Nest: el confort y los datos

Nest (new)

Interesante cambio en la estrategia de Nest, la empresa de termostatos y detectores de gases adquirida por Google a principios del año por 3.200 millones de dólares: acuerdos con empresas de distribución de electricidad que conllevarían que la instalación de su termostato fuese gratuita para los clientes. Un cambio estratégico que pretende extender de manera mucho más rápida la penetración de Nest en los hogares (a principios de año, estaba presente en aproximadamente un 1% de los hogares norteamericanos), a cambio de asociarse con los principales interesados en llevar a cabo una racionalización de la medición y el consumo de energía.

La gestión del tema, sin embargo, tiene detalles algo más complejos: por un lado, los termostatos de Nest, que acaban de ser renovados para incluir la información del tiempo y mejores algoritmos de aprendizaje inteligente de los hábitos y preferencias de los usuarios, son una auténtica gloria en cuanto a usabilidad: la huella de Tony Fadell, ex-diseñador de Apple, se ve clara a la hora de la interacción. El usuario no quiere enfrentarse a complejos paneles de información dignos de la casa de los Jetsons, sino simplemente girar el termostato en un sentido cuando tiene frío y en el otro cuando tiene calor. El termostato, convertido en un aparato casi «sexy» por primera vez en su historia, se convierte en un aparato inteligente capaz de aprender de los hábitos de los ocupantes de la casa gracias a sus sensores, que se despliegan también en sus equipos de detección de humos y gases.

La pregunta clara es qué puede hacer la compañía con una enorme red de sensores desplegados en aparatos domésticos en miles de hogares, sensores capaces de detectar calor, luz, movimiento o ultrasonidos. Y la respuesta podría ser plantear a las eléctricas que puedan gestionar de manera limitada y dentro de ciertos márgenes la temperatura de los hogares de sus clientes, para así tener más grados de libertad a la hora de manejar su consumo agregado en momentos de alta demanda. Una generación de ahorro que podría compartirse con el cliente, en función de los contratos firmados con este, pero que conlleva un intercambio de datos con una compañía que, tradicionalmente, se había limitado a proporcionar un servicio en modo completamente commodity, prácticamente ciego con respecto al cliente que lo demandaba.

Los acuerdos de Nest con las empresas eléctricas varían en función de la negociación, pero pueden incluir desde un porcentaje de los ahorros generados hasta los citados acuerdos con los consumidores. Nest afirma que no permite un control directo del termostato por parte de las operadoras y que los datos generados nunca dejan sus servidores ni son compartidos con terceros – ni siquiera son compartidos con su matriz, Google – pero es más que posible que la cuestión puede llegar a generar ciertas suspicacias en determinados segmentos de usuarios.

¿Está dispuesto el cliente a compartir información sobre sus hábitos y preferencias en el uso de su hogar, sobre si está en casa o no, sus horas de descanso, etc. con unas empresas de suministro de electricidad cuya reputación en lo referente a la relación con el cliente nunca ha sido especialmente brillante? ¿Puede construirse en base a esos datos y a ese nuevo tipo de dispositivos una relación razonable, transparente, aceptada y con una posible generación de beneficios para ambas partes? Para el cliente, se trata de poner en la balanza un hipotético incremento del confort y unos posibles ahorros en el consumo, frente a un intercambio de datos que, para muchos, se plantea casi como siniestro o amenazador. A medida que dotamos de sensores e inteligencia a más aparatos, la privacidad, cada día más en discusión y sujeta a dinámicas generacionales en permanente evolución, pasa a tener relevancia en contextos en los que, hasta ahora, no la tenía. Parece claro que con el desarrollo de la internet de las cosas y el hogar inteligente, tendremos que acostumbrarnos a este tipo de disyuntivas.

 

This article is also available in English in my Medium page, “Nest: convenience vs. data«

5 comentarios

  • #001
    Gorki - 6 noviembre 2014 - 13:08

    Para mí (que defiendo la privacidad de otras formas), el conseguir un ahorro, (significativo, si no, no me merce la pena), de la luz a base de permitir que en horas puntas aumenten un par de grados al temperatura de la nevera y del aire acondicionado y parar la lavadora, no me importaría.

    Eso si tendría que hacer algo par engañar a la máquina en cuanto a los «hábitos y preferencias en el uso de su hogar, sobre si está en casa o no, sus horas de descanso, etc», lo cual no me costaría demasiado sabiendo donde y como funcionan sus sensores, el rato que tardara en programando un Arduino diseñado para engañarlos. Ya existe el Arduino preparado para simulan presencia en casa durante las vacaciones.

  • #002
    Pit - 6 noviembre 2014 - 16:53

    A mí me parece que ese acuerdo es más una estrategia comercial de fidelización para la compañía eleéctrica. Algo así como el móvil a 0€.

    Veo más posibilidades de explotación de estos datos (junto con los aportados por el resto de dispositivos conectados) por parte del propio usuario, probablemente ayudados por aplicaciones o servicios de terceros.

    Para Google y otros, más madera Big Data: servicios en su nube de los que el usuario se beneficie (hogar inteligente en el móvil con el mismo usuario/contraseña) a cambio de tener al usuario siempre logado en sus sistemas y registrando por tanto más información explotable.

  • #003
    Antonio Castro - 6 noviembre 2014 - 17:20

    Google se ha convertido en una insaciable devoradora de datos de sus usuarios y sabe que cuantos más datos pueda cruzar entre sí, mejor nos conocerá. La excusa de que la recogida de datos es algo destinado a mejorar el servicio que ofrecen a todos sus usuarios es simplemente falso.

    Conviene recordar que existe una red de decenas de agencias de inteligencia capitaneadas por la NSA con programas de espionaje masivo y tratados secretos de colaboración entre ellos y con distintas empresas tales como Microsoft, Google, Apple, Facebook, Yahoo!, AOL, Verizon, Vodafone, Global Crossing o British Telecommunication.

    Se trata de un mercado opaco donde la mercancía secreta son nuestros datos. Negocian de forma masiva con nuestros datos y lo hacen negándolo de forma insistente y con absoluto desprecio a nuestros derechos.
    http://es.wikipedia.org/wiki/Datos_acerca_de_la_vigilancia_mundial_(2013_a_la_fecha)

    Pese a que nada de esto es ya un secreto, creo que aún estamos lejos de imaginar la magnitud de este expolio masivo de información o el tipo de uso que se está haciendo de la misma.

  • #004
    Gorki - 6 noviembre 2014 - 17:52

    #002 Antonio Castro
    Nuevamente de acuerdo contigo. El comercio de nuestro datos personales debe mover una altísima cantidad de dinero tanto con gobiernos como con grandes corporaciones.

    Ahora bien, dado que Google no consigue ni por asomo, mandar un anuncio adecuado a nuestro perfil, hay que asumir que el manejo automáticos de esos datos anda en pañales y que por tanto, tratar de vigilar al conjunto de la sociedad fiándose en esos datos es absolutamente pueril.
    Otra cosa es una deducción hecha por personas expertas de los datos de DETERMINADOS j sujetos concretos. Ahí creo que hoy el control es total, saben donde estás en cada momento y probablemente, lo que haces y lo que piensas y con quien te relacionas.

    Sin embargo, eso no es mucho más que lo que sabía la policía tradicional con carpetilla de archivos y pluma a principios del siglo XX, (has visto los ficheros de la Stasi).

    Y además engañar a los sistemas mecánicos es,(de momento), sencillísimo, porque controlan interfaces con las personas, Teléfono, DNI, VISA, PCs, matriculas, Cajeros Automáticos etc., pero no a quien los utiliza, no van a tener s fácil saber quien lleva mi teléfono encima, ni quien utiliza mi PC, a poco que me preocupe, y puedes estar seguro que me preocupa.

    El problema es si estás en su punto de mira, si es así estas «·jodido», pero si andas confundido con la masa, te es muy fácil «joderlos» a ellos se la NSA O El Corte Inglés.

  • #005
    Antonio Castro - 6 noviembre 2014 - 19:50

    #004 «dado que Google no consigue ni por asomo, mandar un anuncio adecuado a nuestro perfil, hay que asumir que el manejo automáticos de esos datos anda en pañales»

    Cierto. Google me manda propaganda cristiana porque derecta que trato ciertos temas, pero soy especialmente sensible a esa propaganda, más bien soy ateo beligerante, ja, ja.

    «El problema es si estás en su punto de mira, si es así estas -jodido-»
    En efecto, porque eso permite a los investigadores humanos reducir el número de personas a las cuales deben investigar, y tambien permite centrarse en una persona a parentemnente limpia e investigarla hasta sacar algún trapo suyo y sino se lo sacan al de algún familiar, y si no hay trapo suficientemente sucio por ninguna parte, pueden investigar como inventar ese trapo sucio de forma muy creible y joderte.

    Todo ello es así porque estamos hablando de servicios de inteligencia que de facto suelen actuar como si gozaran de permiso para saltarse la constitución de su país y los derechos humanos. En la práctica pueden hacer lo que se consideren necesario para preservar lo que ellos quieran considerar como asunto de seguridad nacional.

    Resulta muy grave que para obtener la información que necesitan sobre una persona les baste con solicitar los datos a compañías como Google que se están dedicando a cosechar todo tipo de datos de forma indiscriminada. Si esto lo hiciera directamente un servicio de inteligencia seguramente no lo toleraríamos, pero ¿Hay alguna diferencia con lo que nos están haciendo?

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