Decididamente, las redes sociales no parecen estar pasando por su mejor momento. Tras el ascenso al Olimpo de Facebook, única red que consiguió trascender el concepto de «novedad» y establecerse durante algún tiempo como la red prácticamente ubicua en casi todo el mundo, la fatiga llegó, en parte debido a factores generacionales – ningún joven quiere relacionarse en los mismos lugares, físicos o virtuales, que sus padres – y a muchos, muchísimos errores de gestión, y nos encontramos con un panorama como mínimo curioso: la funcionalidad de las redes sociales, originalmente pensadas para saber qué hacían nuestros amigos y conocidos, había prácticamente desaparecido.
¿Dónde se perdió esa funcionalidad? Básicamente, cuando las redes sociales pasaron de ser eso, el sitio al que ibas para saber qué habían hecho tus amigos y conocidos, a convertirse en una supuesta plataforma para una especie de «salto a la fama», para tratar de convertirse en «influencer», una carrera sin sentido en la que, por supuesto, muchos fueron los llamados, pero pocos los elegidos. En muy poco tiempo, y alentados por las propias redes sociales, las personas dejaron de compartir su vida, su actividad o los contenidos que creaban, y pasaron a compartir otras cosas: memes copiados de cualquier sitio, noticias, comentarios con aspiraciones virales, zascas, GIFs animados o cosas similares. De compartir nuestro día a día, a convertirse en un absurdo y constante concurso de popularidad.
La conjunción fue, probablemente, múltiple. Por un lado, el ascenso de una Instagram en la que la imagen – o posteriormente el vídeo – tenían el protagonismo, con una transición, además, cada vez más marcada a lo efímero. Por otro, una Twitter que nunca fue ni quiso ser una red social, sino otra cosa diferente, una simple plataforma de publicación sencilla con funciones sociales, en la práctica, limitadísimas. Y por otro, el crecimiento de la mensajería instantánea, con una WhatsApp espantosamente mala y limitada que empezó como competencia al SMS, pero que consiguió convertirse – para desgracia de todos – en ubicua.
El resultado de toda esa co-evolución es cada vez más claro: cada vez compartimos menos nuestra actividad, y nos dedicamos a otras cosas. La llegada de TikTok, pensada como plataforma de producción de vídeos aspirantes a virales en la que lo único que importa es eso, la viralidad por encima de la realidad, es el epítome de esa evolución: dedica un rato a crear una estupidez, y pásate todo el día mirando otras estupideces (oh, no, perdón, qué barbaridades digo… ¡que se puede usar para otras cosas, algunas muy sesudas!… ya, en un 0.05% de los casos)
El éxito de TikTok fue tal, que un Mark Zuckerberg obsesionado con la fugacidad de las redes sociales y con la necesidad de seguir toda tendencia que se manifestase en ellas decidió imitarla hasta la extenuación. Hasta tal punto lo ha intentado, que sus principales usuarias, que no son otras que Kim Kardashian y Kylie Jenner se hartaron de los cambios en su amada Instagram y comenzaron una campaña para pedir a la compañía que dejase de intentar ser como TikTok y recuperase su esencia. El alboroto fue tal, que el responsable de Instagram compareció públicamente el mismo día y la compañía comenzó a deshacer algunos de los cambios que había llevado a cabo recientemente.
El problema, claro, es que ya no hay un lugar al que volver. Como compañía, Facebook – perdón, Meta – ya no quiere siquiera ser sinónimo de redes sociales, sino de lo que cree que puede ser «la siguiente ola a la que subirse», el metaverso. Su gestión irresponsable y sus barbaridades continúan, pero además, su crecimiento se ha detenido y su facturación cae. El «efecto TikTok», en forma de «cualquiera puede grabar una basura de vídeo musical y hacerse famoso», ha acabado con la funcionalidad que le quedaba a unas redes sociales que cada vez se dedicaban más a la viralidad y menos a las relaciones, cada vez más a torturar algoritmos para que te quedases un rato más viendo la última estupidez y menos a saber qué hacían aquellos que se suponía que te importaban.
Estamos, aunque parezca imposible, ante el fin de las redes sociales. En un mundo cada vez más algorítmico, lo que gana es el contenido que todo el mundo quiere ver, no lo que ha hecho tu amigo o conocido. El algoritmo mató a la red social, y su sucesor es otra cosa diferente, una plataforma china para hacer el payaso y convertir, a modo de «arma secreta», a toda una generación y a una sociedad en caricaturas de sí mismas. El gobierno chino limita a 45 minutos el uso de TikTok en los jóvenes, pero en el mundo occidental, un joven puede pasarse el día como un zombie viendo una chorrada detrás de otra al ritmo de musiquillas pegadizas y desinformación rampante.
Esto ya no es un problema de Facebook, que también: mientras no llegue alguien y las intente reinventar, el diagnóstico parece claro: las redes sociales han muerto.
This article is also available in English on my Medium page, «Video may have killed the radio star, but algorithms killed social networks»
Lo peor de todo es la sensación de oportunidad perdida para crear una atrayente monetización de los usuarios en base a un modelo de publicidad no invasivo. El tema de los micropagos sigue en bragas ¿de verdad no hay ningún Musk, ningún lumbreras de la tecnología que pegue un golpe encima de la mesa y barra el mercado con este tema?
Discrepo. Las redes sociales mantienen su esencia, nosotros somos los que queremos otra cosa de ellas.
El algoritmo optimiza en base a un comportamiento y no hay valores en esa relación.
Personalmente, cerré Facebook hace muchos años, twitter abandonado y mi blog ahora está en médium.
Ok, luego… Si han muerto…. What’s the next….???
Bueno, quizá debido al cambio climático no habrá futuro… Así que poco o nada importa, ¿No…?
Pues yo diría que deberían darle también un vistazo al artículo titulado The End of Social Media, que el propio Enrique enlaza, donde se analiza el tema desde una perspectiva un poco diferente. Lo que se estaría dando, según Michael Mignano, es una transición desde los social media a los recommendation media, es decir desde sitios donde la gente ve lo que publican sus amigos, aunque no sea algo de su interés (como ocurre en Facebook), a entornos donde la persona puede acceder a contenidos que realmente son de su agrado (como sucede en YouTube).
Disidencia habemus… claro que partiendo de que un 1% (lo del 0,05% lo dejamos como un brindis al sol) de eficiencia comunicativa en una red social, la hace «muerta (o moribunda, que sería más apropiado!) no tenemos más que hablar…
Porque también se podría (?) discutir que este blog, que tú usas y nosotros usamos, es una red social, como la copa de un pino. Puede que minoritaria, pero , al menos, seguro que Elon Musk no te demanda por tener usuarios fantasma.
Que Youtube es una red social (como una catedral) tampoco lo pienso debatir. Y desde luego estoy más que seguro, que supera el 20% en términos de eficiencia comunicativa. Por encima del modo universitario medieval que nos rodea. Ya comenté que con lo del Webb se ha lucido a tope.
Incluso en sus «pobres» comentarios supera la media de tonterías varias, que puede soltar por la boca (ya no digamos escribiendo, como es debido), un universitario medio.
Incluso en un lodazal como Twitter, se puede calibrar, hasta que punto las partes más íntimas de muchos «aprendices» de político, tienen una cierta capa de suciedad intelectual, ¡que manda truco!
Y podía seguir (el «océano» es inmenso), pero dejémoslo, que para algo suelo decir, que me den varios algoritmos (medianamente programados), en vez de un grupo de seres humanos, versión mediocre de homo sapiens.
¡Llamadme «exquisito»!
En parte disiento con la afirmación de que «las redes sociales han muerto».
Es muy cierto que Facebook cae en picado en uso y, además, está ya relegada a una aplicación social «de viejos». Usar Instagram «es signo de juventud…».
Instagram, es la red social más usada por los jóvenes, a veces incluso la usan para comunicarse en tiempo real a través de ella en vez de Whatsapp. Y los comportamientos en Instagram son los de siempre: mostrar al mundo lo guay que eres y lo chula que es tu vida. Y eso a los jovenes les va.
Mi predicción es que Facebook irá esfumandose, Whatsapp seguirá pues no hay forma humana de no usarlo porqués si no te «quedas aislado». E Instagram seguirá triunfando entre los jovenes (hasta que otra aplicación le haga sombra).
TikTok? Pues ahí si que no se si es una moda pasajera o durará. SnapChat? Parecía poder quitarle el liderazgo a Instagram tiempo atrás. pero la continua copia de sus funcionalidades por parte de Insta y su mala fama inicial respecto a posibles depredadores la han desvitaminizado.
Y, mira por donde, una de las que (para mí), si eres selectivo, te da información cada dia más interesante es Youtube. El contenido que ofrecen ciertos canales y/o creadores es de lo más entretenido y estimulante intelectualmente, con muchos «tutorials» utiles.
En fin, que si, que algunas desapareceran, pero otras han venido a quedarse. Quien es el guapo que deja de usar Whatsapp hoy en dia? Ni a los más convencidos y resolutos por hacerlo he visto que lo hayan conseguido.
En definitiva, a pesar de su pésima gestión, hay que reconocer que la paranoia de Zuckemberg de adquirir apps que le podían hacer sombra está dando resultados: Facebook caerá, pero dudo que lo hagan whatsapp o Instagram, por ejemplo.
Quien es el guapo que deja de usar Whatsapp hoy en dia?
Yo. Debo llevar fuera un par de años, quizá tres, desde algo antes de la pandemia. Y tan campante.
Yo dejé de usarlo completamente en 2012. Lo desinstalé, no volví a tocarlo, y no me ha pasado nada. Bueno, sí, que de vez en cuando alguien me dice «te busqué en WhatsApp y no te encontré», le digo que estoy en Telegram, en Signal o que me envíe un SMS, y ya está.
Pues enhorabuena!
De verdad que eres el primero que veo que se ha «desenganchado» de Whatsapp. Hasta LUA reconocía no haber podido hacerlo.
Pero reconocerás que eres la excepción más que la norma, verdad?
En definitiva, no veo desaparecer a Whatsapp en un periodo breve de tiempo. En 10 años? Puede que si. Pero «not today».
Enhorabuena también a Javier Cuchí, que tambien lo ha manifestado.
Pero sigo manteniendo que sois una minoria (buena gente, pero minoria por desgracia).
Estoy en Signal pero, la verdad, no me resulta; me refiero a que muy pocos de mis contactos están ahí. Con Telegram es diferente: el 85-90% de los contactos que me interesaban de veras en WhatsApp, los mantengo en Telegram y, aparte de ese 10-15% -que lamento- he perdido de vista a montones de gilipollas -solos o metidos en grupos- que no paraban de darme la tabarra todo el día.
Cuando salí de eso -y lo desinstalé, claro- pensaba que ello me supondría un cierto sacrificio pero… ¡qué va!
Yo querría salir de whatsapp pero tendría que ir haciendo de «mesias» entre toda la familia y amigos para hacerlos «conversos».
De todas maneras es cierto que Telegram ha conseguido que mucha gente TAMBIEN se de de alta, tus porcentajes son una guia aproximada de la gente a la que puede que mantuviese en contacto.
De todas formas mi preferida es signal, me parece la más segura y transparente. No busca monetización y es open source.
Ascenso de meterte y apuntar desde tu trinchera, a girarte hacia tu tribu. Whatsapp sobre todo. Lo veo porque soy un Honjok.
Totalmente de acuerdo. Y muy ilustrativos los enlaces.
Ya sólo me queda Twitter. Y una y otra vez intentan meternos «el algoritmo». El día que sea inevitable, adiós muy buenas.
Y además me jorobaría bien, pues es el único sitio donde mis amigos y yo aún podemos ver lo que contamos, lo que nos gusta, etc.
Y me sirve para seguir una serie de cuentas que complementan mi dieta informativa basada, principalmente, en suscripciones RSS a las webs de toda la vida.
Y Youtube, claro. En ello coincido con el ínclito XAQUÍN, pues es una red social y con contenidos muy buenos si eres capaz de filtrar la «borralla» y engañar al algoritmo.
Un panorama desolador.
PD: Echo de menos Google+
PD2: Lo de Whatsapp es de traca, pero lo tengo en un móvil secundario porque no hay manera de dejarlo sin abandonar, también, a una buena parte de «la gente».
Si le parece que la cúspide de redes sociales es TikTok, entonces no haz experimentado aun el desastre social que es OnlyFans.
OnlyFans transgrede cualquier limite al ridículo, al contenido inapropiado y la ética.
Sin embargo, precisamente esa falta de limites disfraza con el acceso privado y premium para los «Fans», es lo que ha logrado un método de monetización mucho mas exitosa tanto para OnlyFans como para el generador del contenido.
OnlyFans demostró ser una red de Ganar-Ganar mas efectiva que TikTok o Facebook/Instagram, porque aca la transacción es simple: mas Fans o suscriptores mas dineros para ambos.
No hay zonas grises con Algoritmos, Fake user, bots, etc. Porque para ser un Fan real deber tener una tarjeta de crédito y pagar para tener acceso a todas las barbaridades que hacen los generadores de contenidos.
Esa transparencia en el método de monetización ha hecho que OnlyFans sea efectivamente mas exitosa a nivel económico, sin tener un alcance o base de clientes activos tan grande como TikTok.
El mejor análisis que he leído de una situación real y cansina.
Suscribo, no sin cierta pena, todo lo que dice Enrique. Y digo con cierta pena porque todavía recuerdo los tiempos -ya lejanos- en los que con un Twitter, ya más que incipiente pero aún limpio de imbéciles y de imbecilidades, y una blogosfera, ya entrando en una rápida decadencia, pero todavía activa, al son de aquel afortunado No les votes, provocado por la vesanía parlamentaria en la votación del canon digital, pusimos en pie a toda una sociedad que, de pronto, se sacudió el muermo y se se levantó aquel 15M. Después, eso quedó en nada y no es este lugar y momento para analizar por qué, pero levantamiento húbolo.
Las llamadas redes sociales (que, como sabe cualquier sociólogo, en realidad no son sino -a lo sumo- una vehiculización de las redes sociales de verdad, las preexistentes en el mundo real antes de llegar al digital) fueron un instrumento importante y prometedor que llegó a dar miedo -y sigue dándolo aún- al poder. Pero se han podrido: las han podrido la ira y el odio, la estupidez y el analfabetismo, la frivolidad y la ignorancia.
Las redes sociales digitales, origen e instrumento otrora de protestas cívicas, de levantamientos y aún de revoluciones, no son hoy sino elementos para la proyección del culo de las Kardashian.
Sic transit gloria mundi, como digo siempre…
Tengo que decir que me alegro que vayan muriendo. Y para whatsapp también tengo la solución: Telegram y Signal.
Mi familia alemana, como que son muy orientados a la privacidad, se han ido a Signal todos.
En mi familia española, pude convencerlos de «Telegram para la familia» y «Whatsapp para la masa». ¿Qué ha ocurrido? Pues que como casi todos los grupos whatsapp son irrelevantes, solo estamos por Telegram la mayor parte del tiempo.
Whatsapp es ubicuo, pero te lo puedes quitar de encima. Y el día que quieran monetizarlo con publicidad o con intersitiales o algo, perderán gente en masa.
A Mark se le tiene que revolver el estómago. Tener al 90% de los internautas en una plataforma y no poder hacer mucho con ello le debe volver loco
Cuantos falsos mitos…..
Que signal o telegram, estos si, verdad de la buena que guardan la privacidad….
Y en este mismo blog hace unos años se acababa la encriptación punto a punto de WhatsApp y que era inexpugnable… ya.
Quien alaba Signal: musk
Donde están los servidores de signal: Amazon y Microsoft
Ya!
Bola extra: y los de telegram en un sitio fresquito, para ahorrar AA, si en ese paraíso ecológico, Dubai
Hombre, estoy de acuerdo con lo de Telegram. Al final su creador lo intenta monetizar.
Pero, a pesar de mi limitado conocimiento, creo haber leido que Signal es de codigo abierto (es decir puedes saber si realmente hay encriptación y de que tipo), la encriptación es de 256 (por ahora la considerada más fuerte) y no veo intereses ocultos detrás.
El que se alojen en servidores de pepito o menganito es indiferente si lo que gestionan son mensajes encriptados que, en teoria, no pueden desencriptar.
Me equivoco, Pepelu?
A ver
a) El algoritmo de Whatsapp es similar
https://faq.whatsapp.com/791574747982248/?locale=es_ES
En concreto:
Session Key Types
• Root Key – A 32-byte value that is used to create Chain Keys.
• Chain Key – A 32-byte value that is used to create Message Keys.
• Message Key – An 80-byte value that is used to encrypt message
contents. 32 bytes are used for an AES-256 key, 32 bytes for a HMACSHA256 key, and 16 bytes for an IV.
La opinión sobre el cifrado de Whatsapp de Enrique era
«El desarrollo del estándar de cifrado público (DES) y de la criptografía asimétrica basada en pares de claves pública y privada, unidas al incremento de poder computacional, han hecho que una herramienta sencilla, gratuita y al alcance de cualquiera como WhatsApp (y muchas otras) permitan que cada mensaje que se intercambia en una conversación se cifre mediante un par de claves generadas automáticamente y que ni el mensaje, ni las claves utilizadas permanezcan en posesión de la compañía que gestiona la herramienta. De hecho, la compañía no tiene esos datos porque se niega a tenerlos, porque tenerlos implicaría convertirse en el punto débil de la seguridad. De una manera práctica, la tecnología ha venido a convertirse en garante de un derecho fundamental, el de la privacidad de las comunicaciones, por encima de las restricciones que se le pretendía imponer. Desde un punto de vista puramente taxonómico, las restricciones a la privacidad de las comunicaciones pueden ser democráticamente inaceptables, como la injerencia gubernamental sistemática o la persecución del activismo, o tan aceptables (y aceptadas) como la intervención judicial en el caso de delitos graves. Que la primera nos provoque generalmente rechazo, mientras la segunda nos genere habitualmente tranquilidad es algo completamente secundario: desde el momento en que técnicamente resulta posible, sencillo y económicamente viable ofrecer de cifrado extremo a extremo en una herramienta gratuita y masiva como WhatsApp, plantearse excepciones a la privacidad de las comunicaciones deja de tener sentido.
La cuestión, por tanto, es cómo explicar a millones de estudiosos del derecho que por mucho que diga una ley, un juez ya no puede exigir el acceso a una comunicación cifrada, porque sencillamente es IMPOSIBLE proporcionárselo. Porque descifrar esa comunicación ya no es tecnológicamente posible, que ya no estamos ni en el caso de la máquina Enigma ni en el de ningún otro dentro del ámbito del cifrado clásico, porque simplemente, los tiempos han cambiado. Y que si además, llevado de un espíritu maximalista, intentase en función de esa imposibilidad impedir, restringir o prohibir el uso de esas herramientas en su jurisdicción, solo conseguiría que esas herramientas incrementasen su popularidad y se popularizasen más rápidamente al margen de todo control. Por mucho que obligases a Facebook a interrumpir el servicio de WhatsApp, la oferta de herramientas disponibles para mantener conversaciones cifradas de extremo a extremo, algunas de ellas abiertas y descargables por cualquiera, es prácticamente ilimitada.
La disponibilidad de cifrado extremo a extremo en herramientas al alcance de todos es, en realidad, un cambio de era. Mientras la tecnología no dé un nuevo salto, resultará imposible solicitar la intervención judicial de determinadas comunicaciones, porque descifrar esas comunicaciones no estará en la mano siquiera de la empresa que proporciona el canal para que se produzcan. Y como siempre ocurre en tecnología, las cosas no se pueden «desinventar». Cuanto antes lo entendamos y lo asimilemos, mejor para todos.»
Lo que significa que aunque ahora sean META, en la práctica, solo deberían tener acceso a que Chipiron manda mensajes a ciertos teléfonos. Es decir a metadatos. Pero como en el caso de Signal o Telegram accedemos a sus apps compiladas y tampoco a sus servidores. Es decir puede haber puertas traseras.
b) Adicionalmente, esos mismos metadatos pueden estar disponibles para terceros como amazon, microsoft o las agencias para Signal o telegram.
Lo que asumiendo (que igual es mucho asumir) que los de la fundación de signal son vírgenes vestales, la realidad es que los mismos que pueden espiar a tus mensajes de whatsapp lo pueden hacer en signal.
c) Que haya un código fuente dispoible al alcance de Chipiron en general sirve de poco, ya que poca «inteligencia» le va a poner un usuario normal a lo que han puesto ahí. Pero asumiendo en un alarde que nosotros o un tercero más hábil (y con más tiempo) puede leer y entender el código, hay otro handicap
¿Tú te bajas el código de Signal y lo compilas o lo bajas compilado?
Como por «eggs» lo bajas compilado, el tener un fuente disponible es simplemente un callabocas que sirve realmente para poco,. Ya que nadie te asegura 100% que el código compilado no tenga puertas traseras,…PERO siendo amables, se lo agradecemos que nos pongan el fuente.
d) La encriptación de 256 es la más fuerte?. Pues no. La de 512 es más fuerte, la de 1024 es más fuerte, etc etc.
Cualquiera puede encriptar con cualquier cantidad de bits.Otra cosa es que una empresa utilice claves de hasta 256 bits porque con la tecnología de hoy en día, y para las próximas décadas, se estima impráctico un ataque con los recursos de un adversario normal. Por ejemplo en esta página hablan de una herramienta muy buena y al alcance de todos para encriptar
https://help.ubuntu.com/community/GnuPrivacyGuardHowto
y sirve para encriptar con claves con distintos algoritmos y número de bits.
RESUMIENDO
Sí, estabas equivocado.
Sería de agradecer que cuando comentes algo primero te informes de lo que lees, y si encuentras algún error o algo que no entiendas, me lo hagas saber con datos y no generalidades de lo que tu puedas llegar a creer sin más
Gracias por tus aclaraciones.
En lo que no estoy en absoluto de acuerdo es en el último párrafo. No hagas de esto un tema personal.
Cada cual, mientras Enrique lo permita (pues es su casa), contribuye a los comentarios con lo que quiera, sepa o crea saber.
Para apoyarme en afirmaciones con datos cientificos ya tengo mi trabajo. No considero imprescindible, en este foro, apoyar cada opinión con un link. Entre otras cosas no tengo tiempo para ello.
«una WhatsApp espantosamente mala y limitada «. Pues, a mi me sirve y me basta.
«De compartir nuestro día a día, a convertirse en un absurdo y constante concurso de popularidad.» Esto lo creó la televisión basura, con cada cual buscando su cuarto de hora de gloria. Vanitas vanitatum et omnia vanitas. Internet y las llamadas RR.SS. lo han recuperado, pero desaparecerán las RR.SS., pero no la vanidad. Hasta la encontramos en los blogs.
«el diagnóstico parece claro: las redes sociales han muerto.». ¡Jolines! Cómo Dios, exclama Nietzsche desde la tumba.
Muy bueno!
Siempre hay algún gilipollas diciendo eso de Nietzsche ha muerto firmado Dios…
Otra Recomendación: los poemas de la locura, de Hölderlin.
Pero me sorprende la reducción que haz hecho de TikTok, estimado Enrique porque te sigo desde los principios de los blogs
Porque siempre fue un error juzgar a las plataformas…
– por sus fases iniciales (los blogs no eran más que diarios de quinceañeras y bien se podría haber dicho de las bitácoras «que se puede usar para otras cosas, algunas muy sesudas!… ya, en un 0.05% de los casos»)
Y lo mismo luego con Twitter
También aprendimos que a las redes no se les puede juzgar por los usuarios que no las representan
Y menos aún por no saber a quién seguir o cómo dominar el algoritmo para tener a las personas adecuadas
La diferencia es que nunca lo he dicho de ninguna plataforma antes. Ni de los blogs, ni de las redes sociales, ni de Twitter… si lo digo de TikTok, plantéate que a lo mejor es que tengo mis razones!
Bueno, si hay algo seguro es que lo estaremos comentando acá porque los blogs no morirán ;)
Menos los que uno baja a ver comentarios y respuestas del autor
Sólo como idea para su posible desarrollo, pues creo que es interesante:
Si los blogs «han muerto», si las redes «han muerto»… ¿hacia dónde camina la red en cuanto aproducción de contenidos personales (no corporativos)?
Gracias.
Nunca he estado de acuerdo con los que decían que los blogs habían muerto. WordPress, sin ir más lejos, supone más de un tercio de las contenidos en la web, y es seguramente la mejor manera para distribuir cualquier tipo de contenido hoy en día, y la que más control proporciona a su autor o autores.
Totalmente de acuerdo contigo. Esta sociedad está en su inmensa mayoría estresada en constante búsqueda de la nueva sensación, trending topic o innovación que a la larga casi siempre acaba siendo insatisfactoria y pasa de moda. Algo tan sencillo como un bloc de notas si realmente creas contenido apreciable siempre tendrá su público y conseguirás prestigio. Otra cosa es que te quieras ganar la vida con ello o incluso hacerte rico, entonces está claro que na de na. Si acaso será indirectamente por el prestigio creado.
La [entonces llamada] «blogosfera», tuvo su época, sobre todo a falta de otra cosa. Hacer una página web con una carita y un par de ojos no estaba al alcance ni del tiempo ni de los conocimientos de cualquiera, pero vinieron los gestores de contenidos, los CMS, y lo pusieron al alcance de cualquiera. Y, a falta de otra cosa, esto son lentejas: todo el mundo se lanzó a tener su blog (entoncs llamados bitácoras). Cuando salieron las redes sociales, la blogosfera, entendida como una malla -o varias mallas- de contenidos concretos se disolvió como un azucarillo. Y entonces quedó como lo que tenemos hoy: una -importante- serie de páginas llenas de contenidos interesantes, tratados con una cierta profundidad, de carácter sumamente independiente (ya no hay mallas, en términos generales) y con un destinatario tipo -cada cual el suyo- muy concreto.
En general, nadie aspira hoy a que su blog tenga miles de impactos: basta con que lo vean la docena o, a lo sumo, el centenar, de personas en las que se piensa como cliente.
De ser un sucedáneo de las redes sociales antes de que las redes sociales existieran, a ser un fondo de conocimiento acojonante, pensado individualmente para minorías muy concretas, pero al alcance de todos en todo momento.
¡Qué grande sigue siendo la red!
Llevo siguiendo mucho tiempo este blog, y respecto de las RRSS se ha leído de todo.
Algunos comentaristas auguraban ese “fin” de las RRSS, y se les tacho de todo menos de guapos. Pero la realidad les está dando la razón. Ahora lo hace el Sr. Dans. Y lo ha definido con una palabra clave: FATIGA.
No es que las redes sean “malas per se”. Yo diría que se pervirtió de muy diversas formas esa utilidad que podrían tener. Tenemos así hoy día, a Instagram, la fabrica de egos, a Twitter, el vomitadero de las frustraciones, a Facebook, la verdulería del cotilleo, TiktoK, la exposición de la degradación cerebral.
No incluiría en ello ni a las aplicaciones de mensajería (que son lo que son y punto) ni a Youtube, donde de no ser por la manía de llenar de publicidad y fastidiar el final de los videos, hay material mas que interesante, para todo gusto, publico o inquietud, y algunos, realmente buenos. Eso sí, ignorando los comentarios a los mismos.
Lo de Meta y su Metaverso, tiene de todo menos de red social. No es más que otro intento de seguir absorbiendo cuanto dato pueda de sus usuarios. Y no está del todo claro cuál será el futuro en realidad:
Zuckerberg’s Metaverse to Lose ‘Significant’ Money in Near Term
https://www.bloomberg.com/news/articles/2022-05-25/zuckerberg-s-metaverse-to-lose-significant-money-in-near-term
O que las nuevas Oculus partan de los 800$ (las actuales están el 400$), unas Magic Leap, que se situan en los 2500 el pack básico, o incluso las pretensiones de Apple, que andarían en los mismos precios. El público pagara por ello?. Muy bueno tendrá que ser ese “metaverso” lo haga quien lo haga (y apostaría más por Apple si tuviera que hacerlo, al menos por ahora)
Por otro lado, y aunque parezca que nada tiene que ver, hay un artículo de Feb 2021, bastante interesante al que convendría dar más de una ojeada:
Nicholas Carr: «Nos estamos volviendo menos inteligentes, más cerrados de mente e intelectualmente limitados por la tecnología
https://www.bbc.com/mundo/noticias-55856164
Quizás las redes están teniendo también su papel en ello… Llevo tiempo pensándolo.
Por mi parte, mi uso de RRSS (las generales) hace años que se limitó a lo mínimo y después, a lo inexistente. Respecto a la mensajería, Whatsapp se me mostraba como imprescindible, no por mi preferencia, sino por la de mis contactos. Hasta que puse punto final y se acabaron los mensajes escritos. Solo llamadas.
En cualquier caso, me sumaría a las tesis del Sr Xaquin.
Se ha creído siempre que lo digital podía “sustituir” a lo humano. No hay aplicación que sea capaz de reemplazar un estrechar de manos, un abrazo o un beso. Tampoco lo hará una llamada telefónica (ni una IA). Pero no es lo mismo escuchar una voz, que leer un texto. La socialización, algo tan dado en la especie humana (y en el animal) no podrá ser jamás sustituida por lo digital, a menos que no decidamos, que ciertos básicos instintos, ya importan tres pepinos.
De acuerdo igualmente con el comentario del Sr Pepelu de las 13:15. Felicidades por la exposición del cifrado.
Diagnóstico tremendamente equivocado querido Enrique. Este artículo está basado en tu opinión (obsérvese la ausencia de enlaces que tan habitualmente utilizas) que un reflejo objetivo de la realidad. Estás agotado y aburrido de lo que las redes sociales nos ofrecen (y yo también) pero te puedo asegurar que mis 4 hijos y mis 11 sobrinos las utilizan hasta la extenuación, con ganas e ilusión, todos ellos entre están en un abanico de edades entre los 14 y 26 años.
Este año mueren las redes y linux será de escritorio
Gracias Enrique por esta reflexión.
Cada vez se premia lo viral por algún contenido de calidad, en todos los campos donde las «redes sociales» han llegado, una lástima.
El propio WordPress está cambiando hacia algo más allá de contenido escrito, en escencia no está mal, pero aún considero que el contenido escrito prima por la calidad del mismo.
Solamente decir que muy de acuerdo con esta entrada. La suscribo plenamente. Saludos
Perdón, el problema creo que no es whatsapp (que lo es…), el problema me parece a mí que es tener el movil petado de apps y con el grifo abierto de datos en segundo plano, permiso de ubicaciones, y sin restringir ningún servicio. Eso es un agujero por el que se os chupa hasta el alma. Yo sólo tengo whatsapp, y el navegador. Punto.
Y el resto de aplicaciones (las de android por defecto), todas, junto con las anteriores, todas capadas en datos en segundo plano, y todas con las restricciones a tope.
Resultado: los moviles me duran años y años, van como el primer día (sólo actualizo por obligación Whatsapp, ojo, SOLO), y cuando he tenido que cambiarlos ha sido por el tema de la batería, y porque no he querido cambiarla por una nueva, que hubiese podido (Aliexpress). Y claro, no gasto en un movil nuevo más de 50 euros.
Y, oiga, feliz como una perdiz. Nadie me invade la privacidad, nadie me molesta con notificaciones estúpidas, nadie me obliga a actualizar el sistema, que les den, etc., etc.
Saludos.
Hola Enrique,
En mi punto de vista en pocos párrafos logras hacer un análisis muy objetivo sobre la evolución y la involución de las redes sociales.
Es evidente que el objetivo principal por el cuál estas se crearon se ha deformado con el paso de los años y quizá sea debido a su proceso continuo de masificación.
Es interesante cuestionarnos: ¿Por qué nosotros mismos (o la mayoría) hemos fortalecido el crecimiento de vanalidades tan efímeras e irrelevantes?
Creo que podemos explorar algunas pistas y salidas para darle la vuelta a este cambio tan deprimente en los contenidos tendencia. Los cuáles como bien apuntas los siguen muchas personas de las generaciones más jóvenes.
Y me surge otra pregunta, después de leer tus palabras:
¿Cómo podríamos hacerle para que las nuevas generaciones se entusiasmen (al igual que en TikTok) por la sana convivencia online con sus amigos y que muestren interés por acercarse a nuevas ideas o tener aprendizajes exponiéndose a contenidos de mayor trascendencia?
Totalmente de acuerdo. Los que vimos nacer a las redes podemos confirmar esta evolución a lo sinsentido. A mi ya sólo me queda Twitter, no creo que dure mucho. No todo es fácil, he perdido trabajos porque «no me encontraban en LinkedIn». Al parecer, si no estás en redes no eres nadie ni tienes vida. También muy de acuerdo en que los blogs siguen muy vigentes.
En realidad las redes sociales no son más que un reflejo de la sociedad y también del modo en que consumimos la información. Al personal le gustan las cosas sencillas y simples, por eso triunfa la estupidez por encima del rigor.
Aquí se pone el enfoque en las redes sociales, pero si vas a cualquier medio de comunicación «elitista», todos tienen su apartado -cada vez mayor- de cotilleo y noticias puramente basura o directamente estúpidas. Y eso ha llegado a Facebook, Instagram, Tik Tok y demás redes.
Sí, hace tiempo que el concepto «redes sociales» como lugar para interactuar y conocer a las personas cercanas desapareció, de ahí su caída, sin olvidar la avaricia de estas mismas, como el señor Zuckerberg, que te pide dinero cada dos por tres, como si su plataforma fuera esencial para vivir.