A petición de Javier López Rejas, escribí para la sección Dardos de El Cultural un pequeño artículo sobre si la conexión a internet debe ser o no considerada como un derecho humano.
La estructura de la sección consiste en contraponer dos opiniones sobre el tema, y la mía se contrapone a la de Sergio C. Fanjul, coautor de «Ciencia sin ficción», devenido en feroz tecnoescéptico. Yo, en mi faceta de optimista infinito, soy tan consciente como él de que internet en su estado actual tiene numerosos problemas, pero también de que en nuestros días, como decía hace años en algunas de mis presentaciones cuando éstas tenían texto, «privar a una persona de acceso a la red es una condena peor que el ostracismo». En la red está el acceso a la información, la posibilidad de educar el pensamiento crítico aprendiendo a separar el grano de la paja y de la basura, el ticket de entrada a un espacio público que, por mucho que en ocasiones se llene de idiotas que destrozan su propuesta de valor, sigue funcionando para muchas otras, y lo hará más en el futuro.
Las empresas tecnológicas han demostrado a lo largo del tiempo ser tan malas autorregulándose como el resto de las empresas lo han sido en otros ámbitos, y la buena regulación, por el momento, no está ni se la espera, porque los reguladores que hay o no tienen dientes, o pintan con trazo muy grueso. Pero vendrán tiempos mejores, e internet será una parte importante de ellos.
No sólo hay tonterías en internet.
Homenaje a Samuel Beckett, En Esperando a Godot
– Para todo X perteneciente al mundo de la tecnología ¿Es X un derecho humano?
– ¿Depende?
– ¿De que depende?
– De lo que Enrique nos diga en el artículo
– ¿De verdad?
– ¿Es el olvido un derecho?
– Por lo que veo es usted un ser humano
– ¡De origen divino!
– Y los de origen siervo ¿tienen derecho a ser personas?
– Si ese siervo es un diosote. Puede
– Bueno
-¿Entonces?
-¿qué?
– Que si no tienes internet ¿eres humano?
– Depende
– ¡Aquí estoy! Viendo teatro en youtube
– ¡Ah!
– Bueno.
– ¡Marcos no te sientes ahí!
– Aquí estoy y aquí me quedo.
– ¡Caín!
Marcos:- ¡Aquí me quedo!
– La humanidad entera.
PS: Que al menos mi post sirva para que alguien que no conoce a Beckett, se pregunte ¿qué es eso?
https://www.youtube.com/watch?v=q2jZ27zGqsw
No dudo que el derecho a la conexión a Internet es en estos momentos equivalente al derecho a tener una línea de teléfono, a recibir la señal de TV o la conexión a la energía electrica.
Desconozco si estos derechos entran dentro de los derechos fundamentales, o simplemente son derechos que debe de procurar el Estado dar a todos los ciudadanos.
El problema es que le señal no llega para todos igual, Por poner un ejemplo, Internet llega a Rueda (Valladolid)., pero en condiciones bastante deplorables, El Consejo Regulador de la Denominación de Origen Rueda denuncia que las líneas de Internet solo disponen de 10 megas de bajada y ello les crea problemas para las tramitaciones con las administraciones.
Y si eso es problema para las bodegas, pensar lo que puede suponer para una de las pocas compañías no relacionadas con el vino en mi pueblo IRAZÓN Ingenieros, que se dedica a la Informática.
Si deseamos que se frene la despoblación rural, hay que facilitar los servicios básicos a las empresas que se establezcan en el área rural con la misma calidad y coste, que lo que puedan encontrar en las grandes ciudades.
https://www.eldiadevalladolid.com/noticia/ZEBBCE07E-9D41-0F36-1A578BA19EF81DE9/Las-bodegas-de-DO-Rueda-tienen-problemas-de-internet
En teoría, con el 5G esos problemas se deberían solucionar
¿Y cuando llegará el 5G a Rueda?
Como buen derecho humano llegará mañana mismo. O si eso otro día. ¡Ah! Y llegará a unos precios asequibles a todo el mundo.
¿Y el mar a Madrid?
¿Se pueden remitir preguntas al panel de expertos del IPCC?
Pronto. Según los ecologistas. ya está llegando a Albacete. y los habitantes de Benidorm, hace años que emigraron a Soria, (por su buen clima)
Cuando sea rentable su instalación y mantenimiento por la empresa privada. Osea nunca.
Si, la conexión a Internet es un derecho humano, tan falso como el resto de los derechos que los humanos nos hemos autoadjudicado desde que nos dio por pensar que éramos los elegidos.
Tal como está nuestra civilización (sic) y especialmente este país llamado España, las cosas solo se consiguen si tienes la fuerza suficiente, así que si los de Rueda quieren Internet de alta velocidad, ya saben lo que han de hacer, lo demás son lentejas.
Y sin dosis de LSD alguna. Cada vez alucino más con el tono «separatista» que está cogiendo el patio de comentarios. Parece que hay dos ecosistemas terrestres, y uno lo inventaron los ecologistas. Ese tipo de gente que, como bien diría el Tarantino, no pasan de ser malditos bastardos ecologistas.
Ah, y lo de que los derechos humanos son como un invento de los idem, ya es de juzgado de guardia intelectual. Viene a ser del mismo nivel, que pensar algo así como que las frases escritas en el ADN humano están escritas por los descubridores del ADN. Lo mismo pasa con el «descubrimiento» de unos seres humanos, más o menos bastardos (en la sociedad establecida en su momento histórico), de que ya estaba bien pasarse los derechos naturales del ser humano (hombre sobre todo) por las partes menos pudendas del mismo.
Realmente comparar la conexión telefónica o ir al dentista con la conexión a internet, no resulta alienígena en ningún sentido posible. Y precisamente por eso, que duda cabe, para algunos, hecho de tener teléfono o tener dentista debiera ser un derecho humano tal cual. Otra cosa es el «problemita» de las prioridades. Porque supongo que el derecho a comer será si la menor duda un derecho natural, aunque no estuviera escrito en un puto papel «de regalo». O incluso en una página web de la puta ONU.
Claro que también se puede considerar que el derecho e internet colisiona con el derecho a tener yates y aviones privados, o islas para el ocio y el fraude financiero. Todos tienen sus derechos, dicen algunos.
Por que si debe ser muy difícil establecer un orden humano de prioridades sociales. Ya lo dice esa idiotez tan extendida sobre una frase que nunca dijo (ni podía decir) un sabio como Einstein. Esa tontería de que todo es relativo. Una afirmación que solo es válida para el mundo microscópico.