Es, sin duda, uno de los entornos más tradicionales del mundo: en sus ciento cuarenta y siete años de historia, el torneo de tenis de Wimbledon, el más antiguo del mundo y para muchos el más prestigioso, ha mantenido la exigencia de vestir de blanco a sus participantes, y unas rígidas normas de protocolo y tradiciones en todo lo relacionado con la práctica del tenis.
Ahora, el All England Lawn Tennis Club acaba de anunciar una serie de cambios operativos para 2025 que incluyen nada menos que la eliminación definitiva de los jueces de línea, una decisión radical tras haber estado ensayando la tecnología de Electronic Line Calling (ELC) durante el campeonato de 2024, una evolución del conocido «ojo de halcón«, adoptado en 2007, que los jugadores podían solicitar un cierto número de veces. Ahora, además, se incorporará una voz sintetizada que notificará los «out!», «fault!» or «foot fault» en el espacio de una décima de segundo. Así, sin discusiones ni interpretaciones, con la exactitud que solo una máquina bien calibrada puede llegar a tener, y que supera con mucho la que se puede alcanzar con los inexactos sentidos de un ser humano.
Los sistemas de este tipo se basan en la triangulación utilizando imágenes visuales y datos de tiempo proporcionados por una serie de cámaras de vídeo de alta velocidad situadas en diferentes lugares y ángulos alrededor del área de juego. Para el tenis, se utilizan diez cámaras: el sistema procesa rápidamente las transmisiones de vídeo de las cámaras y el rastreador de pelotas, y un modelo de datos que contiene un modelo predefinido del área de juego e incluye datos sobre las reglas.
En cada fotograma enviado desde cada cámara, el sistema identifica el grupo de píxeles que corresponde a la imagen de la pelota, y calcula para cada fotograma la posición de la pelota comparando su posición en al menos dos de las cámaras físicamente separadas en el mismo instante en el tiempo. La sucesión de fotogramas da lugar a un registro de la trayectoria de la pelota, predice su trayectoria futura, y dónde interactuará con cualquiera de las características del área de juego ya programadas en la base de datos. El sistema también puede interpretar estas interacciones para decidir infracciones de las reglas del juego, como en el caso de la falta de pie.
Este tipo de decisiones son, sin ningún tipo de duda, muy buenas para el deporte. Los árbitros son, con mucho, la mayor fuente de inexactitudes y problemas en el deporte. La definición de «árbitro«, «persona que en algunas competiciones, normalmente deportivas, cuida de la aplicación del reglamento, sanciona las infracciones o fallos y valida los resultados», se relaciona directamente con la de «arbitrariedad«, que tiene como sinónimos «parcialidad, veleidad, improcedencia, despotismo, tiranía». No sé si hay mucho más que añadir a eso.
Tengo claro que cuantas más funciones de las que hoy tiene un árbitro puedan ser asignadas a un conjunto de tecnología con cámaras, sensores y algoritmos, más mejorará la calidad de prácticamente cualquier deporte. En algunos, de hecho, la corrupción arbitral ha alcanzado un nivel tal, que se convierte no solo en permanente fuente de frustraciones para muchos deportistas y aficionados, sino además, en una influencia completamente ilegítima sobre los resultados, acompañada además en muchas ocasiones de una arrogancia extremadamente desagradable que nada tiene que ver con los valores fundamentales del deporte. Obviamente, falta mucho para esto: un juez de línea en tenis no es siquiera un árbitro… pero por algo se empieza.
Wimbledon ha dado un paso importante, y además, muy valiente. Esperemos que todos los demás deportes sigan ese mismo camino. Me muero de ganas de ver un partido de fútbol en el que las decisiones no las tome sobre el campo un tipo arrogante, propenso a abundantes errores humanos y potencialmente corrupto, sino, en su lugar, un buen conjunto de tecnologías objetivas que siempre funcionen de la misma manera, sin arbitrariedades. Espero sinceramente llegar a verlo algún día.
Puestos a combatir la corrupción ya me gustaría que las próximas elecciones sean con robots. Así no me daría vergüenza ajena comprobar como hay parlamentarios que hasta firman lo infirmable.
Con esos mediocres, cuñados muy próximos de los que fomentan las masacres en Oriente Próximo, estamos muy bien servidos.
Eso sí, que no me quieran vender un robot by Elon Musk, porque no vale lo que vale un patacón. Está demostrando últimamente, que el sesgo autoritario en el trabajo se lee despliega tentacularmente hacia todo «lo humano».
De todas formas, hace ya tiempo que los robots, analógicos por supuesto, juegan sus partidos vestidos de tenistas. Considero que el amigo Roger fue el último tenista con mente humana. Como ya se ha visto en otros deportes, hace tiempo que los robocops deportivos tomaron las pistas.
Y la gente sigue preocupada por la IA, sea lo que eso sea.
Me parece un paso lógico y no tengo nada que objetar, Espero que pronto otros mecanismos semejantes puedan introducirse en los deportes , sustituyendo al ser humano imperfecto y propenso a cometer errores, voluntarios o no, por maquinas perfectas y sin errores, que dulcifiquen su frialdad metálica con voces sintéticas que digan cosas como «out!», «fault!» o «foot fault».
En este caso sustituimos por un robot, a un participante un poco marginal en el desarrollo del deporte, pero ¿Estamos preparados para aceptar, por ejemplo que en la Formula 1, haya pilotos mecánicos que sabiendo el recorrido y la posición de otros vehículos, puedan encontrar sin error el recorrido que les permite alcanzar mas velocidad?
– Yo creo que aun no, pero todo se andará.
Por cierto GEMINI, la AI de Google, (gratuita), ya pinta, (peor que otras, pero pinta). Si quieres ver una prueba hecha por mi y no te da repelús entre en Facebook. puedes entrar en Felix Maocho
A colación del tema, habría sido bonito una pequeña mención a la leyenda del tenis que se ha retirado hoy, Rafa Nadal. Por lo demas, muy de acuerdo con el artículo. Pero en el caso del fútbol, me parece que hay más parámetros que en el tenis. Por ejemplo, como un ordenador puede determinar si una mano ha sido voluntaria o involuntaria?
Bufff… por fin un artículo al que no llego a la fiesta el último, para recoger todo y donde me siento cómodo con la música.
Sinceramente…, entiendo lo que dice tanto Enrique, como Gorki; será que soy un romántico. Pero prefiero que se dejara a un lado la IA en estos casos.
Intento ser justo en mi vida, pero entiendo que hay márgenes… . Y me refiero a que esos márgenes valen tanto para mi, como para los demás.
Es decir… a veces un árbitro se puede equivocar en mi contra; otras a favor… , pero creo que es parte del encanto y de la “no frialdad” de ciertos eventos deportivos y todo lo que le rodea. ¿Al final es deporte o espectáculo? Seamos honestos con la respuesta… .
Para mí le quita parte de la gracia.
La IA para ver si entra la pelotita o no… y que decimos ahora…
En la semana que han dado el Nobel de Fisica y el de Química a investigadores en la IA, por el aprendizaje automático con redes neuronales artificiales y por la predicción en la estructura de proteinas… lo del arbitraje por IA, me parece que no es una noticia que me merezca la pena comentar. Y si hay que hablar de tenis prefiero rendir un sincero recordatorio, y sentirnos orgullosos de los valores que Rafa Nadal siempre ha demostrado, teniendo respeto y educación en la pista, incluso cuando había errores humanos en el arbitraje.
Y yo espero ver unicornios rosas invisibles. Creo que eso llegará antes que lo del jurgol. Pregunta de examen: ¿cuándo termina un partido de jurgol? Pues cuando al árbitro le sale de sus p… hue… Estamos en el siglo XXI y todavía no sabemos cuándo acaba el partido. No voy a hablar de los deportes (negocios) americanos, que es otro mundo, pero es que hasta el rugby tiene clarísimo cuándo acaba un partido. Y pusieron el VAR hace un fajo de años y no hay ningún problema.