El Estado de Massachusetts prepara un impuesto para las apps de transporte de viajeros como Uber, Lyft y otras, un pago de veinte céntimos en cada viaje de los que diez irán destinados a las ciudades, cinco a un fondo público para el transporte, y otros cinco a subsidiar a los taxis tradicionales. El pago no será abonado directamente por los conductores ni por los usuarios, será pagado por las plataformas que operan estos servicios, aunque podría terminar siendo repercutido en las comisiones o tarifas que cobran a conductores o pasajeros.
Según los planes detallados por el gobernador del Estado, el republicano Charlie Baker, los cinco céntimos destinados a los taxistas tradicionales durarían hasta el final de 2021, momento a partir del cual los veinte céntimos seguirían repartiéndose entre estado y ayuntamientos durante cinco años más, hasta la desaparición del impuesto a finales de 2026.
La idea del impuesto es, por un lado, generar ingresos para las arcas estatales y municipales a costa de una actividad que está experimentando un importante desarrollo y, por otro, tratar de contribuir a paliar las pérdidas en las que ahora incurren aquellos que desarrollaban esa actividad antes de la llegada de esas apps de transporte, y que ahora resultan menos competitivos por continuar sujetos a limitaciones y rigideces administrativas que los que prestan ese mismo servicio mediante apps no tienen que afrontar.
El impuesto no parece dejar contento a nadie salvo a las arcas estatales y municipales: mientras los taxistas tradicionales siguen pidiendo la prohibición total de las apps y se quejan de que los que desarrollan la actividad de transporte de viajeros mediante esas apps no estén sujetos a las inspecciones y a los requisitos de diversos tipos que ellos sí tienen que afrontar, algo que consideran una infracción de la ley, algunas apps de transporte de Boston como Fasten ya han expresado su disconformidad ante la idea de ser obligadas por el estado a financiar a sus competidores.
Dejando aparte la idoneidad de cobrar un impuesto por la actividad de las plataformas de transporte de viajeros, que podría argumentarse en función del posible mayor uso que realizan de infraestructuras públicas frente a los vehículos particulares, la idea de subsidiar a los taxis tradicionales mediante un impuesto a las apps de transporte que gradualmente los sustituyen resulta, como mínimo, discutible. Si el avance de la tecnología hace que ahora todos llevemos un smartphone en el bolsillo y eso posibilita métodos mejores para llevar a cabo la actividad de transporte de viajeros, lo que seguramente debería hacerse desde el lado estatal o municipal es reconocer esa realidad,y facilitar a los taxis tradicionales que se adapten a ella, eliminando progresivamente las restricciones a las que deben hacer frente. El pago de la licencia supone un problema en sí mismo, porque tomar la decisión de amortizar esas licencias recurriendo al dinero público obvia la evidencia de que fueron por lo general adquiridas mediante precios determinados en mercados paralelos, generados por una escasez artificial de las mismas, pero que dieron lugar a unos intercambios económicos que, salvo el pago de impuestos, tuvieron lugar exclusivamente entre particulares. En el caso de los Estados Unidos, las licencias de taxi han sido una de las inversiones más rentables del mercado durante muchos años, lo que lleva a plantearse hasta qué punto cabe «compensar» a quién y por qué, cuando lo que se ha permitido durante mucho tiempo es que algunos se aprovechasen de un mercado sometido a una escasez artificial. Sin embargo, existen casos de territorios en Australia que están optando por la vía de la compensación a los taxistas tradicionales por la pérdida de valor de sus licencias, reconociendo que ahora, esa actividad ya no precisa de una regulación tan rígida como la que se determinó en otro escenario tecnológico ya pasado, y que de hecho, la existencia de un sistema regulado mediante licencias redunda en un peor servicio para los usuarios.
Por el momento, lo único claro es que los impuestos, junto con la muerte, son lo único seguro en esta vida. Ante la muerte del taxi, el estado sigue queriendo cobrar sus impuestos, y los traslada a aquellos que sustituyen a la actividad que antes desempeñaba el taxi. Sin duda, una asunción de que el signo de los tiempos es el que es, y de que el taxi tal y como lo entendimos durante décadas es un modelo que toda a su fin. Financiar parte de esa transición, una auténtica reconversión industrial, mediante el recurso a los impuestos es discutible, como todo. Pero en Massachusetts, pronto, será una realidad.
This article is also available in English in my Medium page, “Taxis, death and taxes…«
A nadie le gustan los impuestos, pero todos disfrutamos de los servicios públicos. La nueva economía debe contribuir al estado como la vieja y ambas deben estar en igualdad de condiciones en materia impositiva y regulatoria, esa es la única forma de que puedan competir en buena lid. Si unos no pagan impuestos y deben cumplir unos requisitos y los otros están en la ley de la selva no es justo. Pero todos tranquilos que cuando los taxis desaparezcan los uber y demás veréis como suben las tarifas al no tener competencia.
El servicio del taxi está muerto, Don Enrique dixit.
Pero un servicio hecho por autónomos que a saber si cotizan, que son controladas por empresas extranjeras con domicilio social en Dios sabe donde… Está muy vivo
Como dijo el político y empresario americano Clark: «Nunca he comprado un hombre que no estuviera en venta»
Yo no disfruto de los servicios públicos, los sufro. Que me dejen el dinero en el bolsillo y ya decidiré yo mi proveedor de servicios.
Totalmente de acuerdo. En Españistán hace falta abrir el sector. Si hace falta compensar a los taxistas o no, dependerá de cada caso en concreto. No obstante, aquí falta mucho para ver esto me temo.
PDT: En el último párrafo pone «…toda a su fin…». Por si quieres corregirlo.
Según he entendido hay 5 cm por viaje de UBER a repartir entre todos los taxistas del estado de Massachusetts. Les van a hacer felices con eso…
Según mis cálculos, si en todo Massachusetts haya solo 10.000 taxistas (sólo en Madrid hay 15.000 mas los de los pueblos). por cada millón de viajes de UBER, tocan cada uno a 5 Dolar y habrán perdido cada uno 100 viajes con clientes
No tengo nada claro que haya que compensar a los negocios que la técnica deja obsoletos, pero compensarlos así es una tomadura de pelo.
Buen apunte. Tan solo en Boston hay 4 millones de habitantes, frente a los 3 millones de Madrid capital, así que los taxistas de todo Massachusetts son seguramente muchos más de 10.000.
Que manía con los taxis ,y eso que pagan impuestos ,no entiendo porque no hacen una app ,para dar servicio a las líneas de los autobuses urbanos ?.. seguramente tendrían más problemas estos listós ..
Esto de los impuestos «adhoc» a mi siempre me ha parecido una tomadura de pelo, y como bien apunta Ed y algunos comentarios, aquí el único beneficiario real son las arcas del estado.
Los impuestos deberian también ser revolucionados, actualmente es un suma y sigue constante de impuestos, tasas, multas(ponga aquí el sinonimo que quiera…) absurdo y que solo sirve para que nos parezca que pagamos menos de lo que realmente aportamos al estado y así nos quedemos con ideas como «la seguridad social es gratis» y parecidos…
Me gustará mucho ver a mi(si llego a verlo) como cuando se sustituya la mayoría de vehiculos por vehiculos autonomos y dejen de poder poner multas de tráfico como automaticamente van a empezar a subir otros tantos impuestos para compensar…, pero claro es «por nuestra seguridad» es «por nuestro bienestar» que en España un mileurista paga un aproximadamente 70% de impuestos…
Esto es un ejemplo claro de pretender contemplar a todos los sectores, y no consiguen cotentar a nadie. Al final el que los paga siempre es el usuario final, que no entenderá porque hay que subvencionar a un sector que pretende impedir que prosperen ciertas tecnologías que son una mejora clara para su movilidad.
Yo creo que la respuesta natural al expolio fiscal es el bitcoin. Transacciones en bitcoins y que todo lo que el Estado pueda intervenir tenerlo en bitcoins. Todo lo material y potencialmente incautable hay que tenerlo o no declarado y escondido o a nombre de otro. No hay más salida. Las apps de transporte de viajeros que sólamente acepten pago con bitcoins (podría hacerse una pasarela PayPal a bitcoin) y que no declaren NADA por actividad. «Estaba llevando a un amigo y el coche es de mi mujer». El expolio fiscal es intolerable y la gallina de los huevos de oro agoniza.
No es tan sencillo ej Estado se inventó para que te de seguridad a cambio de pagar impuestos. Con los bitcoin no pagas impuestos pero nadie te da seguridad, Si te tratan de robar, ¿Que policia va a acudir en tu ayuda?
http://www.adslzone.net/2016/08/03/bitcoin-pierde-20-valor-despues-del-robo-120-000-bitcoins/
Gorki … en esta vida nada es seguro. Quién acude en tu ayuda cuando el Estado te va expoliando poco a poco lo que tienes ahorrado mediante el «impuesto inflacionario» ? Quién acude en tu ayuda cuando el Estado bonitamente te ventila el 45% de lo que ganas con tu trabajo ? Quién acude en tu ayuda cuando rescatas parcialmente un plan de pensiones y te has de retratar por una cuantía elevada ? Quién acude en tu ayuda cuando Hacienda interpreta que unos miles de euros que tienes guardados en efectivo son un incremento patrimonial no justificado hasta que no se demuestre lo contrario ? Quién acude en tu ayuda cuando Hacienda te cornea una vez detrás de otra en los alberos de los Tribunales Económicos Administrativos primero y de lo contencioso después, donde en el mejor de los casos y llevando razón vas a salir muy escaldado ? Lo siento, la respuesta (aunque sea parcial y no del todo satisfactoria) es: oro en lingotes pequeños enterrado bajo una baldosa, bitcoins, las propiedades a nombre de la esposa y de los hijos, ennegrecer lo que se pueda y a sobrevivir … Y por supuesto, si puedes, emigrar.
¿Emigrar a donde?
Yo soy jubilado, el estado ha defendido (parte) de los que pague por seguridad social y me lo devuelve en jubilaciones. De vez en cuando me pongo enfermo y con lo que pagué de seguro medico, me cura (en la medida de lo posible).
Viajo y hay unas autovías aceptables que se pagaron con mis impuestos. Se respira un cierto orden social, debido indudablemente a la labor preventiva de la Policía y la Guardia Civil pagado con lo que me restaron cuando trabajaba.
Mis hijos fueron a colegios y universidad, y desde luego yo no pagué la totalidad de la enseñanza.
Me retuvieron mucho, con seguridad más que lo que me han dado, pero es que yo tuve la suerte de ser del 15% de la población con mejores ingresos…
Yo creo que es una medida muy parecida a la que se aplicó con el canón digital y impuesto que se puso sobre los medios digitales tales como cds. Al final desapareció, lo mimo ocurrirá con éste. Nosotros los usuarios finales no debemos de darle mayor importancia, a los que verdaramente afecta es los que ofrecen el servicio ya que puede perjudicar seriamente sus beneficios, más si cabe, cuando estos negocios son muy inmaduros.