Un artículo en The New York Times, «The rise of the robot reporter«, habla de las nuevas herramientas de machine learning que medios como Forbes, Reuters, Bloomberg, Associated Press, Washington Post, The Guardian y otros están utilizando cada vez más en las redacciones para tareas de diversos tipos, y nos proporciona algunos detalles muy interesantes sobre los procesos de sustitución de trabajadores humanos por robots.
En efecto, como detalla el artículo, son varias las compañías, comenzando por las de información financiera, que han incorporado herramientas a sus redacciones que permiten, por ejemplo, analizar el informe trimestral de una compañía y elaborar desde evoluciones de parámetros, hasta comparativas o incluso detectar anomalías, del mismo modo que sabemos desde hace tiempo que un algoritmo puede escribir, a partir de determinados datos de un partido, una crónica completa del mismo. Los usos del machine learning en una redacción pueden ser muy amplios, y a medida que se desarrollan algoritmos en función de alguna idea, se incrementan más y más. He visto a periodistas utilizar herramientas analíticas potentes de, por ejemplo, análisis de grafos, para elaborar y documentar sus artículos, para agregar información de múltiples fuentes, para señalar información problemática que pueda provenir de fuentes sospechosas, o para infinidad de cosas más. Que Bloomberg y Reuters compitan para proporcionar más ágil y rápidamente la información financiera con las propias compañías de hedge funds, que antes eran sus clientes y ahora tienen acceso a los mismos medios y fuentes que ellas entra dentro de una evolución razonable.
Los problemas surgen cuando empezamos a hablar de sustitución: en efecto, un robot que recibe los datos fríos de un partido de fútbol y es capaz, en función de una serie de parámetros elegidos con criterio, de componer una crónica de ese partido que informa adecuadamente de lo que pasó en el mismo a un lector interesado está, en efecto, quitándole el trabajo a un redactor que antes lo hacía de su puño y letra. Pero vayamos un paso más allá: un algoritmo capaz de analizar las cuentas trimestrales de una compañía no se cansa, no se salta una sección porque le parezca poco interesante y no se le escapa un detalle que podría, por ejemplo, indicar una anomalía. Que además escriba una noticia sobre esa presentación de resultados implica ya no solo que le quite el puesto al redactor que lo hacía, sino que además, muy posiblemente, lo haga mejor que él.
¿Deberíamos, por tanto, sacar el hacha del derrotismo e imaginarnos redacciones sin seres humanos, medios escritos íntegramente por robots, escuelas de periodismo que cierran y legiones de periodistas enviados al paro? Mucho me temo que no, y que el análisis es que, efectivamente, se quedarán sin trabajo aquellos que no sean capaces de evolucionar desde la simple redacción de la crónica de un partido o de una noticia sobre los resultados de una empresa, hacia tareas de más alto valor añadido que consideran a esos algoritmos simplemente como una herramienta más a su alcance capaz de expandir sus posibilidades, no como una mera sustitución.
La disponibilidad de herramientas cada vez más potentes no debería ser una llamada a destruirlas porque compiten con nosotros, sino más bien a adquirir la preparación necesaria como para aprovecharlas hasta el límite – o incluso empujar esos límites para hacerlas mejores – y aprender a hacer cosas mejores, incluyendo cosas que ni se nos podía ocurrir que se podían hacer. Sinceramente, no veo medios de comunicación completamente automatizados, y dentro de que muchos periodistas se queden sin trabajo, veo un nuevo papel del periodista con un enfoque diferente, más sofisticado y más potente. ¿Reto? Sin duda, y recaerá sobre los profesionales actuales, por un lado, posiblemente con el apoyo en esa cualificación de las compañías en las que trabajan, y también en las instituciones educativas, que deberán incorporar todas esas herramientas para poner en el mercado al profesional capaz de cubrir esas nuevas necesidades.
Por supuesto, si ni las compañías ayudan a sus profesionales a formarse, si prefieren usar esas herramientas para hacer periodismo low-cost en lugar de para crear un producto mejor, y además las universidades no forman a los nuevos graduados en esas nuevas herramientas y se empeñan en seguir enseñándoles a medir en cíceros, la cosa solo podrá salir mal. Pero la responsabilidad no será de la tecnología, cuyo avance no se puede detener y es completamente absurdo intentarlo, sino de las personas.
La única respuesta sostenible a la disrupción tecnológica es intentar liderarla.
This article was also published in English on Forbes, “Meet Bertie, Heliograf and Cyborg, the new journalists on the block«
Lo que los periódicos necesitan con urgencia no son perioditas cibernéticos sino electores cibernéticos a falta de lectores humanos. De nada les va a valer escribir como los mismos ángeles cibernéticos, si su trabajo pasa directamente al reciclado del papel.
Pierden lectores y pierden publicidad en la prensa en papel, y solo recuperan una parte mínima en en Internet.
Desgraciadamente la prensa no ha sabido hacer información atractiva para el soporte digital, pues simplemente, como ha pasado con los ebook, han trasplantado el papel a la pantalla, desaprovechando todo el potencial que tiene el medio, pero sufriendo todos los problemas que plantea un la lectura en una pantalla.
Sin duda serán mejores artículos que muchos de los que veo escritos en prensa online, de esos que contienen errores garrafales (incluso faltas de ortografía groseras) y de los que solemos decir que los ha escrito el becario.
Esto pasa especialmente con prensa generalista cuando tratan de escribir un artículo sobre tecnologías. La mayoría de las veces te quedas con la sensación de… a éste le han encargado el artículo y ha improvisado como ha podido.. No tiene ni idea de lo que está diciendo.
Totalmente de acuerdo.
Me parecen cutrísimos esos artículos de «investigación» en los que aparecen párrafos completos «copy-paste» directamente de la Wikipedia, y con una foto de archivo de un fondo tipo gettyimages o istockphoto, o directamente la primera que sale en la búsqueda de imágenes de Google.
Nada de fotos originales (en ciertos casos no es posible, como una foto de Marte, pero no hagas un reportaje sobre las Bárdenas Reales sin visitarlas poniendo misma foto de la misma piedra que aparece en decenas de blogs…) y el texto ni se molestan en editarlo para maquillar un poco la redacción, así a veces te encuentras en el mismo artículo 2 párrafos que dicen lo mismo con diferentes palabras, fruto del copy paste de varios orígenes.
Y periodistas que tiren más de Twitter y Facebook como fuente fiable, es para hacérselo mirar, así se contribuye a la expansión de fake news, ya no hay periodistas en el origen de la noticia, se busca a un turista que haya estado por la zona y que haya grabado un vídeo y listo.
Para mi el verdadero problema no es ese que indicas que es verdad, sino que vienen a poner lo mismo que ponen en 100 sitios de la web sean Blogs, o Facabook,
Entonces ¿para que voy a leer un diario la crónica del partido de turno, si la tengo escrita y documentada , (muchas veces mejor) en 40 sitios diferentes, de los blogs de los propios clubs, a montones de críticas de asistentes al partido expuestas en foros, blogs, y redes sociales.
Lo lógico, es que si yo quiera enterarme de algo, por decir un tema de actualidad, el «relator» de Sánchez, lo busque en Google y que de las 300 respuestas que me devuelva, vaya a parar un 10% de las veces a un periódico y el 90% de las veces a otro sitio.
Vuelvo a repetir, que el periódico digital no aprovecha las ventajas del soporte digital y padece todos sus inconvenientes, y así les va como les va.
Buenas! Aquí Jaír, de EfectiVida.
Muy interesante el tema de la aplicación de inteligencias artificiales a diferentes campos. Sabía que lo estaban aprovechando para bastantes cosas, así que no me sorprende que los periódicos lo hagan también.
Sin embargo, coincido con los comentarios anteriores en que el problema no es que redacte un robot o un humano, sino que, cada vez más, el método de información, así como el canal, se están quedando desfasados.
Publicidad invasiva, titulares exagerados, noticias manipuladas o poco sustentadas, datos erróneos, faltas de ortografía flagrantes… por no hablar del coste de oportunidad y del área de influencia. Se pierde mucho tiempo leyendo noticias que, en el fondo, ni nos van ni nos vienen, y, para las cuales, poco podemos hacer más allá del parloteo en el bar de la esquina o la tertulia entre vecinos y familiares.
Justo esta semana publiqué un artículo en mi blog sobre cómo encontrar información de calidad. Es curioso, porque la partícula -in tiene carácter privativo. Informal = que no es formal; inhumano = que carece de humanidad… informar = lo contrario de formar.
Síii! Sé que no es el significado correcto, pero, visto lo visto, es la definición más real para muchos canales.
En fin… veremos a dónde llegan los robots y los periódicos.
Saludos desde Canarias!
Poco a poco todas las profesiones van siendo invadidas por inteligencias artificiales y es lógico que sea así.
Ahora le toca al periodismo, un periodista biológico tiene unas limitaciones que la IA no, a nivel de número de fuentes de información, capacidad de evaluación de cada una de ellas, tiempo consumido en consultarlas y evaluarlas, etc, etc, no digamos a nivel de correción gramatical y semiótica.
La potencia de las IAs, crece de forma geométrica mientras que las del periodista biológico ni siquiera crece, se mantiene. Está claro quien va a perder la partida.