Curioso, ¿no? Una empresa en crisis de un sector en crisis va y se plantea salir a bolsa. Yo por principio no participo en los mercados financieros, pero si lo hiciera, no se me ocurriría ninguna razón para invertir en una compañía así… ¿Qué ofrecerá a sus accionistas? ¿Mejores métodos para la criminalización y persecución de sus usuarios? ¿Un nuevo sistema anticopia que alguien se saltará al cabo de tres días?
Esta salida a bolsa es una huída hacia adelante: mi negocio se está muriendo, se me acaban los recursos, así que voy a ver si encuentro pardillos que me den dinero a cambio de papelitos y así me puedo seguir pagando el sueldo una temporada. En realidad, nadie necesita ya una discográfica. Cuando los cantantes se den cuenta de que pueden divulgar su obra, llegar a ser conocido y hacer campañas de lanzamiento utilizando agencias de publicidad estándar, el negocio de esta gente se acabará del todo.
Comprar acciones de esta compañía es como llevar un disco original en la mano: algo que, simplemente, ya no se lleva.
Enrique, lo que no me ha quedado claro de mis lecturas a tus posts sobre la industria discográfica es si lo que piensas es que están acabadas las compañías discográficas como intermediadoras en este nuevo entorno o si lo que se ha acabado es el generar ingresos siendo «músico». ¿No te da la impresión que en este ecosistema los únicos grupos y cantantes que van a sobrevivir serán los más grandes? ¿Le ha afectado a David Bisbal esta crisis del sector? Por favor, sácame de esta duda.
No, si creyese que se iban a acabar las posibilidades de ganar dinero siendo músico estaría sumamente preocupado. Lo que creo es que la función de las discográficas ha perdido su valor. Tenían sentido en un mundo en el que la producción era carísima y precisaba de muchísimo equipamiento especializado, marketing poderoso, circuitos logísticos de distribución, etc. Hoy ya no tiene sentido. Aún no está claro como será el nuevo modelo, pero desde luego no estará basado en una compañía que retiene la mayor parte del valor a cambio de unos servicios que otros pueden proveer mejor que ella.
A Bisbal le ha afectado enormemente la crisis del sector, aunque nos movemos en unos números que entre ser asquerosamente rico o simplemente rico tiene poca importancia. En el «ecosistema futuro», los cantantes noveles tenrán que superar una fase en la que deberán hacer llegar sus canciones al público que les interese, utilizando medios, publicidad, actuaciones, etc. para después ganar dinero no vendiendo los «derechos a escuchar», sino otras cosas, que irán desde entradas de conciertos hasta camisetas, o ediciones limitadas y firmadas de sus discos, o vete tú a saber qué. No tengo claro como acabará el sector, pero sí veo que la generación de oportuidades para que el talento llegue al público será más razonable que el sistema que tenemos actualmente, en el que un grupo poco conocido tiene que prácticamente vender su alma a una discográfica, que lo apoya en función de motivos desconocidos de dudosa moralidad, y que descarta otros en función de otros motivos completamente subjetivos.
Los músicos, esa especie según algunos en extinción, llevan más de 2000 años sobre la superficie de la tierra. Las discográficas, poco más de 50. Esta boutade se me antoja necesaria recordarla de vez en cuando tras los comentarios que se vierten desde «los defensores de los músicos».
Ahora puede parecer extraño, pero desde hace 2000 años la labor del músico ha sido interpretar música en conciertos para el disfrute de un público. Perogrullada, lo sé, epro que no se nos olvide. Hace 60 años aparecieron las discográficas y se posibilitó que no hiciese falta esa presencia física del músico. Aún así, en un principio la grabación de discos se empleaba por el músico como «excusa» para poder presentar temas nuevos ante el público de tal manera que éste ya pudiese conocer esas composiciones en sus conciertos, conciertos que muchas veces eran planificados por las propias discográficas.
LLegó el momento en el que las disqueras se dieron cuenta de que para ganar mucho dinero solo necesitaban generar discos que se vendiesen como churros y en eso se centraron, olvidándose de su labor como promotora de conciertos. Vaya. En este momento los músicos se vieron obligados a crear discos que generasen este dinero de tal manera que pudiesen permanecer en la discográfica, y al mismo tiempo buscarse la vida fuera de la disquera para conseguir un número de bolos mínimamente aceptable que les permitiese seguir viviendo (que es de lo que durante estos últimos 50 años han vivido los músicos salvo contadísimas excepciones).
Ahora las cosas han vuelto a cambiar: los grupos pueden grabar en su propia casa con un simple ordenador, internet posibilita una distribución mucho mayor que la que puede ofrecer incluso una major, también permite una promoción muy precisa y ajustada al target con una inversión escandalosamente ridícula, de tal manera que las bandas pueden grabar discos y presentarlos en conciertos. Y bien, para qué queremos una discográfica?
Por mis aficiones tengo muchas amistades en discográficas (majors e independientes), grupos musicales, promotores, etc. Gracias a estas amistades hace poco estuve conversando con el cantante de un grupo sueco, que había autoproducido y autodistribuido su propio disco. En España habían vendido la ridícula cifra de poco más de 50 copias, pero gracias a las redes P2P su música se había difundido de tal manera que han podido dar 4 conciertos en España en salas de 2000-2500 personas y lo mismo en varios países de Europa. Esto para el muchacho del «no es lo mismo» será una audiencia ridícula, pero para esta banda ha supuesto poder hacer una gira en condiciones por Europa, llenando salas, vendiendo camisetas, singles de edición limitada y tocando en directo su música. Que es en definitiva de lo que vive un músico.
Enrique, no estoy muy de acuerdo con tu post. Warner Music por lo que leo en el expansión de hoy se plantea salir a bolsa, más que nada para facilitar el camino a una fusión con EMI.
Tampoco estoy de acuerdo con que las discograficas no sean necesarias. Creo que la producción si bien es cada vez mucho más barata, existen grupos de música que no pueden plantearse ni lo más minimo el costearlo sin tener garantías de exito.
El otro día hablando con un directivo (de Warner Music precisamente) me lo decía: «la gente se piensa que nosotros ganamos dinero a espuertas sin hacer nada. No tienen en cuenta de que solo triunfa 1 de cada 10 artistas que tenemos en cartera».
Imaginar solo por un momento que no existiesen discográficas. De esos 10 artistas, 1 sería muy rico, pero los otros nueve estarían completamente arruinados.
Y con este comentario, aunque parezca que soy pro discograficas para nada es así. Ojala los músicos tuvieran otras vías para crear sus propias producciones.
Yo personalmente no creo que las discográficas no hagan nada. De hecho he trabajado en alguna y sé que hacen y mucho, aunque lamentablemente se dedican a matar moscas a cañonazos. Un lanzamiento, por seguir con Warner, de Alejandro Sanz supone una fuerte inversión en compra de contraportadas, anuncios y portadas en revistas especializadas, la producción de 2 ó 3 vídeos, un par de números 1 en radiofórmulas, cartelería, jingles, concurso promocional en radio, publicidad en el canal de distribución (metros de lineal, postes para escuchar el cd, posters, etc.), anuncios en televisión, 45 segundos en «No solo música», y un largo etcétera que se traduce en dinero, muchísimo dinero, de tal manera que la inversión en publicidad supera (y multiplica) el dinero necesario en producción. Esto genera que o bien se venden decenas de miles de ese cd o se entran en pérdidas. Incluso puede pasar (como ya ha pasado) que un lanzamiento que consigue disco de platino en España genera pérdidas a la hora de echar cuentas. Debido a estas fuertes inversiones, las majors se ven atadas a publicar un número limitadísimo de nuevos lanzamientos al año. Ya que si uno de esos lanzamientos no cae en gracia, o sencillamente no gusta, las pérdidas son millonarias.
Si a esta «estrategia» le sumas la aparición de unos señores con mantas en los metros, y la aparición de terroristas armados con pcÃ?Åœs y grabadoras, resulta que un adolescente puede comprar con la paga de un fin de semana todos los lanzamientos que hace una major al año.
Por supuesto que hacen mucho, pero me cuesta pensar que lo que vienen haciendo desde hace años se corresponde con una estrategia muy acertada.