Un estudio sobre más de mil quinientos empleados norteamericanos viene a demostrar que los mandatos de vuelta a las oficinas llevados a cabo por muchas compañías han sido un completo fracaso que simplemente ha conseguido empeorar las condiciones de los trabajadores, generar malas sensaciones y, en muchos casos, dar lugar a una pérdida de talento significativa. De hecho, una cuarta parte de los directivos esperaban que ese tipo de órdenes generasen una oportunidad para poder despedir a algunos empleados.
Más de la mitad de los trabajadores (52%) afirman preferir tener la posibilidad de trabajar de manera distribuida, mientras que dos de cada cinco dicen preferir el trabajo en la oficina. Pero una amplísima mayoría de los casos, 88% de los que trabajan de manera distribuida y 79% de los que lo hacen en la oficina, está de acuerdo en que la cultura corporativa resultante tras la pandemia ha hecho que se vean obligados a «demostrar» que están conectados y trabajando, en lo que supone, precisamente, una distracción a la hora de trabajar de manera productiva. De hecho, un 42% de los que se vieron obligados a volver a las oficinas afirman que van a ellas simplemente para ser vistos, y un 32% afirma que la vuelta a la oficina responde únicamente al deseo de sus jefes de poder hacer seguimiento de su actividad.
El llamado «green status effect«, mostrar la bolita verde en el icono de aplicaciones como Microsoft Teams o pasearse por la oficina para ser visto, se ha convertido en una especie de obsesión, que convierte a todos los trabajadores en miserables. Una cultura arcaica heredada del presentismo y de los talleres de la Revolución Industrial, en la que directivos anticuados compiten por retener a los peores empleados, a aquellos que no se sienten capaces de huir a compañías que les ofrezcan condiciones de mayor libertad. De hecho, otro estudio reciente demuestra que siempre que las condiciones del mercado de trabajo posibiliten que los empleados encuentren otras empresas que permitan el trabajo distribuido, las políticas de regreso a la oficina pueden implicar costes significativos de capital humano en términos de producción, productividad, innovación y competitividad para las empresas que los implementan.
Entre las compañías del Fortune 500, el 82% ofrecen flexibilidad en la localización del puesto de trabajo, frente a tan solo un 18% que exigen presencia constante en la oficina. Esa situación, propia de un mercado de trabajo razonablemente sano en el que los trabajadores asumen que pueden moverse con relativa facilidad, contrasta con países con mercados de trabajo disfuncionales como España, en el que muchas empresas se aprovechan de esa circunstancia para implantar políticas de vuelta a la oficina. ¿Sirven para hacer a los empleados más productivos? En absoluto, pero da lo mismo: lo importante es tenerlos controlados.
Esa tendencia hacia una mayor flexibilidad y hacia la desaparición de la monitorización constante a la que algunos pretenden oponerse aparece también reflejada en el informe del World Economic Forum «The Future of Jobs«, algunas de cuyas conclusiones pueden verse resumidas en este vídeo.
El economista y profesor de Stanford Nick Bloom afirmó ya el año pasado que las políticas de retorno a la oficina estaban muertas, que sus tasas de implementación se habían aplanado, y que el trabajo flexible y distribuido había ganado. Los resultados publicados por las compañías sobre el impacto de la vuelta a la oficina en los beneficios demuestran que no existe correlación alguna, y que lo único que esas políticas han conseguido es empeorar las condiciones de todos los trabajadores y, además, seguir haciendo crecer las emisiones debido a los desplazamientos y atascos en horas punta. Básicamente, un maldito desastre alimentado únicamente por la incapacidad de muchos directivos para evolucionar.
This article is also available in English on my Medium page, «Why the return to the office isn’t working«
Logicamente yo solo recibo información de mi entorno, y esta viene muy sesgada, porque se circunscribe a lo que hace mi grupo familiar y mas o menos centrada en Madrid.
Por supuesto hay un tipo de trabajos que precisa de presencia física del empleado, Si eres portero de un domicilio, vendedor en un supermercado, mecánico del automóvil, o cosas por el estilo no es que se haya retornado al puesto de trabajo, es que salvo en lo mas álgido de la pandemia, donde los negocios estuvieron cerrados, nunca han abandonado el puesto de trabajo.
Pero hay otros muchos que no esta tan clara la necesidad de acceder al puesto de trabajo, como trabajos administrativos, fundamentalmente. Pues bien, si tuviera que evaluar por mi entorno, yo diría que el retorno al 100% es la excepción, mucha gente tiene que acceder algún día, de la semana a la oficina, pero yo diría que muchos no pisan prácticamente la oficina, Por ejemplo parientes míos que trabajaban en en IBM, no van a la oficina, hasta el punto que las oficinas de IBM en Santa Hortensia han cerrado, e igualmente ha cerrado y un estudio de arquitectura que conozco y cada cual trabaja donde quiere. Lo cierto que en mi barrio muchos bajos que eran oficinas se han transformado en viviendas, señal de que hay menos solicitud de espacio de oficinas, y los bares se quejan de falta de clientes oficinistas
En mi opinión puede haber tensiones y problemas pero el trabajo híbrido ha llegado para quedarse, ahí donde el tipo de trabajo lo permite.
El «estar» ha sido un tema que nos ha acompañado desde siempre, todos recordamos ese compañero / consultor que siempre se iba el último pero que era habitual del Marca en horario de oficina. Lamentablemente este tipo de perfiles prolifera entre los mandos intermedios y ya lo dice el dicho «siempre cree el ladrón que todos son de su condición»
Respecto a que el remoto sea mejor que el trabajo en la oficina tengo mis dudas. Sin duda lo es para tareas individuales, repetitivas o/y para equipos rodados. Tengo más dudas que sea mejor para equipos con perfiles jr, o/y en construcción, mi experiencia es que la curva de aprendizaje de los perfiles junior se aplana (quizás por una gestión errónea de los manager o de los procesos de la compañía)
En todo caso, el teletrabajo ha venido para quedarse, y dado que son las cartas que tenemos ahora vamos a jugarlas lo mejor posible.
Muy de acuerdo con Francisco. El trabajo remoto tiene sus pros y sus contras, como todo.
Para gestión de equipos, puede ser mucho más ineficiente que el presencial.
Quizás no se trata de irse a los extremos, si no de emplear ambas opciones para incrementar tanto la productividad del equipo, como su comodidad/bienestar.
Cambie de empleo a finales del 2021. Puesto que la pandemia aun estaba ahi trabajabamos en remoto, una vez la pandemia se fue no vimos necesidad alguna de volver a la oficina.Y mientras no nos dijeran lo contrario, ibamos a seguir asi. Hace poco nos llego un mensaje de muy arriba diciendonos que deberiamos ir tres dias a la semana a la oficina o a algun centro de trabajo que tuvieramos proximo, para estimular la invovacion. Pero me parece que no se va a cimplir, mucha gente vive a mas de 90 minutos de la oficina. Por no hablar de gente que se ha mudado a otras ciudades, o incluso paises. Cuando hacemos alguna reunion trimestral, la mayoria de nosotros tenemos que pillar alojamiento cerca de la oficina. La gente que esta yendo mas a menudo a la oficina es por el que diran. Total, ir a la oficina para trabajr en Teams es un sinsentido.
En mi oficina a los juniors los tienen ahí en la castellana a piñón, porque ellos mismos quieren (quedarse en casa a veces implica tener a los padres o compañeros de piso encima, ya que es Madrid capital). A los seniors no nos conoce ni la recepcionista :-)
Por otro lado hay apps para simular el verde que se instalan sin permiso de administración, lo cual es un fastidio. Oye, si no estoy, pues no estoy. A mi supervisor mientras haga el trabajo ni me llama ni nada, y yo contento de ir a mis citas con el dentista o al mercadona o al mercadillo o a la administración.
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Por otro lado vamos a ver esos PCs en el futuro con Windows Recall haciendo las delicias de RRHH para ver a quien despiden en función de cuanto ha trabajado o según si ha utilizado CoPilot+ o ChatGPT para hacer su trabajo. ¿Apostamos?
La primera vez que leí sobre Recall me pareció el sueño húmedo del típico jefe controlador. Además se activa por defecto.
Espero que la AEPD lo prohíba directamente.
Que no, que ya han dicho habrá que activarlo, pero en un ordenador corporativo eso es decisión de la empresa, ¿no?
De hecho, yo he tenido una experiencia reciente donde estaba implantado el teletrabajo pero todos teníamos que ir los martes y los jueves (falta de flexibilidad) pero tampoco a hacer nada especial. Que uno puede pensar: si funciona los lunes, miércoles y viernes, ¿para qué? Supongo que porque la oficina ya está pagada.
Pero la cosa no se quedaba ahí. Un día me dijeron a las 09:15 am que qué había estado haciendo desde las 08:30 en las que empezaba la jornada. Vamos, como si fuera un junior, desconfianza por todos los lados.
Obviamente terminamos nuestra relación enseguida.
Los tiempos de la cadena de Ford hace tiempo que ya se fueron acabando… ahora la cadena es virtual y se tiene que aprender a medir su eficiencia con mecanismos menos obsoletos. que vigilar el movimiento de las manos del empleado, cuando está en la cadena o comiéndose el bocata.
Pero, como en el sistema educativo/domesticador, el óxido no está en el final de la cadena de mando, sino en la zona intermedia. Aparte alguna excepción de ejecutivos de cuarta orden.
Ni el profesorado ni los mandos intermedios han superado la fase histórica de capataces vigilantes de un trabajo anodino e ineficiente. Y eso explica lo que apunta Francisco de que los egos de un mando no permiten realmente la ebullición de nuevas ideas, aunque sea por videoconferencia. No se sabe hacer escuela, sea el campo que sea de la actuación humana.
Y si «lo miramos» en los políticos, ¡eso ya es purita desolación!
Es distinto en pequeñas ciudades como en la mía, que el trabajo en el centro está a no más de 15 minutos andando o en bus y por tanto mucha gente prefiere ir a la oficina que quedarse en casa aunuqe les des la opción. No es lo mismo si trabajas en polígonos que el tiempo de traslado es mayor, aunque tampoco mucho como en ciudades más grandes. Y eso que somos la 4ª o 5º ciudad española
Totalmente, Carlos, hay algunos factores de ese tipo que también son muy importantes. Zaragoza no es una mala ciudad para desplazarse, yo no diría que es una ciudad pequeña, pero tiene un sistema de transporte público muy bueno y no suele haber tantos atascos. Pero hay otros casos también curiosos por el mundo: en Seúl, por ejemplo, todo el mundo prefiere trabajar en la oficina, pero simplemente porque la propiedad inmobiliaria es extraordinariamente cara y, debido a ello, las casas tienden a ser muy pequeñas, lo que dificulta muchísimo poder organizarse para tener un sitio cómodo en el que trabajar razonablemente bien desde casa. Si añadimos a eso que la mayoría de las personas se desplazan en transporte público, nos encontramos con un fenómeno completamente distinto al que puedes tener en una gran ciudad occidental: aún se generan atascos (los atascos de Seúl son horrorosos) pero la vía del trabajo distribuido no es la forma de luchar contra ellos, y hay que ser más imaginativo.
Cierto, el horario en lugares pequeños, donde los tiempos de desplazamiento son mínimos, nada tienen que ver con los horarios en grandes urbes, donde los desplazamientos son un castigo.
Allí una parada larga para comer, está mas que justificada, mientras que en las ciudades el tiempo de comer no pasa de una hora, pues se come a pie de obra.
Yo estoy totalmente a favor del teletrabajo por lo que aporta en flexibilidad laboral, conciliación familiar.
Pero incluso mucho más que eso: Lo bueno que hace al medio ambiente evitando desplazamientos inútiles y lo que aumenta en productividad eliminado el tiempo de desplazamiento.
De todas formas hay una cosa que hay que respetar: la elección.
Yo, por ejemplo, prefiero separar trabajo y familia y me ayuda que estén en sitios completamente diferentes. Además, tomando el café con los compañeros, a veces surgen ideas que acaban en proyectos y colaboraciones.
Estas dos cosas se pueden perder con el teletrabajo.
De todas formas, viendo ventajas e inconvenientes, me decanto por el teletrabajo claramente.
Yo encuentro que la mejor opción para mí es el trabajo remoto, pero fuera de casa. Me explico: mi trabajo es remoto, pero voy a trabajar a una oficina que tengo alquilada (pagada por mi empresa, Automattic).
Esto me da todas las ventajas del trabajo remoto, sin el agobio de pasarme todo el día en casa: el cambio de contexto es para mí mentalmente refrescante, interacciono aunque sea de pasada con otras personas (de las oficinas colindantes), y hago algo de ejercicio (el trayecto a la oficina son 20 minutos en bici).
Y algunos diréis, «¿y entonces por qué quieres un trabajo remoto? ¿Qué diferencia hay con un trabajo tradicional presencial?» Pues muchas:
– El día que excepcionalmente necesito (o simplemente me apetece) quedame trabajando en casa, lo hago sin pedir permiso ni dar explicaciones a nadie.
– El día que quiera cambiar esta oficina por otra en otro sitio, lo mismo (aunque lógicamente, el importe del alquiler cubierto por la empresa tiene un límite).
– Si algún día cambio de empresa, puedo quedarme en la misma oficina.
– Más las ventajas inherentes a trabajar en una empresa con verdadera cultura de trabajo remoto, como la flexibilidad horaria o que a nadie le importe realmente cuántas horas trabajo.
Es la flexibilidad, amigo.
Me parece buena tu elección. Tiene mucho sentido. A mi tambien me agobia estar todo el dia en casa, necesito cambiar de ambiente.
Y como en la serie de Apple «perseverance», separar trabajo de familia.
Saludos!
No sé si el teletrabajo puede ser la solución…pero sin duda tenemos un problema de grandes ciudades: la eficiencia económica hace que todas las ofertas laborales «complejas» (sector terciario, en I+D, programación, etc) se concentra en dos o tres ciudades, que actúan de sumidero de la juventud de todo el país (que no quieren dedicarse a tener una granja).
Este finde estuve en Madrid flipando en colorines con los barrios de extrarradio, que están más cerca de Toledo que del propio centro, y cuyas casas de nueva construcción valen ~300k€. Media hora o 3/4 en metro, hora y media en atasco de coche para ir a trabajar…vamos, lo que en mi diccionario se llama abyección absoluta.
¿Podemos forzar que nuevas empresas se creen de manera distribuida por todo el territorio, o en zonas donde la vivienda tiene un precio razonable? ¿Puede el teletrabajo ser la clave para revertir esta locura de gravitación hacia las grandes capitales? Si así fuera, podríamos solucionar de golpe varios problemas: 1) acceso razonable a la vivienda, 2) rejuvenecimiento de muchas zonas donde solo quedan viejos (desaparecen colegios, etc), 3) menos contaminación en las ciudades por uso de coche, 4) mejora de la calidad de vida (hay gente que son totalmente pro-ciudad-monstruo, pero a mí me parece que no puede haber nada más insano…)