La pasada pandemia supuso una clara advertencia: las cadenas de suministros de las que depende la economía son frágiles, y la de los chips, cada vez más importantes para todo tipo de industrias y productos, lo es muchísimo más debido a su fortísima concentración en muy pocos países.
Así, terminada la pandemia, y una vez analizados los problemas que llevaron, por ejemplo, a paradas en la producción de factorías de automóviles y de otros productos, fueron varios los gobiernos que se lanzaron a una loca carrera por conseguir que los pocos actores importantes en la producción de chips avanzados se expandiesen construyendo plantas de fabricación de semiconductores, las conocidas como fabs, que permitiesen asegurar el suministro de chips a su industria en caso de disrupciones derivadas de cualquier fenómeno, bien fuese otra pandemia, un posible desastre natural o un hipotético conflicto geopolítico.
Para compañías como TSMC, que concentra entre el 80% y el 90% de la producción de chips avanzados (por debajo de los 8 nanómetros) del mundo; o Samsung, que lidera la producción de chips de memoria y posee una de las pocas plantas de producción capaces de producir chips por debajo de 8 nanómetros, comenzó una fuerte presión para que abriesen nuevas plantas de producción en otros países, todo ello encuadrado en un entorno geopolítico de fortísima presión y sanciones para evitar que los chips que fabricasen pudiesen terminar llegando eventualmente a China.
Esto genera que, por un lado, las compañías traten de aprovechar los importantísimos subsidios y beneficios ofrecidos por algunos gobiernos por radicar sus plantas en ellos, mientras al tiempo consolidan sus planes para mantener la ventaja comparativa de sus países de origen: así, el gobierno de Corea del Sur anunció un plan de 470,000 millones de dólares para construir un hub de fabricación de chips avanzados con participación de Samsung y Hynix, y la taiwanesa TSMC aceptó ofertas para construir plantas de producción en países como Alemania, Japón o los Estados Unidos.
Mientras tanto, otros países intentan unirse a la fiesta: India, con una enorme producción de ingenieros de muy alto nivel, anuncia sus planes para convertirse en una potencia global en la fabricación de chips en cinco años y comienza a obtener propuestas para ello; y personajes como Sam Altman tratan de levantar inversiones fastuosas de más de siete billones de dólares con planes aparentemente muy poco realistas para construir una red de fabs capaces de abastecer a las compañías en lo que prevé como una era de la inteligencia artificial que disparará fuertemente su demanda.
China, mientras, reacciona a las restricciones planteadas por los Estados Unidos y sus aliados tratando, por un lado, de destinar fuertes inversiones al desarrollo de la tecnología necesaria para fabricar chips por debajo de 8 nanómetros, incluyendo un importante centro de I+D en Shanghai con participación de Huawei; y por el otro, presionando a su industria local para que utilicen chips de fabricación china y abandonen los fabricados por compañías como Intel o AMD. Y aparentemente, los mercados de este tipo son suficientemente «porosos» como para que China esté logrando adquirir el nivel suficiente como para entrar en la carrera por la fabricación de chips de nueva generación, algo que haría mucho por su industria tecnológica.
En el medio de todos estos movimientos, o más bien en su origen, están los fabricantes de las máquinas necesarias para la fabricación de chips, tales como la europea ASML, que tiene en principio restringidas sus ventas a China, o la japonesa Canon, que parece plantear procesos alternativos y más baratos que podrían eventualmente amenazar el liderazgo de la compañía de los Países Bajos.
Con todos esos factores en juego, resulta que los Estados Unidos están viendo que, a pesar de su fortísima apuesta de más de 6,600 millones de dólares en subsidios y más de 5,000 millones en préstamos blandos para TSMC, los taiwaneses no tienen planes de llevar la fabricación de sus chips más avanzados a su fábrica proyectada en Arizona, fundamentalmente porque afirman que para fabricar ese tipo de chips es fundamental la cercanía de los ingenieros de su centro global de investigación y desarrollo en Taiwan, lo que implica que Arizona iría siempre por detrás y no lograría siquiera abastecer la demanda que le plantea la norteamericana Nvidia. Compañías como Apple o Tesla, por tanto, seguirían viéndose obligadas a comprar directamente a las fábricas de Taiwan.
Samsung, sin embargo, sí parece dispuesta a apostar fuerte, y afirma ser capaz de alcanzar la fabricación de chips de dos nanómetros en 2026 en su planta proyectada en Texas, en lo que sería un intento de rivalizar con TSMC y que podría servir para que los planes del gobierno norteamericano, que son nada menos que producir el 20% de la demanda mundial de chips avanzados a finales de esta década, tuviesen un mínimo viso de realidad.
Un mercado, por tanto, en fortísima evolución y sometido a todo tipo de movimientos políticos. Claramente, las fabs no son algo que pueda simplemente construirse sin más, dependen de muchísimos factores como la disponibilidad de mano de obra cualificada, el acceso a tecnologías de fabricación, la experiencia y la proximidad a centros de investigación y desarrollo, lo que implica que los intentos de los gobiernos por traerlas a centro de sus fronteras tienen un alcance relativamente limitado. Por otro lado, no todas las necesidades de chips se corresponden con chips de última generación: para países como Alemania o Japón, por ejemplo, con una industria automovilística claramente obsoleta que se alimenta de chips muy anticuados, tener una fábrica precisamente de ese tipo de chips puede asegurar que la producción de su industria no se detenga, algo sin duda estratégico para su economía.
Las fabs, en pocas palabras, no son todas igual de fabulosas, y podrías encontrarte con que, tras invertir miles de millones para seducir a las compañías que las construyen, lo único que tienes es una planta capaz de abastecer a las industrias más rezagadas y, por tanto, menos estratégicas. No, fabricar chips avanzados no es, como suponíamos, tan sencillo como poner dinero para ello: es un compromiso sumamente complicado, y decididamente, con muchas más implicaciones y dependencias de las que aparentaba.
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Al menos se acabará este crunch de chips que hacen que una tarjeta gráfica ahora valga su peso en oro.
Es como la energía, que ahora en España es tan abundante que Solaria y Acciona E. están viendo ahora como sus ROI se desvanecen.
En el fondo, tal y como describe Enrique, yo creo que hay dos divisiones en el mercado de chips:
a) Las de última generación, para aplicaciones muy punteras y que permiten alcanzar el liderazgo a ciertas empresas
b) Las más convencionales, que los americanos podrian catalogar de «importancia de seguridad nacional», que son para aparatos menos sofisticados que no requieren de la ultima tecnología (vehiculos, electrodomésticos, etc..)
Y lo que los gobiernos estan consiguiendo con estas inversiones es cubrir la opción b, no la a. Porque, además, Taiwan sabe que si produce sus chips de ultima generación en USA, éstos últimos dejaran de ser «su primo de zumosol» contra China. La soberanía de Taiwan depende de un solo hilo y son las fabs de última generación, por lo que no creo que den esa tecnología a nadie, es lo que les mantiene vivos.
Yo creía que habíamos superado el tiempo de la «autarquía», y que habíamos llegado a la «globalización», donde el interés de TODOS LOS PAISES, es tener TODO EL MUNDO como cliente.
Hemos visto que las sanciones políticas no funcionan, no funcionaron en Sur Africa, no funcionan en Cuba, Si alguien tiene duda que pregunten a Rusia como se saltan las sanciones. Estoy seguro que China encuentra la forma de surtir su mercado con los chips de Taiwan, pese a todas las cortapisas que pongamos.
Mas perseguido que el comercio internacional de la droga no estará y esta por demostrarse que todas las prohibiciones y condenas de cárcel que se han dado por este motivo, haya servido para frenar su comenrcio.
OT: Elon plantea cobrar por publicar en Twitter (si, X)
segun él, para acabar con los bots… no para hacer dinero… XDDD
Unfortunately, a small fee for new user write access is the only way to curb the relentless onslaught of bots.
Los bots son a Elon lo que Hamas a Israel.
Sirven para justificarlo todo.
¿Schadenfreude?
«Elon Musk anuncia por correo electrónico el despido de unos 15.000 trabajadores de Tesla»
* Según el empresario sudafricano, la decisión se debe a la preparación de la «próxima fase de crecimiento»
* Las ventas de Tesla cayeron un 8,5% en el primer trimestre de 2024
* Bitcoin, 59.834,64EUR
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Proverbios 24:17 No te regocijes cuando caiga tu enemigo, y no se alegre tu corazón cuando tropiece
Por mi como si le operan de la próstata. Utilizaré X GRATIS, (pagando con mis datos), mientras me dejen, si deja de ser interesante lo que recibo, me iré y buscaré en otra parte. Pero tengo claro que a ese tío no le doy un duro para que compre otro lavabo
Lo sorprendente es que todo va tan despacio.
Sí, sé perfectamente que la construcción de fabs es muy compleja, con sofisticadísimos procesos-máquinas y ultra formados ingenieros, pero: ¿Cuánto tiempo llevamos con la milonga de la escasez de chips?
Lo menos 10 años, Qualcomm y otras más ya eran estrellas un par de años después de la crisis 2008-2012. Y no han estandarizado chips por familias (Open Compute para los más bajos) y sobre todo: NO Han planificado compras a largo plazo. Una mega inversión de ese calibre, como las de armamento avanzado, cazas, misiles..etc, requiere compromisos de compra de 20 a 50 años, si no, ningún empresario va a invertir lo que hay que invertir para construir esas fabs, sin prisa ni pausa. El 99% de los inversores están con su hoja de cálculo financiera que parece que se cuelga si no hay ROI en menos de 3 años, bloqueando cualquier proyecto o pedido que supere esos límites. Y así no se va a ninguna parte.
Desafortunadamente, el largo plazo es secundario o inexistente para muchos inversores