Para alguien como yo, que imparte habitualmente clases en un programa online en el que me reúno virtualmente durante toda la semana con alumnos que están, literalmente, en todas partes del mundo (en la promoción actual, ocurriendo ahora mismo, hay alumnos en Quebec, Georgia, Tokio, Minnesota, Bruselas, Puerto Rico, Madrid, Dubai, Berlín, Luxemburgo, Londres, Grenoble, Caracas… y voy a parar, porque aún voy por la M en la lista :-) comprenderéis que la perspectiva que apunta esta noticia de Wired le resulte, cuando menos, interesantísima: la utilización de un «mundo virtual», como Second Life, para desarrollar actividades académicas. Second Life se define como
«… a 3D digital world imagined, created and owned by its Residents. A
new frontier, where limits are obsolete.»
Podéis ver detalles sobre Second Life en este vídeo de CNet (buenísimo, vale la pena verlo entero y hasta tragarse el anuncio que ponen delante) La perspectiva de pensar en cada uno de mis alumnos diseñando su imagen virtual de si mismo (avatar) e interaccionando en una clase en un escenario virtual tridimensional me resulta algo parecido a entrar en aquel bar de La Guerra de las Galaxias plagado de seres de todo tipo.
Desde un punto de vista puramente práctico, se trata de un mero experimento. En el programa del que os hablo sería dificil que funcionase, porque se basa precisamente en la asincronía (a ver sino como organizas a gente distribuida en tantos husos horarios diferentes), pero no me negaréis que sería radicalmente divertido… Y ya puestos a complicar esto de los mundos virtuales, aquí va otra: los personajes de Los Sims 2, el famosísimo «mundo virtual», pueden jugar a Los Sims 1. Impresionante.