Las últimas actualizaciones de Firefox a su versión 70 y de Chrome a la 78 parecen dejar claro dónde se está jugando la batalla de la privacidad de los usuarios durante la navegación en la red: mientras la Mozilla Foundation presenta novedades como el bloqueo de los trackers sociales activado por defecto, bloqueo de cookies de terceros e informes de privacidad, Google, que en el fondo sigue siendo una empresa que vive de la publicidad online y la explotación de los datos del usuario, parece centrarse más en prestaciones, APIs, funcionamiento en distintas plataformas y funcionalidades estéticas como el modo oscuro.
La navegación en la red es, cada día más, uno de los factores que más diferencia a los usuarios avanzados, y no tanto por una cuestión de protección de la privacidad – que también – como por el impacto directo que tiene en la productividad. La combinación de un navegador que bloquee determinados tipos de seguimiento con algún plugin como Blur, Ghostery u otros que refuercen esa protección, y con un buen bloqueador de publicidad como AdBlock o AdBlock Plus se convierte en la configuración que permite disfrutar de una experiencia más rápida, más cómoda y generalmente libre de experiencias incómodas, hasta el punto de que cuando utilizas una máquina con una configuración estándar te parece una experiencia de pesadilla.
La primera ventaja obvia de una configuración así es la de proteger nuestra privacidad bloqueando las cookies que permiten a algunos sitios obtener información sobre tus hábitos de navegación. Que una página pretenda averiguar qué haces cuando estás en ella entra dentro de lo razonable, puede hacerlo simplemente a través de sus estadísticas, y en muchos casos, el uso de cookies es algo razonable que permite, por ejemplo, ofrecer prestaciones como el recuerdo de contraseñas, la preservación de información sobre preferencias o carritos de la compra, y funciones afines. Sin embargo, que una página pretenda saber en qué otros sitios has estado, si has visto o no determinado anuncio o qué intereses tienes es algo que, por mucho que algunos pretendan defenderlo como normal, no lo es, y aunque muchos lo toleren porque no les resulte especialmente molesto o porque no sepan como evitarlo, roza lo disfuncional, el auténtico espionaje.
Las cuotas de mercado de los distintos navegadores llevan bastante tiempo de relativa estabilidad según la mayoría de las fuentes: Chrome es el claro dominador, con alrededor del 70%, Safari sobre el 15%, Firefox alrededor del 5%, con variaciones según tengamos en cuenta todos los segmentos de uso (ordenador, smartphones, tablets, etc.) o solo algunos. Algunas alternativas interesantes, como Brave, se mantienen fuera de los rankings porque utilizan el user agent de Chrome o Firefox, pero son también posibilidades más que recomendables.
Cambiar de navegador es algo que suele dar mucha pereza: implica que muchas opciones de uso habitual cambien de sitio, que algunos comandos o atajos de uso frecuente desaparezcan, que las cookies que almacenaban algunas de nuestras preferencias o contraseñas en sitios dejen de funcionar, y muchas cosas más. Es como abandonar hábitos con los que uno tiene familiaridad desde hace tiempo. Pero en el estado actual de las cosas, me parece un buen ejercicio, como mínimo, hacer la prueba: probar otro navegador, blindarlo con algún plugin que mejora su privacidad, bloquear la publicidad y utilizarlo como plataforma de comparación. ¿Incómodo en ocasiones? En efecto, a veces te encontrarás páginas que pretenden decirte lo que puedes o no puedes usar, que te negarán la entrada si tienes un bloqueador de publicidad, etc. Es muy sencillo: considera primero si debes visitarlas, y si es así, ábrelas en modo incógnito, sin más. Que todos los problemas y limitaciones se solucionen así de fácil.
Explora lo que la web debería ser si protegiese algo mejor tu privacidad y tu experiencia de navegación. Seguro que no te arrepientes de hacer ese experimento.
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Cada uno vive la tecnología a su modo y manera. En algún año posterior al 95, el S.O. con mayor despliegue era claramente Windows95 que tenía integrado su propio navegador y la competencia que triunfaba era Netscape, que también estaba presente en el Unix más extendido de la época Solaris, y los que teniamos la suerte de tener una SUN, nos parecía una maravilla el tener de «serie» una aplicación gráfica.
Funcionalmente lo que obtenías en ellos era un renderizado de texto html con imágenes incrustadas, y las primeras versiones de capacidad multimedia (audio, video) y poco a poco scripts, applets Java, Flash… En muy poco tiempo se percibió una mejora de la calidad de las páginas junto con la evolución de los OS. Pero de unos 10 años al presente, la evolución no ha sido a favor del usuario sino todo lo contrario en contra de él y tuvieron que surgir plugin para CAPAR funciones que se te cuelan en el navegador y que obstaculizan una sensación de confort al navegar.
Principales lacras: publicidad invasiva, usar el JS de tu navegador para identificarte y una no menor la carga en memoria de un navegador que consumes recursos para el simple renderizado de una página.
Resumiendo hemos pasado de una web ligera que te encantaba navegar incluso con un modem que apenas llegaba a 56K, a una sobrecarga de páginas mal hechas, o hechas a propósito mal para realizar actividades en background que ni imaginas y consumen recursos de tu ordenador. Y si no abrir el monitor de actividad de vuestro SO. y mirar el consumo de Gigas en memoria ¿para hacer que? Hace tiempo que Firefox consume memoria a «cascoporro» cada plugin o pestaña que abres es un ogro para tu ordenador, lo mismo para los demás navegadores. Y el más vergonzoso es Chrome, no entiendo como puede mantenerse como más usado a la vez que es el que más atenta contra la privacidad. El de Microsoft hace más de 15 años que no lo uso, pero me imagino que sigue en su línea de ser el peor con diferencia.
Tras varias pruebas, yo he encontrado el entorno de navegación el el que me siento más cómodo.
Yo uso siempre Chrome, la última vez que usé Firefox me pareció bastante menos ágil. He probado Edge y me ha gustado mucho, pero es como dice Enrique, cuesta cambiar estas cosas sin tener un beneficio claro.
En el portátil uso Chrome, con dos instancias abiertas
1. Una en modo incognito, que es la que uso por defecto para navegación web de páginas no habituales, noticias, youtube, etc. en los que la publicidad no es excesivamente molesta o es una visita esporádica. Por ejemplo, Twitter lo uso muy de cuando en cuando y solo para consultar algunas cuentas, (la url las tengo en favoritos del navegador), así que accedo en modo incógnito, nunca identificado.
2. Otra en modo normal, con Blur y ABP activado, que uso para los servicios internos de la empresa para la que trabajo, las webs que frecuento mucho y tienen publicidad molesta (la mayoría) o aquellos servicios que requieren que esté logado o identificado, como gmail o el propio servicio de chrome (que me permite acceder en cualquier dispositivo a mis marcadores o contraseñas).
En el movil uso siempre Chrome en modo incógnito, y tengo bajo mínimos el uso de apps, solo tengo instaladas las que uso con cierta frecuencia. para las de uso puntual, prefiero usar el interfaz web o instalar un app y desintalarla enseguida. Me niego a tener docenas de apps sin apenas uso y para las que no tengo tiempo de asegurarme que no recopilan y comparten información personal
Puede paracer farragoso pero a mí me resulta cómodo
Aquí un donante y fanboy de Mozilla, e igualmente fanboy de la productividad del ecosistema Google.
Si Mozilla fuera mujer, querría un hijo suyo, mientras que Google es como el estado, necesario pero manteniendo las distancias.
Aquí se ventillandos temas, evitar que a tu terminal (Pc, teblet, Smarphone), se descarguen asuntos no deseados, (anuncios fundamentalmente) , y por otra parte que de tu terminal, nadie saque más que lo que tu quieres enviar.(privacidad fundamentalmente)
Siento informar que este es el viejo combate, entre la muralla y el cañon, que a la larga siempre ha ganado el cañón. Tu puedes reforzar y subir, con mucho coste, tu larga muralla, haciendo inexpugnables a los cañones actuales, pero ellos con poco coste pueden crear cañones mas potentes que terminen perforando la muralla cono si fuera un queso de Gruyere.
Ante tal dilema hacia el siglo XVIII se ceso de gastar en murallas para buscar otros sistemas de defensa pasiva mas eficaces porque desde la Guerra de Troya siempre el cañon terminaba ganado.
Pero volvamos con nuestro problema que son dos.
1– ¿Como evitamos que , (a nuestra costa), nos saturen nuestras comunicaciones y nuestros sentidos con anuncios no deseados? — Yo creo que mejor que Adblok no se ha inventado (aun) nada. De hecho como Enrique Dans resalta «AdBlok es la mayor acción de boicot colectivo de la historia de la humanidad».
¿Cabe mejorarlo? Si, yo haría que el emisor no se enterara que sus anuncios están siendo bloqueados y que se apuntara como una diana, lo que cae en la nada. Personalmente si a mi me parece, por ejemplo en «El PAIS», una pantalla pidiendo que quite mi AdBlok, simplemente dejo de visitarlos, con la seguridad que el mismo contenido, lo encontraré en cuarenta sitios que están encantados de que yo les visite, ¿Por qué he de visitar una casa que no me aprecia, si na hay ciento de casas encantados de que les visite?.
Entonces ¿Para qué quieres que no se enteren?, — Pues por un lado para visitar «El Pais» cuando me plazca sin tener mala conciencia, (yo tampoco sabría que le estoy bloqueando) y sobre todo para llevar la incertidumbre a las filas del «enemigo», ¿Las dianas que contabilizo, son reales o ficticias?¿ Los anuncios que envío, no tienen éxito porque son muy malos, o porque no dan en dianas reales?
Confundir al enemigo en un sádico como yo, siempre ha sido una fuente de gozo.
2– ¿Como defendemos nuestra intimidad?, Volvemos a lo de siempre, por buena que sean la muralla de nada vale si soy yo los que les abre los portillos, la defensa ha de plantearse de otra manera, ¿Como ? –Con mi receta de si quieres taza, taza y media, vienes a por datos, pues no te preocupes que todo son facilidades, lo que pasa es que te llevas datos falsos.
Si el navegador te sembrara tu terminal de datos falsos, pero reales, tomados aleatoriamente de otros terminales y cuando se vienen a llevar cookies, se llevan las cookies de otros usuarios, y si el navegador te cambia IP; tipo de procesador, navegador, tamaño de pantalla etc etc, que forman tu huella digital, por los datos de otro, haciendo las peticiones por un servidor intermedio, que anonimiza, por experiencia profesional te aseguro, que los datos falsos, que reciben, es lo peor que te puede ocurrir en una Base de Datos, pues te llevan a la duda de si cualquier dato de la Base de Datos es válido o no, con lo que también extiendes la incertidumbre de cualquier estudio estadístico que se haga con ellos.
Es el arma del calamar , el calamar toma el color de donde esté para pasar desapercibido, pero si ya le localizan suelta un montón de tinta negra que hace muy d visible del sitio donde esta pero nadie es capaz de dar con el punto exacto donde se encuentra.
Habrá que ver cómo evoluciona, pero si no espabila Chrome en gestión de la privacidad, tiene toda la pinta que Brave le va a destronar en poco tiempo
+1 Para Brave! ademas como esta basado en Chrome es especialmente facil saltar a el si estas habituado a Chrome. Hoy he descubierto que las ventanas privadas permiten visitar web .onion de TOR! llevo poco con el pero me esta gustando.
Nadie ha usado el navegador Brave?? Posee un bloqueador de publicidad integrado Tiene algunas pegas al principio, pero una vez que las solventas, es excelente. Animense solo pruebenlo y luego deciden!!
Llevo usando Brave una semana y muy sorprendido.
Cubre 3 aspectos clave en mi uso:
– las extensiones de Chrome funcionan. No es que use muchas pero es importante.
– más privacidad por defecto.
– la grata sorpresa de, al menos en mi equipo, ser algo más rápido y liviano.
Me queda poco para contestar SI a la ventana de «¿quiere que sea su navegador por defecto?»
Cogiendo el hilo de Gorki, en su frase final, diría que podemos aprender del electrón. En nuestro mundo macroscópico, no podemos «hacer el electrón», pero en un mundo virtual somos totalmente microscópicos (un simple conjunto de bits), por lo que sería más fácil disimular cual calamar o camaleón, o simplemente vestirnos de «visptosa» («haloween»), en cada momento que nos busque la «policía virtual».