Disney y el demencial abuso de los términos de servicio

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Es uno de esos casos en los que te tienes que frotar los ojos para intentar creerte lo que estás viendo: un matrimonio en el que la esposa, médico, tenía una fuerte alergia alimentaria a los frutos secos y a los derivados lácteos, se sentó a comer en un restaurante en Disney World. Tras informar de sus alergias al personal siguiendo su habitual rutina y que le «garantizasen inequívocamente» que la comida no contenía alérgenos, se la comió, empezó a encontrarse mal, se administró ella misma un EpiPen que llevaba encima, pero tuvo que ser trasladada a un hospital, en donde falleció debido al elevado contenido en alérgenos de la comida que le había sido servida.

Lógicamente, el marido denunció a Disney, para encontrarse con que la compañía intentaba eludir su responsabilidad diciendo que el restaurante era una concesión y que su relación con la compañía era de «propietario e inquilino». Pero posteriormente, además, la compañía afirmó que el caso tenía que ser dirimido sin recurso a los tribunales y mediante arbitraje, porque el marido había firmado una cláusula en la que renunciaba a llevar a juicio a la compañía. ¿Dónde la había firmado? No, no en el momento de la compra de las entradas en la página web, sino… varios años antes, en 2019, cuando descuidadamente activó en su PlayStation una suscripción a Disney+ que nunca llegó a confirmar tras la expiración de la prueba gratuita. En los términos de servicio de esa suscripción, efectivamente, había una cláusula enterrada en la letra pequeña en la que los usuarios aceptaban dirimir todas las posibles disputas contra la compañía a través de arbitraje.

Obviamente, en aquel momento, el marido no leyó los términos de servicio – como de hecho no los lee absolutamente nadie. Los términos de servicio son un documento generalmente largo, escrito en términos legales que hacen relativamente difícil su comprensión por parte de cualquiera que no tenga una base jurídica, y que se presentan simplemente con una casilla al final en la que te dan la opción de aceptar o cancelar, sabiendo que si cancelas, no obtendrás el servicio que querías. De hecho, se suele calificar esa casilla de «he leído y entendido los términos de servicio» como «la mayor mentira de internet«.

En los términos de servicio que firmamos todos los días haciendo clic en una casilla podría perfectamente esconderse una cláusula que dijese que entregarás a la compañía a tu hijo primogénito, y prácticamente nadie se daría cuenta de ello. Pero en este caso, además, estaba meridianamente claro que los términos de servicio de Disney+ se referían únicamente al servicio de streaming, y se limitaban por tanto a cuestiones relacionadas con el medio televisivo.

No me explico qué abogado o qué persona puede plantearse argumentar una cláusula semejante en una situación en la que una persona denuncia nada menos que tras la muerte perfectamente evitable de su pareja. Disney, finalmente, ha renunciado a intentar utilizar esa defensa, y ha aceptado que el caso sea sometido a juicio en un tribunal, pero además, ha inscrito su nombre como líder absoluto de la lista de compañías que intentan hacer un uso abusivo de los términos y condiciones que aceptamos cada vez que accedemos a un servicio a través de la web.

En algún momento, alguien tendrá que entender que el contexto de la activación de un servicio en la web no puede regularse simplemente obligando al usuario a aceptar unos términos de servicio que nadie en su sano juicio puede leerse ni entender sin dedicar a ello un nivel de atención y unos conocimientos completamente injustificables. La GDPR, de hecho, obliga a presentar los términos de servicio en un formato que se suponga comprensible para un usuario medio. Una cosa es que el vocabulario jurídico tenga que ser necesariamente muy preciso para evitar ambigüedades, y otra que se pueda abusar de una herramienta así para pasar cualquier cláusula en forma de «letra pequeña«, incluidas las que en muchos casos podrían considerarse completamente abusivas. Este caso, y el absurdo intento de Disney de evitar someterse a un juicio basado en algo semejante es una buena prueba de ello


This article is also available in English in my Medium page, «Disney’s magical world of terms and conditions«

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19 comentarios

  • #001
    Rodrigo - 22 agosto 2024 - 12:29

    Cuando leí la noticia no sabía si reír o llorar. Una persona muere por una intoxicación alimentaria y lo primero que se le ocurre a una compañía es hablar de una cláusula que firmaste en su día ¡para recibir un servicio que no tiene nada que ver con el caso en cuestión!

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  • #002
    Julio - 22 agosto 2024 - 13:17

    Estuve leyendo varios artículo sobre ello y en varios decían que en las entradas también lo ponía, la muerte de esa persona es una negligencia por parte de Disney, esa condición es un abuso y si hay una muerte, más

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    • Enrique Dans - 22 agosto 2024 - 13:23

      Totalmente, y por eso Disney finalmente ha renunciado a usar esa cláusula. Pero el intento de uso debería hacernos pensar sobre la cantidad de cosas que firmamos sin saber…

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      • Matt - 22 agosto 2024 - 20:07

        Bueno, yo diría que Disney ha renunciado a esa clausula porque el caso se ha vuelto mediatico y estaba afectando mucho a su imagen, si no se hubiese hecho publico ni de coña renunciaban a la clausula.

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        • Enrique Dans - 22 agosto 2024 - 21:43

          No tengo ni la menor duda… tirarían del tema hasta la extenuación (del demandante)

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      • Buzzword - 22 agosto 2024 - 21:45

        Es peor que eso, cuando Disney abogaba por ese arbitraje, es porque sabe que le convenía, luego la deducción es que ese arbitraje no es neutral, porque si no les daría igual…

        Esa misma cláusula o parecida creo recordar que la tiene OpenAI cuando usas ChatGPT

        deberían ser nulas de pleno derecho, tu no puedes renunciar de antemano a tus derechos…

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  • #007
    Lua - 22 agosto 2024 - 13:24

    VERGUENZA, sin mas…

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  • #008
    Benji - 22 agosto 2024 - 13:37

    Me parece increíble.

    No solo deberían resarcir al marido con una gran cuantía (que nunca cubrirá la falta de su pareja) sino que

    – Hay que dirimir responsabilidades en el restaurante, despidiendo e inhabilitando a toda la cadena de mando hasta donde llegase la responsabilidad

    – Hay que multar a Disney de forma ejemplarizante por tener cláusulas ad hoc en divisiones de su propia compañía que exceden el propósito de la misma

    – Hay que revisar los protocolos de alérgenos en todos los restaurantes (franquiciados o no) de Disney

    – Hay que revisar todas las cláusulas de Disney que podrían ser abusivas.

    Normalmente estoy a favor de las empresas como generadoras de dinero y empleo. Pero en este caso estoy totalmente del lado del individuo que ha sido totalmente abusado por una compañía sin escrúpulos

    Disney está cada vez más en mi lista negra porque no están haciendo casi nada bien en casi ninguna parte.

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  • #009
    Javier - 22 agosto 2024 - 14:18

    Opinión impopular

    Evidentemente, no hay palabras para definir la actitud y escrúpulos de Disney pero… ¿no es mayor responsable el restaurante? No digo que Disney no tenga responsabilidad, y ha de verificar el correcto funcionamiento de sus proveedores y clientes, pero a fin de cuentas Disney no le sirvió la comida

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    • Sergio Esposito - 22 agosto 2024 - 15:08

      Para mí, ambos son responsables. Es como si alguien se lesiona o muere por un fallo en un coche, y el fabricante alegue que la pieza que falló no la hicieron ellos

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    • Javier - 22 agosto 2024 - 16:44

      Como dice mi tocayo aquí arriba: total falta de escrúpulos de parte de Disney amparándose en una perversa cláusula, pero… ¿y ese fallo?

      Sí, lamentablemente la pobre mujer falleció dentro de las instalaciones de la empresa, y no puedo imaginar el horror de lo que le tocó vivir al marido, pero la mujer no falleció a causa de un problema con las instalaciones del parque, ni como consecuencia de una negligencia de la propia Disney.

      Hace cosa de unas semanas me enteré de algo similar aquí donde vivo, y lo traigo a colación por lo distópico del fallo y sus consecuencias.

      Hace 8 años una familia estaba pasando un rato al lado del un canal de riego creado hace más de 100 años. El canal tiene una longitud de aproximadamente 130 kilómetros, una profundidad de unos 3 metros y un ancho que varía entre los 500 y los 10 mts.

      Sin la vigilancia de la familia, la pobre criatura se acercó al canal, se cayó y se ahogó. Una horrorosa tragedia.

      Imagino que guiados por el dolor de su pérdida y asesorados legalmente, la familia le hizo juicio a la provincia (una provincia aquí es como una comunidad autónoma en España), al municipio (el ayuntamiento o pueblo) y al consorcio que administra dicho canal (!) que es un grupo de personas que recibieron de parte de la provincia el mandato para gestionar los temas del agua entre distintos productores de la zona.

      TLDR: fallo multimillonario contra todos. La provincia y el municipio van a pagar. Pero el consorcio no puede asumir dicho gasto porque no es una empresa, y está en serio riesgo de ser cerrado creando un problema mayúsculo para todos, incluyendo los trabajadores administrativos que van quedarse sin trabajo e inclusive los propios productores que se verán afectados por una situación que nada tiene que ver con ellos.

      No tengo una solución fácil y rápida para ese problema, pero me parece que ese juez disparó antes de preguntar.

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    • Javier Cuchí - 22 agosto 2024 - 19:08

      Bueno, pero eso ya lo dilucidarán los jueces en su momento y no es importante para la premisa mayor de Enrique, el intento brutal de aludir a que has comprado huevos como pretexto para acusarte de no haber pagado el billete en el autobús.

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  • #013
    Javier Cuchí - 22 agosto 2024 - 19:06

    Yo sí que le tengo alergia a Disney desde que, a los quince o dieciséis años, leí, completo «El libro de las tierras vírgenes». Después vi el pitafio que habían hecho en Disney con «El libro de la selva» (y a aquel Baloo imbécil cantando algo parecido al don’t worry, be happy) y lo único que deseé fue encontrar donde estaba el viejo Walt (presuntamente hibernado, según leyenda urbana) y desenchufar el congelador. Pero decidí que si esa leyenda urbana era cierta, el espíritu de Kipling ya habría hecho el trabajo de cortar la luz.

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  • #014
    Victor - 22 agosto 2024 - 19:12

    No se si esto ha sido en Francia o en la tierra de la libertaZ y qué leyes tienen allí, pero en España la tutela judicial efectiva es un derecho fundamental y no puedes renunciar a el, ni aunque lo firmes, igual que tampoco tienes que entregar a tu primogénito (del segundo ya no estoy tan seguro).

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    • Buzzword - 22 agosto 2024 - 21:49

      Caundo te adhieres a un contrato por algo que compras en España aunque la tienda esté Sudán, tampoco deberían prevalecer esas leyes.

      Anda que no hay discusiones con el año de garantía en otros paises y nosotros teniamos dos… creo que tres ahora, y te decían que en la tienda Manzana era de 1 año por defecto, y eso era cierto cuando el que compra es una empresa, pero a cliente final, no…

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  • #016
    Dedo-en-la-llaga - 23 agosto 2024 - 00:03

    La noticia, tal y como está redactada en el link que proporciona E. Dans, es de terror y algo más que de terror. Y además se dice que la propia Disney (esa fábrica de crear traumas infantiles y juveniles) garantiza publicitariamemente su comida libre de alergénos… Así que todos los comentarios sobre que si el restaurante que si Disney, están totalmente fuera de lugar… Disney ES el culpable, pagará y recuperará lo pagado en lo que tardo yo en peinarme. O sea, en cero coma. Eso sí, como Dra. no quiero imaginarme lo que habrán sido para ella sus últimos momentos de vida…

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  • #017
    f3r - 23 agosto 2024 - 12:24

    ¿Nadie va a comentar lo más evidente? (aparte de lo malos que son los CEOs y los equipos gigantes de abogados):

    Si comiendo en un restaurante puedes morir, y tu vida dependen de «fiarte» de lo que sea….¿no es como un deporte de riesgo extremo?

    Vamos, será que confío 0% en la especie humana, pero a mí no me pillas en esas.

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  • #018
    Michel Henric-Coll - 23 agosto 2024 - 15:02

    Necesitamos ya un nuevo Ralph Nader, no contra General Motors en particular, sino contra la mayoría de las grandes corporaciones emborrachadas por la conquista descarada de los mayores beneficios.

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    • Dedo-en-la-llaga - 23 agosto 2024 - 23:23

      Vas dao.

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