Un interesante artículo en The Washington Post, «Forget ‘return to office,’ Mr. President. That’s no way to fix a baby bust«, deja claro que, ahora que ya tenemos perfectamente claro que la tecnología permite ser perfectamente productivos – o más, incluso – cuando trabajamos con flexibilidad, lo que los gobiernos deberían hacer, dada la generalizada preocupación con el descenso de la natalidad, es fomentar de todas las maneras posibles que las compañías ofrezcan esa flexibilidad a sus empleados.
En pleno siglo XXI, cuando parece que los avances tecnológicos superan día a día todas nuestras expectativas, nos encontramos con un debate que, curiosamente, permanece abierto y casi polarizado: ¿por qué no abrazamos plenamente el trabajo distribuido y flexible? La pandemia nos dejó una clara lección sobre la viabilidad de trabajar desde casa, y aun así vemos cómo muchas grandes corporaciones insisten en llevar a sus empleados de vuelta a la oficina casi a la fuerza y a costa de una gran pérdida de talento, como es el caso de Amazon.
Uno de los aspectos más relacionados con esta cuestión y que, más allá de asuntos de productividad o de balance personal, debería hacernos reflexionar a todos, es la posibilidad de que una mayor flexibilidad laboral influya positivamente en la tasa de natalidad. En efecto, si queremos “estimular” la familia y la posibilidad de tener hijos, el trabajo flexible aparece como una herramienta crucial. No se trata de algo anecdótico: quienes trabajan desde casa tienen, lógicamente, mayor espacio mental y temporal para ocuparse de la crianza de sus hijos sin perder o disminuir drásticamente su acceso al mercado laboral.
El burnout, o agotamiento laboral, se está convirtiendo en un problema estructural, y las compañías que quieran retener talento deberían empezar a tomárselo muy en serio. Un análisis publicado en The Conversation describe cómo el trabajo flexible podría ayudar a prevenir este síndrome, al permitir una organización más flexible del tiempo, reducir los desplazamientos y, en definitiva, dar algo de margen para conciliar vida personal y profesional. Si tenemos en cuenta que la falta de conciliación y el estrés son factores decisivos a la hora de formar una familia o de ampliarla, empieza a establecerse un cuadro claro: si las empresas desean que sus empleados se sientan cómodos con la idea de tener hijos, lo que permite reequilibrar la pirámide demográfica y la sociedad en general, deberían plantearse proporcionar condiciones laborales que lo favorezcan.
Hace algún tiempo, Amazon decidió que sus trabajadores debían regresar a la oficina, de manera unilateral y no negociada. La decisión desató la ira de muchos empleados, acostumbrados a la flexibilidad que habían disfrutado durante la pandemia. ¿Por qué esa inercia hacia la oficina cuando la tecnología para desempeñar el trabajo flexible, colaborar con equipos distribuidos y mantener la productividad se prueba perfectamente robusta y efectiva? La respuesta, a menudo, reside en una mentalidad directiva anclada en la cultura del presentismo y el control visual: «si no te veo en la oficina, no estás trabajando».
Esa mentalidad, sin embargo, no solo choca con todo lo que hemos aprendido estos últimos años, sino que puede además generar problemas en la retención de talento. Las nuevas generaciones priorizan el balance vida-trabajo y la flexibilidad, y no se lo piensan dos veces a la hora de cambiar de empresa, sobre todo en mercados de trabajo no tensionados. Si añadimos además un interés real en construir una familia, deberíamos preguntarnos quién va a querer arriesgarse a tener hijos, si tiene que estar cada día en una oficina que le obliga a perder el tiempo miserablemente en un atasco todas las mañanas, o si, por trabajar a distancia, se arriesga a ser visto como «menos comprometido» o a tener que aceptar menos dinero? Algo que nos lleva inmediatamente a otro interrogante: ¿son las empresas capaces de adaptarse a las necesidades de sus empleados… o simplemente esperan que sus empleados se adapten a ellas sin rechistar?
Algunos expertos apuestan a que el trabajo flexible o híbrido volverá con fuerza, o que nunca se fue del todo: las organizaciones más modernas, conscientes de sus beneficios, llevan años practicándolo con éxito. El impulso de la innovación tecnológica hace cada vez más factible la colaboración distribuida, la gestión de proyectos en modo no presencial y la comunicación asíncrona. Herramientas hay, y de sobra. El foco, por tanto, debería estar en el cambio de mentalidad, en entender que la flexibilidad no solo no merma la productividad, sino que la puede impulsar.
Vivimos en sociedades que, progresivamente, experimentan un descenso en las tasas de nacimientos. El trabajo flexible brinda un respiro esencial para quienes desean formar o ampliar su familia sin renunciar a una carrera profesional. Es una vía para conciliar las largas horas de cuidado de los hijos con la rutina laboral, ahorrando tiempo y agotamiento en desplazamientos, y permitiendo rutinas más ajustadas a necesidades personales. El potencial de la tecnología para impulsar dicha flexibilidad es innegable: herramientas de videoconferencia, plataformas de gestión de proyectos, entornos colaborativos en la nube… todo ello, acompañado de políticas corporativas que verdaderamente apuesten por una cultura de objetivos y de confianza, que redunda en empleados más satisfechos, con una menor probabilidad de caer en burnout y, en última instancia, más propensos a plantearse la paternidad o maternidad.
Estamos ante una coyuntura histórica en la que el trabajo flexible no solo es posible, sino que ha sido validado por la práctica de millones de personas. Que algunas empresas prefieran ignorar este hecho en pro de un regreso nostálgico al modelo presencial tradicional demuestra una profunda desconexión con las nuevas realidades sociales y demográficas.
La disyuntiva no es entre productividad y comodidad, sino entre evolución y anquilosamiento. Si una compañía desea apostar por un futuro con más empleados comprometidos, menos burnout y, de paso, contribuir a que en sus sociedades crezca la natalidad, la solución es clara: usar la tecnología para crear políticas de trabajo flexible. Fomentar la flexibilidad no es solo una cuestión de conveniencia, sino una vía pragmática y potente para asegurar la sostenibilidad social, económica y demográfica de nuestras sociedades. Y quien antes lo comprenda, estará un paso más cerca de liderar el futuro.
This article is also available in English on my Medium page, «Why work flexibility is critical for a family-friendly future«
Soy partidario del teletrabajo, por dos motivos, porque los desplazamientos a la oficina y vuelta , son una pérdida de tiempo y dinero sin beneficio de nadie, y porque la vivienda en las grandes urbes está carísima y el teletrabajo permite vivir lejos, en lugares donde ella vivienda cueste menos. Un tercer motivo es que el teletrabajo puede dar jornales en la españa vaciada y que por ello frene al menos en parte la desertización del país.
No obstante los empleados de cuello blanco se nos olvida que tambien el pais funciona. porque hay muchos empleados de cuello azul, en el que el teletrabajo, al menos de momento, es una utopía.
La falta de 700.000 trabajadores amenaza al sector de la construcción
Por suerto estos últimos trabajan en lugares donde no falta donde aparcar (Polígonos Industriales, Obras en el extrarradio, Carreteras en desarrollo, Vías de AVE en el campo, etc.)
Mientras tanto los de cuello blanco petan gran vía, castellana, alcobendas y san sebastian de los reyes en Madrid
Si yo fuera tu releería lo escrito y quizá pidiera perdón.
Evidentemente los camareros, cajeras de supermercado, mecánicos del automóvil, vendedores de tiendas, limpia cristales, vigilantes,… tiene muy sencillo aparcar porque como todos sabemos, sus jefes les suelen dar una plaza de aparcamiento.
Cuando dije que los de cuello blanco no tenemos ni idea de las necesidades de los de cuello azul, no andaba descaminado.
Todos los arriba mencionados van en metro/bus/cercanías porque sus salarios no dan para coches en madrid, y menos con etiqueta 0. Me reafirmo en lo dicho.
Trabajaba en Madrid norte e iba en Cercanías, por eso he sido tan concreto. Te bajabas en Chamartín y paseabas hasta las 4 (5) torres, incluso con muchos otros cuellos blancos, pero sobre todo dependientes, personal de limpieza, seguridad, restauración, etc.
A los pies del IE hay una zona de restaurantes con al menos 250 cuellos azules, sin ir más lejos
Otra cosa es que quisieran usar el coche, que seguro que sí, pero el elitismo de las grandes ciudades les relega al subsuelo. Otros prefieren nl comerse colas kilométricas en la M30, M40 y M11
En Madrid no sé cómo será la cosa… pero ya te aseguro, que en el área metropolitana de Barcelona, donde se producen alrededor de 230mil desplazamientos diarios en vehículo, no es por elitismo, si no por falta de transporte, o si lo hay, por no poderse fiar de él… (Rodalies/Cercanias)
No veras casi transportes (ni bus, ni metro ni Renfe) a áreas donde haya polígonos industriales…
Tú dices haber vivido aquí, ya deberías saberlo… Una de las razones de porque ciertas “taifas” quieren que se transfieran las competencias de transporte…
Realmente no se como calificarte Benji
Pues calificame como veas, lo aceptaré de buen grado. No es como nos creemos sino como nos perciben los demás
Hay un problema con la famosa frase de «café para todos». Porque ni todo el café es igual ni a todos les gusta el café, sea cual sea.
No todos tiene que trabajar a pie de obra, aunque seguro que las cosas van cambiando para bien… si se pone la intención de hacerlo. Por ejemplo, el típico muro de ladrillos hace tiempo que se quedó en la prehistoria de la construcción, lo que conlleva que desaparezca el típico albañil de andamio y caldero de cemento. Dando lugar a otro tipo de trabajos, por ejemplo manipuladores de grúas de todo tipo, que instalan paneles en edificios… y sí, tampoco se puede hacer desde casa… pero, como digo siempre, la naturaleza inventó la diversidad para algo… lo que no inventó es la explotación de la fuerza de trabajo del ser humana, incluido el TRABAJO doméstico… eso es un invento del capitalismo (sea del cuño que sea).
En lo que estoy muy de acuerdo, por algo sigo este blog, es en la idea de favorecer la natalidad, y la cría responsable de humanos mucho más cercana y educativa, que hasta ahora..
Porque no olvidemos que los padres maltratadores lo serán también trabajando en casa, de hecho tendrán más tiempo para hacerle imposible la vida a sus hijos y su mujer… pero esa posibilidad (real) no le quita un ápice de interés a lo que dice Edans.
Con lo bonito que es llegar el primero ríete el último de la oficina sin hacer nada, excepto decir que tienes mucho trabajo., pero claro está que decir que estás 60 horas en la oficina, vende mucho.
Creo que la fórmula mixta de teletrabajo e ir a la oficina es lo mejor.
¿No será que los multimillonarios no quieren que vengan mas personas al mundo, que no harán falta con la IA y la robótica, y no quieren pagar la RBU a mas gente innecesaria ?
Don Enrique no debe saber que existen las guarderías infantiles, Puede que los padres trabajen en casa, pero los que seguro que no están en casa son los niños.
¿Te refieres a esas guarderías infantiles que en los países avanzados son gratuitas para todos y en España cuestan una fortuna?
Si a esas, en países poco avanzados como en España, hay hay muchas municipales
Relación de colegios públicos de Educación Infantil y Primaria
Igual cosas así, también influyen…. “desesperado por su trabajo”
o estas otras…
“Tres horas reorganizando carpetas en la nube no producen trabajo real aunque nos generen una gratificante sensación de orden. Limpiar notificaciones constantemente no avanza proyectos, pero nos da pequeñas dosis de dopamina. Y así vamos construyendo sistemas de creencias.”
o estas…
«Un infierno dulce»: hablamos con la gente que ha decidido tener más de tres hijos en España en pleno 2025
Querer reducir el problema de la natalidad a si vas o no a la oficina se pasa de naif y de simplista…
Bajos sueldos, precios de vivienda disparados, coste de la vida en general y de cuidar a un menor en particular (vestimenta, colegio, libros, extraescolares, etc).
No. El teletrabajo es solo una mas.
Ahora es cuano viene… 3 … 2 … 1
KBOUM !!!
Y lo caro que está todo, sobre todo el aceite… como para ir perdiéndolo por la calle.
Si lo dices por el primer video, a picar piedra en una cantera lo ponia yo… dosis de realidad… XDDD
Ja ja ja
Me parece que confundes ser gay con ser un flojeras…
Hace poco vi un programa de television en la BBC que trataba sobre este tema. El programa se llama Panorama. Me sorpendio mucho el enfoque que se le dio al tema.Me dio la impresion que los teletrabajadores tenian que justificarse, ya que parecia darse por sentado que querian escaquearse. Como nadie los ve pues a saber que hacen, esa era un poco la perspectiva que vi. En ningun momento se hablo de como se evaluaba el rendimiento de esos trabajadores, si estaban cumpliendo o no sus objetivos, con que frecuencia eran evaluados, que metricas se evaluaban, etc…
Evaluar a un teletrabajador es sencillo, Te encargo una tarea determinada, que se hace holgadamente en un jornada de trabajo. La haces bien y no me vengas con excusas de que no te da tiempo. Cómo te organizas, es cosa tuya.
«La haces bien» me parece otra fuente de problemas ya que muchos trabajos no son una ciencia exacta como las Matemáticas.
hipótesis 1) se hace holgadamente en una jornada
hipótesis 2) existe una manera de «hacer bien» la tarea
En el mundo neoliberal en el que vivimos (y en el que cada día profundizamos más) la natalidad está destinada a seguir cayendo porque tener hijos es un lujo que solo se puede permitir una pequeña parte de la sociedad.
En un mundo donde los jovenes no pueden independizarse porque hay que vender un riñon para pagar un alquiler, de sueldos precarios, donde la educación y la sanidad publica empiezan a ser un recuerdo del pasado, los impuestos con los que se financian esas cosas, las prestaciones y subsidios son un robo y hay que reducirlos, etc. tener hijos está bastante alejado de la capacidad economica del ciudadano medio. Y esperate a que el avance de la IA empiece a destruir empleos.
Los liberales que tan preocupados dicen estar normalmente por la natalidad son los que acabaran con ella.
No se si es un defecto del Mundo Neoliberal pero en Cuba, que no creo que lo sea mucho también tiene el mismo problema-
«Tasa de fecundidad en Cuba, 1,45 hijos por mujer»
Por curiosidad he mirado en Corea del Norte. No le va mucho mejor
«La tasa de natalidad en Corea del Norte (número de nacimientos por cada mil habitantes en un año) fue en 2022 del 13,06‰, y el índice de Fecundidad (número medio de hijos por mujer) de 1,79. «
Pues mira la del Vaticano… por más que lo intentan…
Dudo que sean neoliberales, yo diría que son conservadores
Quieres distinguir entre galgos y podencos, pero más neoliberal que basarse en principios como éste:
«A dios lo que es de dios, y al césar lo que es del césar»
Como si los neoliberales, de boquilla mucho, pero luego bien les gusta que haya un estado con policia, militares, para cuidar de lo que no aportan a la comunidad. El neoliberal es el conservador con uno egoismo e individualismo exarcebado, lo que viene siendo un yonqui del dinero: «Lo mio es mio, y lo tuyo también»
Es que los neoliberales son conservadores.
Pues me ha sorpendido porque normalmente los países pobres (que suelen coincidir con los países con menos acceso a educación y metodos anticonceptivos) suelen ser los que tienen la natalidad más alta mientras que en los avanzados normalmente la gente tiene los hijos que se puede permitir mantener.
Debe ser que pese a ser pobres cuentan con una población con mayor nivel educativo y recursos que otros países similares.
Creo que estos graficos son bastante explicativos…
No sale nada. Pone que algo salió mal
Estan ahi… ayer X estaba caido, un ataque DDOS, dicen
A una parte de mí le gustaría creer eso que dices. Pero otra parte de mí sabe que es mentira, que siempre ha sido igual de doloroso económicamente criar hijos, y que la única diferencia es que las nuevas generaciones (la mía incluida) somos demasiado hedonistas para dicha tarea (por eso la hemos pospuesto hasta la cuarentena).
Ya sé que suena a abuelo, pero…quítate netflix, no salgas NUNCA a comer, no viajes NUNCA a NINGÚN sitio, no gastes nada en ningún momento, y cambia tu patrón de alimentación a la cocina de subsistencia (sí, se puede comer por menos de 2 euros la comida/persona). Verás que inmediatamente te salen las cuentas para tener hijos e incluso segunda vivienda.
Nuestros padres lo llamaban ahorrar, nosotros lo llamaríamos infierno.
No siempre ha sido igualmente doloroso criar hijos, Yo, que soy de clase media, me quedé sin amigos en el veraneo en el pueblo, porque a los 10 años todos comenzaron a trabajar de zagales de pastor, de vigilantes de melonares, de trilladores… si eras pobre y tenías seis hijos, muy pronto tu economía se complementaba con lo que ganaban los hijos, Hoy hasta los 25 años viven de ti – eso es lo que debe pasar en el tercer mundo.
Si claro, si vives como en un aldea pastún, no gastas absolutamente nada y comes por menos de 2 euros al día ya imagino que ahorraras más … pero a no vivir así yo no lo llamo ser un malvado hedonista egoísta, yo lo llamo ser una persona normal.
Pero no, nunca ha sido igual de doloroso tener hijos. Yo soy del 89, hijo de obrero (cuello azul por aquí) poco más que mileurista (¿cientosesentamilpesestista entonces?) y ama de casa y tengo un hermano. Y con ese unico sueldo modesto de mi padre mis padres se compraron una casa, no teníamos netflix pero si canal+, muchos sabados comíamos por ahí (por supuesto, no en ningun restaturante lujoso) e incluso algun verano pudimos alquilar un apartamento en la playa. Casi como ahora, donde ese sueldo se tendría que emplear casi integro a pagar un alquiler.
Pero claro, eso era en esos terribles tiempos de «comunismo» y falta de libertad liberal, en la que no existían airbnb ni socimis, donde los fondos de inversión multinacionales no compraban edificios enteros para echar a sus residentes, donde si llamabas al medico tenías hora para mañana o pasado en vez de dentro de semanas, cuando el presupuesto de sanidad de tu comunidad no se iba a pagar cientos de millones para enriquecer a grupos sanitarios privados (propiedad de esos mismos fondos de inversión que te echan de tu casa) y donde tenías un buen colegio publico el barrio en vez de «libertad educativa» y centros concertados nacionalcatolicos que te cobran el impuesto revolucionario proliferando como setas en terrenos regalados por la administración a las empresas propietarias.
Hay que ilusión ¿cuál es mi cámara? ¿Tengo bien el pelo?
Bueno… hoy mi primer Off Topic:
Parece que todo lo que toca Trump, acaba cojo. Si planea crear una reserva de criptomonedas, ahora estás ¿son tan seguras como siempre?
https://www.vozpopuli.com/economia/solo-320-segundos-hackean-bitcoin-con-el-primer-ataque-cuantico-historia-sd.html
Sí, lo sé… que un buen titular no te estropee la realidad. Pero supongo que esto, de alguna manera influye en la existencia de las criptomonedas muy, muy a lo largo.
Bueno, siempre nos quedará Lina Morgan con el timo de la estampita o del toco mocho… será por referencias gloriosas !!
Tras varios años trabajando en un modelo que primero fue presencial, luego remoto, y luego híbrido, me ha dado tiempo a comprender bien ventajas e inconvenientes de cada uno. Porque la verdad es que ninguno es la solución 100% a todos los problemas ni la mejor manera de proceder para todos. Para muchos (entre los que me incluyo), trabajar en remoto me creaba mucha desconexión que no ayudaba a ese burnout, que en verdad llevo sufriendo bastante tiempo.
Lo que si me parece absurdo es que tantas empresas hayan vuelto a la postura de siempre, cuando se vio que los beneficios era hasta económicos en muchos casos. Por suerte en el mundo en que yo me muevo ha quedado como una elección mas, y es lo que yo creo que deberían hacer todos: dar la posibilidad de escoger o negociarlo como una ventaja más de trabajar para esa empresa. Porque es que es verdad, quien tiene los santos collons hoy de plantearse tener familia cuando el doble sueldo se volvió una necesidad (no una ventaja), cada vez hay menos tiempo para nada y los pisos cuestan oro.
Pertenezco a la primera generación de ecuatorianos a la que le dijeron que debía primero estudiar, trabajar y disfrutar de la vida y que luego ya tendría tiempo para tener hijos y, ahora que ya tengo más de cincuenta años, debo decir que este es de ese tipo de desafortunadas ideas que alguien propuso alegremente en algún momento del pasado y de las que luego absolutamente nadie se hace responsable de sus consecuencias.
Analizando la trayectoria de muchas personas de mi generación, he visto que no es que la gente no haya querido tener hijos sino que cuando se decidió por ellos ya era casi biológicamente imposible que pudiera concebirlos de manera natural. De ahí el hecho de que muchos, finalmente, no tengan descendencia y que otros solamente tengan un hijo o los ya usuales gemelos producto de algún tratamiento. Evidentemente, quienes sí han sacado mucho provecho de toda esta situación son las clínicas de reproducción asistida que se han vuelto un negocio muy próspero.
En cuanto a que el teletrabajo pueda ayudar a estimular la posibilidad de tener hijos, debo decir que suena realmente ingenuo. No creo que nadie no haya tenido hijos porque el trabajo le haya quitado el tiempo necesario para intentar engendrarlos. Ahora bien, en lo que sí puede haber algo de razón es que el trabajo a distancia puede permitir conciliar con mayor facilidad la vida laboral y la familiar, especialmente porque elimina los tiempos de desplazamiento hacia y desde el lugar de trabajo que en muchos casos pueden sumar como mínimo dos horas, aunque esto es algo que obviamente resulta bastante claro únicamente en el caso de hogares ya constituidos. En el caso de individuos que todavía no tengan una pareja estable y quieran encontrarla, el teletrabajo solo podría complicar dicha búsqueda al disminuir el número de interacciones sociales reales.
Más allá de esto, es claro que muchos gobiernos parecen no querer incentivar que la gente forme una familia a una edad adecuada. En todo caso, a lo mejor esta falta de incentivo sea a largo plazo una buena idea desde una perspectiva ecológica, aunque no lo sea para sostener las pensiones de los jubilados. En contraposición, no faltaría quien afirmara de manera irreflexiva que si los ecologistas se reprodujeran cada vez menos resultaría que con el paso del tiempo desaparecerían y que, por lo tanto, serían los no ecologistas los que dominarían el mundo del futuro. Esta visión simplista, sin embargo, no haría más que precipitarnos por una senda similar a la del evidente clasismo que inspira la delirante selección natural de la película humorística Idiocracia.
La verdad es que el tema debería tomarse realmente en serio. En el último tiempo, desde una perspectiva no ecologista, lo más cercano a un análisis riguroso que he visto en la prensa es el artículo titulado Las mujeres retrasan la maternidad por la economía… y porque no encuentran hombres con quienes tener hijos al que recomiendo que le den una detenida y desprejuiciada lectura.
Soy trabajador del servicio público y actualmente estamos en plena transición hacia el teletrabajo. En mi grupo, de momento, contamos con un día de teletrabajo a la semana, mientras que otros grupos ya han adoptado dos días semanales. Aunque durante la pandemia se implementó el teletrabajo de manera «forzosa», ahora se está llevando a cabo de forma más estructurada, con herramientas y metodologías definidas para facilitar la comunicación y la colaboración entre compañeros.
La experiencia en general es positiva, aunque existen diferencias evidentes con respecto al trabajo presencial, cada una con sus ventajas y desventajas:
Ventajas:
Eliminación del tiempo, costo y riesgos asociados al desplazamiento.
Mayor comodidad al trabajar desde casa, con la posibilidad de estar cerca de la familia.
Desventajas:
La ausencia de interacción presencial, lo que puede dificultar una comunicación más fluida y directa.
La falta de espacios de comunicación colectiva laboral y social, fundamentales para promover mejoras en las condiciones de trabajo.
En este sentido, resulta difícil imaginar una reivindicación laboral completamente remota, aunque no es imposible. La clave está en encontrar mecanismos que permitan mantener esa cohesión y diálogo dentro del equipo.
Por otro lado, creo que es fundamental contar con herramientas que permitan medir y supervisar el trabajo realizado. Existen perfiles con una gran iniciativa y sentido de la responsabilidad, mientras que otros pueden ser más relajados en su desempeño. De hecho, la semana pasada, un compañero comentaba:
«El teletrabajo está muy bien, pero cuando la jefa está teletrabajando, se nota… porque cuesta mucho más que responda al teléfono.»
Esto nos lleva a una reflexión importante: el teletrabajo no solo requiere herramientas adecuadas, sino también un cambio de mentalidad, tanto en los responsables como en los trabajadores. La tecnología ya nos ofrece soluciones para garantizar productividad y facilitar el trabajo a distancia. Sin embargo, la implementación de estas soluciones debe ir acompañada de una correcta gestión y supervisión para asegurar un entorno equitativo y eficiente.
Para que esta transición sea exitosa, sería ideal contar con la orientación de profesionales que nos ayuden a adaptar nuestras dinámicas de trabajo a esta nueva realidad.
¡Que tengan un buen día!
He teletrabajado desde hace 15 años en distintos sitios y de distinta forma.
Si no tienes hijos, puedes teletrabajar y hacerte un despacho en casa y bueno, si tienes una vida social más o menos activa y sales todos los días a andar, vas bien.
Si tienes hijos, mi experiencia es que necesitas una guardería y es muy recomendable una oficina fuera de casa (aquí coincido con Gorki), lo único que puedes tener la oficina fuera de casa en un pueblo de León que probablemente por 200 euros encuentres algo que te sirva, los ayuntamientos y las diputaciones a veces tienen iniciativas en este sentido, pero yo veo muy recomendable salir de tu casa por las mañanas.
Si te lo puedes permitir y tienes la casa y el colegio cerca de la oficina, ir a la oficina con un par de días de teletrabajo a la semana para emergencias, me parece mejor que el teletrabajo 100%.
Mi conclusión es esa, teletrabajo sí, pero si tienes la suerte de tener casa y colegios cerca de la oficina mejor ir a la oficina.