Posiblemente sean uno de los casos más conocidos de oficinas corporativas aparentemente deseables: las conocidas como Googleplex, siempre comentadas al hilo de la calidad de sus comedores, su planteamiento de servicios comunes, de facilidades para los trabajadores o incluso de cosas que, al menos hace algunos años, sonaban tan extravagantes como futbolines, servicios de lavandería, de cuidado de mascotas o hasta de masajista.
En una entrevista con Time, el CEO de Google y Alphabet, Sundar Pichai, revela que lo que la compañía se plantea ahora, tras los experimentos del confinamiento derivado de la pandemia, es el trabajo en modelos híbridos, que implican que los trabajadores podrán elegir en cualquier momento de forma completamente flexible si desean trabajar desde casa, o si prefieren acercarse a la oficina para, por ejemplo, determinadas reuniones cara a cara, utilizar algunos servicios, etc.
Las encuestas llevadas a cabo por la compañía revelan que un 62% de los trabajadores de la compañía quieren volver a las oficinas en algún momento, pero no todos los días, sino de manera flexible y voluntaria. La compañía ha anunciado que mantendrá el trabajo distribuido como mínimo hasta mediados de 2021 por seguridad, pero está además remodelando sus oficinas en relación con el concepto de onsite, de reuniones o eventos planificados por sus trabajadores, que deberán poder acomodarse en una amplia variedad de formatos y con múltiples requerimientos. La idea es trabajar con comodidad y flexibilidad, pero seguir manteniendo puntos de contacto que posibiliten no solo el mantenimiento de la cultura corporativa y el verse las caras cuando se estime necesario, sino también un ideal de excelencia y de disponer de los recursos adecuados para cualquier tipo de tarea.
Para una compañía que ha invertido tanto en sus oficinas físicas como Google, resulta interesante ver una disposición a alterar su funcionamiento en aras de una mayor flexibilidad. Así, a la libre disposición de hasta mil dólares para la adquisición de equipamiento doméstico como monitores adicionales, cámaras, sillas u otro tipo de mobiliario, etc., se une la apertura de más oficinas en más ciudades, que permitan ofrecer ese tipo de servicios a más trabajadores que trabajen en modo distribuido de forma predominante, con el fin de mantener el sentimiento de colaboración y comunidad, y la idea de un hub central donde puedes encontrarte con compañeros.
En el año 2017, una compañía que hasta ese momento había defendido el trabajo remoto, IBM, anunció un cambio de política y comenzó a obligar a sus empleados a que volviesen a las oficinas corporativas. El movimiento seguía a otro muy polémico en el año 2013, cuando la recién nombrada CEO de Yahoo!, Marissa Mayer, publicó un memorándum interno, «Physically together«, en el que pretendía volver a reunir a los trabajadores para intentar reforzar unos elementos culturales que parecían haberse perdido y que formaban parte de su plan para salvar la compañía – una estrategia que muchos calificamos como «de otro tiempo» y que, obviamente, jamás llegó a funcionar. Como comenté entonces, hay cambios que no se pueden revertir, y el incorporar flexibilidad y libertad de decisión y movimientos para los trabajadores es uno de ellos.
Ahora, varios años y una pandemia después, empezamos a darnos cuenta de que la solución no está en enviar a los trabajadores a sus casas, sino en ofrecerles por un lado la libertad de que lleven a cabo su trabajo en el lugar y las condiciones que estimen oportunos, y los recursos adecuados para que puedan hacerlo. Si decides quedarte en tu casa, debes no solo contar con el equipamiento adecuado que posibilite hacerlo de manera eficiente y segura, sino además, poder dimensionar adecuados espacios en ella para que eso sea posible. Si decides acudir a una oficina por la razón que sea, porque quieres mantener una reunión presencial, tomarte una cerveza con tus compañeros, reunirte con un cliente en un entorno que asegure la adecuada representación o montar un evento, tu compañía deberá asegurar no solo que puedes hacerlo, sino que además, podrás planificarlo y llevarlo a cabo de manera idónea.
Un papel para la compañía, la provisión de las infraestructuras y servicios adecuados para sus trabajadores, que diferenciará a las compañías capaces de atraer y retener talento de aquellas que tiendan a perderlo. La libertad, la confianza y la dotación de medios como factores capaces de convertir una compañía en un planteamiento que resulte atractivo, que haga sentir a sus trabajadores como auténticos privilegiados, que haga que las personas con el perfil más adecuado estén locas por trabajar en esa compañía y en esas condiciones. Implicará también un trabajo muy al detalle con los trabajadores: las necesidades de las personas varían enormemente no solo en función de sus gustos y preferencias, sino también a lo largo de su vida, y la compañía debería tener la sensibilidad adecuada como para ser capaz de acomodarlas. En ese nuevo enfoque de recursos humanos que deja de considerar a los trabajadores como «un recurso» y pasa a considerarlos como personas con las que se mantiene una relación de confianza que debe necesariamente ser mutuamente satisfactoria va a estar seguramente la clave de cara al futuro.
Y si eso supone que debes remodelar tu estrategia e incluso unas carísimas oficinas llenas de servicios punteros que eran la envidia de muchos… pues habrá que ponerse a ello.
This article was also published on Forbes, «Hybrid work: we all know it makes sense«
…estoy muy de acuerdo con la exposición y las conclusiones que sacas, Enrique, a ver si cunden estas ideas en la sociedad y se van depositando en las conciencias colectivas Empresariales, Sindicales y Políticas…
Creo que , en poco tiempo, los trabajadores presenciales que tengan trabajos susceptibles de poder hacerse a distancia, van a sentirse marginados.
Y para la empresa que no esté convencida del todo , la presión vendrá de la demanda.
Los mejores trabajadores van a dar por hecho, a partir de ahora, que pueden elegir como trabajar.
Aunque supongo que antes hay que solventar varios problemas potenciales.
Por ejemplo, conozco una gran compañía de seguros que ya aplicaba el teletrabajo en buena parte de su plantilla, y los ha mandado de vuelta a la oficina por que ha tenido un problema gordo de ransomware, quizá por que el teletrabajo facilita vulnerabilidades en ese sentido.
El teletrabajo no es muevo, sobre todo las empresas pequeñas, tiene para trabajos muy específicos y altamente especializados, como son el pago de impuestos, las nóminas y a veces la contabilidad, personal que teletrabaja, y solo de vez en cuando va por la oficina, son los llamados autónomos.
Por motivo de su trabajo, otra serie de trabajadores practican el teletrabajo desde hace siglos, los vendedores, , o viajantes,. así como también los servicios de reparación y mantenimiento de aparatos y otros como los peritos de los seguros. ,.
Empleados, que unas veces como autónomos y otras de plantilla, trabajan fuera de la oficina habitualmente y solo acuden a ciertas reuniones.
Lo que parece, es que esta forma de trabajar se va a generalizar y una parte de empleados que no tiene que manipular o vigilar objetos físicos, sean productos (talleres, almaceneros,… ). o servicios (recepcionistas, vigilantes,… y curiosamente responsables de informática), van a poder, de forma generalizada, trabajar en sus casa, (o en un coworking próximos), con esporádicas reuniones, que igual se pueden hacer en la oficina como en el salón de un hotel.
Yo veo cambios profundos como consecuencia de ello. El primero y evidente. es en las zonas de oficinas y en consecuencia en el urbanismo de las ciudades,
La desaparición/reducción de los centros de trabajo afectan profundamente al urbanismo de las ciudades. Ni tiene tanta importancia las oficinas. ni vivir cerca de ellas, ni es necesario muchas de las vías y medios de transporte que antes eran insuficientes e imprescindibles.
A largo plazo, las ciudades meramente administrativas, (como Madrid) , no las va a conocer ni le urbanista que las parió.
También preveo profundos cambios de «management. Como ex-vendedor, puedo asegurar que no se incentiva/controla de la misma forma a un teletrabajador, que a un empleado que está en la oficina, el control de su labor. tiene que ser por objetivos, pues nadie puede evitar que un día no trabajes y te vayas a jugar al golf..
Por otra parte, el teletrabajo disminuye mucho el sentimiento de pertenecer a una corporación y a un equipo humano. El empleado es mucho mas consciente de que trabaja por su propio interés, que no necesariamente coinciden en muchos casos con los de la empresa que te paga.
Y eso tiene consecuencas tanto en disminución de la fidelidad hacia la empresa, como.los «palos y zanahorias» que el directivo tiene en su mano para incentivar a su equipo
Habrá que aplicar profundos cambios, que no me atrevo a decir a quien van a beneficiar y a quien perjudicar, que afecten a la empresa y al trabajador, pero si que digo, que como todo no le veo marcha atrás y son son inevitables y se van a llegar pronto, antes de lo que la gente espera y que legislados por unos políticos, que rara vez han trabajado en una empresa y asesorados por funcionarios, que no han sentido nunca en sus carnes lo que es trabajar en una empresa que tiene pérdidas, van a dar mas de un susto tanto a los empresarios como a trabajadores,
Creer que el problema del teletrabajo se resuelve dejándolo opcional para el trabajador y recibiendo unos euros para compensar el gasto de ordenador y energía de su casa, es no tener ni zorra idea del asunto.
Creo que una profesión con futuro es el arquitecto de interiores y reformas especializado en reconvertir edificios de oficinas en pisos de lujo.
Clarísimamente sobran oficinas, y por el bien de los empleados que tengan modelos híbridos de teletrabajo, la solución ideal es el trabajo en la periferia de los cinturones de las grandes ciudades, ya que harán mas accesibles a los trabajadores sus esporádicas oficinas y se evitarán el infierno de entrar en el centro.
Espero y deseo que tengas razón. Tengo un hijo arquitecto y lo están pasando bastante mal.
Yo lo que le he indicado que se dedique a la remodelación de interiores llave en mano,
Coger una tienda y transformarla en vivienda, o en coworking, Tomar una planta de tres viviendas y hacer dos con despachos, Transformar oficinas en viviendas y cosas así,
Pero llave en mano, y con financiación, la gente quiere precios fijos, y fechas de entraga con penalizaciones y facilidades de pago.
No tengo nada en contra de la reflexión que aporta la entrada, pero aún sin ser carnaval me disfrazo de mosca cojonera, para comentar el caso contrario al descrito en un paraíso «de silicona».
Supongo que el trabajo híbrido no se contempla para eses grandes lofts, típicos de Blangla Desh por ejemplo, donde Inditex y otras grandes marcas textiles, tiene acumuladas a personas para una producción, nunca mejor llamada «en cadena».
Ahora que parece ser probable la vuelta de Inditex a trabajar más en España, ¿tendrá en cuenta esas normas que indican tendencia en USA? No olvidemos que ese tipo de trabajo consume prácticamente el doble de gasto en localización del personal.
Para mí, que sigue favoreciendo esa nefasta división del mundo terrestre en varios tipos .
Siento defraudarte, por un tiempo en Rueda se montó una fabrica de confección, (duro varios años, hasta que la confección se la llevó a Asia).
Pues bien, en contra de lo piensas sobre el trabajo en cadena, las mujeres que desearon sacarse unas perras trabajando en la confección, se llevaban la tela cortada a casa, y una cosía solo mangas y otra hacia solo ojales, y otra pegaba mangas a cuerpos.
Pero de esos trabajos en cadena que tu cuentas nunca los hubo, He visto como se hacen mascarillas en la India y de ello deduzco que ahi muy probablemente tampoco hay trabajo encadenado.
Aquellas mujeres teletrabajaban, sin que ellas lo sospecharan.
«que haga sentir a sus trabajadores como auténticos privilegiados»
«que haga que las personas con el perfil más adecuado estén locas por trabajar en esa compañía y en esas condiciones»
En el texto no lo indicas, creo, pero esto que comentas parece aplicable para empresas de sectores muy concretos: es decir, aquellos sectores en los que el talento es muy escaso y la lucha por conseguirlo es encarnizada.
Silicon Valley parece el paradigma de esa situación, pero por ejemplo en España, excepto en el caso concreto de los programadores y algún otro puesto más, es decir, para la gran mayoría de puestos de trabajo y empresas donde lo que abunda no son empresas contratando sino gente buscando trabajo… ¿es aplicable algo de esto? ¿Realmente van a necesitar las empresas ofrecerlo a sus trabajadores o sólo lo harán si sienten que les beneficiará o al menos no les perjudicará? ¿Tendrá algún impacto real?