Uno debe reconocer sus errores. El jueves escribí acerca de Juan Luís Cebrián, y afirmaba que, en su condición de personaje influyente dentro de los medios españoles, estaba comportándose como tantos otros protagonistas de tantos otros sectores. Esos que, en palabras de Howard Rheingold, no reconocen cuando el futuro aterriza (o, mejor diriamos, «cae») sobre ellos.
Pues no. Me equivoqué. Juan Luís Cebrián, con quien previsiblemente compartiré tarima el día 3 de Noviembre en Zaragoza, sabía muy bien lo que hacía y estaba perfectamente informado. Al difamar a los medios online, confidenciales y blogs sólo pretendía una cosa: asegurarse la firma de un sustancioso acuerdo de publicidad online (sí, esa misma publicidad online en la que decía anteayer que no creía) con el gobierno, que supondrá una inyección económica no determinada durante dos años para los diarios de la Asociación de Editores de Diarios Españoles (AEDE). Es decir, el dinero de todos servirá durante dos largos años para subvencionar mediante publicidad a un lobby de periódicos tradicionales, mientras deja, sin embargo, completamente de lado a los emergentes medios en Internet. Tomando ejemplos de ambos lados, las comparaciones pueden llegar a ser odiosas. Que el gobierno ponga publicidad online en un periódico innovador, activo, muy vinculado, visitado e influyente en su edición online como El Mundo para anunciar servicios online de la Administración puede resultar razonable. Que los ponga en un medio cerrado, donde sólo los suscriptores de pago acuden a verlos como El País, resulta ridículo. Y que prefiera ponerlos en El País a ponerlos en Libertad Digital o en Periodista Digital, resulta casi rayano en el cohecho. Independientemente de la ideología o línea editorial que tenga cada uno.
«EL PAÍS Digital hizo su entrada en Internet el 4 de mayo de 1996, coincidiendo con el XX Aniversario de EL PAÍS y cuenta ya con más de 55.000 lectores diarios de lunes a viernes, y 28.000 los sábados y domingos.»
Al trazar una línea de regresión entre las variables «circulación en papel» y «audiencia en Internet», el dato resultaba extraño, era claramente un outlier, un punto que se salía de la regresión. Ni siquiera el «efecto fin de semana», que tanto estudiábamos en aquel momento, coincidía con las cifras dadas por el periódico. O El País era una máquina de atraer gente en Internet, o simplemente, mentía. La respuesta la recibimos algo más tarde, a principios de 1998, cuando El País entró en OJD y, en sus auditorías, se reflejó la dura realidad: a pesar del vertiginoso crecimiento de Internet entre el 97 y el 98, el número de visitas reflejadas a El País correspondía a una media de 34.971. Antes se coge a un mentiroso que a un cojo. Parece ser que El País nunca estuvo muy cómodo en OJD. Y es que lo peor que te puede pasar si eres un periódico es, precisamente, que la verdad te moleste. Ahora, ante la rotundidad de los datos que afirman que su cabecera pierde liderazgo, poder e influencia en el Nuevo Mundo, ¿que hace? Arremeter contra los sistemas de medida. Es decir, querer romper la cámara porque sales mal en las fotos. Plantéate que a lo mejor la culpa no es de la cámara… a lo mejor, simplemente, es que eres feo.
No tuve oportunidad de escucharte el jueves en el Salón TIC, espero poder hacerlo el próximo día 3. Un saludo desde Zaragoza.
¿Dónde dices tarima quieres decir ring de boxeo, verdad? ;)
No, hombre, no creo… Juan Luis parece persona inteligente y pacífica. Y yo inteligente, no sé, pero pacífico, a tope :nod:. Lo que sí estoy seguro es que será divertido. Que pena que en vez de hablar yo a las 17:30 y el a las 19:00, no sea formato mesa redonda…
Olé tus pelotas!!, Viva la libertad de expresión que propociona un Blog y abajo la politica y la maipulación y el robo a mano armada.
Cebrian es un mediocre, merece ya un retiro al sillón de la Real Academia de la Lengua.
Dans for President!!!! :-)
No entiendo.
¿Dónde has leído la audiencia que decía que tenía su medio? Yo he leído dos cositas en libertaddigital que, sabiendo quién escribe, sabrás leer en su justa medida. Pero no encontrada nada sobre su audiencia online.
Si te contara que en mi tierra EFE, nada más y nada menos, daba un número de visitantes a una web institucional según el ránking Alexa ¿pero Alexa mide esas cosas? En fin…
El dato que ellos decían sale de su propia página, la de 1997, que tengo guardada. El dato siguiente sale de OJD, donde estuvieron una buena temporada. Desarrollé un programita que tomaba el fichero de OJD, aislaba la seciencia de visitas, la limpiaba, y generaba mis variables, y mantengo los ficheros fuente y los resultados obtenidos para 14 periódicos españoles.
Se podría plantear la utilización de Alexa, existe una técnica que puedes utilizar a partir de una muestra de control de la que tienes datos completos: generas una variable que representa el sesgo muestral o sample bias y superpones esa variable a la distribución generada por Alexa. Por eso el otro día afirmaba que lo que decía Cebrián es una tontería: prácticamente cualquier método medianamente sistematizado te puede permitir para estimar la distribución de audiencias, al menos de maner relativa.