Aplicaciones de dating y coeficiente de Gini

IMAGE: Alex Ramos - Pixabay

Para alguien que estudia los efecto de la tecnología en la sociedad, este estudio llevado a cabo por tres economistas de la St Louis Federal Reserve, «Marriage market sorting in the U.S.«, tenía que resultar necesariamente interesante: resulta que la proliferación en el uso de aplicaciones de dating en los Estados Unidos, en donde su uso ha pasado del 2% en el 1998 al 50% en el 2017, ha provocado un incremento significativo de la desigualdad, al proporcionar una facilidad mucho mayor para segmentar los posibles candidatos en función de variables como estatus socioeconómico o nivel de estudios.

Según las conclusiones del estudio, en un mercado con una creciente gama de opciones para elegir a golpe de un simple desplazamiento de la punta del dedo, el número de matrimonios no se ha incrementado, lo que viene a demostrar que el funcionamiento de este tipo de compañías, cada vez más a la baja en bolsa, se centra mucho más en los encuentros casuales que en la búsqueda real de relaciones sostenibles, que en último término tienden a implicar que los usuarios retiren sus perfiles de la app.

Pero más allá del número de matrimonios o de la tendencia al establecimiento de parejas estables, lo interesante es que, ante un conjunto más amplio de candidatos o candidatas donde elegir, las variables en función de las que se hace tienden a provocar un incremento de la desigualdad social. Los factores más importantes que contribuyen a la desigualdad de ingresos de los hogares son la selección en función de la educación (35%) y las habilidades (30%), seguida significativamente por la selección en cuanto a ingresos (15%) y edad (15%). La selección por raza (5%) desempeña un papel relativamente intrascendente. La influencia colectiva de la selección de pareja en la desigualdad de ingresos de los hogares es sustancial, lo que lleva a un aumento de catorce puntos en el coeficiente de variación, o un aumento de tres puntos en el coeficiente de Gini.

¿Qué ocurre al disponer de más candidatos donde elegir? Simplemente, que los norteamericanos tienden naturalmente a elegir candidatos que se parecen más a sí mismos, y esa búsqueda de la homogeneidad, aplicada a variables tan significativas como la educación o los ingresos, da como resultado un incremento del coeficiente de Gini. Entre 2008 y 2021, cuando el uso de aplicaciones de citas online se volvió más habitual, las mujeres tendieron a volverse más selectivas al elegir pareja en función de la edad, mientras que los hombres se volvieron ligeramente más selectivos en función de la educación. Comparado con los datos sobre parejas casadas entre 1960 y 1980, las personas en el período más reciente optaron cada vez más por parejas con su mismo nivel de salario y educación. Y aunque muchas personas se casaron con alguien de la misma raza, con el tiempo se volvieron cada vez menos selectivas en ese sentido.

Sociedades más orientadas a las relaciones esporádicas, elecciones condicionadas por algoritmos inescrutables, orientación a la maximización del beneficio para las compañías que gestionan las apps, e incremento de la desigualdad social. Parece que pretender aplicar la tecnología a todo lo que hacemos, incluido el dating, no es necesariamente una buena idea, y que algunas cosas terminan funcionando mejor o de manera socialmente más sostenible cuando se dejan en manos de criterios menos «optimizados»…


This article is also available in English on my Medium page, «What do dating apps have to do with the Gini coefficient

14 comentarios

  • #001
    Juan Alberto - 16 septiembre 2024 - 15:00

    Tu entrada me ha hecho pensar en otro asunto: quizá no sea buena idea que las parejas que decidan tener descendencia pudiesen elegir con ayuda de la manipulación genética, cómo serán sus hijos, ya que con el tiempo crearía seres humanos de primera y de segunda.

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    • Enrique Dans - 16 septiembre 2024 - 15:07

      Aldous Huxley, «Un mundo feliz«. O por supuesto, GATTACA, de Andrew Nicol. La ciencia-ficción es muy interesante a la hora de dibujar escenarios para entender los efectos de la tecnología…

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  • #003
    Buzzword - 16 septiembre 2024 - 15:26

    Enrique

    No seas «mente vieja» o «Celestina» con la opinión «…el número de matrimonios no se ha incrementado, lo que viene a demostrar que el funcionamiento de este tipo de compañías…», igual la gente se apunta por el «fornicio»,…

    Esto es como el chiste del vasco con la cuadrilla que se juntan para buscar setas al bosque…

    A que van al bosque… ¿a por setas o a por Rolex?

    PS: Del Gini o del O’Gino hablaremos en otra ocasión…

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    • Gorki - 16 septiembre 2024 - 15:44

      Muy bueno, que lo tengan en cuenta los investigadores. Quienes entran ahí pueden ir a buscar, setas o rolex.

      Es decir, no discrimina la tecnología, sino que el el público objetivo puede estar sesgado de forma diferente a la que los investigadores suponen.

      Por cierto, el único caso que se de mi entorno, de un matrimonio nacido de un página de Internet de parejas, de momento y van por el segundo hijo, ha sido un éxito.

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    • Enrique Dans - 16 septiembre 2024 - 21:05

      ¿No me digas? Pero eso no es posible, ¿cómo van a hacer fornicio sin estar casados? No entiendo eso que me dices…

      A ver, a mí me da igual que usen Tinder para buscar pareja, para buscar fornicio o para jugar al mus. Llevo un tiempo estudiando el tema (es fantástico para provocar participación en. grupos con tendencia a la timidez) y tengo casos de todo tipo, desde personas que buscan genuinamente pareja, hasta otros que lo usan para acostarse con media humanidad, y me parece exactamente igual de lícito. Si interpretas algún tipo de moralina en mi artículo, olvídalo, no iba por ahí. Pero si te venden una app como una forma de encontrar pareja, y después resulta que lo que menos le interesa a la app es que encuentres pareja porque si lo haces, te retiras de la app, me parece que es algo interesante para comentar… De hecho, a las generaciones más jóvenes, las apps de dating les parecen directamente cringe, grimosas, y creo entenderles que la cosa va por ahí.

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  • #006
    Benji - 16 septiembre 2024 - 15:33

    Muy interesante el estudio y sus conclusiones.

    Personalmente el estatus socioeconómico de mi mujer me importó un rábano en su día, pero su nivel de estudio sí era un indicador para mí.

    Todos sabemos que en España conseguir un trabajo de calidad es difícil, pero tener o no tener estudios puede ser la diferencia en el tipo de conversaciones que se pueden mantener y de intereses que se pueden compartir.

    La gente confunde «amor» (eros – físico/sexual) con «amor» (ágape – incondicional) y trae muchas frustraciones. Es mucho más fácil amar cuando hay menos barreras físicas, mentales y emocionales.

    Es más, yo veo que muchos de mis amigos que se casan son de los mismos partidos políticos. Me hizo pensar que en unos años los resultados serán que la derecha arrasará porque son los únicos que aun procrean (o esa es mi impresión mirando en derredor) mientras que muchos de mis amigos del lado izquierdo tiran más hacia ser DINKS (Doble Entrada, Sin niños en inglés)

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  • #007
    Mariel Nieves - 16 septiembre 2024 - 15:35

    No había escuchado sobre GINI.

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  • #008
    Ángel "el bueno" - 16 septiembre 2024 - 16:01

    «Relaciones Sostenibles»….

    Cuando lo he leído me he imaginado que cuando la relación acaba alguien tira a los partícipes al contenedor amarillo… Lo que por otro lado no estaría mal.

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  • #009
    Xaquín - 16 septiembre 2024 - 18:17

    Lo primero agradecerte que me hayas «enseñado» que las horas perdidas en la carrera, con insoportables profes dando la vara con Estadística y Demás, no fuera totalmente en vano.

    Hasta el hecho de poder iteraccionar con la fórmula del Brown, me ha hecho sentir que lo de la IA no es tan imposible como dicen.

    Y puesto a dar gracias, tendría que incluir (mejor integrar) al amigo Asimov, porque ha sido una ventana científica al futuro que alucino. Y lo mejor ha sido notar, como en un corto periodo de tiempo, incluso su enorme intuición ha sido superada por la realidad (o está a punto).

    Lo del Huxley, como lo del Orwell ya lo fueron hace mucho tiempo. Aunque en ingeniería genética BIOLÓGICA estemos todavía en pañales. Pero en ingeniería «genética» social, un simple sucedáneo, ya llevamos mucho mucho andado.

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  • #010
    Ignacio - 16 septiembre 2024 - 19:25

    Vaya líos en los que te metes Enrique… Eres un valiente…

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  • #011
    Javier - 16 septiembre 2024 - 19:36

    genial articulo, muchas gracias.
    Cuando la tecnología nos permite elegir lo que realmente queremos y no lo que decimos socialmente que queremos ¿es bueno o malo? :-)

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    • Gorki - 16 septiembre 2024 - 22:02

      Me conformaría con que algún día, la tecnología sepa decirme lo que YO realmente quiero, (que en muchos casos, yo mismo no lo se).

      Por ahora solo me dice los que los demás piensan que yo debería querer, (o al menos lo que ellos piensan que puedo desear comprar)

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  • #013
    menestro - 16 septiembre 2024 - 20:10

    Tratar las relaciones sentimentales como escalones sociales, piezas móviles, es una de las ideas más machistas y mezquinas que conozco. A cierto nivel, muy triste, como usar mascotas para llenar carencias afectivas.

    Supongo que el estudio lo ha patrocinado alguna compañía de dating, porque sería la única razón para rescatar el «comercio matrimonial» y pensar en las relaciones como una forma de bien mobiliario o patrimonio social.

    El comercio de personas o relaciones, a lo Epstein, pertenece al tiempo más oscuro de la humanidad. Y como tal debe ser considerado. Lo será.

    No hay un sustrato económico que mueva las relaciones personales, porque dejan de serlo en ese momento. Y se convierte en algo muy diferente. Una convención social, relaciones de atrezzo, que no lo son.

    El único motivo económico reciente que permita establecer esa correlación, sería acceder a la vivienda o un nivel de vida soportado entre dos personas, en tiempos de inflación, o inseguridad laboral.

    Una cosa sí sé con seguridad; cuanto menos acerbo en destrezas sociales o educación se posee, menos movilidad y rango de parejas puedes alcanzar. El aislamiento social es lo que ha impulsado el dating online.

    Si tu pareja la has encontrado en tu lugar de trabajo o entorno familiar, estas a 1º grado de separación de tu nicho social. Eso significa más bien poca libertad de elección y movilidad social. Por ejemplo.

    Esa endogamia o isomorfismo social, que es lo que describe el estudio, puede que iguale rentas, pero no es socialmente muy enriquecedor.

    Lo que se conoce como «amor romántico», cumple una función social, bastante importante.

    Disclaimer

    ahí arriba.

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  • #014
    Lua - 16 septiembre 2024 - 20:49

    Porque llamarlo amor cuando solo es sexo… XDDD

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