Una encuesta de PwC sobre el trabajo flexible y distribuido, hecha en el ámbito de las empresas de servicios financieros en los Estados Unidos viene a confirmar muchas de las ideas sobre el futuro de este tipo de entornos en el futuro, una vez que la situación provocada por la pandemia se pueda considerar razonablemente bajo control.
Según las respuestas de los cincuenta directivos y los ciento cuarenta y cuatro empleados de cincuenta compañías de servicios financieros que participaron, la situación del trabajo distribuido antes de la pandemia era que tan solo el 29% de las empresas tenían al menos al 60% de sus empleados con posibilidad de trabajar desde sus casas al menos una vez a la semana. Esta situación, sin embargo, se espera que alcance al 69% de las compañías, un cambio muy significativo, y que muy posiblemente pueda incluso incrementarse a medida que las prácticas de trabajo distribuido vayan pasando desde la inicial situación de emergencia y escasa planificación, a otras mucho más planificadas, mejor estructuradas y utilizando las herramientas adecuadas.
En otra encuesta, esta realizada por The Grossman Group, prácticamente la mitad de los empleados de compañías norteamericanas afirman que quieren seguir trabajando desde sus casas después de la pandemia, y que el cambio a trabajo distribuido había influido positivamente en las percepciones que tenían de las compañías en las que trabajaban, con ideas que iban desde que su compañía había sabido adaptarse y responder al desafío que suponía la pandemia, hasta que la comunicación con sus superiores había ido adecuada.
En la gran mayoría de los casos, las percepciones del futuro apuntan no a un trabajo completamente distribuido con los empleados trabajando siempre desde sus casas, sino a una flexibilidad mucho mayor que gire en torno a un concepto de oficina completamente remodelado, y a acuerdos parciales que posibiliten acudir a la oficina determinados días de la semana o en función del criterio del propio empleado, frente a otros días o situaciones en las que se prefiera trabajar desde casa. La expectativa es que el espacio de oficinas, además de disminuir en su superficie tanto en la parte dedicada al trabajo como en servicios tales como el parking, transforme su función desde ser la localización invariable en la que se trabaja, hasta convertirse en un espacio más dedicado a labores de colaboración y de innovación.
Curiosamente, el aspecto que más nos llamó la atención de manera inmediata cuando comenzamos a teletrabajar en los primeros momentos del confinamiento, la inflación de reuniones, podría ser precisamente el que pasase a tomar protagonismo vinculado a las oficinas corporativas, dado que acudir a la oficina solo tendrá sentido cuando sea para ver a otras personas, coordinar determinadas cuestiones o desarrollar modelos de innovación, mientras que el trabajo individual se llevaría a cabo en condiciones mucho más cómodas y agradables en casa – sobre todo en el momento en que otras distracciones, como los niños, vayan desapareciendo para volver a su rutina habitual en los colegios.
Una redefinición del trabajo de este tipo, además, podría tener efectos importantes sobre la vida en las ciudades, al conllevar una flexibilización de las rutinas en favor de hábitos que permiten una distribución de los movimientos de tráfico, un aspecto que también podría contribuir a la percepción de comodidad y bienestar de los propios trabajadores. Pasar largo tiempo en un atasco porque miles de trabajadores como tú están sujetos a las mismas rutinas y horarios es una situación que no gusta a absolutamente nadie, y que podría evitarse con relativa facilidad al disminuir la presión sobre ese tipo de desplazamientos, relajar las jornadas laborales y ofrecer al trabajador autonomía y confianza para tomar decisiones sobre ellos.
Además, y contraintuitivamente para muchos, resulta perfectamente posible imaginar situaciones de trabajo distribuido en las que la comunicación con los empleados, las tareas de supervisión o incluso el mantenimiento de aspectos psicológicos delicados como la preservación de la cultura corporativa no solo no experimenten problemas, sino que incluso puedan resultar mejores y más eficientes.
Un cambio de este calado va a requerir la adaptación de muchos aspectos, desde la cultura corporativa y las actitudes de los directivos, hasta la eliminación de los valores del – en muchos casos – muy asentado presentismo. Los comienzos, desde mi punto de vista, no están siendo sencillos: la mayoría de los directivos aún tienden a rechazar la formación online y a considerarla de un valor inferior o una oferta que tiene que ser necesariamente más barata, lo que está conllevando que en muchos casos, opten por tomarse un gap year o por diferir su matriculación hasta que la oferta formativa vuelva a ser presencial. Esta reacción del mercado está evitando que, en numerosas ocasiones, los directivos que aspiraban a obtener una educación superior no aprovechen la posibilidad de desarrollar sus hábitos y cultura de trabajo en ese tipo de entornos distribuidos precisamente cuando pueden hacerlo con una percepción de riesgo menor, en problemas vinculados a un entorno académico.
El rechazo de la formación online en entornos directivos es, claramente, un caso de conservadurismo y de aversión al riesgo que tiene como causas el que la oferta de este tipo de formación no haya sido adecuada ni satisfactoria en muchos casos en el pasado, con numerosas instituciones ofreciéndola como «un sustitutivo de menor precio y prestigio». En el futuro, sin embargo, aprender en este tipo de entornos distribuidos ofrecerá, además de una experiencia superior en todos los aspectos, incluido el del networking, una verdadera preparación para lo que serán los entornos profesionales en los que muchos de esos directivos y trabajadores desarrollarán sus funciones.
Pero claro, ¿quién es el que se atreve a decirle al mercado que está equivocado?
This article is also available in English on my Medium page, «How will we work in the post-pandemic world?«
Pero claro, ¿quién es el que se atreve a decirle al mercado que está equivocado?
Ummmmmh… ¿Enrique Dans…?
Al Mercado le engaña cualquiera Empresari@, como por ejemplo, el trabajo y/o teletrabajo con un empresari@ catet@
Existe una parte del empresariad@ que, pese a sus trajes y vestidos caros, sus eventos con la mal llamada ‘alta sociedad’ y su relación de títulos académicos a golpe de talonario no son muy distintos del prototipo de cacique que no ve más allá de sus narices. Se trata de esa patronal que a la mínima de cambio hace gala de esa visión cortoplacista y de la coacción, con la amenaza de «o me das lo que quiero o despido» encabezando su lista de bravuconadas.
En realidad, tenemos más motivos para desconfiar del empresariad@ que éste de nosotr@s
… a ver cuando se empieza a denunciar a este tipo de Empresari@ de forma fehaciente, de una vez por todas…
El mecanismo del mercado es a economía como el de la selección natural es a la biología.
Curiosamente los que defienden a ultranza la idea del liberalismo económico, suelen defender la idea del diseño inteligente(plan divino) y son creacionistas, que viene a ser algo así como asumir que en la genética existe una planificación o supervisión, que según ellos no debe existir en la economía.
Dice Garamendi 26/06/2020, presidente de CEOE, cuando se ha referido a los accidentes de trabajo durante la jornada laboral en casa y ha dicho que «no sería lógico que si luego se hace un huevo frito y le salta el aceite sea un accidente laboral».
Pero ignora, el Sr Garamendi o más bien omite, que muchos de sus socios tienen personal en Almacenes trabajando a 45 ó 50 grados por no tener aire acondicionado, o con andamios sin la seguridad suficiente, o con vehículos que les fallan elementos de seguridad hasta que llega la hora de la revisión, o, o, o…¿pero en qué mundo se mueve esta gente?…¿y los sindicatos?…¿y los que se callan por temor a ser despedidos?…
Dije y repito que lo único que quedará definitivamente de esta pandemia será el teletrabajo, Son muchos de los casos que aparecen a mi alrededor que personas que por un motivo o por otro van a poder trabajar en su casa, y cuando las herramientas de teletrabajo, (videoconferencias, informática en la nube y cosas parecidas), se mejoren y popularicen serán más aún las que no tengan que ir a la oficina a trabajar.
Al final solo tendrán que ir a la oficina quienes manejan objetos materiales, por ejemplo el vendedor que atiende al público en un establecimiento, el que repara objetos, el personal de mantenimiento y limpieza, etc.
Sin embargo, pensar que estos cambios no van a provocar un efecto mariposa que genere un ciclón que afecte a todo no es ser realista
Afecta al mercado inmobiliario: ni las casas, ni las oficinas, ni los comercios están hoy en los emplazamientos ideales, ni tienen el tamaño adecuado si cambia el emplazamiento del trabajo de la gente.
Con el cambio inmobiliario se arrastrara un cambio urbanístico y de las ciudades (a mi juicio), la gran urbe, pierde su razón de ser, que es agrupar en un punto empleados, empresas y clientes, y lo lógico será pensar que entre en decadencia en beneficio de una población mucho más uniformemente distribuida por toda la superficie del país,.
Cambian por tanto las comunicaciones, hoy situadas de forma radial desde las grandes urbes, por un sistema no radial sino a modo de tela de araña que comunique la periferia con la periferia.
Cambia la vida familiar y social: de parejas que se ven unas horas al día a parejas que conviven 24 horas diariamente y de amistad con compañeros de trabajo, amistad con vecinos de la urbanización…
Cambian las relaciones empresa/empleado: de Jefe a subordinado, a resultados/autónomo
Cambia que los empleados de una empresa vivan en una región determinada, a que estén diseminados allá donde llegue Internet.
¿Estos cambios son buenos? – Pues tendrán ventajas e inconvenientes, como todo, pero no tendrán marcha atrás.
De acuerdo en todo ,Gorki.
Te faltó decir que es una de las mejores soluciones para la España vacÍa, siempre que mejore previamente la cobertura de red.
Gracias. Eso fue lo que pensé en un primer momento, pero no conozco a nadie que haga teletrabajo, que quiera irse vivir a todo el año a una aldea de manos de 1000 habitante, por buena que sea la cobertura de Internet. Y esos pueblos son los que hoy están sentenciados, salvo que tengan un fuerte atractivo turístico, o en la realidad, sean barriadas dormitorio de otros mas grandes.
Lo que si puede frenar, es la decadencia de núcleos de población mas de 15.000 habitantes.
Enrique, como ya he comentado anteriormente, pienso que muchas clases en entornos virtuales para personas a partir de los 16 años sí pueden llegar a tener una calidad muy similar a las presenciales. En tu escrito de hoy, sin embargo, prometes quizá demasiado. Dices:
«El rechazo de la formación online en entornos directivos es, claramente, un caso de conservadurismo y de aversión al riesgo (…). En el futuro, sin embargo, aprender en este tipo de entornos distribuidos ofrecerá, además de una experiencia superior en todos los aspectos, incluido el del networking, una verdadera preparación para lo que serán los entornos profesionales en los que muchos de esos directivos y trabajadores desarrollarán sus funciones.»
Lo de la «experiencia superior en todos los aspectos» lo veo cuestionable, aunque podría darse en muchas materias de tipo, más bien, teórico, pero difícilmente va a ocurrir en aquellas asignaturas donde el aprendizaje requiere de actividades prácticas en un laboratorio, taller industrial, granja, hospital, etc.
Por otro lado, está el complejo tema del «networking». La socialización ha sido una de las grandes perdedoras en esta pandemia. No hay que confundir un postgrado internacional en línea, donde se da la oportunidad única de conocer a gente de muchos sitios del mundo, con la clase en línea de cualquier universidad madrileña, donde casi todos los alumnos son de Madrid y no tienen la oportunidad de ir a tomar un café luego de las clases o de ir a pasear el fin de semana. En el primer caso es claro que el entorno virtual brinda una oportunidad de adquirir contactos que de otra manera sería inmensamente costosa, pero en el segundo es evidente que la clase virtual tiene grandes dificultades para sustituir a la presencial en lo que se refiere a la creación de un sentido de grupo.
Como promesa de un MBA internacional en línea, podría tu frase tener sentido. Pero en otros contextos no tanto, especialmente en lo que se refiere al networking.
Te lo digo con pruebas: en todas las ediciones de programas como el International Executive MBA, en el que los alumnos eran directivos que básicamente vivían en un avión y viajaban de forma muy habitual, los alumnos alcanzaban un nivel de conocimiento y de confianza con sus compañeros que nunca hemos visto en un curso presencial. La razón es que cuando la clase terminaba, esos alumnos, que están siempre conectados, seguían hablando con sus compañeros durante prácticamente todo el día: haciendo trabajos, discutiendo casos, pero también hablando de temas de todo tipo, utilizando mensajería instantánea y otros canales. Al final, el resultado es que se conocían muy bien, incluso conocían a otros miembros de la familia que pasaban por delante de la cámara, y tenían un nivel de confianza impresionante. El networking era mejor que en grupos presenciales, y eso que generalmente solo se veían quince días al principio y al final del curso, y quince días en el medio del año en alguna ciudad diferente. Esas eran todas las copas que se tomaban, pero la cohesión del grupo era impresionante, y la satisfacción con el curso, elevadísima. Estoy convencido de que eso se puede conseguir en un MBA normal, o en una clase a cualquier nivel, dadas las condiciones adecuadas. El networking virtual no es peor que el que se hace en persona, y de hecho, puede ser incluso más completo.
Gracias, Enrique, por tu interesantísima respuesta. Mi experiencia al respecto en Alemania ha sido diferente, quizá porque durante este semestre de verano lo virtual fue una solución de emergencia ante la pandemia y no hubo tiempo para pulir algunos detalles importantes.
Al igual que en muchos otros sitios del mundo, en las dos universidades donde trabajo como docente de español logramos en un tiempo récord poner en marcha unos cursos en línea que funcionaron bastante bien. Lo único que claramente no se desarrolló de manera adecuada fue la socialización, en parte por las restricciones burocráticas a usar ciertas herramientas que facilitan el trabajo grupal pero que no cumplían claramente con el RGPD (como Zoom o WhatsApp), en parte porque el problema del limitado vínculo grupal empezó a ser claro cuando faltaba solamente un mes para la culminación del período lectivo.
Por otro lado, hace varios años cuando cursé un postgrado virtual en España tuve la experiencia de poder conocer a algunas personas de otros países a través de los trabajos grupales, pero nunca vi nada que tuviera una magnitud similar a lo que describes que ha sucedido en los International Executive MBA. Es probable que quienes se inscriben para uno de estos caros postgrados ya tengan en la mente que uno de sus objetivos debe ser el conseguir una buena cantidad de contactos que puedan serles útiles en el futuro y ese sea su mayor incentivo para socializar.
En todo caso, si consideras que todo ese intenso networking en los MBA ha sido fruto no tanto del interés previo de los participantes como de la genialidad metodológica del docente, sería muy valioso que pudieras contarnos con más detalle en un post las estrategias metodológicas y las herramientas virtuales que has utilizado para alcanzar ese notable logro. El tratar de alcanzar un nivel de socialización en un curso virtual similar al que se desarrolla en uno presencial es una de las tareas que me he planteado alcanzar para el semestre de invierno. Así que si tienes sugerencias basadas en tu experiencia docente, estaré muy gustoso de leerlas.
Pienso que nos estamos fijando demasiado en lo que afecta la crisis al sector de la hostelería. Hay muchos sectores que están más castigados. Claro, esos no dependen del turismo por lo que los informativos los ningunean
Al final la gente se deberá adaptar al nuevo modelo de teletrabajo. La técnologia es nuestra mejor arma contra toda esta situación tan desconcertante
Claro que si, casi todos los sectores han sentido la crisis de la pandemia y hay grandes perjudicados en sectores ajenos al turismo, por ejemplo el arte en general ha sufrido un azote espectacular (nunca peor aplicado) ;
No hay «bolos» por provincias, se han paralizado las grabaciones de series de televisión, No hay conciertos ni populares, ni clásicos, ni desfilan las bandas, y nadie de esos músicos vivían del turismo, sino de la fiestas populares,
Hablaba con un dueño de puesto de frutas de un mercadillo y me contaba lo que ha sido para él, el cierre de los mercados y que su otro gran cliente los hoteles y restaurantes, estuvieran paralizados durante cuatro meses.
Cono éstos. hay miles de pequeños negocios y empresarios y autónomos de los que nadie habla, pero han pasado la pandemia sin ingresos y muchos siguen, por ejemplo. los cines ocupados hoy en el mejor de los casos en un 10 % y los catering de eventos, … ¿Cuantos congresos, bodas y banquetes se han suspendido en estas fechas?.
Siempre hemos oído frases hechas como estas «Es mejor un mal libro que un mal profesor», o la que muchos piensan «es mejor presencial que online». Como suelen ser opiniones personales es muy dificil que alguien que le guste el jamón 5J, le pueda a la vez gustar la Mortadela, en concreto si es Boloñesa de verdad, y si no la habéis probado os recomiendo hacerlo.
a) Lo primero es el precio. ¿Tiene que ser el online más barato para el alumno? Podriamos decir que si, absolutamente si. Si el acercamiento es posicionar el valor de este servicio de formación, obviamente no puede bajar mucho el precio. La «excelencia» es una cuestión muchas veces de imagen. No puedes comprar un Louis Vuitton, con 80% de descuento, como si fueras Udemy…
Pero excepciones aparte (Dejemos fuera un MBA del IE para dejar fuera del tablero el caso particular de Enrique) lo normal es que si, que la «formación que normalmente es online» sea bastante más barata.
Pongamos un curso de 40h en un aula con un profesor para 20 alumnos. Pues te pueden pedir 600€, 1000€, 2000€ o más. Depende de que sea el curso y el grado de especialización
El mismo curso usando videos grabados, una web con tutorias+ejemplos. Dificil que pase de 500€. Muchas veces 150€ o menos … los he visto hasta por menos de 20€, y no difieren mucho a los 500€. Es lo que hay en el mercado. Competitividad.
b) Estudiar una carrera «seria» en la pública y a distancia: UNED. Todos sabemos que solo podrás estudiar ciertas carreras,. Nunca vas a ser nurocirujano de la UNED. Por algo será y eso si hay: ciencias, psicología, educación, derecho, informática,… y en todo caso no es un online puro. Ya que hay muchas tutorias presenciales. Y hasta lo que sé eran voluntarias (no sé si han cambiado)
¿Qué hay parcecido en online puro? Pues eso, algún Master. En principio para gente que tiene los horarios muy fastidiados. Si le pones un «online» que consiste en un presencial a distancia, adios invento… ya que las personas suelen preferir si hay que asistir el presencial. Y eso la reducción de costes es bestial. De precio ya es otra cosa, y depende del posicionamiento del servicio y si el alumno percibe valor.
Pues eso elige 5J, serrano o mortadela pero cada uno tiene un precio. Jamón Ibérico se escribe con H de Huelva no de Hungría. Y que no te vendan Mangalica por Pata Negra.
El problema es que mucha gente relaciona, como tú acabas de hacer, enseñanza online con «videos grabados y una web con tutorías + ejemplos». Te aseguro con abundante conocimiento de causa y experiencia propia que la enseñanza online no tiene por qué tener nada que ver con eso. Que la mayoría de la enseñanza online que se haya hecho hasta ahora haya sido simplemente «videos grabados y una web con tutorías + ejemplos» tiene que ver con que esa metodología se puede automatizar completamente y, por tanto, una vez que la montas, te limitas a darle a la manivela y a que pasen estudiantes pagando por ahí, algo que no tiene nada que ver con lo que debería ser la enseñanza online. Para mí, la enseñanza online supone más trabajo como profesor, no menos, que la enseñanza presencial, razón por la cual mi universidad, que lo sabe y lo puede comprobar fehacientemente, me paga mis sesiones online mucho más caras que las sesiones presenciales. En una sesión online tengo que invertir muchas más horas que en una presencial, horas de interacción directa con los alumnos a veces en un foro, a veces en cámara, a veces en correo electrónico… es un servicio intenso en participación del profesor y del alumno, en el que la profundidad de los debates supera siempre de manera sistemática la que se alcanza en un aula de clase. Es, simplemente, una propuesta superior, que por tanto, debería ser más cara, porque se invierten más recursos de tiempo y esfuerzo del profesor que en la otra, y se alcanza un resultado superior en términos de aprendizaje.
Pero claro, eso que yo he podido comprobar en persona, vete tú a explicárselo al mercado…
¡ Vaya chasco ¡
¡ Y yo que pensaba que la enseñanza online bajaría exponencialmente los precios , comparada con la presencial a igual calidad de enseñanza¡
Una solución sería un mayor número de alumnos, para repartir el coste, pero claro, tal como lo expones la interacción alumno-profesor se resentiría , no podría ser personalizada ni tan intensa.
Si el mercado no percibe la propuesta de valor y por tanto el precio hay varias opciones:
1. No puede establecerse como un cost+margin. Si no fijar el precio que el mercado está dispuesto a pagar por un Online
2. La estrategia ganadora a la corta, puede ser considerar el precio como el driver principal.
3. Repensar que coste se puede permitir ese servicio, para que de beneficios con el precio que el mercado está dispuesto a pagar
4. Muchas veces pasa que un producto o servicio innovador no cuaja porque se adelanta diez años a la competencia, o se dirige a un mercado no maduro, y ahí hay que hacer desarrollo de negocio.
5. Un CFO os diría que el Caso de negocio que se podría hacer es el conjunto
«Presencial+Online_pregrabado+Online_IE»
para posicionar el Online_IE y demostrar al mercado que realmente tiene valor. Y que el margen general sea bueno en el mix, mientras se posiciona el Online_IE
6. El explicar el servicios y su diferenciación con la competencia es un buen comienzo. Como haces en el comentario.
7. ¿Cómo se consigue que tenga valor? No por comentar lo te lo van a comprar.
Por ejemplo sacando estadísticas anuales de los egresados de ese master, con datos que verifiquen la bondad y su valor: demostrar que realmente consiguen mejores puestos y sueldos que sus compañeros de presencial.
Si se puede demostrar eso seguro que nadie desconfiaría de lo de «online». Pero vamos que tampoco yo os voy a enseñar a vostros a «hacer huevos fritos»
No, si no es eso. Al IE le va bien, nuestros masters online funcionan de maravilla, según el año somos primeros o segundos del ranking mundial, y están llenos. Yo lo único que no entiendo es por qué los candidatos que quieren formarse en un momento como este no optan por ellos e invierten en el desarrollo de las habilidades en trabajo distribuido, en lugar de por una experiencia presencial en la que se arriesgan a contagiarse…
Pero eso, que no me refiero al caso del IE. Nosotros, en ese sentido, somos unos privilegiados. Me refiero a la consideración general de la enseñanza online, y a lo que podría aportar en estos tiempos si se hiciese bien.
Enrique, sé también por experiencia propia que las clases en línea requieren mucho más tiempo de preparación que las presenciales y que en varias áreas del conocimiento es posible que lleguen a tener una calidad comparable o incluso superior. La gente, sin embargo, no lo percibe así, en buena parte porque nunca han tenido la oportunidad de participar en un buen curso en línea, pero también porque quienes ofrecen, por ejemplo, postgrados por internet no han hecho una buena investigación de las necesidades del mercado.
Un ejemplo claro son los postgrados españoles que aspiran a captar estudiantes de América Latina. En ocasiones las universidades españolas presentan propuestas interesantes, pero que suelen tener el gravísimo defecto de ser títulos propios. La inmensa mayoría de los latinoamericanos que quiere cursar una maestría (o máster) busca que el título a obtener sea oficial, pues de otra manera no va a ser reconocido en su respectivo país ni le va a dar la eventual posibilidad de cursar un doctorado en el futuro.
Por otro lado hay que considerar el tema de los precios. ¿Por qué habría de pagarle un latinoamericano al Instituto de Empresa más de 50.000 euros por un MBA cuando puede obtener algo de calidad similar en el Tecnológico de Monterrey por 30.000 euros? Más aún, ¿se justifica realmente en cualquiera de estos dos casos que los precios sean tan elevados, cuando hay postgrados en otras áreas donde no se paga ni el 10% de estos valores?
Si me preguntas que si se justifica, la respuesta es sí, y si algún día dejo de estar convencido de ello, abandonaré la compañía. Dado que suelo mantener contacto con muchos de mis ex-alumnos, he visto perfectamente y a lo largo de muchos años lo que vale el diploma que expedimos, y cómo sistemáticamente recuperan esa inversión en muy poco tiempo, además de otros beneficios añadidos. Si me comparas con el Tec, que es una buena escuela que conozco bien, te contestaría que intentases acceder al mercado de trabajo de otros países que no sean México con un diploma suyo o nuestro, y verías rápidamente la diferencia (la admisión en el Tec no es selectiva, su vocación es ofrecer formación a cuanta más gente mejor, mientras que en el IE lo es, y mucho… son filosofías diferentes). Con respecto a los que tienen precios de menos del 10% de lo que mencionas… buena suerte. Puedes hacer todos los masters que quieras en universidades españolas, pero en general, te abrirán muy pocas puertas en el mercado, y se limitarán a ocupar espacio en la pared.
Mauricio
Los que eligen un MBA por ejemplo presencial o executive no tienen en la cabeza ser doctorandos (alguno habrá.. )
Creo que los MBA actuales son un invento de «Harvard» y nada tienen que ver con los «master de Bolonia» que luego sirven para los «doctorados». Con Bolonia cambiaron el modelo de licenciaturas/ingenierias al modelo «grado+master»
https://es.wikipedia.org/wiki/Proceso_de_Bolonia
Te adjunto un enlace de la Comunidad de Madrid y sus Universidades tanto Públicas como Privadas.
https://www.comunidad.madrid/servicios/educacion/universidades
Veras que hay una amplia oferta. Por calidad/precio fíjate en las públicas fundadas hace tiempo. (politécnica, complutense, autónoma, alcalá, UNED a distancia).
La UNED tiene centros fuera de España(P.ej. Alemania)
http://portal.uned.es/portal/page?_pageid=93,171802,93_20551294&_dad=portal
Mauricio
Lo que te contesta Enrique, es cierto 100% cuando alguien desembolsa, un dinero en un MBA de IE, es porque luego se tiene en cuenta en el mercado laboral, pero si crees que no merece la pena ese dinero, y buscas un doctorado, entonces no le sacas rendimiento al MBA…
Me gustaría saber cómo si finalmente los programas del IE se han visto afectados por la pandemia de alguna forma.
Tengo un familiar que trabaja en administración de otra escuela de negocios Top World con sede en Barcelona, de la que no voy a decir el nombre, y me ha comentado este verano que muchos optaron por no seguir con sus programas cuando pasaron a online.
¿Ha habido disminución de matrículas para el curso siguiente o se mantienen los números? Allí, por ejemplo, han despedido gente de la sede de Madrid.
Gracias Enrique y Sin Censura por sus respuestas.
Definitivamente, Enrique, 51.200 euros por un MBA de tres semestres en el IE me parecen demasiado dinero cuando en Alemania puedes cursar un M.Sc. Betriebswirtschaftslehre (Máster en administración de empresas) de 4 semestres por tan solo 1.500 euros (375 euros por semestre), incluido el boleto de bus y de tren regional durante todo ese tiempo.
Me podrás decir que de ninguna manera es lo mismo, pero es que no solamente uno ahorraría 49.700 euros sino que además estaría matriculado en una universidad prestigiosa como la Humboldt-Universität zu Berlin, la Goethe-Universität Frankfurt, la Universität zu Köln o la Philipps-Universität Marburg.
Sé en todo caso que el MBA apunta a la formación de gente que ya suele estar en un puesto directivo y que quiere mejorar su posición en el organigrama de su empresa. En ese caso cursar un carísimo MBA sería como buscar una especie de título nobiliario que le permitiría al que lo posee ser contratado o ascender dentro de empresas donde ese tipo de blasones tenga una gran importancia, como suele suceder en Estados Unidos, además de la posibilidad de realizar el ya mencionado networking con gente de parecido pensamiento y nivel de gasto.
En una empresa alemana, sin embargo, veo más difícil impresionar a los jefes de una gran compañía con ese tipo de títulos y el interesado bien podría ahorrarse los mencionados 49.700 euros, cantidad de dinero que, aunque muchos no lo crean, resulta suficiente para que una persona pueda vivir cinco años completos en Alemania, incluyendo todos los gastos.
En todo caso, para quien no pueda prescindir de las letras MBA y no tenga mucho dinero, aquí hay tres opciones llamativas (no necesariamente recomendables) que son bastante económicas:
Master of Business Administration
Hochschule für Technik und Wirtschaft Berlin
4 semestres – 8228 euros
Master of Business Administration
Universität Koblenz-Landau
5 semestres – 8645 euros
Master of Business Administration
AFW Wirtschaftsakademie Bad Harzburg
4 semestres – 8980 euros
Evidentemente, sé que ninguno de estos MBA compite en calidad con los que ofrecen la Mannheim Business School, la Frankfurt School of Finance & Management, la WHU Otto Beisheim School of Management, la ESMT Berlin o la HHL Leipzig Graduate School of Management. Todas estas escuelas aparecen en los ránkings internacionales e incluso dos de ellas estarían en una mejor posición que el IE que según The Economist estaría en un no muy destacado puesto 69. Además, los MBA de estas escuelas alemanas cuestan menos que el del IE, con precios hasta 13.000 euros inferiores o incluso hasta 19.000 euros más baratos para los early birds en Leipzig.
En realidad, en un análisis costo-beneficio, lo mejor sería inscribirse en un Máster (M.Sc.) en administración de empresas de una buena universidad alemana, a menos que la persona solo quiera presumir, en cuyo caso no habría mejor sitio que la Harvard Business School.
MAURICIO,
OFF TOPIC: Alemania y el elitismo español
Dejando fuera la cuestión de caro/barato. Si sirven o no,…
https://es.wikipedia.org/wiki/Sistema_educativo_de_Alemania
https://www.deutschland.de/es/topic/saber/universidades-alemanas-estudio-wissenschaft-weltoffen-2018
Sería bueno reflexionar en el sistema alemán, hay un gran número de personas que cursan un Aprendizaje con prácticas pagadas en empresas, y el número de alumnos que eligen o pueden elegir la Uni viniendo del Abitur(bachillerato)
Como en Alemani el desempleo ha llegado por COVID19 al 6.4%, prácticamente el doble de lo que tenían en 2019. El 3.3%. Vemos que hay una estructura empresarial más sólida.
Con estas tasas, el encontrar un empleo normal, para una persona con un título universitario o Aprendizaje (FP en España), es infinitamente más sencillo que en la España con un sector industrial decrépito, y en 2020 con COVID19 hasta la mayor industria del país, el turismo, haciendo agua. En 2019 el desempleo en menores de 25 años era mayor al 30%. En 2020 para que hablar. Curiosamente personas muy formadas están buscando su salida profesional fuera del país.
En consecuencia hay un caldo de cultivo para vender soluciones al desempleo. Y no van a ser soluciones baratas.
Siempre que hay una desgracia hay alguien que te vende una solución.
Ya hace 50 años, las familias que podían se sacrificaban por dar una educación lo mejor posible a sus hijos. Y se pasa de que un título universitario era un factor diferenciador, a que lo tiene mucha población. Y poca empresa que haga algo en el sector primario: en los polígonos almacenes, talleres, etc. En tecnología, soluciones ad-hoc informáticas, fabricantes que integran en España, … con alguna excepción claro está.
Al no encontrar empleo, y no querer ser un nini, (ni estudia ni trabaja) se vende la idea que hacer un master de postgrado, para «abrir puertas» y de ahí la cantidad de masters que hay en España, y los precios desorbitados de los más reconocidos. Es la pescadilla que se muerde la cola. Hay que ser selectivo para que «funcionen» como trampolín. ¿Vas a aprender más? En el sentido práctico, si, vas a conocer una red, o al menos ese es el mensaje subliminal. ¿Cierto? hay opiniones para todos los gustos. El precio siempre lo fija la oportunidad y el posicionamiento. Sin embargo el mercado en Alemania, no está en esa estrategia elitista. Ya que parece primordial para que funcione que la tasa de desempleo sea alta… y aquí dejo, la comparación:Alemania-España. Solo era un esbozo.
https://www.dw.com/es/pandemia-sigue-incrementando-el-desempleo-en-alemania-pero-en-menor-grado/a-54009556
Hoy en día el teletrabajo debería de ser una herramienta más en un gran porcentaje de las empresas españolas. El conservacionismo y el control que algunos directivos quieren tener sobre el empleado imposibilita que tal herramienta se pueda llevar a cabo y esto paraliza el «mercado» en este sentido. Ahora bien, si fuésemos directivos ¿confiaríamos en que nuestros empleados trabajasen al 100%?