Recién llegado a Bilbao para la entrega de los Premios DigitalTek, y dándole vueltas a mi presentación de mañana, me encuentro un artículo en TechCrunch que habla de lo que los fundadores de startups deben considerar con respecto a la inteligencia artificial cuando estamos a punto de entrar en 2024, es decir, cómo el contexto tecnológico afecta al replanteamiento de las ideas de negocio.
La primera cuestión importante es entender en qué momento estamos: la llegada del machine learning, primero, y de la algoritmia generativa después, que corresponden a momentos diferentes en las posibilidades de escalar modelos en función de la disponibilidad de tecnología y de recursos económicos, pone al mundo en un momento similar al de la popularización de internet con la llegada de la web en los ’90, cuando el bueno de Andy Grove decía aquello de «en cinco años, todas las compañías serán compañías de internet o no serán«. Era el llamado «Net imperative», había que estar ahí sí o sí, para garantizar la supervivencia de las empresas, al tiempo que se creaba un tejido fértil que permitía alumbrar nuevas ideas de negocio gracias a la redefinición de las antiguas o a la explotación de nuevas posibilidades.
Viví aquello de manera perfectamente consciente como profesor de tecnología – ya tengo muchas más canas que pelos negros – y recuerdo muy bien las reacciones, la incredulidad y el asombro con el que se recibió ese «Net imperative», para terminar encontrándonos con que, a los pocos años, si internet no funcionaba, te volvías a casa porque no podías trabajar.
Ahora estamos exactamente en en mismo punto: las compañías que no sean capaces de redefinirse como AI-first en muy poco tiempo, o que no sean creadas con esa mentalidad, desaparecerán por ineficientes. Y no, convertirse en una compañía AI-first no tiene nada que ver con utilizar ChatGPT, ni siqueira con integrarlo con nuestros productos o servicios, del mismo modo que «tener una página web» no era «ser una compañía de internet». Es algo que va mucho más allá.
De hecho, la integración de los algoritmos en nuestras prácticas de negocio va a dar mucho que hablar en los próximos meses: un fuerte enfrentamiento entre quienes desarrollan algoritmos – matemáticos, estadísticos, desarrolladores, etc. – y quienes lanzan rondas de financiación para poner productos y servicios en el mercado a toda velocidad apunta a que tanto compañías como emprendedores van a tener que plantearse con mucho cuidado qué partes de su negocio recurren a algoritmos genéricos obtenidos a través de proveedores, frente a cuáles requieren el desarrollo de su propia algoritmia basada en sus propios datos y experiencia.
Pretender replicar los errores de la era de las plataformas creadas por grandes compañías sería un error: todos sabemos lo que ocurre cuando dependes de una plataforma en la que un tercero pone las reglas, y cuando las puede cambiar a su antojo. Lo vimos en múltiples ocasiones, y no queremos volverlo a vivir: compañías emergiendo para convertirse en gigantes con poder omnímodo capaces de operar por encima de las leyes y la regulación, y sin ningún problema ni planteamiento ético alguno a la hora de plantear los efectos de sus movimientos.
Utilizar, por tanto, las herramientas que esas compañías nos entreguen para customizar sus algoritmos tampoco va a funcionar, no solo porque seguiremos dependiendo de la plataforma, sino porque, además, nunca podremos tener claro si esa misma plataforma no se ha encargado de aprender a costa de nuestros datos y de utilizarlos para incrementar el poder de sus herramientas. No, ser AI-first no es seguir el camino marcado por los gigantes tecnológicos, sino entender que aunque crear un algoritmo capaz de entender y utilizar el lenguaje humano está probablemente fuera de nuestro foco, crear otros más sencillos capaces de procesar nuestra información y automatizar tareas de manera inteligente sí lo está.
Eso requiere, en primer lugar, convertirnos en data-first, en compañías capaces de generar datos de manera constante para poder procesarlos y dárselos de comer a nuestros algoritmos, que al principio serán poco confiables, pero que sin duda irán mejorando con el tiempo. De hacer eso con herramientas adecuadas, no reinventando la rueda a cada paso, e integrando adecuadamente lo que hacemos con nuestro negocio, al tiempo que explicamos claramente a las personas con las que trabajamos qué es lo que esperamos de ellas.
Crear compañías o transformarlas para esta nueva etapa de la tecnología no va a ser sencillo, y muchos se dedicarán a meter la cabeza en la arena y decir eso de «no pasa nada, no tenemos que cambiar nada, esto es todo una tontería». No nos confundamos: lo que viene es una nueva revolución económica, en todos los sentidos, y no porque los algoritmos se vayan a volver conscientes, sino por otros motivos mucho más fáciles de entender. Lo hemos visto antes, y con suerte tendremos tiempo de verlo algunas veces más. Pero cuando aparezca alguien que haga cosas parecidas a las nuestras con mayor eficiencia gracias a haber interpretado adecuadamente por dónde venían los cambios, que no me digan que no avisé.
This article is also available in English on my Medium page, «Let’s call it the AI imperative: sound familiar?»
Me parece que las empresas asimilan la tecnología un poco por necesidad y otro poco por mimetismo. Quiero decir que hay empresas que se planten en su «Plan de 5 años», tener incorporado tal avance tecnológico, sea este la IA o el ordenador cuántico, pero lo cierto es que todas asimilan la tecnología sin demasiados traumas, ¿Que bar conoces que no haya aceptado el pago por terminal digital?
¿Como funciona esto?.
En primer lugar hay un montón de vendedores perfectamente entrenados para convencer a un empresario que tiene que incorporar un avance tecnológico. Estoy seguro, que hoy ya hay «Soluciones verticales», para hoteles, bares, gasolineras, ferculerías,… basadas en IA y que hay un legión de vendedores tratando de «colocarlas» y ciertamente alguna colocarán.
Entra entonces el segundo factor, que es la mimetismo, si Pérez que es mi competencia, ha pusto en su negocio una cafetera robotizada que la dices dos cafés una corto y otro en taza con la leche templada y lo hace, yo no soy menos y lo pongo.
Digo esto, porque en mis años mozos, uno de mis trabajos fue mecanizar los puestos de frutas y verduras de los mercas, Lo hicimos con unos ordenadores «personales», (aunque algunos soportaban cuatro terminales, llamados CEDAR que se fabricaban en Barcelona, antes que IBM sacar el PC.
Conseguir vender el primer equipo en, MercaMadrid, MercaBarcelona, MercaBilbao,… era dificilísimo, Había que madrugar un montón pasearte por el Merca y hablar con los jefes, hasta que conseguías convencer a uno, Conseguido eso, el segundo te costaba mucho menos y a partir del cuarto te llamaban a la oficina para que por favor le hicieras una oferta.
Igual pasaba con la venta de PC de IBM, que apareció después, en la que también participé, Me asignaron los catedráticos de universidad, y convencer de las ventajas al primero, me costo mucho , pero los siguiente fue mucho mas fácil.
Supongo que ahora será parecido. Alguno se dará cuenta cuando otra empresa de la competencia lo tenga en funcionamiento y vea el cambio.
Aunque en el caso del tratamiento de datos para implementar un algoritmo propio si es algo gradual en cuanto a la calidad de los resultados en el aspecto de la automatización sucede lo que llaman la «paradoja de la automatización» : no ves resultado alguno en todo el tiempo que el equipo tecnico tarda en montarlo , pero cuando se pone a funcionar el cambio es dramático, y ahí es cuando el que ha hecho el avestruz entra en pánico.
Al principio costaría vender pero yo recuerdo al comercial que vos suministraba los PC (8086) que venía en un flamante jaguar y que literalmente vendía lo que quería y más…
Era el comercial de informática con mayúsculas y su visita era comparable a la del señor fontanero cuando llega a tu casa para arreglar una avería. Solo faltaban las alfombras rojas
He vivido muchos años de la inform´stica y no he vivido mal, pero lo que cuentas es excesivo.
La otra cosa, algo que aprendes si eres vendedor, salvo que seas vendedor de productos financieros, es que siempre debes parecer algo mas pobre que tu cliente, porque si no consideraran que lo que vendes es caro.
Puedes tener un Jaguar, si las comisiones te dan para ello, (a mi no me dieron nunca), pero al cliente mejor visitalo en un Ibiza.
El otro día puse un post de como habían bajado los PC desde los 80 hasta ahora. Y como habían subido los coches
Ahora los comerciales del Jaguar, para mi tienen nombres claros: Appe, Tesla,… y están subido en el TOP FIVE los de la rehabilitación de fachadas, y la burbuja especulativa gracias a las subvenciones NEXT GEN… en menos de 5 años he visto que han multiplicado por 4 sus precios…
Me pregunto por los costes de esta tecnología «any company must adopt»
Al fin y al cabo, internet en los 90 era solamente un Fax muy mejorado (el e-mail) que proveían las telecos a las empresas.
Tuvo que llegar Linux potente (Red Hat-Fedora y Debian Ubuntu + MySQL, Apache) en la primera década de los 2000 para que cambiase la cosa y viéramos todo el potencial de internet. Hacer lo que hace Amazon en el 2005 con HP-IBM-Sun Solaris, y Oracle DB junto con Cisco… buff necesitabas hipotecar toda la empresa.
Todos sabemos el dineral que se está gastando Tesla con NVIDA y AMD para sus centros de IA y conducción autónoma. Obviamente no va a contratar eso con MS Azure o Google Compute, ya que al día siguiente le copian, pero ¿Quien puede pagar ese dineral?
Necesitamos una nueva ley de Moore para el Hw de IA, y algoritmos Open Source. Creo que tardará en llegar.
«Eso requiere, en primer lugar, convertirnos en data-first, en compañías capaces de generar datos de manera constante para poder procesarlos y dárselos de comer a nuestros algoritmos, que al principio serán poco confiables, pero que sin duda irán mejorando con el tiempo» (EDans).
Si cambiamos compañía por cerebro y algoritmos por circuitos neuronales bien engarzados… estamos hablando de nosotros mismos. Dispuestos a ser una versión bastante fiable del homo sapiens, que acabó con la supremacía del neandental.
Veremos si somos capaces de no dejarnos superar.
Para que una tecnología pase de ser una mala anécdota a ser algo interesante para tu negocio, se tiene que cumplir que exista previamente un estrategia adecuada de su necesidad e implantación, y superar un mínimo impacto de su viabilidad para ver si se adecúa a tu negocio. Lo principal que hay que pensar es:
a) Oportunidad de la innovación. El cliente o tus procesos internos tienen que notar esa mejora , y a ser posible con métricas cuantificables.
b) Que el coste de la inversión merezca la pena. Bien porque atraiga nuevos ingresos, bien porque reduzca el gasto de tus operaciones.
Si estas premisas no se cumplen suele pasar que la implantación de una tecnología no se hace de forma adecuada. El postureo, aunque sea digital, aunque sea en internet, aunque sea en IA nunca es un buen consejero en un negocio. Lo de los early adopters, para experiencias con gaseosa. Y no ser un pagafantas.