Enrique Dans

Uber pasa a formar parte del índice S&P 500 sustituyendo a otra compañía, Sealed Air Corp., y esto resulta en una fuerte apreciación de sus acciones, que rozan su máximo histórico al pasar a formar parte de la cartera de muchísimos fondos indexados que toman como referencia la composición de ese índice.

La compañía, desde la llegada de Dara Khosrowshahi , ha logrado estabilizar sus cuentas y ha permanecido en números positivos durante los últimos cuatro trimestres, el requisito que le faltaba para su inclusión en el índice. El otro, tener una capitalización de mercado ajustada superior a los 14,500 millones de dólares, está completamente superado: Uber tiene una valoración de 118,000 millones, mientras que la media del S&P 500 se sitúa en torno a los 31,000 millones.

¿Qué ha significado la gestión de Dara Khosrowshahi para esta compañía? En primer lugar, el abandono de la estrategia «asalvajada» de su predecesor, Travis Kalanick, fundador de la compañía y auténtico destroyer capaz de superar todas las resistencias que la llegada de su compañía generó entre los taxistas, los ayuntamientos y los reguladores, entre los que se abrió paso a codazos y con métodos no siempre ortodoxos hasta lograr convertirse en una parte del paisaje de muchísimas ciudades en todo el mundo.

A partir de ahí, el mérito de Dara consiste en haber ido cerrando las muchas heridas abiertas en las luchas iniciales, en consolidar el negocio central del transporte de viajeros, y en poner orden en el caos de la gestión con importantes recortes en número de oficinas y en plantilla, y con el desarrollo de Uber Eats, que actualmente supone una fuerte contribución a las cuentas de la compañía. Básicamente, Uber Eats permitió que la compañía pasase por toda una pandemia y un confinamiento que restringió de manera significativa el movimiento de personas en las ciudades, sin que ello se convirtiese en un desastre sin precedentes.

Además, la compañía tomó la decisión de abandonar el desarrollo de lo que sin duda es una parte importante del futuro de la empresa, la conducción autónoma, para pasar a considerarla algo que tenía que estar en manos de las big tech y de compañías especializadas y, simplemente, cerrar acuerdos con ellas. Actualmente, puedes pedir un Waymo autónomo a través de Uber en algunas ciudades, y la compañía está dispuesta a ir incorporando ese tipo de vehículos en su oferta a medida que vayan estando disponibles en más ciudades.

Al final, podemos considerar que Uber abrió un camino, el de una diversificación del transporte en las ciudades, que muchos otros competidores han seguido, y cuyo reto actual no es otro que la descarbonización: que los ayuntamientos exijan a este tipo de compañías el uso de vehículos eléctricos es fundamental para el futuro de las ciudades. La neutralidad en carbono ya no es suficiente: hay que exigir que tanto sus vehículos como los de otras opciones de transporte urbano, desde los taxis hasta los autobuses, dejen de contribuir a la generación de contaminación.

Al final, una decisión muy razonable: incorporar al S&P 500 a una compañía que ha generado cambios importantes en la sociedad, y que ha logrado no solo estabilizar sus cuentas, sino mantener una valoración extremadamente relevante. Veremos ahora cómo logra sostenerse en un panorama competitivo extremadamente complejo, con un importante número de competidores locales y globales que aprovecharon la desregulación a la que Uber dio lugar en muchísimos países, y que ahora son compañías que compiten en una industria de márgenes muy bajos, pero con muchas posibilidades de desarrollo de negocio a través de la incorporación de tecnología.

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