Una serie de recientes anuncios indican claramente una crisis en Evernote, una deliciosa aplicación multiplataforma que llevo utilizando desde el principio de los tiempos y que se ha convertido en un elemento fundamental en mi flujo de trabajo: en Evernote tomo las notas en mis reuniones – con el detalle de que puedo hacerlo desde el portátil, desde una tableta o simplemente desde el smartphone y recuperarlas después desde cualquier dispositivo conectado, – preparo mis apuntes para intervenciones (es la razón por la que suelo tener el smartphone encima de la mesa cuando hablo en La Noche en 24 horas, en RTVE… no he intentado nunca usar el teleprompter, aunque posiblemente sería cómodo), o apunto cosas que uso únicamente algunas veces al año, como las recetas con las que aliño mis aceitunas :-)
A pesar de ser una empresa muy bien gestionada bajo la batuta de Phil Libin, que de hecho estuvo a punto de llevarla a bolsa, la compañía pasa ahora por dificultades que la han llevado a cambiar de CEO, reducir su plantilla y cerrar subsidiarias internacionales, dificultades derivadas fundamentalmente de una crisis en su modelo freemium. La compañía que hace no mucho tiempo obtenía sin problemas tasas muy significativas de conversión a usuarios de pago, parece que ahora encuentra problemas para ello, lo que ha desencadenado una crisis de rentabilidad.
La reflexión sobre el caso de Evernote me ha parecido muy interesante a la hora de plantear mi columna de hoy en El Español, titulada precisamente «Freemium«. El Español es un medio que empieza, con unas dosis enormes de ilusión y un equipo verdaderamente espectacular, pero que explora precisamente ese modelo freemium, en el que la gestión de lo que se entrega gratis frente a lo que lleva a los usuarios a pagar resulta fundamental. ¿Qué hace que los usuarios paguen? Como en el caso de Evernote, existe de entrada una concepción de sostenibilidad: pago porque quiero que esta página que me ofrece una propuesta que valoro, sea sostenible en el tiempo. En el caso de Evernote, es la practicidad de una herramienta bien hecha. En el de El Español, es más bien un compromiso con un tipo de periodismo determinado, con una actitud, con un uso de herramientas analíticas (ese periodismo de datos convertido en auténtica seña de identidad y que abarca desde las predicciones sobre resultados electorales hasta los artículos de deportes) y una libertad total para decir lo que sea y de quien sea, esté o no en el poder.
Pero también hay otros componentes: el balance entre lo que es gratis y lo que es de pago, la llamada «porosidad» de ese muro de pago que en el caso de El Español simplemente pospone unas cuantas horas el acceso a determinados artículos pero permite que indexen en toda su relevancia, o la propuesta que supondrá el uso de la app que próximamente estará disponible y que, si todo va como debe ir, se convertirá en una herramienta cómoda y útil para considerarse bien informado, con un balance adecuado entre las alertas y la relevancia de las mismas para cada usuario. O por supuesto, otro reto fundamental: conseguir que la publicidad funcione para los anunciantes sin que llegue nunca a convertirse en un castigo para los usuarios.
Moverse en la delgada línea del freemium es una tarea muy delicada y compleja, que requiere de una gestión excepcionalmente atenta, capaz de aprender de todas las experiencias anteriores. Tengo mucha confianza en este proyecto: por el momento, tras seguir muchas de las reflexiones hechas internamente, me parece de lo mejor que he visto en ese sentido. Veremos cómo evoluciona.
No hace falta, se hace como «20minutos», se paga el dominio y el servidor, que es calderilla, y a partir de ahi se mantiene con becarios y amateurs que no tiene porque cobrar, las noticias se saca de aqui y de alli o se inventa. Luego los articulos pues se puede escribir todos los dias, con la habilidad de hablar en abstracto osea frases como «la web es social, y ya otros modelos quedaron atras» y cosas asi hasta el infinito, enciclopedias enteras hablando de web y de negocio en abstracto asi, se rellena «El Español», y luego con todo esto se saca a bolsa como Terra, nadie se da cuenta, o no le importa, como ya pasa con los demas periodicos online
No es por quitarle mérito a El Español, pero ese modelo es exactamente el que usan en eldiario.es, y me da bastante coraje. Ofrecen un precio algo alto para el consumidor ocasional de noticias, si pusiesen una tarifa base mas baja seguro que tendrían más usuarios de pago.
Espero que El Español no copie también sus precios…
Cuando «El País» cerró su periódico digital y trato de cobrar, pensamos que se confundía, Cuando «El Mundo» sacó «Orbit» que era de pago, pensamos que se confundía.
Cuando «El Español» pretende ser de pago, pensamos que acierta… Lo que son las cosas.
Quizás, como indican en algún comentario superior, El Español contradiga alguna de tus tesis sobre el cierre de noticias de algunos diarios, ¿pero quién no se ha contradecio o matizado sus opiniones según va aprendiendo o la situación económico-social cambia?. Bienvenidas sean las contradicciones y matizaciones siempre que sean argumentadas.
El modelo de El Español no es el del diario.es. Ellos tienen una política de información abierta, el pago sólo se realiza para tener acceso a las noticias unas horas antes. Vuestro modelo es un sistema cerrado, abierto para consumo ocasional. Pero también tienen ambos diarios enfoques diferentes -independientemente del rasgo ideológico-. Diario.es es más reflexivo, de opinión. El vuestro pretende ser más analítico, aunque eso no quiere decir que ambos no tengan un poco del otro.
El dilema gratuidad/pago es complejo. Sé que no te digo nada nuevo. La sostenibilidad de los modelos digitales es mucho más económico que el tradicional de papel, pero eso no quiere decir que no existan costos de mantenimiento. Y lo que no se tiene en cuenta en alguna crítica de los modelos de pago, es que lo que no se puede eliminar es el costo del personal, que es quien aportan la calidad del producto. Precisamente, la «automatización» de noticias de 20minutos (agencias), permite tener una primera información, pero nada más. Para mi es un producto de baja calidad. Y yo quiero calidad. Y periodistas que se sientan recompensados por su trabajo, como cualquiera por el suyo.
No sé qué método usaréis para bloquear el acceso de noticias una vez superado el límite, pero intuyo que cualquiera con mínimos conocimientos, podrá saltárselo. Así que la experiencia de usuario también será clave para conseguir lectores de pago.
No sé si llegaré a ser suscriptor de El Español -ahora no podría permitírmelo-, pero Pedro J. me casusa tanta admiración como desprecio. En cualquier caso, suerte; porque sí puedo asegurar que habéis metido en vuestro equipo a gente realmente buena. Y el periodismo y este país, necesitan volver a coger oxígeno.
No, no he cambiado de opinión. No aspiro a que se entienda hasta que se pueda ver el tipo de muro de pago que se ha diseñado para El Español. Ya me contaréis qué veis de cerrado ahí.
Hola, en todos mis años como usuario de internet, y habiendo probado todo tipo de modelos de pago, creo que hay 2 serios contendientes a llevarse el premio sobre «cómo debe ser un modelo freemium», lo gracioso es que se trata de videojuegos, League of legends y DOTA2 son juegos que recaudan una cantidad enorme de dinero, son completamente gratuitos, mueven muchísima mas gente que cualquer «app gratuita» y que llevan ya varios años entre nosotros, muchas veces por ser un «videojuego» la gente de negocios no lo ve como algo serio para invenrtir, pero me parece un caso mas que admirable para una clase de negocios, la empresa RIOT games es hoy por hoy una de las mejores compañías para trabajar. Saludos desde México.
Os deseo mucha suerte a El Español y a ti y lo digo de corazón. En cuanto a tu parte, más vale que funcione, pues después de tantos años hablando de los «dinosaurios» del periodismo, de la gratuidad de la red, del conocimiento que es de todos etc, etc, Simplemente espero de corazón que no pase a formar parte de los ejemplos de que la gratuidad de la red no ha sido más que un engaño irreal, un sueño falso y una utopía imposible que lo único que realmente ha hecho ha sido arrasar con negocios de manera absurda y poniendo en manos de las grandes corporaciones, los gobiernos y los intereses económicos de los más poderosos bolsas enteras de generación de riqueza que antes les estaban simplemente vedadas por atomización.
El mejor ejemplo, el de Evernote que citas aquí mismo en otra entrada.
Saludos cordiales.