Media choice behavior es un término académico que, dentro de la disciplina de los Sistemas de Información, estudia los procesos de comunicación y las herramientas utilizadas en función de diversas variables en entornos de todo tipo, apoyándose en bases conceptuales de la comunicación como la media richness theory o de la psicología, como la information processing theory.
En la actualidad, los estudiosos del media choice behavior deben estar volviéndose completamente locos. El número de canales disponibles para la comunicación entre las personas, las tendencias y evoluciones de todo tipo en función de variables como la edad, las modas o la disponibilidad de tecnología, y el desarrollo constante de nuevas herramientas está determinando un panorama extraordinariamente complejo y confuso, con infinidad de opciones para la comunicación en entornos personales o corporativos, con muy distintos condicionantes. Mientras en el primer caso juegan factores como las preferencias personales o el efecto red, en el segundo entran otras cuestiones como las políticas de compañía, la seguridad o la integración de sistemas.
Las preferencias personales son, lógicamente, un factor en evolución. A lo largo del tiempo, estamos viendo cómo las generaciones más jóvenes parecen evolucionar hacia un menor uso de medios como las llamadas de voz en favor de medios como la mensajería instantánea: hemos visto como herramientas como BlackBerry Messenger eran capaces de dar un giro de 180º al posicionamiento de toda una marca y hacerla pasar del uso directivo y corporativo a parecer que regalaban sus dispositivos en las puertas de los colegios, para rápidamente ver cómo una herramienta multiplataforma como WhatsApp tomaba todo el protagonismo y pasaba a cuotas de adopción elevadísimas. Ahora, mientras las llamadas de voz siguen reservadas para la comunicación con los abuelos o para una emergencia, vemos como nuevas herramientas, como Snapchat, reemplazan completamente a redes sociales como Facebook o a la propia WhatsApp, ya adoptadas en masa por la generación de sus padres.
Por encima de esas modas, determinadas por factores de entorno y de red – necesito estar presente en aquellos medios donde se comunican mis amigos y mi red de contactos – están los gustos y preferencias más directamente personales. Mi mujer, por ejemplo, odia hablar por teléfono salvo que sea una comunicación con amigos para temas puramente personales: para todo lo profesional, exige constancia escrita. A mí las llamadas me resultan molestas, pero más por la interrupción que suponen que por el hecho de hablar por teléfono, que no me resulta especialmente incómodo… aunque para cuestiones profesionales, siempre es mucho mejor enviarme un correo electrónico o algo que deje una evidencia escrita de lo comentado, o me olvidaré de ello con casi total seguridad. Para una cuestión de fechas o de horas, el teléfono es directamente una pérdida de tiempo. Por otro lado, existe una estructuración clara entre distintos canales: en WhatsApp ni estoy, porque no me gusta ni la herramienta, ni la compañía que la desarrolla, y no soy capaz de gestionarla… aunque no deja de tener su coste en términos de sociabilidad. En GTalk – ahora Hangouts – soy fácil de localizar, pero suelo estar disponible para un número muy escaso de personas, generalmente pertenecientes a mi entorno familiar o profesional más directo. ¿Skype? Únicamente previo aviso, si no es así, aparezco como desconectado. Por correo electrónico, en cambio, suelo contestar con una regularidad más que aceptable.
En el entorno corporativo, todo indica que empezamos a acercarnos al fin de «la era del con copia»: una locura completamente insostenible que nos llevaba a poner en copia a media organización cada vez que enviábamos cualquier cosa, generando un auténtico spam corporativo imposible de gestionar de manera eficiente. Herramientas como el Yammer que Microsoft adquirió en 2012 y que ahora incluye en Office 365, alcanzan ratios de adopción más que interesantes en el entorno corporativo, mientras otras creadas por cofundadores de la propia Yammer, como Cotap – el otro cofundador abandonó Microsoft el pasado julio, tras terminar su período de permanencia – u otros competidores como Slack, Zula o la española IMbox.me se disputan un espacio que aparece cada día más prometedor de cara al fomento de la comunicación y la innovación, y en el que siguen existiendo prácticas tan imprudentes y desaconsejables como el que herramientas de comunicación puramente personal como WhatsApp tengan un nivel de uso bastante habitual en la comunicación corporativa.
En el entorno actual, la comunicación empieza a tener características de ciencia oculta: recordar qué preferencias de herramientas de comunicación tienen las personas de nuestro entorno, o plantear si un determinado tipo de comunicación es más adecuada para un soporte de voz, escrito, con reflejo posterior o sin él es algo cada día más complejo. Un simple cambio en el funcionamiento de un proceso comunicativo, como el doble check azul de WhatsApp, se convierte un en tema polémico, posiblemente no tanto por lo que realmente hace como por la forma en la que fue introducido. Que una herramienta nos proponga un esquema determinado de comunicación y de repente lo altere sin dar opciones genera incomodidad, incertidumbre y malentendidos.
En un par de décadas, hemos enterrado las cartas, hemos redefinido completamente el teléfono, hemos creado y asesinado todo tipo de herramientas, y hemos dado lugar a usos y costumbres de todo tipo sin que diese tiempo a asentar o consolidar ninguno de ellos. El resultado es una amalgama de canales, herramientas y costumbres dificilísimo de gestionar. En la práctica, los errores en el protocolo de comunicación o en la elección del medio tiendan a verse como cuestiones de escasa importancia, pero en realidad, determinan muchas veces el tipo de respuesta que obtenemos, si es que llegamos a obtener alguna. Indicaciones como el «advice for contacting» o «consejos para contactar» de los perfiles de LinkedIn, que podrían ser utilizados para definir estas preferencias de comunicación, tienen un nivel de uso muy limitado en ambos sentidos, y prácticas como proporcionar un canal de comunicación preferente en herramientas tradicionales como la tarjeta de visita, la firma del correo electrónico o la página de contacto – sea en una página propia o en herramientas de agregación de recursos como About.me – tienen también un uso, como mínimo, calificable como irregular.
¿Cómo han evolucionado vuestras preferencias de comunicación en los últimos tiempos? ¿Qué patrones de comunicación consideráis aceptables o inaceptables? ¿Vislumbráis alguna tendencia significativa en este sentido?
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Cuando un concepto abarca demasiadas cosas, se vuelve un tanto inútil.
La característica por excelencia del ser humano como especie es su capacidad de comunicación. Las herramientas para comunicarnos aprovechando que ya existía un lenguaje, empezaron con las señales de humo, silbidos, tambores, etc.
En la actualidad, las herramientas de comunicación cambian y evolucionan a tal velocidad que la primera víctima es la información histórica. Damos demasiada relevancia a lo ocurrido en el último minuto y sepultamos bajo toneladas de ruido lo más valioso de nuestra información.
Recuerdo que hubo un tiempo en que el registro de la propiedad intelectual aceptaba información grabada en CD. Una información que en su mayor parte ya es irrecuperable.
Lo que quiero decir, es que con demasiada frecuencia el uso de las herramientas de la información es de un cortoplacismo irresponsable. Tampoco valoramos las consecuencias de compartir según que tipo de datos. Permitimos las guerras de estándares y de formatos. Permitimos usar los smartphones a críos que no están preparados para enfrentarse a esa herramienta, etc.
No digo que la tecnología sea mala, pero no la usamos de forma responsable. Ni la educación ni las normas nos protegen del mal uso de la tecnología.
Posiblemente no soy nada representativo por dos motivos, estoy jubilado por tanto he cot rtado todos mis canales de contacto profesional, y padezco geneticaente una eversi´´on al teléfono que de siempte me ha llevado a la utilizacion de medios alternativos de comunicacion y dejar el teléfono solo para las urgencias y los recados. Dicho esto indicare cuales son mis sistemas de comunicación habituales.
Teléfono fijo, como he indicado lo utilizo lo menos posible, no obstante recibo llamadas, aunque escasas pues los que me conocen lo solo y seco que soy por teléfono prefieren hablar por teléfono a mi mujer, Asi quei al menos un 40% de las llamadas recibidas por teléfono son de teleoperadoras.
Teléfono movil, le tengo y le utilizo como teléfono poco por la misma razón que el fijo. Sin embago si recibo llamadas de mi mujer que aprovecha mi habituales paseos matinales, para que la haga algunos recados, comprar algo de urgente, como el pan o fruta o cosas por el estilo. A veces me llama algun despistado más, la mayoría de las veces porque el teléfono de mi mujer no contesta o comunica.
Smartphone o sea el telefono movil por internet. Utilizo los siguentes servicios
WathsApp, normalmente en casa. En especial tengo dos listas una de mis hijos y otra de familia, donde sigo la actividad de una serie de parientes bastante próximos alguna vez participo pero son en esto na bastante «lucker».
Utilizo Apps del telefono que no suponen comunicacion como, reloj despertador, linterna, avisos, agenda, y reloj de cocina etc.
Generalmente no utilizo el móvil para nada más pues si estoy en la calle es para difrutar del paseo y la conversación y si estoy en casa lo que se puede hacer en el movil lo prefiero hacer en el PC (Influye bastante que tengo la vista muy averiada y por ejemplo los email los leo mas cómodos en una pantalla grande que en el teléfono).
E mail, es el sistema habitual de conectar con los amigos pues pertenezco a varios grupos y es la forma de mantenernos informados los de cada grupo con los demás. Fuera de esto noto un de fuerte descenso de número de emails que recibo, (y envío), lo que achaco a una clara decadencia del canal, (salvo que quien este decadencia sea yo como receptor /emisor lo cual tambien es probable)m, y lo siento pues es un canal en que me encuentro cómodo.
Mi Blog. A traves de los comentarios tengo contacto con un pequeño grupo de seguidores más o menos fieles. Es un canal atípico pero efectivo
Otros bolgs, participo asiduamente en los comentarios (aunque normalmente no tanto como este)
Twitter – recibo más que envío, solo sigo s unas 50 personas, son las que como máximo puedo leer lo que escriben. Las selecciono porque los temas que tratan son de mi interés. Ultimamente he incorporado a @norcoreano que viena ocupar la viñeta de mingote o Gallego y Rey, la sonrisa que hace pensar diaria.
Facebook – Poco a poco siento que esta sustituyendo al Blog para muchos de los temas que trato sobre todo para volcar ahí todo lo que leo y me interesa como un reservorio abierto al público. Mantengo comunicacion con «amigos digitales», es decir con personas que aprecio y estimo como mentes pensantes que sintonizan con mis intereses y preocupaciones, pero con las que no me une una afectividad personal, con la mayoria ni tan siuiera me he desvirtualizado.
Sigo utilizando siempre que puedo, el canal más primitivo y eficaz la voz cara a cara
Canales que he cerrado definitivamente, el correo, el fax, el telegrama
Vaya, pues aqui todos somos atipicos. En mi caso tambien. He tratado de reducir mis canales de comunicación a lo minimo, para poder gestionarlos decentemente. Soy médico, uso mucho el celular, pero si no es una emergencia de trabajo o una urgencia familiar no me gusta que me llamen, prefiero mi correo o whatsapp. No tengo plan de datos pues no me gusta esa dependencia, si es una urgencia seguro que llaman. Wifi en casa y hospital. Muchos amigos cercanos y familiares han sustituido el uso del email por facebook y alli lo uso para ese tipo de comunicación. Muchas herramientas nacen y mueren, pero de algo estoy seguro, Al email aun le quenda 10 años.
Refiriéndome al entorno puramente profesional y corporativo, se está imponiendo una tendencia concreta al respecto: las estrategias de comunicación como entorno de difusión de los informes técnicos concretos de distintos procesos productivos que tienen que ver con el desempeño económico, social y medio ambiental de las compañías. «Del informe a la comunicación”.
Informes se seguirán haciendo, de todo tipo, referidos a cualquier área de la empresa, dirigidos a personas y actores específicos o para resolver necesidades concretas de información. Lo que cambia es el formato y medio para comunicarse con cada actor. A cada destinatario le interesa una información específica que hay que hacerle llegar en un formato y medio de comunicación adecuado.
Las tecnologías de la información y comunicación hacen que las opciones sean enormes, pero también hacen que este trabajo de comunicación sea más preciso. Una buena identificación de los grupos de interés, de los aspectos que les importan y de cómo comunicarse con cada uno de ellos es un factor de ventaja competitiva.
Las grandes multinacionales llevan haciendo este tipo de estrategias de comunicación desde la década de 1990. Ahora, parece que es la tendencia que guiará la gestión de la comunicación en pequeñas y medianas organizaciones.
Soy un «early adopter» y tengo 29 años.
FACEBOOK:
No atualizo Facebook porque no puedo poner lo que realmente pienso y paso de los «me gusta». Mantengo un perfil ahí… parado, para quien lo quiera. Entro una vez a la semana para ver si alguien me ha agregado o enviado un mensaje. No tengo ni la aplicación instalada desde que quitaron el messenger. Entro con mi movil a m.facebook.com y ahi está todo. Tengo algún grupo interesante que a veces miro.
LINKEDIN:
Ni entro. Me costó mucho tiempo y esfuerzo crearlo y tener una buena red. Ahora ni lo miro.
TWITTER:
Nada, reddit y rss ya me pasan los tweets importantes
WHATSAPP:
Tengo silenciados para siempre TODOS los grupos porque me irritan los sonidos y hasta la vibración del móvil por las miles de cosas inanes que gente con demasiado tiempo entre manos se dedica a repostear. De hecho, la calidad y calidez de las conversaciones en Whatsapp está sobrevalorada. No tengo problemas con el doble check azul porque no se me cae la cara de mirar la herramienta solo una vez cada 2-3 días.
TELEGRAM:
A este si lo uso un poco más. No me rebaja de calidad las fotos o videos que envío a familia y esposa. Es más, me encanta enviar ficheros de todo tipo a mi mismo (para recibirlos en el móvil) tipo pelis, pdfs, epubs… y tiene 2 cosas a mi favor: Privacidad (No es de EE.UU) y un cliente de PC Windows con el que puedo escribir mucho más cómodo. Los miro más que Whatsapp pero la lista de contactos en más reducida.
EMAIL:
Todos los días recibo como unos 60 en la cuenta de trabajo y 40 en la personal. Las del trabajo en CC o CCO… las leo y a la carpeta de «olvidar» y las otras las contesto lo más pronto posible y de forma clara.
Las 40 del personal son 39 de Promociones y 1 de trabajo como mulero. Miro las 2-3 que me interesan y elimino el resto. Me encanta la pestaña «promociones» de Gmail porque me permite poner cada cosa en su sitio. Recibo en mi inbox la publicidad de los que me gustan y caen bien (Amazon, PC Componentes…)
TELÉFONO:
Recibo muchísimas llamadas. Estoy en la lista Robinson así que nada de publicidad, pero si no está en mi lista de contactos no suelo cogerlo ni devolver la llamada. Como hace 20 años, si no estabas en casa para recoger la llamada no se moría nadie.
TELEVISIÓN:
No la miro ya nunca. Lo siento por los publicistas que se matan por hacer spots, pero nanay.
YOUTUBE:
Tengo una cuenta para poder marcar favoritos y/o suscribirme a cosas que me parecen importantes. Tengo adblock plus para no comerme los anuncios. No sé si pagaría por el servicio de suscripción para ver todo sin anuncios a menos que pueda también descargarlo para ponerlo en el coche, ya que no siempre estoy online o no siempre tengo ganas de quemar mi mísero 1GB de 4G en 30 vídeos Full HD que se no puedo ni repetir sin que se vuelvan a bajar.
BLOGS:
Casi nunca comento nada. Suelo ser pasivo. Hoy la excepción que confirma la regla :D
HANGOUTS:
No puedo ni desinstalarlo. No me he molestado en configurarlo. No necesito otra herramienta más para hacer lo mismo de siempre
BAR:
Cuando salgo a bailar con mi mujer, no me hace falta móvil. ¿Interesante, eh?
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Creo que mucha gente vive con el temor de «pasar» y «no ver» una noticia importante (¡Se murió el abuelo!) pero esas emergencias NUNCA vienen por Whatsapp, Telegram, Email… suelen ser llamadas a tu móvil de alguien de la familia que está en tu lista y se la vas a coger o devolver. Y esto no quita que me dedique a las nuevas cosas que van saliendo. Estoy esperando que Ello.com me acepte en la Beta
Tengo 60 años. Uso el teléfono como alternativa a tomar un café y charlar o para resolver temas difíciles que requieren oír el tono de voz del otro. Me muevo muy bien con el mail: es rápido, simple y preciso. No soy fan de Whats’app, aunque lo uso puntualmente con la família, amigos y colegas. En Twitter sigo más que me siguen: prensa internacional, economistas y pensadores. Además aprovecho Google+, Face, Linkedin para promocionar mis libros y las tertulias que organizo.