Prepararse… ¿para qué?

IMAGE: Peggy und Marco Lachmann-Anke - Pixabay

Una de las cosas que más me llamó la atención cuando, en 1996, me fui a vivir con mi familia a California, fue que el colegio de mi hija nos requiriese que preparásemos un kit de emergencia para el caso de un posible terremoto que provocase que no pudiésemos ir a buscarla. El kit en cuestión contenía desde comida no perecedera (latas, barritas energéticas, leche evaporada, etc.) calculada para tres días, hasta un suministro importante de agua embotellada, suministros de primeros auxilios, y bastantes cosas más, y tenía un tamaño bastante respetable que nos llamó muchísimo la atención.

Montar el kit era bastante laborioso, y sobre todo, generaba mucha angustia pensando en que, si había que hacer eso, era porque la probabilidad de una catástrofe natural de ese tipo era mucho más alta que en mi natal España. El kit se quedaba en el colegio, y cada cierto tiempo, te avisaban para que sustituyeses algunos de sus elementos. Este tipo de «disaster preparedness« era algo completamente ajeno a nuestra realidad en España. Sin embargo, con el incremento de la probabilidad de desastres naturales debidos a la emergencia climática en el sur de Europa, esta mentalidad de preparación se está volviendo cada vez más relevante y necesaria.

La emergencia climática es una realidad innegable que está transformando nuestro entorno a una velocidad absolutamente alarmante. Cada vez más, la probabilidad de que un fenómeno extremo nos afecte a nosotros o a nuestro patrimonio es más elevada. En el sur de Europa, estamos presenciando un aumento en la frecuencia y severidad de fenómenos extremos como olas de calor, inundaciones, incendios forestales de intensidad inusualmente elevada, y otros desastres naturales. Hace una semana, un incendio en el cierre de arizonica (una cupresácea muy resinosa que estaba, además, bastante seca) de la finca de mi vecino de enfrente, nos hizo tener que tomar medidas de seguridad a toda velocidad, dedicarnos a mojar urgentemente las plantas de nuestro jardín para evitar una posible propagación, y nos alarmó con llamas de cuatro metros de altura generadas en pocos minutos… suficiente como para que ahora esté pensando en incorporar una buena cantidad de elementos anti-incendios en mi casa. Verle las orejas al lobo es algo muy disuasorio.

Las estadísticas son claras: las temperaturas récord y los eventos climáticos extremos están dejando de ser anomalías para convertirse en la nueva norma. Este cambio exige una adaptación en nuestra forma de vida y, más específicamente, en cómo nos preparamos para estos eventos. En los Estados Unidos, especialmente en zonas propensas a desastres naturales como California o Florida, existe una cultura bien establecida de preparación para emergencias. Las escuelas, las empresas y las familias tienen planes completamente detallados para enfrentar terremotos, huracanes y otros eventos catastróficos, y lo ven como algo perfectamente normal, parte del día a día.

España en particular y el sur de Europa en general deben comenzar a adoptar esta mentalidad de preparación para desastres de forma lo más urgente posible, porque la emergencia climática no solo amenaza nuestros ecosistemas, sino también nuestra seguridad y bienestar. La preparación no se trata solo de responder a un desastre, sino de estar listos para minimizar sus impactos y recuperarnos más rápidamente: no en vano, la probabilidad cada vez más elevada de mi país de sufrir este tipo de circunstancias está alentando el desarrollo de compañías y de fondos dedicados a luchar contra su posible impacto.

Uno de los primeros pasos es la educación y la concienciación: las escuelas, como en el caso que viví en Los Angeles, pueden jugar un papel crucial. Los programas educativos deben incluir planes de emergencia y listas de suministros que las familias deben tener a mano. Además, es vital que las autoridades locales y nacionales promuevan campañas de concienciación sobre la importancia de estar preparados para posibles desastres.

Un kit de emergencia debe estar diseñado para cubrir las necesidades básicas de una persona o una familia durante al menos 72 horas, y ello incluye muchos elementos específicos, que van desde mantener un stock de la medicación habitual de cada miembro de la familia, hasta tener en cuenta las necesidades de nuestra electrónica de consumo, que puede ser fundamental a la hora de establecer comunicaciones. Desde bolsas estancas para el caso de inundaciones, hasta packs de baterías cargados o paneles solares portátiles con los que poder recargar un smartphone si no hay suministro eléctrico.

Además, las autoridades locales y nacionales deben concienciarse para tomar un papel activo en la promoción de la preparación para desastres, que incluye no solo campañas de concienciación, sino también la implementación de infraestructuras resilientes y sistemas de alerta temprana. Las comunidades locales pueden organizar desde páginas web con toda la información, hasta talleres y simulacros para asegurarse de que todos los miembros de la comunidad sepan qué hacer y a dónde recurrir en caso de desastre.

La preparación salva vidas. España y el sur de Europa están en una encrucijada climática que exige una adaptación urgente, y adoptar una mentalidad de «disaster preparedness» no solo es prudente, sino cada vez más, necesario. Ante una emergencia climática frente a la que seguimos siendo excesivamente lentos en nuestras reacciones y decisiones colectivas, nuestro futuro depende de nuestra capacidad individual para anticipar, prepararnos y responder a los desastres naturales con eficacia. Piensa sobre ello: espero sinceramente que no me lo tengas que agradecer…


This article is also available in English on my Medium page, «Preparing for the worst: a lesson from California to Europe«

12 comentarios

  • #001
    Xaquín - 7 julio 2024 - 17:15

    La pregunta me llevó a pensar en que iba otra vez de IA, pero ya veo que el problema sigue siendo la IH. Esa llamada inteligencia, que gusta de ser mediocre, y que desprecia cualquier asomo de preparación… por muy lógica que sea… salvo si es para la guerra. Porque ya lo dice el mantra belicoso de los militares, una buena muestra de silicona patria, previa a la californiana : Si quieres la paz…»

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  • #002
    Juan T. - 7 julio 2024 - 18:20

    El mayor peligro que veo es la ceguera de los perjudicados por la globalización que han convertido su sufrimiento en una ola ultraderechista mundial combinada con el auge de las autocracias que ya no respetan las reglas democráticas básicas, en la que van a ser ellos principalmente los que van a pagar el pato.

    Pongamos un solo ejemplo, los estados republicanos son los que se han visto más afectados por la gran recesión de 2008, por el Covid y por el cambio climático, y ahora votan a los que defienden un Partido que aboga por los que les arruinaron en aquella recesión, un Partido que hizo que en los estados republicanos murieran por Covid el doble de gente que en los estados demócratas , y un Partido que pacta con las corporaciones petroleras para seguir contaminando como si no hubiera un mañana mientras se suceden y amplifican incendios y huracanes devastadores en esos mismos estados.

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    • APOCALIPSIS NOW - 7 julio 2024 - 18:32

      Siempre habrá garrulos que voten a un líder garruliano. Cuanto menos se lea y más RRSS haya el resultado es el que estamos vviviendo-

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    • Lua - 7 julio 2024 - 19:06

      Sobretodo intenta no reir

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    • Mauricio - 7 julio 2024 - 19:10

      Juan T., hay varias razones para que ocurra esto, pero una de ellas es que el fanatismo político no es demasiado diferente del religioso y cierra los ojos ante las estupideces de sus líderes y las inconsistencias de los principios en los que se basan.

      Así como en el pasado muchos pensaban que los que no eran católicos no llegarían jamás al cielo (si acaso al limbo) y nunca se planteaban seriamente cuestionar todas estas ideas e incluso abandonar a su muy santa iglesia, de la misma manera mucha gente piensa que en su partido es donde está la gente buena, que los otros son los malvados y pocas veces considera seriamente la posibilidad de cambiar de opinión o de moderar sus posturas, aunque las evidencias muestren claramente que la mayoría de las ideas y decisiones de sus líderes no son dignas de apoyo.

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    • Javier - 7 julio 2024 - 20:56

      …en la que van a ser ellos principalmente los que van a pagar el pato.

      Tengo mis reservas con esa frase. Pero por las razones que te voy a exponer al final de este comentario.

      En la tragedia que acaba de atravesar la isla Unión que pertenece a la nación de San Vicente y las Granadinas no hubo un solo voto a Trump, de hecho no tienen nexos políticos con Estados Unidos.

      El pato lo van a pagar como siempre los mas pobres. Si esto hubiera pasado en Oklahoma, tendríamos a la CNN, Fox, y todo el lumpen mediático vomitando «escenas de la tragedia», más la típica imagen del niño/niña que se salvó porque quedó debajo de algo que la protegió, más el/la rescatista que la encontró sana y salva, y de paso el perrito/gatito para terminar de matizar todo el espectáculo. Y por favor, no nos olvidemos de las banderitas norteamericanas, El Señor nos proteja de no verlas ondeando en el firmamento.

      Como esto pasó «outside the border» (…»México» pensaría el típico redneck…) esto está en la posición 563.980 de la lista de prioridades.

      ¿Sabes quién más pagó el pato? Los que no tienen ninguna voz en esta situación: los insectos de la isla. Entre ellos, las abejas. No quedaron más abejas en la isla después de lo que pasó. Sayonara bichos

      ¿Es demasiado pedir pensar en las consecuencias que este tipo de eventos (sumadas en el tiempo) van a tener en todos los ecosistemas más frágiles que van a ser los primeros en padecer las crisis (climáticas o no)?

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  • #007
    apocalipsis now - 7 julio 2024 - 18:30

    La hipocondría generalizada es una condición en la cual el individuo presenta una preocupación excesiva con respecto a padecer alguna enfermedad grave, algún acontecimiento desastroso, o cualquier tipo de emergencia que hipotéticamente le puede llegar a suceder.

    Nada si quiere le paso el contacto de un amigo mio que construye bunkers en los domicilios de gente como usted que es consciente del peligro que nos rodea, lo de los tres días de EEUU es lógico ya que los equipos de ayuda en caso de catástrofe pueden tardar en llegar, pero si hay un conflicto bélico como el de Ucrania con tres días no hace nada o imagínese un genocidio como el de Gaza…

    El mínimo lo marca su cuenta corriente y sus ganas de estar preparado para lo que pueda imaginar.

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    • Mauricio - 7 julio 2024 - 19:18

      Los desastres naturales sí existen, lo que sucede es que afectan más a unas regiones que a otras. En Madrid, por ejemplo, no existe el riego volcánico y de terremotos que existe en Quito. Con el cambio climático es claro que la frecuencia e intensidad de los desastres relacionados con fenómenos atmosféricos va a aumentar sustancialmente.

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      • Lua - 7 julio 2024 - 20:48

        Es evidente que tenemos un problema con el cambio climático, pero tampoco no creo que haga falta hacer llegar las cosas tan lejos.

        El artículo me está recordando a los cientos de memes que circulan estos días por la red, en los que los mapas meteorológicos, han “olvidado” la existencia de colores como el verde, azul o amarillo y se basan en toda la gama de rojos, desde el rojo oxidado, hasta el rojo puro infierno, para destacar temperaturas, que en poco se diferencian de años anteriores (desde 26 hasta 34 grados).

        Dicho de otra forma… meter el miedo en el cuerpo.

        Es normal 30/32 grados en Barcelona, 34 en Madrid, o 40 en Sevilla o Jaén. Lo ha sido desde que yo era pequeño y de eso, ya hace. Nos pasamos de alarmistas en según que cosas.

        Si miro el enlace de lo “recomendado como Kit de emergencia”, hace falta un 4×4 para transportar todo eso. @APOCALIPSIS NOW, da una clave… no es lo mismo en California, donde una ardilla suelta una ventosidad y en tres horas arde una montaña y en seis mas hay que desalojar a población, a cualquier otro fenómeno que se pueda dar en nuestra tierra.

        Si bien es cierto que España esta sobre el Cinturón de Fuego Mediterráneo, también lo es que no hemos sufrido eventos sísmicos de consideración con una frecuencia relativamente alta. Pero lo tienen en Italia (Sicilia, Nápoles), y la gente no se alarma más de lo necesario. Sobre los incendios, los de cada año, fruto de la dejadez administrativa y no limpiar los montes, no de ningún cambio estratosférico.

        Tener a mano, lo básico, creo que ya lo hace todo el mundo: la documentación en un cajón, un pequeño botiquín (teniendo una mujer enfermera, el mío es un mini quirófano), incluso yo tengo un extintor en la cocina “por si las moscas”. En serio… quien no tiene un botiquín en el coche? Lo demás, se improvisa llegado el momento.

        Desde hace meses, se esta probando el sistema de alerta en el móvil, haciendo simulacros… a mi me ha pillado dos de ellos sentado en una terraza… No he visto correr a nadie a buscar refugio según pedían las autoridades.

        En fin…

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        • Mauricio - 7 julio 2024 - 23:30

          Pues, evidentemente, Lúa, lo que se necesita es una adecuada gestión de riesgos. Esto, sin embargo, no es tan sencillo porque tendemos a minimizar la posibilidad de que ocurra algún tipo de catástrofe. Por ejemplo, la cantidad de gente que vive en un edificio y que es capaz de usar adecuadamente un extintor suele ser reducida. De la misma manera, se siguen construyendo viviendas cerca de los ríos o se prescinde de diseños y materiales antisísmicos en zonas donde las viviendas lo requerirían, a pesar de los evidentes riesgos.

          La primera vez que visité España, hace más de 35 años, me sorprendió su paisaje más bien seco y desértico. A veces, me da la impresión de que la mayoría de españoles no está valorando de manera adecuada la posibilidad de que dentro de unas pocas décadas buena parte del país se haya transformado en una extensión del Sahara. Es claro que los seres humanos terminan, al final, acomodándose incluso a condiciones ambientales bastante extremas, pero si se pudiera todavía hacer algo para evitar dicho escenario, debería hacérselo.

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  • #011
    Gorki - 7 julio 2024 - 20:29

    Un kit de subsistencia siempre es conveniente y yo lo tengo de siempre en casa, No hace falta una improbable catástrofe natural, basta una mucho mas probable catástrofe social, una huelga de camioneros, o de la cadena de suministros os o un fallo de los suministros esenciales, como electricidad y agua o el corte de carreteras producido por los agricultores, para producir desabastecimiento de alimentos y productos esenciales de corta duración.

    Basta recordar como desaparecieron de los supermercados las existencias, cuando se declaró el COVID para tener presente lo delicada que es la viga en una gran urbe. y lo difícil que resulta mantener la normalidad cundo sucede cualquier anomalía.

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  • #012
    David - 7 julio 2024 - 22:20

    Recuerdo en la Filomena, vecinos de mi barrio que vivían en chalets recogiendo la nieve con recogedores de plástico de la basura que tenían en la cocina, porque no tenían una pala en casa…

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