Mi columna en El Español de esta semana se titula «El adpocalipsis» (pdf), y hace referencia a la decisión anunciada por Google de instalar un bloqueador de publicidad activado por defecto en Chrome, el navegador que utilizan habitualmente el 60% de los usuarios de la web.
La medida adoptada por Google viene tras la iniciativa de puesta en marcha de una coalición de agencias, anunciantes y soportes para estudiar los problemas de la publicidad, la Coalition for Better Ads, y tras financiar estudios durante tres años que vienen a demostrar lo que ya todos sabíamos: que hay formatos de publicidad como los pop-ups, los intersticiales que secuestran tu pantalla durante varios segundos, los anuncios con sonido o vídeo preactivados, los especialmente grandes, y todas sus correspondientes versiones en el entorno móvil, que resultan especialmente molestos, y que los usuarios no estamos dispuestos a seguir pasando por eso. Las evidencias son claras y algunos llevamos ya mucho tiempo avisando de ello: el crecimiento del fenómeno del ad-blocking es completamente imparable y ha pasado ya de los segmentos de usuarios más avanzados al gran público para rebasar en 2017 los 615 millones de dispositivos, el 11% del total de usuarios mundiales (con países y segmentos sociodemográficos que alcanzan o superan el 35%), y con un crecimiento superior al 30% durante el año 2016 (informe).
Hace ya mucho tiempo que extensiones como AdBlock Plus o sus correspondientes apps para smartphone figuran entre las más populares, y Google, cuya cifra de negocio depende en un 89% de la publicidad (79.38 miles de millones de dólares sobre un total de 89.46 en 2016) no podía permanecer al margen de algo así. La decisión es, básicamente, un intento por preservar la sostenibilidad del negocio publicitario en la web: si se quiere evitar que el ad-blocking se convierta en norma, es preciso purgar el sistema y echar fuera a los que llevan años abusando de él.
La decisión de Google no es nueva: hace ya bastantes años, en pleno frenesí del formato pop-up, la compañía decidió ofrecer una barra para bloquearlos, que durante un tiempo alcanzó una popularidad bastante elevada y se convirtió en el certificado de defunción para unos anuncios ahora completamente marginales. Ahora, la medida es bastante más drástica, y cuenta con el acuerdo de una amplia coalición de actores implicados. Por supuesto, no está exenta de polémica: la idea de que sea alguien cuyo negocio depende de la publicidad el que decida qué anuncios son aceptables y cuáles no lo son supone claramente un conflicto de intereses, pero todo indica que Google, que se dedica desde hace muchos años a monitorizar la web y a tratar de excluir de ella a quienes abusan del sistema, está en la posición adecuada para hacer un trabajo infinitamente mejor que esa IAB que lleva desde 1996 sin hacer absolutamente nada que mejore siquiera mínimamente la situación.
Obviamente, Google opina que sus formatos de publicidad son aceptables, y que si los bloqueadores crecen sin su intervención, será básicamente «un justo pagando por pecador». Para evitarlo, hace ya mucho tiempo que paga a los principales bloqueadores para estar incluido en sus listas blancas, aunque los usuarios pueden, si lo desean, utilizar la herramienta para bloquearlos de todas maneras, una opción que seguramente no estará incluida en el bloqueador que lance a principios del próximo año. Tampoco se sabe si tomará la decisión de prohibir el acceso de otros bloqueadores a su plataforma, algo que sería complejo porque existen otros actores, como es el caso de Apple, que no lo han hecho ni planean hacerlo. De hecho, la marca de la manzana acaba de anunciar que pasará a bloquear de manera activa el retargeting, una técnica que resulta molesta para muchos usuarios que no quieren encontrarse anuncios de hoteles en París a todas horas y en todas partes tras haber hecho una simple búsqueda de un hotel en París.
El funcionamiento del mecanismo con el que Google pretende ofrecer alternativas a los soportes para paliar la pérdida de ingresos por anuncios bloqueados, Google Funding Choices, tampoco está especialmente claro, y se espera que desencadene una fuerte polémica. Todo indica que nos encontramos ante la llegada de una nueva era en publicidad: el fin de la estúpida idea de que era preciso molestar al usuario para obtener un impacto. Una idea simplista, absurda, insostenible, que con un poco de suerte, se convertirá pronto en un mal recuerdo. El bloqueador de publicidad de Google puede parecer un movimiento peligroso y que genera posibles conflictos de interés… pero la inmensa mayoría de los usuarios lo van a agradecer mucho.
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Seguramente esto acabará siendo otra fuente de ingresos. Hace ya muchos años, algunas plataformas de foros y blogging te ofrecían pagar para retirar la publicidad que estaba presente en no solo en tus foros o blogs, sino en todo lo que tú verías en esa plataforma.
Ahora sería razonable que Google se plantee dejarte pagar para que en tu Chrome, y por qué no, en tus dispositivos asociados a tu cuenta de Google, desaparezca la publicidad.
No creo que sea el caso. Google está defendiendo su mercado. Ahora mismo, sin la publicidad esta muerto, así que es mejor controlarla y mantener sus anuncios dentro de unos parámetros aceptables para el usuario en lugar de que caiga todo.
Por otro lado, con esta jugada deja fuera a los que no cumplen las mismas normas, por lo que mantiene su competitividad.
Pagar para no tener anuncios no es nuevo para Google. YouTube ya lo tiene aunque su quota de uso es más bien moderada.
Yo creo que, tal como indica el artículo, Google, más que conseguir nuevas fuentes de ingresos, lo que pretenderá es mantener las actuales…
Nadie ve con esto unos más que posibles problemas con los tribunales de la competencia si google , desde su posición quasi monopolística, bloquea toda la publicidad (excepto la suya, claro)?
Esto del bloqueo de anuncios y trackers es parte de una tendencia más general según la cual el navegador solo muestra al usuario lo que este quiere y como este lo quiere, en lugar de seguir las instrucciones del webmaster contenidas en el html, javascript, y css.
Otros ejemplos extendidos serían que un vídeo no se empieza a descargar y reproducir salvo que el usuario pulse al play (es decir, no hay reproducción automática diga lo que diga el webmaster), o que se almacene copia permanente del vídeo o canción en el streaming si el usuario quiere.
Pero la cosa va mucho más allá en algunos navegadores especialmente agresivos en este aspecto, como UC Browser (que es ya el tercer navegador más usado después de Chrome y Safari en las estadísticas de StatCounter), que se centran en mostrarle al usuario una versión simplificada de la página web, con solo lo que a este le interesa.
Aquí es donde creo que está el futuro de los navegadores. La cosa empezó a base de complementos, pero cada vez más se va a que estas características estén incluidas de serie en el navegador. El webmaster ha sido destronado, el nuevo rey es el usuario.
Como siempre, el tiempo dirá.
Bien por Google y por Apple.
La publicidad, además de ser un gran negocio es un arte.
En Internet se ha actuado como si la publicidad no tuviera una historia. La publicidad, ha sido ensayada durante muchos años en diarios, revistas, carteles en vía pública, cine, radio, televisión, etc. y se sabe perfectamente lo que funciona y lo que no.
Y no funciona la publicidad que violenta al espectador sino aquella que le seduce.
En consecuencia, es totalmente comprensible que cada vez sea mas la gente que bloquea aquello que no solo no le seduce sino que además le violenta.
La gente está harta de este tipo de publicidad que no es mas que basura desechable. Y pronto también estará harta de los seguimientos constantes.
Es divertido, por ejemplo, leer los comentarios que deja la gente mas joven, de todo el mundo, en Google Play sobre las Apps que han descargado y eliminado por culpa de esa maldita publicidad abusiva (tanto en calidad como en cantidad).
Por tanto, algunos ya se han dado cuenta que así no se puede seguir, pues corren el gran riesgo de matar la gallina de los huevos de oro. Y actúan en consecuencia.
Y me gustaría recomendar una extensión para el navegador que no es exactamente un bloqueador de publicidad, pero que lo complementa.
https://www.eff.org/es/privacybadger
Si Google me fastidiara el negocio por culpa de ese adblok, yo, (que soy muy rencoroso), con los últimos euros que me quedaran, construiría un filtro para el buscado de Google, que eliminar toda su publicidad y los enlaces patrocinados y lo ofereceria gratuito a todo el que lo quisiera.
Si no quieres taza, taza y media. Creo que pronto nos vamos a comenzar a divertir con las peleas de todos contra Google.
Y los de Google se pondrán a templar.
El punto de que la norma la ponga Google, con su posición dominante casi entrando al monopolio, es algo muy discutible y diría peligrosísimo dado el cuasi napolónico componente de la norma, pero no está en discusión el punto central: la publicidad basura e invasiva que molesta a los usuarios y que no le rinde a los anunciantes. Por otro lado, son pocos los anunciantes y las agencias de publicidad que entienden/entendieron que la forma de comunicar y publicitar en internet es diametralmente diferente a como se hace en medios off line y que al no entender este cambio, y ya llevamos varios años de vida con los medios digitales, es evidente que el banner nació muerto, que la publicidad invasiva, nació muerta y que la publicidad con seguimiento la fueron matando, en algunos casos, por suerte. Que Google plantee esto, sólo muestra que el tema es preocupante a nivel sostenibilidad de su negocio a futuro, que, mal que mal, el poder lo seguimos teniendo los usuarios y que no nos interesa someternos a una publicidad que no aporta nada a la experiencia de consumo de información y que cuando queremos buscar algún contenido para comprar, lo hacemos de otra manera y no pulsando sobre publicidades invasivas, muchas veces engañosas y casi siempre que no le interesan a nadie.
No es solo la cuestión de los bloqueadores de publicidad.
Me pregunto cómo va a lidiar Google con la amenaza que pueden representar los asistentes virtuales para sus ingresos publicitarios de adwords. Si poco a poco los usuarios confían en aquellos sus búsquedas, estas pasan a realizarse en un segundo plano, invisibles a ojos de los primeros.
¿Se convertirá Google en un motor de búsqueda para bots? La compañía podría recopilar y preparar información para que la utilicen los asistentes. Si Google se convirtiera en el proveedor de referencia de búsqueda para agentes inteligentes, el estándar de facto, podría conservar parte de su valor. Habría que ver cuál sería el modelo de negocio en ese caso.
Yo desde que empecé a jugar con el archivo Hosts de macOS X vivo absolutamente feliz.
http://www.faq-mac.com/2017/01/jugando-con-el-archivo-de-hosts-en-macos/
http://www.faq-mac.com/2017/05/un-archivo-host-para-gobernar-casi-todos-los-anuncios/
La idea de que el usuario controle su archivo Host (segundo enlace que has puesto) es muy buena. Solo hay que simplificarlo para que cualquiera se atreva a ponerlo en práctica.
El primer enlace que has puesto redirige, no funciona. Saludos, Alquimista.
El «adpocalipsis» existe porque los anunciantes ha abusando impunemente de la gente todo lo que han quiero.
El problema ahora se invierte investigación y desarrollo en cómo saltarse los bloqueadores, se habla de machine learning con el fin de seguir mostrando anuncios, todo vale con el fin de crear una «tabla de salvación», como pollos sin cabeza. Por el «adpocalipsis» no va a desaparecer la internet, medios no cerraran debido a los bloqueadores. Va a desaparecer el actual tipo de publicidad, se tiene que adaptar al nicho que les dejen.
Vamos, que van a bloquear a Facebook (por aquello de que es un feed de publicidad). No lo veo mala idea como idea de negocio, jaja