Empezaron como algo que parecía una excentricidad californiana: adultos desplazándose por la ciudad a 25 kmh subidos a patinetes eléctricos que luego dejaban aparcados, en el mejor de los casos, o simplemente tirados donde les venía en gana. Algunas ciudades los prohibieron temporalmente, otras intentaron rápidamente adaptar su legislación para regular su uso, pero al cabo de menos de cuatro meses desde la primera vez que escribí sobre el tema, el fenómeno se ha extendido ya con una velocidad sin precedentes a más de treinta ciudades norteamericanas, y comienza a exportarse a Europa, con despliegues ya en Madrid, París y Zurich, y también a América Latina.
El pasado junio, escribí un pequeño caso de examen sobre Koko Kicksharing, una startup que prepara su lanzamiento en ciudades españolas, y tuve, gracias a ellos, la oportunidad de entender algunos de los aspectos clave de un proyecto de este tipo: los parámetros económicos que llevan a que, en realidad, cada patinete se amortice en un tiempo relativamente corto incluso teniendo en cuenta cuestiones como deterioro acelerado, robos o vandalismo, la importancia de las relaciones con los ayuntamientos, o la inversión necesaria para hacerse cargo de recoger y cargar los patinetes cada noche bien mediante infraestructuras propias o mediante el desarrollo de redes de colaboradores que los cargan en sus casas, o las peculiaridades del diseño del vehículo para evitar puntos excesivamente vulnerables o para incluir elementos fundamentales como el GPS. También tuve la oportunidad de probar el vehículo: siendo como soy un patoso integral, me resultó enormemente llamativa la facilidad de manejo, la velocidad y la sensación de control en todo momento.
Sin duda, un tipo de negocio intensivo en capital que precisa de inversores potentes y pacientes, dispuestos a esperar que los procesos de popularización, extremadamente rápidos, se acompañen de la concienciación necesaria que reduzca los problemas derivados del robo y el vandalismo, mientras las ciudades van aprendiendo a acomodar la demanda para este tipo de vehículos y a hacerlo de maneras seguras y convenientes para todos. Con las principales compañías dedicadas al tema convertidas ya en unicornios fuertemente capitalizados, las adquisiciones e inversiones de gigantes como Uber o Lyft en ese ámbito, y con las apps de movilidad incluyendo ya la situación de los patinetes en sus mapas, los patinetes parecen destinados a convertirse en una alternativa habitual para la movilidad de corto alcance en cada vez más ciudades: seguir considerándolos como juguetes venidos a más, o pretender restringirlos a la circulación en parques y jardines es simplemente cortedad de miras y negación de una realidad evidente. Los patinetes eléctricos y la micromovilidad van a formar parte con total seguridad del panorama de la movilidad en las ciudades en el futuro.
La gran realidad es que es necesario ver todo este tema de los patinetes eléctricos como algo que va mucho, muchísimo más allá de la discusión sobre el tipo de vehículo, su idoneidad o los problemas que puede causar su uso generalizado. El problema, como en otros aspectos relacionados con la movilidad urbana, es cómo adaptar unas ciudades en muchos casos diseñadas durante décadas en torno al automóvil, para buscar espacios adecuados para la circulación de vehículos mucho más sostenibles y ecológicos como bicicletas y patinetes. La respuesta es cada vez más clara: es necesario rediseñar las ciudades, quitar espacio al ubicuo automóvil, desincentivar su uso, y destinar esos espacios a la circulación de otro tipo de vehículos. La micromovilidad, como respuesta a problemas de las ciudades hoy en día como congestión o polución, precisa de la acción decidida e inequívoca tanto de los ayuntamientos y de los ciudadanos, y es fundamentalmente una cuestión de madurez de planteamiento, de reconocer que el sistema que hemos creado es esencialmente insostenible.
En San Francisco, una sola de las tres compañías que operan en la ciudad, Bird, tiene más de 1,600 patinetes distribuidos por las calles de la ciudad, y gestiona más de cinco mil desplazamientos al día. Tras el rediseño de Market Street para reconvertir sus permanentemente atascados cuatro carriles para automóviles e incorporar un carril de transporte público y otro para vehículos de hasta 15 kmh, esencialmente bicicletas y patinetes, el tráfico fluye ahora muchísimo mejor, se ha redirigido a otras zonas, y la calle resulta infinitamente más agradable para la circulación de los peatones. En ciudades europeas, con un origen histórico anterior a la popularización del automóvil, existen muchísimas áreas, particularmente en el centro histórico, que podrían beneficiarse de actuaciones de ese tipo que favoreciesen la micromovilidad y la multimodalidad.
Muy posiblemente, la solución a la congestión y la contaminación de las ciudades sea precisamente esa: ganar cada vez más espacios al automóvil, desincentivar su uso hasta el límite, y destinar cada vez más zonas a la micromovilidad, combinada con un transporte público eficiente, con flotas de automóviles autónomos y eléctricos ofrecidos como servicio, con una carga y descarga fuertemente regulada, y con cada vez más espacios para la circulación peatonal. Un conjunto de soluciones en las que elementos como las bicicletas o los patinetes dejan de ser soluciones anecdóticas o juguetes, y pasan a tener un papel muy importante. Mientras no seamos capaces de verlo así y de no penalizar a los ayuntamientos que tomen decisiones en ese sentido, seguiremos condenados a ciudades completamente colapsadas y con un aire cada vez más irrespirable.
This post is also available in English in my Medium page, “The invasion of the electric scooters goes international: let’s hope they’re here to stay»
Enrique,
El pequeño caso de examen enlazado no es de Koko Kicksharing, sino de Do Eat! (que también me ha parecido muy interesante).
Gracias por avisar, Carlos. Es el examen que hice a los alumnos que no pudieron estar el día del examen… ahora en un ratito lo cambio!
Esperemos que las GM y Cía vayan perdiendo fuerza lobbista y las ciudades (y el campo) se humanicen. El problema de los patinetes es que no sufragan el ansia de poder que pretende tener todo bicho humano que «se precie». Por eso a las bicis les cuesta tanto arrancar.
Verdaderamente es sobre todo un problema de desplazamientos urbanos, y principalmente un problema de ir al trabajo y volver. La solución es múltiple:
– Teletrabajo: lamentablemente las empresas no están por la labor, pese a que es algo posible (total o parcialmente) en muchos trabajos desde hace décadas. No quieren renunciar al control estrecho que les proporciona el trabajo presencial (lo cual en mi opinión es ser estrecho de miras, pero es lo que hay), incluso si ello les supone mayores costes.
– Vehículos autónomos, y ya no solo por el robotaxi, sino también un rediseño de los buses y metros, basándose en la nueva realidad de que ya no hay conductor. Los minibuses y los vagones individuales (autónomos) de metro pueden hacer que la frecuencia de paso sea solo de un par de minutos, y deje de ser un problema, incluso si hay transbordo.
– Patinetes eléctricos, bicis eléctricas, y las tradicionales bicis sin motor, para los desplazamientos más cortos (hasta cosa de 4 Km, que son 10 minutos a 25 Km/h), en sus carriles especiales, incluyendo su uso conjunto con bus o metro (hasta/desde la parada/estación).
El aumento de las zonas peatonales y los carriles bici, el auge de las bicis y patinetes (en alquiler o propiedad), y el hecho de que estén ya en la fase final de pruebas con los vehículos autónomos son claros indicadores de que estamos en una época de transición. El coche propio es un modelo fallido en los desplazamientos urbanos, y todavía lo sería más si no fuera por metros y buses.
Tuvo su momento, cumplió su papel, pero ya es hora de cambiarlo por algo mejor.
Oportuno post, al menos para los que vivimos en Madrid, pues hace días que en Madrid se ha iniciado el servicio de alquiler de patinetes eléctricos, y precisamente en estos días se está gestionando en en el Ayuntamiento una ordenanza que prácticamente prohíbe su uso.
Reconozco que en una ciudad con el sistema vial que tiene Madrid, es muy difícil organizar tres circuitos paralelos de circulación, el de peatones , el de vehículos, y estos nuevos vehículos intermedios de difícil clasificación y en esta tesitura, el ayuntamiento opta por eliminar de la circulación los aparatos de velocidad media. Una solución que me parece al menos extremada y que ayuda poco en mejorar la circulación por el centro de Madrid.
La ventaja de ser viejo, aparte de la obvia haber vivido mucho, es que acumulas muchas experiencias, y una que he vivido, es la ver compatibilizar las calles. los carros de mulas con los automóviles. Por mi edad, he montado mucho tanto en burro, como en caballo, no por deporte, sino como un medio habitual de transporte, y lo hacía en parte por la N-6 – Carretera de la Coruña, y vehículos de sangre y de motor, circulábamos simultáneamente y no pasaba nada. Igualmente en Madrid, era habitual ver circular carros y automóviles y tampoco pasaba nada, como pueden verse fotografías hasta de los años 60 http://lachachara.org/chachawp/wp-content/uploads/2014/12/Slide-Solda.jpg
En algún momento los caballos desaparecieron y la calzada quedó en total propiedad de los vehículos de motor, pero eso puede revertirse. Acepto que los coches ahora son más veloces, pero así como se ha limitado su velocidad a 120 Kmh en Autopistas y se piensa limitar a 90 Kmh en carretera, ¿Por qué no se limita su circulación en ciudad a 40 Kmh., si de todas formas es anecdótico que hoy un coche vaya a esa velocidad por una calle. Si los coches reducen lo suficiente su velocidad, las calzadas pueden perfectamente hacerse compatibles para coches y vehículos mas lentos.
En Llanes, donde veraneo, la antigua carretera que atraviesa el pueblo, se ha transformado en zona semi peatonal, los vehículos pueden circular, pero al paso de una persona y aquí no ha pasado nada y la vida se ha hecho más risueña para todos. Por supuesto, que Madrid es mucho más grande, pero no estoy pidiendo que los coches vayan a 10 Kmh y cedan el paso a cualquier peatón en cualquier punto de la calzada, sino que circulen , dentro de la almendra, (unos 5 Km de radio) a 40 KMh. y respeten la integridad de otro vehículos, que circulan a 25/35 kmh, sean bicicletas, coches de semiinválidos, patinetes, patines o cualquier semoviente a carne o a motor que se pueda inventar.
¡No es eso más racional!, incluso puede que como ha pasado en otros c sitios al facilitar los desplazamientos en vehiculos diferentes al coche, mejore la circulación para todos.
Bueno, tu idea no es nueva. Desde siempre ha estado prohibido en España el ir en poblado a más de 50 Km/h, y en muchos sitios el límite es de 40 o incluso menos. Que se respete ya es otra cosa, pero empieza a poner multas a saco, y ya verás cómo la gente empieza a tomarse en serio el límite.
Tan solo con prohibir aparcar en un lado de la calle ya tienes espacio de sobra para tener todos los carriles bici que quieras, lo cual además resolvería en gran medida el problema de los minusválidos (sillas eléctricas).
Claro. Es lógico lo que dices. Y si tanto las sillas de ruedas como los patinetes utilizan la calzada, que paguen permiso de circulación como el resto de vehículos, no te parece? Y que los vehículos que lo pagan, se los reduzcan.
«Es muy difícil organizar tres circuitos paralelos, peatones, vehículos, y estos nuevos vehículos intermedios de difícil clasificación»
– Tendremos que inventar algo como carriles bici, donde puedan circular bicis y similares. [/sarcasm]
sete ha olvidado copiar «una ciudad con el sistema vial que tiene Madrid»,
Por Santiago de Compostela se empiezan a ver también, pero la falta de carriles bici hace que sus usuarios acaben transitando por la acera. Plantearse su uso para ir a zonas extraurbanas (como los polígonos industriales) tampoco es pensable hoy por hoy.
En la zona en la que vivo de Singapur es habitual encontrar gente desplazándose en patinete eléctrico, algunos incluso llevan casco :) . Creo que es ya una realidad y que va a ser un complemento al transporte público, al igual que ya lo son las bicis de Mobike y Ofo, de forma masiva en China o también de forma más discreta aquí en Singapur. Como bien dices, hasta ahora, la mayor parte de ciudades siguen estando diseñadas para los coches, y es algo que debe cambiar. Sigo con mucho interés tus posts sobre las ciudades y el transporte, me gusta la mirada crítica que tienes sobre los coches. Un saludo desde Singapur.
Y, legalmente hay distinción entre un patinete y una silla de ruedas eléctrica? No es posible que prohíban todo con la misma norma?
No le veo mucho sentido al alquiler. Un patinete cuesta unos 300 euros (Xiaomi por ejemplo) y es fácil de guardar en casa o en la oficina. Depender de terceros es una perdida de tiempo y dinero. No aporta ningún valor destacable a tenerlo en propiedad.
Es mejor alquilarlo en el momento preciso que lo necesitas y abandonarlo cuando ya no lo necesitas, que tener el tuyo propio y haberlo de cargar todo el dia por todas partes… y luego tener que preocuparte cada día de cargarlo o arreglarlo si se estropea.
Yo he tenido el mio propio pero prefiero poder alquilarlo en vez de cargar el mio propio todo el dia.
Depende. Para ir todos los días a trabajar te sale más económico comprarlo, y no tienes que cargar con él. Además, se puede hacer las 2 cosas: comprarlo para ir a trabajar, y alquilarlo si lo usas en otros casos.
Creo que si puede ser interesante al igual que el alquiler de bicis. En mi caso fui de visita a Sevilla y alquilamos uno para poder ver la ciudad de forma más rápida y divertida, ya que no me iba a llevar el mío ya que pesa unos 18 kg.
En San Francisco han prohibido temporalmente el “scooter sharing”, los “patinetes compartidos”, por todos los problemas que causaban.
Su uso estaba limitado a carriles bici, muy abundantes en la ciudad, pero la gente iba a toda velocidad por las aceras, causando muchos accidentes.
Luego los dejaban mal aparcados por un lado y por otro había gente enfadada con ellos que los lanzaba a fuentes o contenedores de basura.
Ahora los han prohibido temporalmente a la espera de que las empresas encuentren una solución a los problemas que causaban.
Soy usuaria de un patín eléctrico. Creo que todo esto debería de cambiar y veo que si puede ser realmente un futuro. desde que lo tengo voy a comprar a cualquier sitio con el con lo que ya no tengo que coger el coche para desplazarme dentro de mi propia ciudad creo que he sacado un coche de la circulación y ya no contamino. También lo he usado para ocio y me ha reconfortado poder hacer cosas como una bicicleta sin tener que hacer un gran esfuerzo con lo cual e podido ver grandes paisajes haciendo rutas que no imaginaba que iba a hacer nunca pues no me veo andando con una bicicleta por el esfuerzo que hay que hacer con ella. También me lo quiero llevar de vacaciones para no tener que estar cogiendo el coche una vez esté en el hotel para desplazamientos pero me corta un poco el tema de las ordenanzas ya que en cada ciudad población o localidad tienen una otra o ninguna, con lo que a veces no sabes muy bien por donde podrías ir. vivo en una población pequeña pero si tuviera que vivir en una gran ciudad lo iba a tener muy muy claro que el coche lo iba a dejar en casa.
Me hace más ilusión salir porque ya no me estreso con el coche donde dejarlo donde aparcar lo y al final tienes que andar lo mismo con lo cual para mí el uso del patín me ha cambiado la vida y espero que se la cambia más de uno y empecemos a pensar en un futuro mucho mejor para todos.
Con lo sano y ecológico que es andar. Y además, te ahorras tener que ir al gimnasio.