Interesante debate propuesto por Danielle George, profesora de ingeniería de radiofrecuencia en la Universidad de Manchester, que se plantea el problema de una generación de jóvenes completamente centrados en la compra de gadgets electrónicos de todo tipo, pero que bajo ningún concepto se plantean nada parecido a arreglarlos cuando se estropean, sino simplemente sustituirlos. De alguna manera, esperamos que «todo funcione», y no sabemos hacer absolutamente nada cuando no lo hace. La cultura de la reparación, o incluso del simple hack casero para prolongar la vida útil de algo o para solucionar un problema sencillo, parece estar perdiéndose a gran velocidad.
Por un lado, una dinámica de innovación absolutamente acelerada que implica que, en muchos casos, cuando un gadget se estropea tras un cierto tiempo de uso, es considerado directamente obsoleto por la existencia de otros en el mercado con prestaciones intrínsecamente superiores, y sujeto a una percepción que mezcla lo deseable de esas nuevas prestaciones con valoraciones relacionadas con el atractivo del consumo e incluso las connotaciones de industrias como la moda: quien mantiene un gadget viejo durante mucho tiempo se ve como «inferior» ante quienes tienen la última versión del mismo o un modelo más reciente. Nunca en la historia hemos vivido industrias sujetas semejante velocidad de innovación: las generaciones anteriores podían plantearse utilizar prácticamente cualquier objeto durante plazos de tiempo muy superiores, algo que afecta absolutamente a todo, desde la electrónica hasta la ropa.
Por otro, una falta de desarrollo de las habilidades necesarias para plantearse arreglar nada, una carencia que no es en absoluto exclusiva de la generación de jóvenes actuales, sino que se extiende a varias anteriores. En general, cualquiera que tenga visibilidad sobre varias generaciones anteriores, observará que cuanto más retrocedemos en el tiempo, más desarrolladas estaban las habilidades para reparar prácticamente cualquier cosa. Por un lado, una obvia cuestión de renta disponible: nada aguza más el ingenio que la necesidad, algo que podemos plantearnos tanto con el ejemplo de los automóviles norteamericanos parcheados y arreglados de cien mil creativas maneras en la Cuba sometida al bloqueo comercial como con el de mi abuela y sus muchos recursos para arreglar la ropa que se iba desgastando. Pero por otro, un menos interés por el desarrollo de esas habilidades: si en muchos casos ya no cosemos ni casi clavamos un clavo, ¿cómo esperar que saquemos un destornillador para abrir un gadget de cualquier tipo y usemos un soldador para sustituir la pieza estropeada? Del mismo modo que dejamos de abrir la cubierta de los motores de nuestros automóviles y perdimos la habilidad para identificar sus averías, dejamos de desarrollar todo aquello relacionado con los componentes de todo el resto de los aparatos que utilizamos. Un teléfono móvil contiene infinidad de componentes que podrían ser reutilizados de mil maneras diferentes, pero salvo el minoritario segmento de los llamados makers, nadie se plantea abrirlos y curiosear lo que hay dentro, y mucho menos arreglarlos si se estropean. Cuando algo falla, se lleva al lugar donde se adquirió si está en garantía, o simplemente se sustituye sin más.
Finalmente, el propio diseño de muchos aparatos, que tratan precisamente de hacer más difícil, cuando no directamente imposible, la posibilidad de abrirlos o de sustituir sus componentes. Muchos fabricantes han incorporado procesos de fabricación que incluyen múltiples capas, soldaduras que impiden la sustitución de piezas, o procesos de sellado de componentes que impiden o dificultan enormemente el acceso a los mismos, en parte por optimización de su fabricación, pero también llevados, seguramente, por el interés en reducir la vida útil de sus productos y promover un ciclo de sustitución más rápido.
¿Cuánto perdemos con una cultura de este tipo, entre la pérdida de habilidades y cuestiones de calado más amplio, como la eficiencia o la sostenibilidad ambiental? Generacionalmente, la deriva me parece enormemente acusada, y sin duda, progresiva: yo definitivamente sé arreglar menos cosas que las que podría arreglar mi padre, y las que me podría plantear arreglar, a mi hija es que ni se le pasa por la imaginación. Más por un tema de curiosidad e inquietud que por otra cosa, tiendo a recuperar algunos componentes de gadgets o de juguetes cuando se estropean, o en ocasiones, incluso cuando los encuentro en la basura… y mi familia me mira casi como si estuviera loco: decididamente, hablamos de una inquietud que, salvo por el refrescante y sin duda interesante segmento de los ya citados makers, se está perdiendo. Pero tampoco creo que sea un problema de la generación actual: es, en mi opinión, algo que viene de muchos años atrás. Y que incluso aunque lleguemos a plantearnos, va a costar recuperar.
This article is also available in English in my Medium page, “The children who didn’t know how to repair their toys«
Muy interesante. Pérdida de habilidades al margen (cada vez somos más dependientes de fabricantes de cacharros), no hace falta ser muy comprometido con el ecologismo para darse cuenta de que semejante despilfarro de materias primas (en muchos casos no muy abundantes o muy costosas de extraer) no parece que vaya a poder sostenerse indefinidamente, ni mucho menos extenderse a una parte importante de la población mundial. Haber sustituido la industria de la reparación/conservación por la de la obsolescencia y la sustitución en ciclos cada vez más cortos es un suicidio como especie. Pero prácticamente todas las escuelas económicas siguen empeñadas en el crecimiento basado en el incremento de consumo de bienes.
Gracias por escribir esto. Justamente estaba yo escribiendo una novela con este tema, el de la «estupidez» (no desde el punto de vista comercial, claro) de que cuando una cosa se rompe, se tira y se cambia por otra.
Yo personalmente soy de los «manitas». Supongo que tiene algo que ver el que no me sobra el dinero ;-)
Luego está también el otro negocio, el de los «consumibles», como las impresoras. Y que la velocidad de los ordenadores vaya ascendiendo poquito a poquito… todo por ir alargando el negocio. Y lo de la obsolescencia programadas…
En campos menos «tecnológicos», por ejemplo la caldera de mi casa; debe tener 30 años y solo por una fuga, todos los técnicos interesados me decían que había que cambiarla. Al final, un amigo fontanero hizo el apaño y, a tirar hasta que vuelva a reventarse… ¿Qué electrodoméstico de hoy en día podría aguantar ese tiempo? Ja.
En definitiva: gracias por el artículo.
Siempre se asumió que con la disminución de los costes (de mano de obra, la producción / maquinaria / fabricación / distribución) iba a ir a de la mano la desaparición de esa «industria» paralela. Uds. en España creo que les dicen «manitas».
Hace poco a mi pareja se le rompió una bordeadora de jardín (cortadora de césped/ gras). ¿Costo de la nueva? $400. ¿Costo de la reparación? $400. El único factor que hizo que no se comprara una nueva es que ese precio de compra era a 465 km de la ciudad donde ella vive. Con lo que los costes de transporte hubieran encarecido y hecho perder todo beneficio.
Hacía mucho que no iba al supermercado que solía ir, por cuestiones de traslados. Siempre que iba había un local en el que un señor reparaba zapatos, y una señora reparaba prendas. He utilizado sus servicios ocasionalmente, y he quedado satisfecho por la relación precio calidad. Sobre todo porque me evitaba tener que gastar un dinero en algo que a mi juicio no lo merecía.
En otra ocasión, después de un año de uso, a un par de zapatos se les hizo necesaria una reparación. La tienda no estaba más. Tuve que buscar y buscar un zapatero (así se les dice a quién arregla calzado) que me arregle el problema. ¿Coste de nuevo par de zapatos? Más de $1000 ¿Coste de la reparación? $150.
Mi hermano y yo nos hacíamos los carritos a rulemanes (http://3.bp.blogspot.com/-Jhwgryr1LRM/TsuciLO76zI/AAAAAAAAA1E/Y2RVxM8a2Lo/s1600/patinete133.jpg) y jugábamos horas y horas en ellos. Y si se rompían los reparábamos y los volvíamos a usar. Mi hijo no conoce esa capacidad. Su entorno es completamente distinto al mío. ¿Se rompió? Papá: cómprame otro.
¿Todo tiempo pasado fue mejor? No. Prefiero poder tener acceso a este tipo de comodidades que la vida ofrece. Es solo que hay cosas que no se pueden cuantificar pero que existen y tienen beneficios directos y su desaparición implica más que la pérdida de un tipo de empleo o habilidad.
El problema no es ya saber repararlos, sino tener los medios para ello. El equipo necesario para siquiera plantearse acometer la reparación de un móvil cuesta más de 3.000 euros. Además está el coste de aprendizaje: Para practicar, hay que tener móviles y los primeros seguramente los rompamos en el intento. Y no vale usar modelos viejos, ya que como bien ha indicado la tecnología deja obsoleto un modelo en poco tiempo y el siguiente puede ser totalmente distinto.
La reparación en si es barata, a diferencia de lo que nos hacen creer los fabricantes. Pero la inversión inicial necesaria para hacerlo hace esta una tarea totalmente prohibitiva a nivel doméstico, y solo rentable para empresas de electrónica o ingeniería, a menudo las que fabrican sus propios equipos.
Y todo ello es debido en gran medida a la miniaturización de los componentes, ya que hace unos veinte o treinta años, la fabricación True Hole permitía acceder a ellos con más facilidad y equipos más baratos. También al hecho de que los fabricantes protegen sus diseños de la ingeniería inversa e incluso de la posible reparación.
En definitiva, dependemos mucho de la electrónica, una tecnología difícil y que requiere elementos muy sofisticados al alcance de poca gente para manipularla, aunque se posean los conocimientos necesarios, que son relativamente más fáciles de conseguir.
Enrique, interesantisimo articulo el que planteas, recuerdo que con 10 años desarmaba el control remoto de mi carro a control cuando se estropeaba, y pegala los cablecitos con tape o lo que encontrara. Actualmente los niños lo tiran y piden otro. (hace 15 años no podia plantearme eso, si lo tiraba me quedaba sin nada)
Si quieres entretenerte haciendo bricolaje acude a tiendas de componentes electrónicos discretos. Los producto manufacturados vienen sellados de mil formas para evitar que tengan un posterior aprovechamiento, que sería nefasto para la industria porque la obsolescencia programada podría perder parte de su sentido.
El otro día pregunte por el precio de un medidor de pH. Me pedían 400 euros. No sería la primera vez que uno de estos trastos caros me deja de funcionar 3 años después de comprarlo. Con Arduino te puedes hacer un medidor de pH que no solo va acostar unos 50 euros sino que te durará toda la vida y podrás arreglarlo o transformarlo casi en lo que quieras llegado el caso. Además es mucho más divertido. A los niños hay que enseñarles a programar y a fabricarse sus propios juguetes.
La imposibilidad de arreglar juguetes puede convertirse en un aliciente para el bricolaje.
Cierto lo que dice, e revienta del portatil que en el PC de torre yo sabia «tunearlo» para dar mas RAM, un segundo disco duro, oponer una tarjeta gráfica,etc., ahora has de conformarte con lo que te den. Y yo nunca he sido excesivamente aficionado, tenía amigos que se montaban un PC desde cero.
Sin embargo creo que hemos llegado al culmen del usar y tirar y comienzo a ver mas personas, «makers», que hacen sus propias cosas, cada hay mas gente que cose su ropa, hace conservas, bebe su cerveza, etc. Por otra parte, como comentan, este consumismo de despilfarro acabará por si mismo, no va a haber materias primas suficientes, en cuanto chinos y indios despierten a un tímido consumo.
Quizá la economía colaborativa empuje a fabricar productos más duraderos, el propietario de los bienes los quiere para alquilar y no para fardar delante de sus amigos, buscara pues comprar aparatos duraderos, que si se estropean se puedan arreglar y a final el fabricante se ve forzado a fabricar lo que le piden.
Muy interesante el tema, Enrique, y completamente de acuerdo contigo. Hemos ido transformando una sociedad que «fabrica» en una sociedad que consume. Los trabajos manuales tienen muy mala prensa (hasta hemos quitado la asignatura de los colegios), y parece que todo tiene que ser digital y virtual.
Mi experiencia personal, te la puedo contar con lo que he vivido a mi alrededor. Con 12 años, hacíamos aviones de aeromodelismo (con herramientas peligrosísimas como sierras de calar y cutters), y si se rompían, comprabas madera de balsa y se arreglaban durante la semana. Con 15 años, nos gustaba (al menos a mi círculo de amigos, pero no éramos algo tan rarro en nuestro colegio) la electrónica y montar kits de cualquier tipo. Y luego llegaron los ordenadores y te preocupabas por programarlos y aprender de ellos…
Y que ha quedado de todo ello.. Los aviones ahora son de porexpan y se compran en China. Son tan baratos que se piden 2 o 3 por si acaso se rompen a la primera, de la electrónica ni hablamos, y lo de programar lo hemos sutituido por miles de aplicaciones o juegos…
Si a todo eso le añades que hay una falta de interés en todas las cosas relacionadas con la tecnología (crarla y comprenderla, no usarla), pues no es de extrañar nuestra situación.
Hace unos años (no existía ni Twitter ni los Smartphones) vi en algún sitio una frase que decía «Chaval, no estés tan orgulloso del móvil que llevas, que sólo te lo han comprado, no lo has fabricado tu».
No se si en otros países es así, pero sospecho que en mayor o menor medida será lo mismo. Pero la falta de interés en la tecnología y las ciencias (STEM para los anglosajones – Science Technology Engineering Maths) también procupa en EEUU o en UK.
El movimiento Maker puede ayudar a cambiar esa opinión y a despertar el interés..pero si no pensamos que es algo de «Frikys»
Es bastante cierto. Mi ex pareja tenía unos cuantos años menos que yo. Una vez no se le encendía el monitor del ordenador. «Tenemos que comprar otro», decía. Yo lo veo y, ya que ni se encendía el led, deduzco que es la fuente de alimentación (cero corriente, no hay mucho más que pensar). «Espero que sea un condensador y no el rectificador», le digo, basándome en mis escasos conocimientos. «Déjalo y compramos otro, siempre estás metiéndote en jaleos». «No me da la gana gastarme 200 euros como mínimo, no tenemos tanto dinero». Así que abro el monitor y, efectivamente, uno de los condensadores estaba hinchado. Compro otro por 1 euro, lo sueldo y funciona. Coste total, si quieren sumar el condensador más el estaño y el soldador de cierta calidad que tengo: 28 euros. Al año, con la tralla que le metía de 15 horas al día encendido se rompió otra vez. Puse dos condensadores más grandes, que me costaron 2 euros cada uno, y a correr. Si fuera por ella ya habríamos comprado 3 monitores…
#004 no hacen falta 3000€ de inversion para reparar un movil. Yo me he reparado ya un par de ellos. Hay que hacerse con todo el circuito integrado, claro. No se puede sustituir solo un componente. Pero no es ese el espiritu del articulo, hay que reparar dentro de lo posible, dentro de lo razonable economicamente. Un integrado de movil cuesta 2 a 5€. Eso si vale la pena.
Supongo que es la ley de Moore. En electrónica de consumo (informática incluida) todo funciona con chips. Al año y medio ya lo puedes comprar el doble de potente por el mismo precio. A los 3 años, 4 veces más potente, es una progresión geométrica. Simplemente, no merece la pena repararlo.
La ley de Moore no va a durar siempre. Los chips actuales son de en torno a 14 nanómetros, y un átomo tiene un diámetro de unos 0,2 nanómetros. Será interesante ver qué pasará entonces. ¿Se estandarizarán las conexiones entre chips, placas de circuito, y otros componentes?
La mayoría de las veces que reemplazamos un aparato electrónico NO es porque se haya averiado, es porque se ha quedado obsoleto.
Antes el usuario domestico de un ordenador buscaba información, grupos, foros y listas, preguntabal y participaba, trataba de tunear su ordenador superando sus posibilidades , añadiéndole memoria barata, nuevos discos adicionales … pero eso fue una generación anterior, que llegaba a manejar decenas de pequeños programas especializados en cosas insolitas, compraba en USA en empresas de piezas,partes y las substituía en sus aparatos dandole mas vida a los ipod iniciales
Pasado el tiempo una generación nada mas, no han mejorado . Se han AISLADO, no les interesa tunear y mejorar sus aparatos porque todo su uso del ordenador es tener un terminal de las redes sociales (un come tiempo) y muy y poco mas . Ni programas especiales , sota caballo y rey y para de contar , Facebook, algo de Twitter y si es muy pro, un poco de Linkedin … Yatá !!
Han pasado del ordenador , al portátil, luego al movil .. total , para lo único que lo usan les basta !
No hay mas leña que la que arde ..
Los fabricantes de hardware …. encantados ! Han conseguido un ejercito de esclavos compradores compulsivos
Pero sinceramente no envidio esta generación , poseedores de brillantes gadgets pero incapaces de ir mas alla de mostrar un símbolo de estatus
Observando la imagen de portada se viene a la mente, aquella epoca en que se desaramba un carro, tomabamos el pequeño motor y sus cables, usabamos baterias y con algo de tape y posiblemente alguna paleta de helado y ya teniamos nuestro ventilador portatil o en vez de el motor se usaba algun bombillo, suficiente para tener luz sin necesidad de una linterna. Que tiempo aquellos…
Ahora si compramos algun gadget, lo mas probable que ni entendamos entre tantas piezas cual era su funcion y como podríamos reutilizarlo. Pienso asi como alguien que solo entiende sobre software y no hardware pero que tuvo una niñez de desarmes compulsivos por ver como funcionaban.
Aunque mayormente tienes razón, en el tema electrónico la reparación es casi imposible dado el tamaño y las técnicas de montaje que se utilizan desde hace años.
Hace veinte años podía reemplazar una resistencia porque medía 1 cm, ahora esa resistencia mide 2mm… Yo he reemplazado varias pantallas y baterías de iPhone, pero hacer lo mismo con un iPad es casi imposible empezando por que abrirlo sin romperlo ya es un mérito. Y más difícil incluso es abrir un Surface de Microsoft. Lo mismo pasa con los iMac modernos cuya cristal va pegado…
Si bien la reparación personal es casi imposible no debiera ser así en el caso de la reparación profesional, sin embargo incluso las empresas de reparación de hoy en día se dedican solo a reemplazar piezas en vez de repararlas, y eso sí que tiene delito.
En Francia (http://www.assemblee-nationale.fr/14/propositions/pion2314.asp) están preparando una ley anti-obsolescencia programada que obligue a facilitar la reparación de aparatos: prohibir los tornillos que no se pueden desatornillar, obligar a que los aparatos se puedan abrir fácilmente, proveer de herramientas y repuestos a cualquier empresa y no sólo a los servicios técnicos oficiales, etc.
En fin, que no importa tanto que yo no pueda reparar un monitor si a cambio puedo llevarlo a un taller a que me repararen un conector roto en vez de sólo reemplazar la pantalla completa.
Solo con ver en la tienda de bicicletas que van para que les cambien el cable de freno, ya es suficiente para entender que no tienen ni espiritu ni idea de hacer las cosas por si mismos.
Creo que aquí no solo hay que tener en cuenta el hecho de la falta de habilidades de reparación, sino el hecho de que es inevitable que la tecnología se haga cada vez más compleja, y por ello más difícil de reparar.
La electrónica es el caso extremo: si los gadgets tienen que hacer cada vez más cosas, la electrónica se hará cada vez más pequeña, y por ende imposible de reparar usando un soldador.
Otro tema es el caso de cosas más grandes, como lavadoras, neveras, etc. Allí si que el fabricante podría dar la posibilidad de reparación, pero dado la reducción de costes de producción que trae aparejada la deslocalización o la propia tecnología de fabricación, es lógico que el coste de algo nuevo sea tan bajo que no convenga repararlo (porque los sueldos no disminuyen en la medida en que disminuye el coste de producción).
Tal vez en el caso de la electrónica el camino esté en desarrollar productos modulares, como el Tango de Google, en donde cambiar pequeñas partes saldrá más barato, y no contaminará tanto. Pero ciertamente ni en este caso será posible usar un soldador.
Saludos.
Me ha recordado este artículo a un listillo que conocí hace años, que nos decía a un compañero de proyecto y a mi «Vosotros os pasáis el día estudiando y trabajando, y cuando tenga un hijo sabrá más de informática que vosotros sólo por haber nacido más tarde». Y yo pensaba justo en eso, en que la gente puede que con el tiempo vaya aprendiendo más sobre usar gadgets diversos a nivel usuario, pero a un nivel más profundo, ya no hablo de meterse en las «tripas» sino de mera configuración, no tienen interés en nada.
Creo que la cosa va más lejos. Ahora en lugar aprender como funcionan las cosas, la gente aprende a encontrar soluciones muy concretas. Estamos perdiendo la visión global y la visión profunda de la tecnología.
Tenemos un instrumento capaz de escrutar la superficie de todos los conocimientos que pueden interesarnos para ofrecernos el cachito inconexo de conocimiento que necesitamos en cada caso. Ese instrumento se llama Internet y …
¿Nos está convirtiendo Internet en idiotas aparentemente sabios?
En realidad cada vez se están reparando más cosas.
Es conocido el tema de los millones de dispositivos de todas marcas, ordenadores, videoconsolas, etc. que han fallado al cabo de un tiempo debido a la legislación que, a partir de 2006, obliga a usar soldadura sin plomo, soldadura menos elástica y que se cuartea con la temperatura llevando a fallos del equipo.
Ello ha dado lugar la aparición de centros de reparaciones de bajo coste, conocidos cómo «centros de reballing» («reballing»: desoldar el chip, retirar el estaño sin plomo y ponerle bolitas de estaño con plomo y resoldar) y también a una interesante industria en máquinas de procedencia oriental, sobre todo, para realizar el proceso de reballing, máquinas que van desde unos pocos cientos de euros a hasta varios miles.
Por otra parte y sin entrar en la sofisticación del reballing, hay sitios especializados con miles de tutorales sobre cómo reparar toda clase de equipamiento electrónico.
Quizás el más popular es https://www.ifixit.com
Personalmente, siento que he vivido ese cambio generacional de las «reparaciones caseras».
Todavía recuerdo a mi padre echando mano de la caja de herramientas para arreglar la radio, el enchufe, la lámpara, el armario… y ahora, me sorprendo a mí mismo indignándome cuando, por ejemplo, se me cae la conexión a internet y no soy capaz de solucionarlo.
Tamaño despropósito refleja el triunfo de la obsolescencia programada, supongo:http://codigonuevo.com/tiene-fecha-de-caducidad-la-tecnologia-la-obsolescencia-programada/
A pesar de todo, no me he resignado a «usar y tirar»; todavía alargo la vida útil de mis posesiones todo lo que puedo. Y es que me parece algo de sentido común…
Muy interesante reflexión ya que agrega una nueva obsolescencia a las conocidas programada y percibida. Una obsolescencia que se apoya muchas veces en lo cultural. La obsolescencia de lo irreparable. Sea por ignorancia del consumidor o por encriptación técnica por parte del productor.
Esto tiene mucho que ver con los abusos cometidos en nombre de la propiedad industrial/intelectual y se combatiría en gran medida apostando por movimientos como el hardware y el sotfware libre, que en su naturaleza llevan implicitos el que cada uno adapte las cosas a sus necesidades.
Es bueno saber que uno no es el único «bicho raro» que revisa la basura electronica por partes, piezas, cables, conectores y demás aditamentos que pueden prolongar su vida util reviviendo otro aparato o como parte de uno nuevo.
Como ingeniero, opino esto es otra tontería de conspiración global para que no repares tu gadget, ni convirtamos esto en otra discusión «viejos vs jóvenes». Es perfectamente posible diseñar un aparato reparable como el coche de la imagen, se necesitaría que el coche fue más cinco veces más voluminoso y diseñar módulos para su fácil manejo, esto haría que el coche fue mucho más costo y además supones que el usuario tiene una habilidad técnica que no tiene.
Extrapolamos todo vemos que es una perdida de tiempo para nosotros los ingenieros diseñar aparatos pensando que la población general los repare, la mayoría de la población carece habilidad, disciplina ni herramientas necesarias y las empresas no son centro de formación, lo triste que estos temas son frecuentados por gente que no son ingenieros y sus argumentos siempre son anécdotas (Entonces tu eras un niño genio que fabricaba coches de madera y linternas con paletas de helado ¿Dónde están tus blueprints demostrando tal afirmación?) y esa gente denigra terriblemente nuestra profesión.
Cierto es lo que el artículo dice pero yo, en mi caso, procuro que en im casa, todo esto no sea así. Me encanta arreglar, modificar o ampliar todo lo que cae en mis manos, desde gadgets de todo tipo que tengamos en casa, los juguetes de mis hijos, hasta mi coche o moto (actualmente totalmente desmontada, haciéndole un cambio de look con colores diferentes).
Como profesional de la informática desde hace casi 20 años, el hecho de haber vivido en los 80 y haber reparado/construido/modificado nuestros juguetes cuando pequeños, nos ha hecho tener otro tipo de cultura al respecto. Intento inculcarle este tipo de pensamientos a mis hijos (sobretodo al varón, el mayor), y les explico cómo he hecho para ampliar ese pequeño notebook o arreglar su jueguete roto para que aprendan que es divertido e interesante atreverse a hacer este tipo de ‘chapuzas’, aparte por supuesto, del ahorro económico que puede suponer.
Quizás la pregunta que habría que hacerse es: ¿de quién es culpa? ¿De las empresas que solo buscan dinero y vender más unidades sin preocuparse de sostenibilidad, o de los consumidores que buscamos lo fácil, -sustituirlo- sin ningún tipo de curiosidad por arreglar productos? ¿El marketing nos lleva a buscar lo nuevo? ¿Falta de conocimientos tecnológicos?. Es complicado, yo creo que es una mezcla de muchas cosas. Ni las empresas quieren que lo arreglemos ni nosotros estamos interesados en arreglarlo.
Yo personalmente si lo estoy. Creo que hay que buscar sostenibilidad. Y el mantra es REPARA, REUSA, RECICLA.
Un saludo,
En este caso mucha culpa es de los fabricantes, tomando el ejemplo de los coches: cuando abres el capo de un coche de hace 25 años (por ejemplo) se ve perfectamente todo el motor y si entiendes, más o menos, puedes intentar hacer alguna cosa, pero los coches actuales cuando abres el capo lo primero que te encuentras es, en general, una cubierta de plastico y es casi imposible identificar a primera vista casi ningún componente…
Es la dinamica de comprar antes que ni siquiera pensar en arreglar. Una dinamica que en parte proviene de una prosperidad mal entendida. Ningun niño de hoy en dia siente el mas minimo apego por un objeto, si se estropea o aparece otro mas grande o colorido, no hay ningun vinculo que le impida tirarlo a la basura y hacer que sus padres le compren otro. Esas habilidades emocionales que solo se pueden aprender de pequeños es lo que años mas tarde nos convierte en consumidores compulsivos. De ahi que los perspicaces empresarios se esten aprovechando de toda esta nueva cultura del consumo rapido.
Esta realidad no es total en países del tercer mundo o en vías de desarrollo, donde el ingenio de los que no tienen mucho pasa por encima de estos obstáculos.
Pues si, aún me acuerdo hace cosa de 30 años cuando a un niño conocido le gustó un juguete que había en la basura y le dije ‘cógelo’… mejor no cuento el proceso, aunque el juguete al fin acabó en casa. Y desde aquella época, la cosa ha variado, y mucho.