La adquisición de Afterpay por Square el pasado 2 de agosto, una operación de 29,000 millones de dólares que permite a la compañía de Jack Dorsey hacerse con una de las empresas más representativas del fenómeno llamado Buy Now, Pay Later (BNPL), o pago fraccionado, ha atraído la atención sobre esta tendencia, muy asociada con el consumo del segmento más joven.
Afterpay es una compañía australiana que hasta el momento ha proporcionado a más de dieciséis millones de usuarios la posibilidad de adquirir productos de mas de cien mil establecimientos en todo el mundo, difiriendo su pago en cuatro plazos sin intereses. Junto con otras compañías del entorno fintech, como la sueca Klarna (valorada en $46,000 millones), la dubaití Tabby (unos $300,000 millones en su última ronda) o la norteamericana Affirm, protagonizan una tendencia que está resultando cada vez más significativa entre el segmento millennial, y que está llevando a una fuerte disminución del uso de tarjetas de crédito, percibidas como más caras. Utilizas una de esas aplicaciones en el momento del pago, fragmentas tu compra para pagar una cuarta parte cada dos semanas sin intereses, salvo que no puedas hacer frente al pago en el momento, en cuyo caso tendrías que pagar intereses de demora.
Generalmente, estas plataformas permiten a los usuarios realizar compras relativamente caras, pagando su precio en cuatro cuotas durante un período de seis semanas, utilizando una app que lleva a cabo el pago en la página web de la tienda correspondiente. La cuenta del usuario se vincula con una tarjeta de débito o una cuenta bancaria, de la que se extraen los pagos automáticamente. La app se encarga de recordar al usuario los pagos, y a medida que se van haciendo compras de mayor importe, se asciende en el límite de gasto. La mayor parte de esas plataformas no cobran intereses al usuario, y generan ingresos fundamentalmente con lo que cobran a los minoristas por incentivar las compras y por algunos cargos por demora.
Para un porcentaje creciente de la generación del «quiero algo y lo quiero ya», el BNPL es la forma de comprar prácticamente cualquier cosa, desde ropa hasta dispositivos, generalmente gastos de unos pocos cientos de dólares, sin recurrir a una banca tradicional a la que cada vez miran menos. Para las tiendas, es la forma de que esos consumidores se planteen patrones de consumo más elevados que de otra manera no llevarían a cabo. Como comenta el CEO de JPMorgan Chase, Jamie Dimon, este tipo de compañías son la prueba del papel cada vez menor que Wall Street tiene en las tendencias del consumo. Aplicaciones que, según algunos, fomentan un comportamiento irresponsable al no exigir ningún tipo de comprobación ni analizar la solvencia de sus usuarios, pero que sin duda, se están haciendo un hueco en un mercado que crece a gran velocidad.
¿Qué lleva a que la banca tradicional no ocupe un segmento como este? Simplemente, su inmovilismo y la percepción que los usuarios, sobre todo los más jóvenes, tienen de su funcionamiento. Las compañías de BNPL son relativamente pequeñas, muy eficientes, tienen interfaces sencillas y atractivas, y pueden plantearse hacer una sola cosa, pero hacerla muy bien. Frente a eso, una banca tradicional en la que cualquier innovación significativa choca con sus costes y con su margen de beneficios, y hace que a sus directivos prácticamente les estalle la cabeza. Un segmento más que las fintech parecen estar consiguiendo arrebatar a la banca tradicional y en el que se prevé la entrada de otras compañías, ya veremos con qué consecuencias.
This article is also available in English on my Medium page, «BNPL: Just another proof of traditional banks’ decadence«
Hace unos días escribías sobre Robinhood, su modelo falto de ética y que, como mínimo, fomentaba la ludopatía.
Hoy vamos con estos que, como son disruptores (palabro de moda), y los bancos unos dinosarios anclados en el pasado (el único atisbo de crítica del artículo) pues molan, son modernos, con App guay usable y millenial-tiktoker-influencer del copón. Unos genios que han sabido captar la esencia de las nuevas generaciones.
Y, sin embargo, son la misma mierda vestida de seda. Un negocio que busca fomentar el consumismo irresponsable y compulsivo entre gente joven principalmente. Una forma de «ludopatía» más.
Maravilloso.
Pues la verdad es que no hay nada nuevo bajo el sol. Antes conseguir un microcrédito para una «tele» estaba chupado. Ahora ya no tanto, por lo que no me sorprende que ante la demanda (que sigue siendo la misma) surja una oferta.
Lo que me preocupa más bien es el acceso de tanto joven a bienes «mayores». Aunque renuncien a tener coche propio y usen coches autónomos, siguen sin poder acceder a una hipoteca.
El día que alguien invente esto a nivel hipoteca, ahí habremos ganado todos. Lo que no puede ser es que tengas que tener 25.000 euros (más que el salario anual de los jóvenes) en la cuenta + 10.000 en gastos para poder acceder a algo de 120.000 cuando los precios de cosas decentes comienzan en esa cantidad.
Y por otro lado me uno a ti en que me preocupa que esto pueda generar más impagos, ya que Hacienda no es consciente de esta deuda, ni mi banco, ni nadie. Si lo uso para comprarme un pepinazo de patinete eléctrico por 1000€ y pago 250€/mes, es todo un agujero en mi cuenta y no es seguro que todos puedan enfrentarse al resto de pagos bien.
Esto ya es más en el ámbito de la cultura financiera personal. En Alemania «finanzas y hogar» es una asignatura donde te enseñan estas cosillas, pero aquí he visto que no existe.
Si de verdad crees que no hay nada nuevo bajo el sol, entonces tienes el mismo problema que la banca tradicional. ¿Te daban antes un microcrédito para una tele? Sí, pero te freían a intereses, y tenías que ir a pedirlo a la sucursal, y hasta firmar papeles. Compara eso con entrar en una app, hacer cuatro clics y no pagar intereses, y si aún así no ves la diferencia, ya no sé qué decirte…
Y si encima tenemos en cuenta que en la generación actual están acostumbrados a exigir que sus deseos se cumplan «el día anterior a formularlos», el futuro de estas apps es bestial.
Sólo espero que haya más de una y no volvamos a una gigaempresa a lo Amazon que controle todos estos microcréditos de forma monopolística. Pero lo que está claro es que tienen un futuro brillante.
Me he debido expresar mal. Me refería con «no hay nada nuevo bajo el Sol» el hecho de que hay demanda de pagos fraccionados y me parece perfecto que haya una solución que no te fría a intereses.
Pero eso no quita mi preocupación que el crédito fácil luego pueda ser un pago difícil para aquellos sectores (jóvenes) con un 40% de paro y gran precariedad
Errare humanum est. Ergo… ¿me absuelves?
Pues aunque podría haber hecho el pago de una sola vez, me ofrecieron el pagar el pastón de las gafas en seis meses sin intereses y claro que me lo cogí. Todo hecho en un minuto con la tablet del óptico.
Los bancos no paran de freirme a «créditos preconcedidos» que luego tiene más letra pequeña que el discurso del estado de la nación para envolver créditos que rozan la usura.
Soy alérgico a los grandes vampiros chupasangre de la banca y tengo 61
El negocio está en todo esa gente que vive al día y que fía a la suerte poder pagar en el futuro las cosas que se compra y no puede permitirse. Vamos, en España, muchísima gente.
Sin embargo, con una buena educación financiera, es un buen servicio. Siempre que se puede aplazar pagos sin intereses, o incluso con un interés inferior a tu rendimiento, es preferible hacerlo a descapitalizarse.
“Generalmente, estas plataformas permiten a los usuarios realizar compras relativamente caras, pagando su precio en cuatro cuotas durante un período de seis semanas”.
Personalmente, a mí esto me chirria bastante o directamente no me cuadra. ¿Seis semanas es un tiempo suficiente para poder reunir la totalidad del dinero para responder a una compra cara? Los sueldos entran en las cuentas corrientes del común de los mortales mensualmente, no semanalmente. Sería interesante saber qué porcentaje de los usuarios de este servicio acaban pagando esos cargos por demora por pagar fuera de plazo.
No, en Estados Unidos el pago semanal es muy habitual en bastantes compañías.
En España no. Y en España operan como Clearpay y hacen los mismo. dividen el coste total de tu compra en 4 plazos. La primera cuota la pagas al momento y el resto cada 14 días.
Si no te puedes permitir el supermanzanofono de mil pavos ahora, no sé de donde vas a sacar la pasta cada dos semanas.
¿Seguimos defendiendo el modelo?
¿Seis semanas?
¿Estamos seguros de que no es una subsidiaria de Apple? Me parece que el modelo está perfectamente pensado para el iPhone de turno.
Si cada vez que escribo sobre un tema piensas que estoy «defendiendo» el modelo, tienes un problema serio. Es tan ridículo como esos que piensan que tengo algún tipo de agenda, o que escribo con algún fin más que simplemente reflexionar sobre innovación. No, yo no «defiendo» nada. No creo que ese modelo sea bueno, ni aconsejaría a nadie que comprase así. Nada más lejos de mi intención, y si lees mi artículo así, lo lees mal. Es más, pienso, como otros, que esa tendencia es mala y peligrosa. Pero reflexiono sobre qué lleva a que toda una generación deje de utilizar las herramientas y procedimientos que los bancos les ofrecen y se lancen en brazos de esas compañías. Eso es todo.
Entonces el artículo ha quedado un poco suave respecto a eso, ya que la única crítica que se nota es al obsoleto sistema bancario y su incapacidad para llegar a las nuevas generaciones que, este otro tipo de nuevos modelos, sí ha conseguido. Seguido de alabanzas a su fácil sistema y formato.
Llámame raro, pero no veo por ningún lado que digas que ese modelo no sea bueno, ni veo donde aconsejas no usarlo.
No estaría de más entonces la misma vehemencia sobre los males de esto que la que se ve relacionada con el ya tradicional artículo semanal sobre Facebook o el último que escribiste acerca de Robinhood, que era realmente explícito.
Para los que leemos mal, más que nada.
Aquí soy chapado a la antigua. Nunca he considerado natural la compra a crédito salvo por cuestiones de trabajo (coche o scooter para ir a trabajar si el transp. público no es viable en el trayecto) o con la excepción de la vivienda, y aquí mucho cuidado.
Comprar a crédito el resto de cosas es deber por deber. Todos deberíamos de tener ahorrado algo para un imprevisto (se te rompe la lavadora o el frigo). Sí no tenemos dinero para irnos de vacaciones este año, pues a ahorrar e ir el año que viene.
Solo se puede deber dinero para trabajar y para cobijarse.
Me encata la expresión de Mr Wonderful en el programa shark tank: «Si debe dinero, llevate el café de casa al trabajo en un termo, tendrás que deber un dólar menos por cada café que tomes.
«ya veremos con qué consecuencias» (EDans).
Creo que resume perfectamente el sentido crítico del texto. Pero cada uno que se las apañe como quiera (y pueda).
Me hace pensar en las preferentes y demás ralea, así como esa adicción por tener los resultados antes de hacer lo que sea necesario, de cierto sector juvenil (incluidos treintañeros), que bien apunta un comentarista.
En el fondo sigue siendo la cultura de la subvención a tope y machamartillo. El día que falle el planeta…
Gensanta! Forges dixit.
Y sin nombrar el ADN.
Los aliens ya están aquí. Sean clementes.
A Dorado Comandante
Un político dijo en su pasado reciente que no pactaría nunca con un partido «cercano», y cuando pactó con ese partido su excusa fue que eso lo dijo en aquel momento y que ahora en el momento presente las circunstancias habían cambiado.
Es curioso nadie pregunta que si en 6 semanas no te cobran intereses… ¿qué sucede si no pagas? ¿Hay aval?¿que interés lujurioso que aplican?
Una más de empresas que viven del aire y que que bueno estos señores que nos llevan de excursión.
Y si te metes en la web de su filial española (Clearpay) la información al respecto es mínima y escueta. Prácticamente inexistente.
Eso sí, la web es chachi piruli de usable y molona, más parece un portal de tiendas cool y hipsters de Instagram. Está llena de frases grandilocuentes (yanky style) y párrafos explicando lo buena que es su propuesta. Párrafos vacíos de contenido y llenos de perfecto marketing que dan vueltas y vueltas sobre el tema para marear la perdiz y que no llegues a preguntarte por qué coño necesitas comprar algo ya y pagarlo en seis semanas. Para eso te esperas las seis puñeteras semanas y te lo compras del tirón sin meterte en berenjenales.
Es un ejemplo perfecto de venta de teletienda de madrugada. Le comen la cabeza a cuatro mendrugos y a pastar.