Hace ya un cierto tiempo, en torno a 2015, varios editores de diarios alemanes decidieron demandar a Eye/o, la compañía creadora del bloqueador de publicidad Adblock Plus, alegando que interfería con su modelo de negocio y que se trataba, por tanto, de un comportamiento anticompetitivo.
Por supuesto, la demanda se resolvió muy pronto, y en favor de Eye/o: los tribunales afirmaron sin ningún género de dudas que bloquear la publicidad en un ordenador era perfectamente legal, y que los usuarios debían tener ante todo la posibilidad de controlar su propia pantalla, de bloquear anuncios molestos y de proteger su privacidad. Básicamente, que ninguna compañía debía tener derecho a prohibir a los usuarios configurar sus propios navegadores como les diese la gana.
Aún así, y tras un fallo tan claro y contundente, un editor alemán en concreto, Axel Springer, volvió a denunciar a Eye/o alegando algo ya no alucinante, sino directamente alucinógeno: que la programación de sus páginas web constituía un programa informático sobre el que tenía derechos de uso exclusivos, y que por tanto, la influencia del bloqueador de publicidad sobre estas estructuras de datos era una modificación no autorizada de un programa informático.
Así de alucinante, y sin duda, una perversión totalmente retorcida de la interpretación de la propiedad intelectual. De nuevo, Axel Springer volvió a perder: en enero de 2022, los tribunales afirmaron que Axel Springer no tenía derecho a medida cautelar alguna porque no tenía lugar ninguna reproducción o modificación no autorizada de ningún programa informático protegidos por derecho de autor alguno, tal y como se definía en la legislación sobre derechos de autor.
¿Qué ocurrió entonces? Lo clásico de las grandes compañías que tienen a sus abogados en plantilla y que pretenden tener influencia sobre cualquier cosa gracias a que son los dueños de los medios: que Axel Springer recurrió a los tribunales federales de justicia. Ese caso se falla ahora, y Axel Springer afirma que se parece a otro caso anterior, en el que Sony denunció a Datel / Action Replay por fabricar dispositivos que permitían a los usuarios introducir cheats en la ejecución de sus videojuegos. Un caso que lleva en tramitación un montón de tiempo, cuyo veredicto parece tener mal aspecto para Sony, pero que aun así, se ha convertido en el último recurso tanto para ellos como para Axel Springer. Dos compañías poderosas, con enormes redes de influencia, que podrían llegar hipotéticamente a conseguir que el tribunal fallase a su favor.
Es completamente obvio y evidente que el bloqueo de anuncios no tiene absolutamente nada que ver con el copyright, y que la demanda es simplemente una manera de retorcer los conceptos jurídicos implicados. Pero los caminos de la justicia son inextricables, cada juicio es una nueva jugada, y a Axel Springer aún le quedan instancias a las que recurrir en su cruzada. Por si acaso, no lo olvidemos: como usuario, tienes todo el derecho del mundo a hacer absolutamente lo que te dé la gana con tu ancho de banda, y más aún si lo que algunas compañías se empeñan en meter en él son cosas que claramente te perjudican, hasta el punto de vulnerar tus derechos fundamentales (la privacidad, no lo olvidemos, lo es). El bloqueo de anuncios es y debe seguir siendo completamente legal, y ninguna argucia legal como vincularlo absurdamente con el copyright debe hacer que deje de serlo.
Habrá que estar muy atentos. Y mientras tanto, recuérdalo: hasta el FBI te recomienda que bloquees la publicidad en tus dispositivos.
This article is also available in English on my Medium page, «Welcome to the parallel universe of Axel Springer, where ad blocking is an infringement of copyright«
Yo no le veo recorrido…. es como si quieren obligarte a ver su web en un monitor de 21″ o utilizar un raton Logitech…
Un bloqueador es un programa que se «superpone» a la web y que o te oculta la publi o bloquea cierto trafico, y eso ocurre en tu maquina, no en sus servidores.
Lo del copyrigth esta muy metido con calzador. Pero cosas mas raras hemos visto en la justicia…
¡¡¡VIVA EL FBI!!!
Ahora más en serio. El intento de uso y abuso torticero de las leyes debería estar penado con cárcel. Si así fuera, el CEO de Axel Springer se lo habría pensado un poquito antes de todo. Lo malo es que la gran mayoría de la población no se entera de todo esto.
Estoy con Lua, no le veo recorrido.
Y los periódicos de este sujeto son una bazofia que mezcla fake news con especulación, desnudos no aptos para niños y desinformación diversa. Más bien creo que habría que bloquear sus periódicos en su totalidad por higiene de la web.
Pero aunque me haga retorcer la nariz de disgusto, él tiene tanto derecho a expresar su mierda como yo de rechazarla, de no leerle o de bloquear lo que me dé la gana en mis propios dispositivos, sobre lo que solo yo debo mantener el control.
El bloqueador Adblock Plus tiene un funcionamiento similar a aquellos bloqueadores de pantallas PopUp que se podían activar en el navegador Google Chrome.
Esta absolutamente claro que yo, con mi PC, puedo hacer lo que me da la gana en mi pantalla, s iempre que no trate de modificar un programa que resida en el servidor.
Muy curioso que una agencia federal USA, que se basa en poner pruebas falsas, analógicas y virtuales, se dedique a dar consejos de «ayuda al por menor». Todo un símbolo de nuestra mediocridad. Y de que Groucho solo era un síntoma de lo que te queda si quieres atacar tamaña bajeza intelectual.
Y los filtros «de otros» siguen siendo soluciones mediocres (como HS).
El problema es que el periódico NO OFRECE el programa, ofrece tan sólo un renderizado de la misma, por tanto un bloqueador NO MODIFICA ni una línea de código.
Supongamos que la página web está escrita en PHP, cuando un cliente hace una petición el código PHP se ejecuta en el servidor y retorna al cliente una salida… otra cosa sería si el cliente se descargase (que no se puede normalmente) ese código fuente y quitase las porciones de código encargadas de mostrar esa publicidad horrenda.
«Dos compañías poderosas, con enormes redes de influencia, que podrían llegar hipotéticamente a conseguir que el tribunal fallase a su favor». O sea, lo de aquí, que también fuera se prevarica con ansia viva. (Aunque yo creo que son unos aficionados…).
Por otra parte, hay un misterio en todo esto. Si no he entendido mal y como hay tropecientos bloqueadores en el mercado, ¿por qué tomarlo en aparente exclusiva con ese bloqueador en concreto?
Humm…
Muy simple: porque Eye/o es una compañía alemana con sede en Alemania…
No me cuadra… Ghostery es (si no me equivoco) propiedad de Cliqz, tambien alemana…
Ya, me sigue sin cuadrar: en mi casa veo que, según mi opinión, me están entrando a robar una caterva de indocumentados de diversos países, ¿y sólo me ensaño con el que es de mi país? ¿Los otros no? ¿Por que siempre es mucho más complicado litigar contra delincuentes de terceros países? Vale, me cargo el de mi pais, y a los otros, según mi criterio, ¿los dejos seguir robándome? ¿A los otros que son una multitud de mil pares… porque hay multitud de bloqueadores? Pues como que… (A ver si aquí, como es muchísimo más frecuente de lo que se cree, hay otro lío de faldas? Cherchez le femme!!)
Se me ocurre una posible razon para la denuncia…
En la web de AdBlock:
«Podemos mantener nuestro producto de código abierto gratuito cobrando a las grandes empresas una tarifa por los servicios de lista blanca. Para el otro 90 por ciento aproximadamente de nuestros socios, estos servicios se ofrecen de forma gratuita»
Igual le propusieron a Axel Springer estar en la WhiteList (a cambio de money) y se putearon… XDDD
Ja, ja, ja, muy agudo.
Estas compañías deberían tener muy presente la maldición del gitano «Tengas pleitos y los ganes»
Si entran en pleitos, con lo lenta que es la justicia y lo imprevisibles que son las sentencias, seguro que su valoración en Bolsa resulta dañada.
Creo que habría que diferenciar entre modificar el contenido de un sitio web y bloquear el contenido que nos incrustan de otros sitios. Si yo en mi web pongo un artículo de publicidad sobre algo, entiendo que no se debería bloquear y que incluso ahí si tendría sentido el «copyright» pero del artículo, no de un «programa informático».
Otra cosa es que yo visite una página web y lleve incrustado contenido (anuncios o lo que sea) de otros sitios que yo como usuario no he pedido. Ahí creo que es legítimo que el usuario pueda decidir si cargar o no ese «contenido incrustado». La web podrá comprobar si el usuario lo ha cargado o no para decidir qué hacer.