Un nuevo estudio de Pew Research, el primero en el que se pregunta específicamente por el uso de aplicaciones de mensajería instantánea como una categoría separada del SMS, deja especialmente claro su elevado nivel de popularidad – 36% del total de usuarios de smartphones y 49% de los comprendidos entre los 18 y los 29 años – y hasta qué punto están alterando las pautas y protocolos sociales de comunicación.
Los datos son aún más significativos por provenir de los Estados Unidos, un país en el que la persistencia del SMS fue bastante mayor que en otros, lo que ralentizó relativamente el desarrollo de este tipo de aplicaciones: en muchos otros países, estos porcentajes son, sin ninguna duda, significativamente superiores. En el caso de España, una aplicación como WhatsApp se encuentra instalada el el 98% de los smartphones. Otra diferencia radica en la popularidad de las aplicaciones que eliminan los mensajes enviados, tales como Snapchat o Wickr, de popularidad aún limitada en otros países, y que en los Estados Unidos son utilizadas por un 17% del total de usuarios y un 41% entre los 18 y los 29 años.
Hablamos de un cambio de primer nivel: el teléfono móvil que empezamos a utilizar para poder hablar por teléfono desde cualquier sitio ha evolucionado hasta convertirse en un dispositivo de características diferentes, primero enfocado hacia el acceso a información, y finalmente dedicado de manera primaria y fundamental al uso de mensajería instantánea. Que esa evolución está provocando un cambio significativo en las pautas sociales es una evidencia perfectamente aceptada: los cambios van desde patrones de conducta en los que varias personas que están juntas en un mismo sitio dediquen tiempo no a interactuar directamente entre ellas mediante los códigos de comunicación habituales, sino también con terceras personas no presentes a través de mensajería instantánea resulta chocante para cualquiera que tenga más de veinticinco años. La campaña de McCann para popularizar el término phubbing, ignorar a otra persona par centrarse en un dispositivo móvil, es un claro reflejo de esa lucha generacional a la hora de interpretar la comunicación y sus prioridades. Mientras para una generación, la interacción presencial, en un mismo momento y lugar físico, marca claramente las preferencias comunicativas, para la siguiente no es así, y la comunicación simplemente se produce en función de prioridades marcadas por el asunto o el interlocutor, completamente al margen de tiempo o espacio.
Son evidencias que se reflejan en mucho más que en el comportamiento o en el diseño de los propios dispositivos: la silla que utilizo para trabajar, la Gesture, contempla el uso prolongado del smartphone como parte habitual del trabajo, y permite, por ejemplo, situar sus apoyabrazos en el ángulo adecuado para reposar nuestros antebrazos cuando utilizamos este tipo de dispositivos, en función de la postura derivada de su tamaño y de la posición de nuestras manos al escribir. Utilizar el smartphone en horas de trabajo empieza a formar parte de la prerrogativa de cada trabajador siempre y cuando mantenga un adecuado cumplimiento de sus objetivos.
El modo de uso también varía: mientras la generación adulta sigue tendiendo a ver la mensajería instantánea como una conversación con salutación y despedida, la más joven opta por una pauta de conexión permanente, en la que no es necesario saludar ni despedirse, porque un comentario puede ser contestado en el momento o posponerse hasta que pueda ser atendido y resulta perfectamente normal mantener una conversación que se pone en suspenso en varias ocasiones debido a otras circunstancias. Otras, en cambio, pueden pasar a tener una prioridad mayor y convertir al usuario en alguien que se abstrae casi completamente de su entorno, provocando frustración a quienes están en ese momento con él.
¿Cuál es la evolución esperada de este tipo de pautas? ¿Veremos una integración de los jóvenes en la sociedad adulta mediante la aceptación de las normas tradicionales de educación y de priorización de lo presencial frente a lo remoto, o por el contrario, a veremos como esas normas cambian y son sustituidas por patrones en los que resulta perfectamente normal combinar o incluso priorizar lo remoto frente a lo presencial? En Australia está empezando a barajarse la posibilidad de instaurar phone breaks cada media hora para que los alumnos puedan atender sus compromisos sociales en sus smartphones sin verse obligados a retirar su atención del contenido de la sesión… ¿absurdo conceptual, aberración y confusión absoluta de las prioridades, o adaptación a un entorno y a una generación diferente?
Nos queda mucho por ver.
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Cómo adulto, me chocan, casi a diario, esas conductas de comunicación en las personas de mi entorno o en mis interlocutores: abstracción, falta de buenos modos en los mensajes, sintaxis y ortografía abreviados o sincopados, intemporalidad en el flujo de las conversaciones, jerga invasora, etc. pero me doy cuenta que es un flujo imparable, una evolución del lenguaje, en su más amplio significado, que, nos guste o no, seguirá evolucionando a la vez que lo hacen las tecnologías de las que vamos disponiendo.
Yo me doy cuenta de que mi empeño en escribir los SMS y Whatsapps cumpliendo todas las normas de la ortografía y la sintaxis, debe sonar a los que los reciben a algo anticuado y «out», incluso ridículo, pero no puedo, ni quiero, evitarlo. Porque yo aprendí así a comunicarme con los demás, pero entiendo perfectamente que los tiros van ya por otro lado, y seguirán yendo todavía más lejos.
Por cierto, Enrique, muy chula la silla ;o)
Javier, pídele a alguien que haga una tarea que no suele hacer normalmente. ¿Cómo la hace? Hace mucho que se perdieron las cartas, y la gente normal no suele escribir nunca, quizás desde el colegio, o el instituto quien no fue a la universidad. Todas esas faltas que afloran son por gente que antes no escribía nunca, y ahora, lo hacen como pueden. Otra cosa es gente supuestamente cultivada que escribe con el c…, supongo que porque no son conscientes de la imagen que proyectan de si mismos. Y si, yo también soy de los que escribe con todas las tildes y toda la corrección que mi formación de ciencias me permite, jeje :D
Tienes razón, Goomer, igual la gente de ahora ya no sabe escribir, igual que nosotros dejamos de hacer cuentas mentales y tiramos de calculadora hasta para las sumas más tontas y ya no sabemos contar. Pero esa es la evolución tecnológica, y me temo que no tiene marcha atrás. La simplificación de las tareas comunes, por causa de esa evolución hará que también nos olvidemos de escribir, a fin de cuentas es algo obsoleto. Pronto nos implantarán un chip detrás de la oreja y no tendremos ni que hablar, estaremos interconectados directamente por WiFi, en ese sentido el futuro me parece interesantísimo, pero en esa evolución perderemos cosas, claro está.
Hay un factor más. Antes había gente que escribía cartas, algunos incluso muy bien, pero la mayoría apenas sabía leer y escribir, sobre todo en ámbitos rurales. Hoy en día cualquiera tiene un smartphone. Antes te encontrabas a una señora que te decía si le podías leer algo que no llevaba las gafas encima, hoy en día te dicen ola k ase por Whatsapp. La tecnología ha acercado la escritura a todo el mundo. Y por supuesto que hay gente que no la usa bien. Pero hoy escribe más gente que hace 50 años.
Y yo no creo que no sepamos contar hoy en día. Más bien diría que la gente que no sabía cuánto eran 2+2 antes, ahora tienen una calculadora que se lo dice. O la gente que antes no escribía tildes, ahora dice que para qué aprender que el Word se lo corrige. Visto de esa manera, la tecnología suple el conocimiento de quien no lo tiene. La tecnología nos iguala y nos rebaja el acceso a ese conocimiento, otra cosa es que también pueda desmotivar el aprendizaje, pero yo creo que solo del que de cualquier manera no estaba dispuesto a aprender.
Para mi, 24 años, lo de que sin motivo o disculpa la gente pare de hablar contigo para usar el móvil siempre me parecerá una falta de educación.
Sobre como seremos de mayores no lo se. Creo que gran parte del fenómeno se debe a que la gente joven no sabe usar la tecnología. Hace mismo una semana, gente de mi edad alucinaba con que en google docs varias personas pudieran escribir a la vez un mismo documento, tecnología antigua para mi.
Esto me hace pensar que muy posiblemente gran cantidad de jóvenes desconozcan cuales son las formas más efectivas de comunicación según el contexto. El móvil no es la herramienta definitiva.
De todos modos la cultura también es importante. Las Chicas que conozco de china suelen abstraerse mucho tiempo cuando tras un silencio en una comida cogen el móvil. Varios minutos incluso y son gente muy educada que tras ello vuelven a hablar contigo de forma normal.
Tengo gran capacidad de concentración, cuando me meto en una tarea, me «aislo» del mundo, lo cual es ventajoso, pero tiene un inconveniente, soy monotaréa, si hago algo, no puedo atender a la vez a otra cosa. Por ello, siempre me ha resultado un incordio el teléfono, que me interrumpe en el momento mas inoportuno, haciéndome perder el hilo de lo que estaba trabajando.
Por otra parteo, no tengo especial habilidad para hablar por teléfono, suelo ser muy seco y algo cortante en mis conversaciones telefónicas, por lo que estas se reducen a lo imprescindible, generalmente dar o recibir datos del tipo, donde quedamos, y a que hora.
En cambio el WhatsApp, al no ser on-line, es muy adecuado a mi forma de ser, puedo planificar atender al WahtsApp cuando me viene bien, en determinado momento atiendo uno tras otro todos mis círculos leyendo y contestando si procede los mensajes, Mantengo varios círculos tanto familares como de amigos y por el WahtsApp conecto y me entero de las cosas que nos atañen.
En efecto, el WhatsApp ha supuesto un cambio en mis interacciones sociales con parientes y amigos, de comunicar con ellos de uno en uno y de forma puntual y esporádica a mantener una conversación coral e indefinida en el tiempo, donde tus dudas y preguntas las contesta cualquiera pero con frecuencia un día después. Vives en constante y permanente contacto con quien te importa, aunque estén alejado. Eso supone un cambio sobre todo lo antiguo. El telefono se quedan para las urgencias y diminuye el uso no tan por el coste sino por su utilidad.
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Esa es la clave de Whatsapp, que es un medio de comunicación asíncrono, cada cual escribe cuando puede y le viene bien. Y siempre lo tengo en silencio, solo vibración, que lo oyes, pero no es tan invasivo. Y Pushbullet, claro. Yo soy uno de esos españoles por el mundo, y el Skype solo lo suelo usar con la familia. Para todos los demás, mensajería instantanea, Whatsapp + FB Messenger, y desde hace mucho cuando recibo una llamada de teléfono mi primer pensamiento es, ¿quién me molesta llamando? jeje, me estaré volviendo un huraño…
Hay que aprender a comunicarnos mejor. Parece que tenemos más tecnología y que nos olvidamos de lo esencial: mirarnos a los ojos y comunicarnos con total intensidad, sin distracciones. Esa es la clave. Buena reflexión. Saludos :)
Los ojos, están ahí aún y hablan… pronto serán «apéndices», ya que el proceso evolutivo nos lleva a usar gafas para taparlos o incluso para ver la realidad aumentada… y por otro lado cada vez miran espacios más pequeños o chillones, perdemos capacidad visual natural (terminator también ve muchas cosas!)…
Igual pasa con el lenguaje, cada vez más gutural (trinario, como el guauguau canino?)… hasta puede que algún tipo de prótesis convierta las cuerdas vocales en nuevos apéndices.
Puede que el ser humano sea un perfecto agente competidor de la naturaleza en el proceso evolutivo animal. Y por que no acabar incluso con la ramita homo de la rama animalia?
A menudo, cuando se habla de estos temas, la cosa se plantea como una especie de «jóvenes vs mayores», como si esto de la tecnología fuese solo cosa de jóvenes. Tal vez hace 30 años era así, pero ya no, precisamente porque los que hace 30 años éramos jóvenes ya no lo somos, y no hemos abandonado la tecnología con la edad, sino que por el contrario en estos 30 años se ha incorporado a la cosa tecnológica mucha gente de nuestra generación que al principio no estaba.
Whatsapp, Facebook, Candy Crush (o Frozen en el caso de Celia Villalobos, que ya tiene 66 años), Youtube, y un largo etcétera forman parte de la vida cotidiana de los cincuentones, e incluso de gente de más edad. Dentro de otros 30 años incluso los más ancianos estarán (o estaremos) usando como locos el Whatsapp o lo que haya entonces.
Como representante de los mayores, (tengo 72 año), te puedo asegurar, que lo que cuentas es cierto, pero desde hace muchos años. El ordenador personal entró en la empresa de forma generalizada, desde las farmacias a oficinas pasando por carcuterías, hace al menos 25 años.
Así que los que se van jubilando, aunque tengan 65 años, tienen una larga experiencia laboral en el uso del PC .Claro está, que quedan un reducto de personas, que por el trabajo que desempeñaba, como pueden ser camionero o ama de casa, que carecen de esa experiencia, pero eso es independiente de la edad.
Por otra parte el smartphone ha tenido una penetración brutal en España y ha hecho, que personas que no conocían el PC, o incluso sentían rechazo por la informática, hoy lo utilicen con cierta soltura y que servicios como los que cuentas, WhatsApp, juegos, o consultar el tiempo, utilizarlo como lector etc etc., se hayan divulgado entre personas que permanecían antes alejadas del mundo digital. El Smartphone, parece como menos complejo de utilizar, y cuando empiezan poco a poco van extendiendo su uso en Internet,
Más aún, el smartphone ha hecho que el uso de la tecnología digital sea más intensivo con todo el mundo, incluso entre los que llevamos décadas usando el PC.
Antes el PC solo lo usabas cuando estabas en casa (o en el trabajo), y solo para cosas que fuesen a requerir un cierto tiempo de uso, porque tardaba bastante más de medio minuto en arrancar. No te molestabas en encenderlo para ver si tenías correo, ya lo verías si más tarde (o al día siguiente) te ponías a navegar.
Ahora el móvil se caracteriza por su ubicuidad e inmediatez. Siempre lo tienes encendido, y siempre lo llevas encima, asi que lo usas hasta como calculadora, o para una simple consulta al diccionario. Si tienes correo, o Whatsapp o lo que sea, te lo notifica, es mucho más inmersivo.
Además hemos ido de un aparato por familia (el PC), a varios aparatos por persona (móvil, tablet, y en muchos casos también consola), y algún que otro aparato más por familia (smartTV). Eso sí, todavía no estamos en la Internet of Things.
Me parce pertinente que se planteen espacios para hacer uso mas frecuente del móvil en el lugar de trabajo y estudio, porque finalmente la batalla estará perdida en este tipo de prohibiciones, pero todo tiene sus limites.
Es inconcebible y una total falta de respeto que la persona con quien te encuentras para compartir cara a cara permanezca absorto en su movil y te ignore con frecuencia, lo que sucede mucho ahora, en lo personal no lo tolero, y no se si estaré descontextualizado, pero considero que las mas elementales normas de respeto se deben mantener cara a cara, por internet o por telepatía. Que haces por ejemplo con un contacto que deja tus mensajes en visto y nunca te responde?