Marimar Jiménez me contactó por correo electrónico para hablar sobre asistentes digitales, y la batalla que está librándose por su adopción generalizada fundamentalmente entre Amazon y Google, pero también con participación de compañías como Apple, Microsoft u otros. Hoy ha publicado un artículo titulado «La batalla de los asistentes digitales se cuela en el MWC» en el que cita algunos de mis comentarios.
La principal diferencia que marca el entorno de los asistentes de voz es el hecho de que la velocidad e inmediatez de la interfaz hace que en la optimización no se compita por estar entre los diez primeros resultados, como en el caso de la web, sino que es prácticamente un «todo al ganador», en el que la única posición que cuenta es la primera. Es raro que un usuario se plantee sustituir una skill que le funciona bien y a la que se ha acostumbrado, y presentar al usuario una skill que pueda hacer su vida más sencilla equivale en muchas ocasiones a ocupar un posicionamiento difícil de arrebatar. Por otro lado, las distintas compañías están desarrollando estrategias relativamente diferentes, lo que convierte esta batalla en algo muy interesante.
A continuación, el texto completo de las preguntas y respuestas que intercambié con Marimar:
P. Con el boom de los smartphones surgió lo que mucha gente terminó llamando la ‘economía de las apps’ y surgieron las tiendas de aplicaciones como de Apple o la de Google. Muchos desarrolladores y empresas crearon aplicaciones para móviles que terminaron convirtiéndose en grandes compañías: Whatsapp, Instagram, servicios que nacieron con esos dispositivos ¿Ocurrirá lo mismo ahora con los altavoces inteligentes? ¿Darán lugar a la ‘economía de las skills o funcionalidades’? ¿O son cosas distintas? ¿Cómo ves ese negocio?
R. El desarrollo del mercado de los altavoces inteligentes o asistentes domésticos genera ecosistemas en los que se genera competencia, pero las dinámicas de esa competencia son diferentes a las de las apps. Por el momento, Amazon ha conseguido liderar el mercado de las skills gracias a una salida notablemente adelantada al resto de competidores, pero Google Home está creciendo también de manera bastante notable, y su desarrollo de apps parece más natural y sencillo que el de las skills de Alexa, que en muchos casos requieren ser invocadas mediante comandos específicos que el usuario olvida fácilmente y que no resultan completamente naturales en un contexto conversacional. Además de en las propias skills, se está reeditando una fuerte dinámica competitiva por ser el primer resultado en búsquedas, dado que un asistente doméstico no devuelve una página de resultados sino únicamente uno, lo que conlleva una supremacía de aquel que logre posicionarse como el primero. En algunos casos, eso implicará ser el primero ofreciendo una skill cuya propuesta de valor haga que la instale una gran cantidad de usuarios, pero en otros será un proceso similar al SEO que no requiera necesariamente del desarrollo de una skill para ser ejecutado.
P. ¿Conoces empresas ya especializadas en el desarrollo de estas skills o funcionalidades para altavoces inteligentes? ¿Puedes darme algunas referencias? ¿Tienes datos de cuánto puede mover a medio plazo este negocio económicamente hablando?
R. En general, el desarrollo de skills puede considerarse como bastante sencillo, dado que las APIs que ofrecen las compañías que fabrican los asistentes domésticos son bastante completas y de manejo casi al alcance de cualquiera. Prácticamente cualquier desarrollador puede, tras un mínimo repaso de esas herramientas, crear skills casi de manera inmediata.
P. Muchas personas no ven el valor de los nuevos altavoces inteligentes de Amazon, Google o Apple con sus respectivos asistentes digitales. Dicen que básicamente todo lo que puedes hacer con ellos mediante la voz ya lo puedes hacer con los asistentes con los smartphones. ¿Estás de acuerdo? ¿Cuál crees que podría ser las ‘killer aplications’ que realmente hagan merecer la pena comprarse un altavoz de este tipo?
R. La propuesta de valor de los asistentes domésticos no tiene demasiado que ver con la de tener un smartphone, y es algo que se hace inmediatamente patente en cuanto tienes uno. En primer lugar, porque un asistente doméstico es un buen altavoz, con un rango de sonido muy competitivo para su precio, pero que además, permite su integración con todo tipo de procesos de automatización del hogar de manera muy sencilla. Cuando has conectado tu asistente doméstico con cosas como la iluminación, el riego, el termostato o la cerradura de la puerta, te das cuenta de que, efectivamente, puedes accionar esos aparatos mediante el smartphone, pero el gesto es infinitamente más intuitivo con un comando de voz dirigido a un asistente que está todo el rato esperándolo frente a tener que sacar el smartphone del bolsillo, entrar en la app correspondiente (Google Home o Amazon Alexa) y llegar a la opción correspondiente para el comando. Entre abrir la app de iluminación en el smartphone y pedirle simplemente al asistente que encienda o apague las luces hay una diferencia de comodidad y naturalidad notables. En general, utilizar un asistente de este tipo ayuda a que seamos conscientes de lo que supone interactuar con aparatos provistos de inteligencia artificial, que entendamos cómo funcionan y que desarrollemos habilidades para interaccionar con ellos de una manera más productiva, habilidades que nos podrán venir muy bien en el futuro en muchos aspectos.
La estrategia de venta de los asistentes recuerda a la frase «perro no come perro».
Lo que puede hacerse con una app de un Smartphone se ha decidido vender como otro cacharro superfluo y todos los fabricantes con una posición conjunta que recuerda a una estrategia de libro llamada cartel…
Una vez más tecnología enfocada a meterte la mano en el bolsillo, si tu cerebrito se lo permite, nada que objetar… ok google?
Buenas! Aquí Jaír, de EfectiVida.
Justo estaba leyendo el artículo y pensando: “¿Y para qué quiero un altavoz inteligente si tengo un smartphone que me hace lo mismo y encima me sirve fuera de casa?”
Coincido totalmente con el comentario de Thor… y con su martillo.
¿No será que quieren darnos soluciones a problemas que ellos mismos inventan?
Es algo parecido a los móviles con pantalla doble. Unos 2.000 dólares por algo que, ni creo que nadie haya pedido, ni creo que nadie necesite.
(Un poco radical mi comentario de hoy)
Saludos desde Las Palmas!
Por algún sitio de este blog he dejado mi prevención sobre el riesgo a la privacidad que suponen los asistentes virtuales, por tanto, pienso que insistir en ello es dar la lata. Paso por tanto a criticar otro tema.
Cuando toda la clase media tenia chacha, decía mi abuela que el mejor electrodoméstico era el timbre en la pared. Supongo que eso han pretendido con los asistentes virtuales, robotizar la chacha, aunque lo han hecho muy pacialmente, pues ni guisa, ni pone la mesa y no la recoge mientras te tomas el café, pero no desesperemos, porque hacia ello nos encaminamos.
Sin embargo han tomado para ello un camino equivocado, situar en el techo del salón un micrófono,… que atiende a todos los que le llaman. Si ya con el mando a distandia se entabló en las familias una guerra a muerte por su control, puede que ocurra lo mismo con el asistente digital. ¿Por qué uno parta todos, haciendo cosas contradictorias dadas por diferentes personas ¡Alexa sube la persiana!, ¡ Alexa enciende la luz!?
Si yo hubiera tenido que diseñar ese invento, habría creado el «Asistente Personal», es decir, que solo me hiciera caso a mi,
¿Como? – Pues por reconocimiento de voz, A al orden de ¡Juli, cambia de canal la 1 !, solo respondería si reconociera que la orden sale de mi voz y no de la de mi mujer o mis hijos.
Y por otra parte ¿Para que hace falta plagar el techo de micrófonos espías, si cada cual lleva encima el smart, o mejor aun el iWatch . ¿Es que no han visto alos teléfonos de Dick Tracy?. ¿No es mejor utilizar un micrófono sobre tu cuerpo que uno situado Dios sabe donde en la casa?
Como amante de la tecnología, los altavoces con asistentes digitales me generan mucho entusiasmo y curiosidad. Lamentablemente en Argentina no existe Alexa, ni HomePod, y si compras afuera Google Home, no se si habla en español latino. Así que me quedo con las ganas (muchas ganas) de probarlos.
Ahora, entiendo que es de esas cosas que tienes que probarlas y utilizarlas durante un tiempo para poder evaluarlas y determinar una conclusión seria.
Cuando apareció el primer iPhone, los que usábamos PDAs no podíamos entender eso de manejar el celular con los dedos. La inercia y rebote de las listas, el hacer zoom con dos dedos, parecía de otro mundo. Y llamaba mucho la atención los videos, pero hasta que no lo probabas por vos mismo, no podías dimensionar el cambio. Lo mismo pasa con los asistentes digitales en los altavoces. Por esto, las palabras de Enrique (que los está probando desde hace meses) tiene mucha validez, más allá de los gustos personales. En cambio los comentarios a este post que estoy leyendo, decepcionan. No porque sean negativos, sino porque hablan de algo que evidentemente no probaron. Entonces su conclusión no es seria. Una pena.
Angel,
Solo para tu información, si he probado un asistente virtual, y también he comprobado que el modelo pequeño es muy mejorable por ejemplo en cuanto a calidad de sonido.
Esperemos que lleguen pronto a Argentina, lo compres, descubras sus prestaciones y tu mismo, veas donde aplicar con sentido real la palabra «decepción». Y claro siempre nos quedarán esos maravillosos y oníricos mensajes POSITIVOS.
Me alegra ver que hay opiniones para todos los gustos (hablo en general). Parece ser que opinar sobre algo que no se probó es decepcionante. Pobres científicos que hablan de aspectos de la realidad que aún no son palpables (por ejemplo el electrón, que sigue siendo intocable, o ya no digamos el bosón de Higgs) y que por eso no se puede especular cientificamente.
O no se podría, como muy bien hace el amigo Gorki, reflexionar sobre posibles usos mas eficientes del aparataje tecnológico que nos invade.
En fin, como dicen otros, bien venido el mundo disperso, pero efectivo, de la discusión. Para caos intelectual ya tenemos a los parlamentos.
Y para los generadores de contenido de los que se nutren, ¿qué beneficio les queda?