obteniendo algo de atención, vuelve a su táctica favorita: crear un clon en Instagram de la funcionalidad de la app, para ver si consigue con ello robarle su momento de crecimiento.
La estrategia de copia de Zuckerberg tiene sus orígenes en lo que todos conocemos: su obsesión por lo efímero de las ventajas competitivas y de la atención en el entorno de las redes sociales, y la necesidad de estar siempre vigilante para tratar de cortocircuitar a cualquier competidor que pueda aparecer con una propuesta que el mercado señalice como interesante. En ese sentido, Zuckerberg ha construido todo un imperio que le permite saber qué hacen los usuarios, una pirámide desde la que observar su comportamiento, para así detectar posibles amenazas. En cuanto las localiza, su estrategia es la de adquirirlos – algo que ahora tiene cada vez más severamente limitado debido a una regulación cada vez más estricta en ese sentido – o, si no es capaz de hacerlo, copiar sus funcionalidades hasta la extenuación, gracias a unos recursos de desarrollo prácticamente ilimitados.
Esta estrategia, que ha sido señalada en multitud de ocasiones y que la FTC considera abundantemente probada, supone un claro abuso de posición monopolística: gracias a una posición de dominio, tienes más acceso tanto a la inteligencia competitiva necesaria para localizar posibles competidores futuros, como a la posibilidad de adquirirlos y a la de copiarlos, lo que, en último término, reduce sensiblemente la diversidad del ecosistema, la capacidad de innovación y la posibilidad de esas compañías innovadoras de competir contra el líder establecido.
Ahora, una vez más, Zuckerberg trata de matar a un posible competidor copiando su modelo cuando aún está en fase de crecimiento, algo que ya vimos en su momento con Snap, que permite entender su filosofía y su manera de entender la competencia, y que además, se puede ver reflejado en las características de sus productos: si entras en Instagram, verás que muchas de sus funcionalidades provienen de la copia de conceptos que competidores en su momento más pequeños desarrollaron: las Stories copiadas de Snap, los Reels fusilados de TikTok, y pronto, las IG Candid robadas de BeReal.
Y así se escribe la historia: no triunfa el que innova, sino el que más recursos tiene para comprar o copiar al que lo hace.
ACTUALIZACIÓN (02/09/2022): estuve hablando sobre este tema con Marta Isern, de Negocios TV e hice algunos apuntes «históricos» que creo que complementan bien el artículo
This article (without the video) is also available in English on my Medium page, «Can BeReal withstand Zuckerberg’s efforts to copy it?»
Bueno, el ir engordando un producto añadiendo funcionalidades copiadas de otros no lo ha inventado Zuk. Y puede funcionar, pero si te lleva a convertir tu producto en una especie de monstruo de Frankenstein, irreconocible e inmanejable para los usuarios originales del producto, puede que tengas un problema gordo.
El caso mas sangrante de feature creep que recuerdo es Excel. Como añoro aquellos dias en que una hoja de cálculo solo era una hoja de cálculo.
Lo que está haciendo Mark Zuckerberg es aplicar un estilo de competencia muy popular en China, donde se copia todo y a todos sin el menor remordimiento y se destruye a la competencia haciendo uso de cualquier método y dejando a un lado cualquier análisis ético.
Ya lo decía ayer yo en este blog
Es un dogma que no precisa explicación, que seremos felices y comeremos perdices, si todos vamos en coche eléctrico y se cierra Facebook.
Recuerdo que por el 2010/2011 había una aplicación en Windows Phone que se llamaba Rando. Era una ingenua simpleza. Hacías una foto (en un formato circular) y la enviabas al servidor. Esa foto le llegaba a un usuario cualquiera de forma aleatoria, y al mismo tiempo, tú recibías una foto de cualquier otro usuario. No había más, ni perfiles, ni muros,
ni me gustas, ni pollas en vinagre. No podías buscar a nadie, ni comunicarte con nadie. Solo una foto aleatoria, el nombre del usuario y la localización.
Lógicamente, la aplicación duro un año y poco más. El propio creador, cuando la cerró, publicó una amarga despedida en la que decía más o menos que era imposible competir con el ego. Su aplicación era simplemente disfrutar de la fotografía y sorprenderte recibiendo algo inesperado de cualquier habitante de este mundo. No había reconocimiento por parte de otros, ni adulación, y eso no vende.
Lo de BeReal da igual que lo copie el mal encarnado para incorporarlo a su imperio, o no, porque tarde o temprano pasarán a buscar su modelo de negocio en la publicidad, marketing, influencers, bailecitos chorras, retos virales o venta de datos de usuarios, convirtiéndose en una egoplataforma más (ayyyy Flicker… todavía me entristece recordar como te perdiste al convertirte en un Tinder disfrazado de cultureta, un coto de caza para pseudo fotógrafos y divinas encantadas de conocerse…)
Los tiempos de simple e ingenuo disfrute murieron hace años. Ya todo es negocio, empiece por F o por la letra que nos dé la gana.
«A new and unique way to discover who your friends really are in their daily life» dice BeReal en su portada (no he ido más allá).
Primera reacción, totalmente emocional: ¿y a quién #$%&!! le importa lo que sus amigos hacen en cualquier momento en su vida supuestamente real?
Después de la etapa de estupor, y saltando la de la rabia (puesto que no me importa, no me siento concernido), directo a la etapa de depresión: ¿y esto lo que triunfa en el mundo? Tiempo que me apee del mismo :-(
Igual no viene a cuento…. igual si… ustedes decidiran
Discurso de Gary Cooper en la película “El Manantial” (1949)
Creadores… o parasitos?