Uno de esos casos interesantes se miren por donde se miren: diez organizaciones de consumidores y de protección de la infancia firman una petición que solicita a la Federal Trade Commission (FTC) que investigue a YouTube por su producto «YouTube Kids», lanzado el pasado 23 de febrero, por contener publicidad considerada inadecuada por los mecanismos de mezcla entre publicidad y contenidos que utiliza para influenciar a los niños.
La publicidad diseñada para impactar en los niños es la base de infinidad de canales infantiles de televisión en países de todo el mundo. Salvando determinadas acciones destinadas a evitar engaños, a mostrar juguetes volando cuando en realidad no vuelan o grandes lotes de productos que en realidad no vienen incluidos en el precio, tratar de influenciar a los niños para que pidan determinados productos a sus padres es una práctica perfectamente habitual en todo el mundo. La queja de las asociaciones en el caso de YouTube Kids, sin embargo, se refiere a «unfair and deceptive marketing practices», «prácticas de marketing desleales y engañosas», a la idea de que los niños a esas edades no han desarrollado las habilidades cognitivas para resistir esos mensajes publicitarios y entender que están siendo objeto de una táctica comercial.
La televisión comercial infantil norteamericana, como la de otros países, está sujeta a una serie de restricciones que han ido siendo introducidas a lo largo de los años, como la introducción de productos por parte de los presentadores de programas infantiles, precisamente por ese motivo. La publicidad en general también cuenta con protecciones específicamente diseñadas para proteger a los menores, supuestamente más influenciables, o incluso, en algunas regiones y países, como Quebec, Noruega y Suecia, está completamente prohibida por debajo de los doce años.
La pregunta, por tanto, es hasta qué punto ha sobrepasado YouTube Kids, un servicio gratuito financiado mediante publicidad, las teóricas líneas rojas impuestas habitualmente a otros medios. Uno de los vídeos específicamente citados en la denuncia es, por ejemplo, este unwrapping de juguetes:
Un contenido que en un medio convencional caracterizaríamos como abiertamente publicitario, en YouTube Kids aparece mezclado con muchos otros vídeos de todo tipo, recomendado por ejemplo cuando un niño escoge una oferta de contenidos mediante, por ejemplo, una búsqueda de sus personajes favoritos. Mientras en otros medios convencionales marcan – o deberían marcar – de manera mucho más clara la separación entre contenidos y publicidad, las características de YouTube y la ausencia de una parrilla de programación establecida como tal llevan a que las marcas diseñen contenidos específicamente pensados para aparecer en las búsquedas. En el caso del vídeo expuesto, que forma parte de una larguísima serie de vídeos similares con niveles de visionado bastante elevados, el diseño del propio título, «Giant Surprise Egg with PLAY DOH McDonalds Arch filled with Happy Meal Toys Barbie, Star Wars Toy» es un clarísimo caso de «name dropping» de marcas que son objeto de deseo de niños de diversas edades.
¿Es la publicidad algo de lo que tenemos que «proteger» a los niños? ¿Aplica esta idea de «protección» a la publicidad en general, o tan solo al tipo de prácticas de fronteras difusas entre contenido y anuncios? ¿Estamos cómodos como padres sometiendo a nuestros hijos a un bombardeo publicitario de esas características? ¿Es YouTube responsable de un posible mal uso que algunos anunciantes puedan estar llevando a cabo dentro de YouTube Kids? ¿Es en realidad colaborador de dicho comportamiento, dado que se lucra con él? ¿Son culpables los padres por no ejercer una supervisión más activa de los contenidos que consumen sus hijos, y utilizar la televisión o el ordenador a modo de baby-sitter? Muchas preguntas, y por el momento, una denuncia ante la FTC. Veremos en qué queda.
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¡Que complicado! Yo creo que no hay que «proteger» a los niños de la publicidad, ni de los videojuegos, ni de las películas, etc.. ya que cada niño es diferente y, como padres, hay que saber cuando están preparados para ver ciertos contenidos.
Pero en este caso el problema es que la frontera entre contenido y publicidad no está clara. Un niño sabe diferenciar un videojuego de la realidad, pero no se si la mayoría saben ver que les están «vendiendo» un producto
A los que hay que proteger de la publicidad infantil es a los padres
Mi generación tuvo que luchar toda la infancia de sus hijos con el chisme que cada año sacaban para reyes las casas de juguetes. A mi me tocó jugar contra RICO y Verjusa y sus odiosos modelos el Coche de Santi Rico y la muñeca de Alucina Vecina. La tele presentaba el anuncio una y otra vez a la audiencia infantíl y el niño, indefectiblemente, te pedía el juguete con el nombre y apellido correspondiente para Reyes.
Lo fácil, es dejarse llevar y comprar el juguete publicitado a tu hijo, pero yo nunca caí en la tentacion, les compré otro similar no tan publicitado que valía la mitad. Nunca sufrieron mis hijos ningum trauma por ello y yo desde luego tampoco, pero había muchos padres que se avergonzaban de no haberse dejado, (por avaricia o por necesidad), un pastón en los dichosos juguetes y sufrían mucho en su autoestima.
Si el miño te pide que le lleves a Mc Donalds porque regalan una tortuga que anda y le llevas a VIPS, que lo más que les da es una corona de cartón y un globo, y les compras una tortita con chocolate, em vez de la hanburguesa, terminarán agradeciendolo, tu cartera, la salud de los tuyos y tu autoestima, pues no solo te demostrarás capaz de superar las más fuertes campañas publicitarias, sino imponer tu propio criterio, con lo que mejorará tu estima. Y si tu hijo no se conforma, es que le has mal educado y debes tratr de corregir e rumbo de su educación.
La publicidad no afecta permanentemente la mente del niño, sino la del adulto.
Una burbuja publicitaria durante 18 años y luego…
Esto de los niños cada vez es excusa para las cosas más inverosímiles. Yo, como padre, espero ser un buen educador cuando crezcan y enseñarles que la publi NO es verdad, pero que tiene cosas aprovechables que tendrán que aprender a distinguir, valorar y juzgar cuando sean más mayores. -> Utópico también, jajaja, lo sé
Lo que está demostrado es que el sistema de publicidad funciona y los niños, solitos con la tablet, consiguen acceder a estos videos y además les gusta verlos.
A mi personalmente la sobre-protección me chirría; el mundo es el que es y edulcorarlo no va a ayudar a nuestros hijos, más bien al contrario. Es similar a oponerse a que usen tablets, no es el camino. Mis hijos, 3 y 6, usan tablets desde que se interesaron por ello y no tienen ningún enganche, ni les ha dejado de gustar el fútbol, los amigos, los cuentos, o los juguetes. Y cuando les apetece, usan la tablet, sea como tele, juegos, música o videos. Y en cualquiera de estas actividades, además de divertirse, aprenden mucho más de lo que parece.
Claro que es más cómodo pensar que podemos mantenerles en una burbuja y así no tenemos que perder nuestro precioso tiempo educando ;-)
Lo mismo que se legisla para fuera de Internet debería legislarse para Internet. Es un cambio de escenario pero los principios legales, y morales no cambian en función del escenario donde nos movamos. En ese sentido, la ley relativa a la publicidad me parece 100% aplicable al contexto de Internet. Lo que ocurre es que hay leyes muy sensatas que rara vez se cumplen.
En particular la protección del consumidor frente a la publicidad engañosa. La publicidad engañosa es un concepto legal que tiene una definición con un significado de protección amplísimo. Concretamente, se considera que es aquella que, de alguna forma, la que sea, incluida su presentación, puede inducir a error a sus destinatarios. Si los destinatarios son niños, el celo ha de ser mayor y se debe ser especialmente cuidadoso, pero no solo en Internet.
Ni Internet ni otras tecnologías añaden nada a esta problemática que por otra parte cada vez resulta de mayor actualidad por culpa de la progresiva pérdida de poder de los ciudadanitos de a pie frente a cualquier otra forma de poder. Las democracias han ido perdiendo calidad democrática hasta niveles realmente preocupantes.
No es lo mismo convencer a los ciudadanos informados, que enbrutecerles y manipularlos.
Recientemente se ha producido un ataque a la posibilidad del control por parte de los consumidores. La OCU denuncia que el Gobierno quiere aprobar una norma que roza la censura, y que regula los análisis comparativos. Se pondrá en peligro la confidencialidad de los laboratorios que realizan los análisis, lo que dejará a estos indefensos frente a las presiones del ‘lobby’ de la industria. En la práctica, significa que se dificultará al máximo la realización de test comparativos realmente independientes sobre la calidad de los alimentos, y todo ello propiciado por la cesión del gobierno a las presiones de la poderosa industria alimentaria.
Ya estamos padeciendo un aumento considerable de enfermedades degenerativas en los países más industrializados por culpa de un creciente aumento de agentes químicos con efectos no totalmente conocidos. No sabemos lo que estamos comiendo.
Te das cuenta de ello cuando intentas hacer un cultivo de drosófilas (para mis peces) y no lavas la cáscara del plátano. O cuando haces un cultivo de infusorios (para mis alevines) con hoja de lechuga sin lavar y no sale ni un infusorio. A veces estos cultivos se mueren aunque laves el alimento exteriormente, porque hay toda clase de insecticidas. Unos se van con el lavado, otros se van al hervirlos, y otros te los comes y a largo plazo tienen un coste desconocido en el organismo.
Otra jugada que atenta contra nuestra salud y la de nuestros ecosistemas es el Fracking.
Podríamos hablar del mercurio en las grasas de los pescado como el atún, o de los trasgénicos, o de muchos contaminantes y aditivos alimentarios sobre los cuales ya no tenemos ningún control.
Estamos hablando de diferentes efectos sobrevenidos por pensar que el progreso tecnológico e industrial, así como su dinero, son lo único importante. En mi opinión son muy importantes, pero ni siquiera deberían ser considerados prioritarios frente a temas, como la salud, que evidentemente sí lo son.
Yo creo que el progreso es importante pero no a cualquier precio, no creo que dejar de comer y respirar veneno sea menos importante.
Debería importarnos más el futuro del mundo infantil que el futuro de la industria alimentaria infantil, y no se puede infravalorar la importancia de la publicidad, ni las consecuencias de la publicidad engañosa ni la falta de transparencia en la industria alimentaria.
Otra vuelta de tortilla: ¿habría que proteger a los adultos de anuncios hechos con niños? Muchos publicistas usan niños en la publicidad para vender productos para adultos intentando abusar de sentimientos cuando menos poco razonables.
Las empresas, esas señoritas de la caridad que todos los años organizan una colecta para la cruz roja…
La obligación de un directivo es tensar las leyes, normas y convenciones a favor del lucro de su empresa. Un directivo no es juez. La ley presupone que conoce las leyes, pero si bien el desconocimiento no es un argumento que exime, el conocer las leyes no te obliga a cumplirlas, pues la realidad es compleja y toda ley es un contrato imperfecto abierto a la interpretación.
Por tanto, lo lógico es que el empresaurio de turno, al puro estilo de los Tiranosaurios de Parque Jurassico, estén tanteando los límites legales, a ver donde están, y ello lo saben cuando se pasan cuatro pueblos y tiene que venir el «maestro» encargado del patio, a decirles que no pueden jugar de esa manera.
Aquí hay un CONTRATO SOCIAL por el cual a las empresas se les permite tener el lucro como principal objetivo A CAMBIO de reducirlas a ESCLAVAS, es decir, a competir en un entorno que les lleva a la esclavitud a.k.a. Coste Marginal = cero (MC=0)
En España vemos como la reticencia de empresas a competir ha tergiversado nuestra débil democracia, reduciéndola a reuniones a puerta cerrada, sobres y puertas giratorias.
Los borregos parece estar dandose cuenta que a reunión de pastores, oveja muerta.
Desde mi punto de vista los niños son profundamente influenciables por la publicidad a edades tempranas por lo que yo me he obligado a intentar ver con mi hija los programas desde su más tierna infancia en la TV y en internet en general.
Hemos sido sus padres los que hemos actuado como censores/orientadores de lo que considerábamos importante para su formación. Es cierto que es muy, muy difícil mantener a una niña al margen de lo que Youtube le ofrece pero es ahí donde se debe hacer una labor de acompañamiento en el aprendizaje del mundo real, de la vida real.
Nosotros hemos llegado a crear un juego en el que la pregunta tras un vídeo como el que vemos arriba siempre es la misma ¿Cariño qué es lo que te están intentando vender? Nosotros tratamos de hacerla consciente de lo que hay detrás de esos mensajes aunque para ellos siempre es difícil de entender lo sibilino que es este mundo. Y es que el fin en nuestra sociedad siempre es vender.
Desde nuestro punto de vista ser demasiado permisivos con el acceso a los medios de comunicación para los niños es actualmente realmente nocivo para crecer sano y mentalmente independiente. Es una dura lucha que cada padre debe liderar en su casa porque las marcas tienen mucho poder y muchos canales para llegar a su target y ahí creo que está todo perdido.
Pues esta noticia de hoy creo que es muy oportuna en relación con este interesante debate http://economia.elpais.com/economia/2015/04/09/actualidad/1428592352_077977.html