Facebook presenta Facebook M, un asistente virtual inteligente que se une a un panorama en el que ya compiten todas las grandes tecnológicas: Apple con Siri, Google con su Google Now y con una amplia gama de algoritmos y dispositivos que plantean desde fotografías creadas automáticamente a sugerencias de todo tipo, Microsoft con Cortana, o Amazon con su Echo. Si en un ámbito nos encontramos iniciativas de semejantes cinco compañías, no cabe duda de que hablamos de algo con un desarrollo potencial de muchísimas consecuencias.
La competencia en este ámbito nos aboca a un mundo muy interesante, con estrategias de diversos tipos y planteamientos radicalmente diferentes. Desde simplemente sustituir acciones del usuario para agilizar determinadas tareas («avísame de esto», «llama a esta persona» o «búscame una respuesta a esta pregunta»), hasta tareas más creativas («hiciste estas fotos y las he ensamblado en esta otra», o «he tomado las fotos de tu viaje, las he montado con música de fondo y transiciones, y aquí tienes un resumen»), o sugerencias de diversos tipos basadas en datos tomados de patrones del usuario («este producto te podría interesar»).
En las estrategias de desarrollo podemos ver también varias iniciativas interesantes, tales como desarrollar ecosistemas que funcionen como plataformas para terceros, combinación de datos extraídos de diversas fuentes, incorporación de dispositivos más allá del smartphone que centralicen estas funciones, o combinación de algoritmos de inteligencia artificial con modelos de toma de decisiones humanas. Estrategias que pretenden, en último término, convertirse en algo que el usuario considere suficientemente interesante como para concederle una cuota de uso razonable y sostenida, más allá de la simple curiosidad o la gracia para comentar y enseñar a los amigos en la barra de un bar.
Una frontera que, sin duda, se antoja compleja: la distancia entre considerarse agradablemente sorprendido por las habilidades de un asistente virtual y casi asustado por lo que parece ser capaz de hacer es pequeña, y las potenciales implicaciones de permitir que ese agente gestione nuestra información para construir sus recomendaciones pueden también ser vistas como intrusivas. Que Google Now tome datos de mi agenda, los combine con los datos del tráfico en mi ciudad, y me envíe una alerta que me informa de que debo salir con más antelación de lo habitual para mi próxima cita porque hay un atasco en la ruta puede ser, en muchas circunstancias, muy interesante, pero también nos lleva a reflexionar sobre el nivel de control sobre nuestras vidas que empezamos a entregar a una inteligencia artificial que muchos aún consideran relativamente amenazante. Es más que posible que la iniciativa de agente inteligente presentada por Facebook tenga que, en algún momento, enfrentarse a los temores que puede llegar a generar el hecho de que ese agente opere no simplemente con los datos generados por otras herramientas, como Google Now o con nuestras compras, sino con toda la información que compartimos en la red social, que presuntamente puede llegar a conocernos mejor que nosotros mismos. Si queremos entrar en un ámbito interesante y sin duda rompedor, no tenemos más que plantearnos las posibles responsabilidades legales que podría tener que afrontar un agente inteligente en función de su posible interacción con un usuario.
Lo que sí parece claro es que se avecina un escenario de intensa competencia por hacerse con los favores de unos clientes que irán viendo como un número progresivamente mayor de tareas son confiadas a este tipo de asistentes, al tiempo que alimentan su deep learning con los datos y reacciones que van generando sus propias actividades. Un escenario ya no tan futurista, que está teniendo lugar en muchos casos en forma de tareas relativamente triviales o vinculadas en ocasiones al simple entretenimiento, pero que revela una estrategia que va mucho, muchísimo más allá, y en la que el desarrollo de un panorama de competencia intensa no puede tener más que consecuencias positivas.
This article is also available in English in my Medium page, “Intelligent virtual assistants: the next frontier«
A mi me encantan estas tecnologias salvo por una cosa. No quiero que estén en la nube, no quiero que sean de una empresa ni se comuniquen con ella. Quiero controlar yo exactamente a que datos acceden, y decidir en cada momento cuando le dejo acceder a ellos a mi asistente personal y cuando no.
Si me ofrecen un producto así, encantado. Si voy a tener que usar el producto de facebook, gooble, apple o quien sea, para ellos.
Asi acabara Facebook todo el mundo felicitara el cumpleaños de todo el mundo mediante un bot, no hace falta saber ni el dia del «amigo» ni conectarse ese dia, o mejor nunca, a Facebook y lo demas igual
Y otro bot leerá la felicitación y hará un like, cuentas autonomas interactuando entre ellas, aunque la persona esté muerta. ES más, a mi me pareció bastante tetrico FB recordandome el cumpleaños de un amigo que acaba de fallecer hacia pocos meses.
¡Magnífico! Nos dirán cuándo salir a la calle porque hace el tiempo que nos gusta, de quién enamorarnos porque responde a nuestro perfil, si tenemos o no que tener hijos y si nos conviene estudiar arte o ensayo.
hasta ahora la supuesta «inteligencia» de los dispositivos se queda en juguetes para mostrar a los amigos pero poco uso real.
Google sabe todo de mi, pero me sigue ofreciendo que compre la app …que acabo de comprar!.(En lugar de una complementaria por ejemplo.)
Más interesante todavía pueden resultar la evolución de estos asistentes virtuales si los combinamos con inteligencia y asistencia humana. El llamado comercio conversacional que tan bien está funcionando en EEUU con magic y gobutler. En España tenemos también un mayordomo virtual Yexir.com que funciona solo vía whatsapp.
Parece que M va más por este camino de combinar inteligencia virtual con inteligencia humana.
Los «asistentes virtuales» no resuelven nada que tengas que hacer tu mismo picando tres veces mas la pantalla móvil, si bien mi experiencia se limita a Siri (el único que funciona fuera de USA) no tiene más utilidad para que hacer el gracioso con tus amigos, pero nunca pude obtener utilidad real, aparte de 8 de 10 ocasiones Siri fallaba al entender cualquier orden. Además revela cómo en realidad la gente no le gusta hablan en voz alta con una maquina.
Sé que la obsesión con asistentes provienen de una generación que creció con Star Trek y similares, pero incluso en ST «asistentes virtuales» tampoco tenían utilidad fuera de «Hay un cubo borg en este sector»
Yo, aluciné con «tu cronología» de google maps, por una parte me gustó para volver a sítios que me habían gustado, y para facilitar las opiniones a sitios, pero por otra parte un sentimiento de control con el que me siento un poco intranquilo.
Gracias Fran por lo de Yexir, he pedido invitación, prometen bastante en los ejemplos, peso creo que solo va a funcionar un poco bien en las grandes ciudades.