Mi columna de esta semana en El Español se titula «Twitter y la naturaleza humana«, y habla de cómo los problemas de la red del pájaro azul con los insultos, el bullying, la humillación, el hate speech o el acoso han conseguido que perdiese la oportunidad de ser objeto de una adquisición que podría haber significado una esperanza interesante de futuro para la compañía.
Cuando hablamos de ese tipo de cuestiones en Twitter, no hablamos de un comportamiento ocasional, de algo que sucede únicamente de forma excepcional o de un problema vinculado con circunstancias especiales: hablamos de algo que sucede todos los días, de manera constante y habitual, y contra lo que la compañía e ha manifestado completamente incapaz de tomar ninguna iniciativa mínimamente seria. A lo largo del tiempo, la actitud de Twitter hacia este tipo de comportamientos ha oscilado entre la total complacencia y la tolerancia amparada en un supuesto respeto escrupuloso a la libertad de expresión, olvidando que, en la inmensa mayoría de esos casos, lo que se conculcaba era precisamente la libertad de expresión de los que tenían la desgracia de ser objeto de acoso, abuso o insultos.
La sociedad no desarrolla unas normas de comportamiento por capricho. Las reglas y protocolos sociales, la educación, las buenas maneras y el respeto están ahí para hacer posible la convivencia humana. Cuando en una red se permite de manera completamente expresa que esas normas sean vulneradas, ocurre lo que ocurre: que la naturaleza humana prevalece, muchos disfrutan convirtiéndose en «malotes» – por prudencia me guardaré la forma en la que los adjetivaría yo – que insultan y acosan a sus anchas, y muchos más les hacen coro, los amplifican y les ríen las gracias. Que Twitter no haya, en ningún momento de su historia, emprendido una política de exclusión sin miramientos, de expulsión sumaria y sin posibilidad de recurso de todo aquel que vulnere unas normas de convivencia razonables, ha llevado a que ahora no solo tenga problemas, sino que incluso pierda muchos miles de millones de dólares por una oferta que una compañía se planteó hacerle, pero descartó porque esos comportamientos podían perjudicar a su reputación.
Tras varios años de dejación de responsabilidad y sin hacer nada al respecto, los insultados, abochornados públicamente, acosados o humillados no son uno ni dos: son legión, y entre ellos se cuentan todo tipo de perfiles, desde mujeres objeto de insultos alucinantemente sexistas o salvajemente inhumanos, hasta personas atacadas en función del color de su piel, su religión o sus creencias, pasando por toreros, artistas, y muchas, muchas personas anónimas que simplemente tuvieron la desgracia de cruzarse con quien no debían. Hoy, encontrar la propuesta de valor de Twitter, que la tiene, exige mantener un comportamiento razonablemente discreto, seguir a las personas o medios que pueden publicar información relevante para ti, alguna vez compartirla – siempre dejando claro que tus retweets no implican apoyo, no vaya a ser que alguien se mosquee – y compartir pocas cosas, bajo el permanente riesgo de que aparezca un «simpático» a sacarle punta a algo que has podido decir o a una foto que hayas podido compartir. Y cuando digo un «simpático» es precisamente eso: un mecanismo que lleva a que, por ser más cruel, más dolorosamente creativo o más irónico, te hagan muchos más los coros y la red te premie con muchos más seguidores. La historia y evolución de Twitter es tan sencilla como decir que los malos siempre ganaron.
La naturaleza humana, tristemente, no va a cambiar. La única respuesta para contenerla y vivir en sociedad razonablemente bien sin estar tirándonos los trastos a la cabeza y convirtiendo el ambiente en irrespirable es poner reglas, es hacerlas cumplir escrupulosamente, es el community management bien entendido y bien ejecutado. No, los insultos y el acoso no son el único problema de Twitter: también están los bots absurdos, el spam y algunos más. Pero si Twitter quiere tener futuro, sola o gestionada por un tercero, tiene únicamente dos opciones: corregir este problema, o corregir este problema. No hay más.
This article is also available in English in my Medium page, “Twitter and its problems with human nature«
Obviamente cada uno tiene su trayectoria, confieso que acabo de buscar en la web, la tuya sobre los insultos en twitter, y me he encontrado lo que aparece sobre «edance», que me imgaino que era un coñazo.
De primeras tu artículo me parece sesgado y puedo comprender que eso sesgo se basa en lo que te ha sucedido.
Igual de sesgado me parece cuando te he señalado falta de moderación activa por tu parte. Y ni caso.
Pero dejando los personalismos aparte.
Te adjunto dos páginas de jabber una sobre Quora (parece que es tu referente ahora) y otra twitter
Curioso que la gente es totalmente radical en sus votos con quora ( o 1 estrella, o 5 ) Y Con twitter sale más lógico el voto escalonado de 5 a 1 ( es lo que se puede esperar según mi punto de vista, gusta pero no a todo el mundo, y el voto es gradual)
¿Que quiero decir con esto?
Básicamente que achacar a Twitter que le está afectando lo de los insultos es tu opinión no compartida en general por la gente.
Sin embargo que quora es un emporio muy criticable lo piensa el 50% de la gente
Queda demostrado, que todo el mundo no es tu forma de pensar sobre twitter, y si piensas que es Guatemala, no lo cambies por Guatapeor.
Por otro lado pensar que Twitter no lo quieren, porque no sea una dictadura militar y permita «demasiada» libertad de expresión, es de traca, cuando tu mismo pudiste suspender una cuenta de una parodia tuya,…
¿Tu eres el verdadero Enrique Dans o eres un Fake? ;-))
https://www.sitejabber.com/reviews/www.quora.com
https://www.sitejabber.com/reviews/www.twitter.com
Al final acabará agradeciendo a @edance el haberle dado material práctico para trabajar el tema.
¿Ahora? Sin duda. Yo siempre he sido de esos a los que si la vida les da limones, se pone rápidamente a hacer limonada. Pero en su momento, los habría asesinado lentamente y me habría comido sus higadillos con vinagre… joder, lo pasé fatal pensando qué diablos había hecho yo para merecer aquello!
Desde el momento que de Twitter sólo recibo, (si exceptuamos algunos anuncios), lo que escriben quien voluntariamente sigo, no entiendo como me pueden hacerme «bulling», pues basta con eliminar de la lista de seguidos, a quien incordia y se acabo el problema. Por mucho menos que eso, enviar el mismo twitter varias veces, he eliminado a alguien de mi lista de seguidos. Otra cosa sería por ejemplo Facebook que envía lo que reciben los que sigues.Sólo un masoquista, puede aguantar que un compañero de clase le mande twitter insultantes sin quitarlo de su lista.
Claro, que los twitter insultantes, pueden circular libremente entre otros compañeros, Pero eso es algo que puede hacerse también por telefono, email y Whats App. No puede pedirse a Twitter que controle cosas que ningún sistema de comunicación controla ni sabe controlar. ¿Alguna vez el correo postal ha evitado que se manden anónimos calumniosos? ¿Hace algo Telefónica porque te hagan ofertas de seguros a la hora de comer?
Uno se pregunta, ¿Por qué de repente, se recrimina a Twitter de algo que ocurre en todos los medios de comunicacion en manos privadas? — Y solo encuentra una respuesta , una moda.
Una moda, como recriminar a la CocaCola de su contenido en azucares, pero no hacerlo a las conserveras de mermeladas. Recriminar de la grasa que tiene las hamburguesas, pero no hacerlo de la que tiene la paella, meterse con la bestialidad que supone las corridas de toros, pero no estar contra el boxeo, Son modas en la que entran como borregos todos los bienpensantes,.
Las comparaciones del último párrafo… En una corrida el animal no ha elegido estar ahí, los boxeadores con conscientes de lo que hacen, y se entrenan para ello…
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uise poner esta foto http://cdn.foxsportsla.com/sites/foxsports-la/files/img/notes/news/620×465/arce_141212.jpg
Además de resaltar ese buen apunte comparativo entre Correos, Telefónica e Internet. Me quedaría con otro apunte: la vital importancia del corifeo en el asunto del acoso… más del 90% de responsabilidad efectiva en un acoso está en el comportamiento del coro (los tirapiedras de la parábola cristiana!), mucho más que en el «simpático» que prende la mecha…
Gorki, no seguir al que te insulta, o incluso bloquearlo, implica que no verás lo que dice de ti, no que no lo diga. Eso es lo que se llama la estrategia del avestruz, y te aseguro – y lo sé por experiencia – que no soluciona el problema. Telefonica no tiene ningún problema con que yo hable por teléfono con alguien y te ponga a parir a ti, pero porque es un medio privado. Si voy a un canal de su televisión y hago lo mismo, tú los denunciarás y a mí dejarán de invitarme. Si alguien usa Twitter para insultar, difamar, hacer bullying, acosar, etc. merece que lo echen y que traten de impedir que vuelva a entrar.
Comparar television conTwitter no es correcto, uno es un medio de comunicacion asimétrico, me insultan desde televisión, se entera toda la audiencia, pero yo no puedo responder y el otro es simétrico, solo se entran los seguidores, una audiencia determinada y yo puedo responder en igualf¡dad de medios que el ofensor.
Twitter es tan privado, como el telefono en grupo, comunicas solo con quien te sigue y nadie fuera del grupo ni puede enviar o recibir contenidos. Si tu sigues el grupo que se dedica a insultarte, eres un masoquista, Si te insultan a tu espalda, no lo puedes evitar, como no lo puedes evitar en la vida real, o es que tu pue des evitar que un compañero de trabajo, te ponga sistematicamente a parir con todos sus conocidos, (que pueden serlo tuyos).
Creo que hay que ponerse una coraza y realmente escribir y expresar lo que uno convenga. Lo digo como si fuese una suerte de portavocía virtual, nuestra manera de dejar constancia de nuestros pareceres.
Los malotes han existido y existirán siempre, con la suerte de que online, nadie va a salir herido de una pelea.
Si nos dejamos llevar por lo políticamente correcto es como cercenar la libertad de expresión, que a mi parecer es aún peor que el famoso ciberacoso.
Ojo, que hablo desde el punto de vista del que se quiere expresar libremente, y no de aquel que libremente crítica – más bien insulta- de una manera totalmente inconstructiva dirigida a hacer daño.
Un saludo. Muy buenos artículos por cierto.
Estaba por decir que no comparto la propuesta de «poner reglas» sobre la expresión de las personas. Defiendo la libertad de expresión.
Estaba por decir que intentos anteriores de poner orden (quiero evitar usar la palabra censura) ya fracasaron. La imprenta es un ejemplo de eso.
Estaba por decir esas y otras cosas cuando reparé en que el artículo se refiere a Twitter, y Twitter es un producto; y con un producto su dueño puede hacer lo que le plazca.
Afortunadamente Internet está por sobre los productos, de la misma forma que la imprenta demostró estar por sobre las lineas editoriales.
Podría resultar un experimento interesante poner reglas sobre una red como Twitter, y ver qué sucede. Personalmente creo que de inmediato surgiría alguna otra red sin ningún control, y en poco tiempo el número de usuarios de la nueva red sin controles superaría a la anterior. Este experimento permitiría también decidir sobre qué da valor a una red social: el número de personas que la conformar o los controles sobre su contenido.
Podría uno también proponer poner reglas y controles sobre Internet, pero eso ya sería excesivo, tanto que a día de hoy sería casi considerado una locura.
Facebook tiene reglas y controles, y además muchos de ellos bastante absurdos… y es la red social más grande del mundo!