Cuando empecé a leer feeds en RSS, por consejo del sabio Profesor Knapp, me apunté a hacerlo mediante NewzCrawler. Me pareció una herramienta interesante, que funcionaba en el background, con su iconito en la bandeja, y te avisaba de aquellos feeds en los que tenías interés y en los que había habido actividad de publicación. Por supuesto, sufrí ese efecto que tanto se comenta de lector «puesto de anfetaminas hasta las orejas», eso de darte cuenta de repente de que en lugar de los dos periódicos nacionales, uno extranjero, uno económico y un par de newsletters que hojeabas antes, pasabas a «leer», aunque sea de una manera diferente, un conjunto de unos cincuenta y tantos medios entre periódicos, newsletters, blogs y otros sitios de difícil clasificación. La sensación es tan alucinante que uno de los competidores pioneros en esto de los RSS readers se llama, precisamente, AmphetaDesk. El caso es que me acostumbré perfectamente a eso de «la lectura en vena», la verdad, y como de tantas otas cosas que me resultan interesantes, también acabé escribiendo sobre ello, esa vez en el ABC.
Sin embargo, ¿qué ha ocurrido con el tiempo? Hace unos días desinstalé NewzCrawler. ¿Por qué? Simplemente, porque ha sido sustituido. En mi caso, por Bloglines. De manera perfectamente inconsciente, una herramienta «que vive en la Red» ha sido capaz de desplazar en mis preferencias a otra «que vivía en mi disco duro», siguiendo una tendencia que ya he apuntado en algunos artículos. Las razones son variadas, y seguramente se me escapen algunas, porque os hablo de una decisión en absoluto racional y meditada, sino basada en la experiencia de usuario y en eso de los «usos y costumbres»:
Primera: Bloglines «me da más». No sólo me da mi lista de sitios y su estado de actualización, sino que me proporciona cierta información de tipo «comunidad»: que feeds son más leídos, cuáles son más populares, que leen según qué usuarios (si deciden hacer públicos sus perfiles como yo hago el mío)… puedo, por ejemplo, meterme en el perfil de una persona, observar que lee, ver que está suscrito al feed del sitio X, pinchar en él y suscribirme yo mismo, y tenerlo a partir de ese momento en mi lista. O ver lo más leído de la semana e intentar pensar en el porqué, o monitorizar el número de personas suscritas a los blogs que yo leo…
Segunda: Bloglines no me ocupa unos preciosos recursos de computación que NewzCrawler, funcionando en el background, sí me consumía. Bloglines es simplemente un favorito en mi navegador, pero cuando llego a él me encuentro mi «casita», mi página con mi lista de recursos que me interesan, y aparecen en negrita aquellos en los que ha habido actividad, indicando cuantos posts nuevos hay en cada uno.
Tercera: Facilidad de uso. Intuitivo, rápido, inmediato. No que NewzCrawler fuera complicado, pero Bloglines es para ese tipo de usuario que, como yo, no lee un libro de instrucciones ni aunque lo torturen. Si alguien me habla de un sitio majo, lo busco en Bloglines y lo añado a mi lista. Y si no está, lo puedo buscar y, si genera RSS, añadirlo yo mismo.
Cuarta: Como no, viralidad. El número de sitios que, como yo, han decidido poner un banner de esos de «suscríbeme en Bloglines» es alto, y la comunidad de usuarios se ve inmensa, de manera que hasta te sientes «respaldado en la decisión».
Decididamente, Bloglines se ha hecho un sitio en mis hábitos y un hueco en mi día a día, una parada obligada de tipo «qué ha pasado en el mundo», como los telediarios (casi la única televisión que consumo). Y ello tiene interesantes consecuencias, como el hecho de que si un medio no produce RSS, para mí simplemente no existe. Y apostaría algo a que no soy el único al que le pasa.
Probablemente el ejemplo de Bloglines es un peldaño más en el abandono del software de usuario, en favor del uso de software compartido (gratuito o de pago) pero en cualquier caso, residente en la red. Sin embargo, esto plantea varias cuestiones, que no por ser obvias están ya resueltas. Por ejemplo, ¿ En qué medida no perdemos autonomía y creamos una «netpendencia»? ¿ Fomentamos la aparición de ese «Gran hermano» que nos controle totalmente?. En los primeros cursos de las carreras de economía, cuando se trata el tema de la globalización, las ventajas competitivas y demás, se planteaba esta misma cuestión, poniendo como ejemplo «la seguridad nacional», ¿hasta que punto es idóneo depender de otros?. Puede que no sea el ejemplo más conveniente dado los tiempos que corren, pero las viejas dudas siguen manteniendose.
El site es fabuloso!. Lo que decía gallegoh resulta algo anacrónico: «la dependencia de» siempre ha existido, hoy resulta ser de la Net, como antes lo fue de la Tv, radios o el Vocero del pueblo hace siglos. Gran Hermano? A mi no me lo han presentado, ni creo que exista ese Gran Controlador. Tdo estará en la Red pero atomizado, sin ser propiedad de alguien en concreto. La dependencia es un hecho!!!.
Si eres usuario de Firefox te recomiendo que pruebes una extensión llamada Sage para leer feeds. Aplican como nadie el principio KISS.