En abril de 2022, Amazon anunció la puesta en marcha de su subsidiaria de telecomunicaciones Kuiper Systems, para la que había obtenido una licencia que le permitía la puesta en órbita de 3,236 satélites en órbita baja (LEO, o Low Earth Orbit). Para el lanzamiento de esos satélites, la compañía dijo haber contratado ochenta y tres lanzamientos de cohete con tres proveedores – United Launch Alliance, Arianespace y con su propia compañía, Blue Origin – dejando fuera a SpaceX, el proveedor más más avanzado, puntero y, sobre todo, con costes mucho más competitivos, una compañía que ha sido capaz de aplicar economías de escala para generar una revolución sin precedentes en la industria aeroespacial.
Básicamente, Amazon decidió contratar a todo el mundo salvo a SpaceX. Como escribí en su momento, esa decisión era completamente estúpida y sin sentido: prescindir de la compañía más competitiva en todos los sentidos era no solo absurdo, sino que además, dada la escasa frecuencia de lanzamiento de los competidores que había contratado, ponía en peligro el objetivo comprometido con la FCC de lanzar al menos la mitad de los satélites antes del año 2026.
Ahora, un fondo de pensiones que cuenta con acciones de Amazon en su portfolio acaba de demandar a la compañía, a su fundador y en aquel momento CEO, Jeff Bezos, y a su junta directiva por incumplir su deber fiduciario y perjudicar claramente a la compañía al tomar la decisión de dejar fuera del proyecto al competidor claramente más competitivo en prestaciones y coste. La demanda parece estar no solo muy bien fundamentada, sino que además, tener toda la lógica del mundo: la colaboración con SpaceX y su entonces ya muy probado Falcon 9 era la única manera de asegurar que la compañía podría cumplir con sus compromisos.
Además, los demandantes atribuyen la negativa a contratar con SpaceX a un factor fundamental: las malas relaciones personales entre el fundador de Amazon, Jeff Bezos, y el de SpaceX, Elon Musk. Debido a esas malas relaciones, Bezos decidió irresponsablemente prescindir de los servicios del competidor más razonable, y en su lugar, además de a dos compañías tecnológicamente retrasadas con respecto a él, cerró una parte significativa del contrato con una compañía suya, algo que suponía un drenaje de recursos de Amazon a su bolsillo y que únicamente tenía la ventaja de enriquecerle personalmente.
Obviamente, una cosa es lanzar un cohete y enviar al espacio a unos pocos millonarios que pagaban 28 millones de dólares por el privilegio, y otra muy distinta conseguir una operativa sostenible que te permite hacer lanzamientos continuos a un coste razonable para establecer una red de satélites. Lo primero es trabajar con pólvora del rey, sabiendo que esos millonarios estarán dispuestos a pagar lo que sea por ver su planeta desde lejos. Lo segundo es ser capaz de ser competitivo de manera sistemática, algo que solo se puede conseguir con el aprendizaje que posibilita una escala adecuada. Básicamente, para tratar de ser como Musk en el entorno aeroespacial, a Bezos le queda mucho, muchísimo por aprender.
Teniendo en cuenta estos factores, la negativa de Amazon a ni tan siquiera considerar a SpaceX y el hecho de que el consejo de administración no cuestionase semejante exclusión, evidencia hasta qué punto la rivalidad personal de Bezos influyó en el proceso de adquisiciones de Amazon, y perjudicó claramente a todos sus accionistas. Algo a lo que Amazon contesta sin argumento alguno, simplemente diciendo que «las afirmaciones de esta demanda carecen completamente de fundamento y esperamos demostrarlo a través del proceso legal». Pues la verdad, si no tienen fundamento, de lo que no hay ninguna duda es que parecen tenerlo. Entre unos que excluyen irresponsablemente a otros en sus contratos y otros que pretenden pelearse en un ring, se está poniendo Silicon Valley como para echarles de comer aparte…
This article is also available in English on my Medium page, «Here’s a golden rule Jeff Bezos seems to have forgotten: never let your ego get in the way of doing business»
Pero además es muy de cajón.
Primero todo el proyecto Kuiper está más pensado en apoyar a Blue Origin que en un negocio sólido. A día de hoy no parece que vaya a ser competitivo con Starlink ni de lejos.
Además, como tu dices, como por el retraso del único cohete de BO necesita contratar a otros, excluye SpaceX que es el más competitivo con diferencia no solo en costes, sino que al hacerlo disminuye muchísimo las posibilidades de Amazon de cumplir con las obligaciones contraídas con la FCC.
Las pérdidas por este proyecto para Amazon pueden ser muy grandes y siendo desarrollado para favorecer una tercera empresa de su máximo accionista debería ser éste a quien se le cargara los costes. Su influencia en Amazon es ya tóxica y lo pagan el resto de accionistas.
Muy interesante.
Para alguien que tiene el mérito de hacer que sus empleados tengan que orinar en una botella, y que hasta el rapero Pitbull le podría hacer juicio por pretender imitar su apariencia, si esta calaña es la clase dominante… que dios nos encuentre confesados…
Hay una cosa que enseñan en las escuelas de negocios, que se llama gestión estratégica de costes.
Esa gestión asume, que un coste adicional que otorga una ventaja competitiva en el mercado siempre es una inversión estratégica. Es de primero de escuela de negocios.
Blue origin (bezos) no invierte en sus competidores, porque ese ahorro perjudica a sus accionistas, al otorgar una cuota de mercado y una ventaja comercial a un competidor, por lo que no hay ningún juez en Delaware que vaya a estimar esa demanda, si no es por puro trámite.
Invertir en Spacex atenta contra los intereses de los accionistas y de la empresa.
Blue Origin a través del proyecto Kuiper va a poner 42.000 satélites en órbita, lo que supone convertirse en la principal competidora de Starlink, que es lo que le preocupa a Elon Musk.
Traducido, en la cuota de Amazon Prime va a ir incluida la conexión a Internet por satélite para muchos usuarios.
El problema que tiene Elon Musk, es la cancelación de gran parte de sus contratos con la administración de EE.UU. y que otorga una parte sustancial a Blue Origin.
Con la subsiguiente reducción de costes operativos en sucesivas misiones. Es la misma estrategia inicial de Spacex, dependiente del número de misiones para reducir sus gastos de operación.
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NASA Selects Blue Origin as Second Artemis Lunar Lander Provider
fe de erratas selectas.
Kuiper pondrá en órbita 7,774 satélites en total, y Spacex//Starlink 12.000, Elon Musk anunció la posibilidad de lanzar 30.000 satélites adicionales y la NASA se ha opuesto formalmente en un documento de 5 páginas, echándolo por tierra por la contaminación y riesgo de colisión.
La tecnología de Kuiper es más avanzada y permite mayor velocidad y cobertura (400Mb – 1GB) con menos satélites.
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Nuevos ricos… viejos comportamientos infantiles.
Completamente de acuerdo… Si quieres dejar a alguien fuera, manejar técnica y comercialmente el asunto con requisitos no le sea fácil cumplir a Space-X… para no dar lugar a la demanda.
Veo un colateral…
Cuando la administración de ese país, señala a sus empresas que no pueden trabajar con una determinada empresa «prohibida», estando además en el mis caso, la más económica y que cumple técnicamente con los requisitos y tiene experiencia comercial…
¿No estaría cayendo en el mismo supuesto ilegal?
Nuestra naturaleza de homo sapiens mostrándose en toda su crudeza: fobias y filias, sesgos y pulsiones primitivas operando en primer plano e imponiéndose a decisiones equilibradas, objetivas, razonables y lógicas.
No es ni será la primera vez que no se sabe separar los planos personal y profesional. Siempre fue un clásico. Y casi siempre con nefastos resultados para el interesado.
Siempre habrá quien diga que en casos como éste, a diferencia del común de los mortales, el interesado sí que se puede permitir ese lujo. Y no le faltará razón.
Bueno, no debe valorarse a la ligera que no se responda con argumentos a la demanda: ese es un derecho de la defensa para no destapar su estrategia procesal. En España se utiliza con mucha frecuencia, incluso en el entorno penal: se responde algo así, como: «A la primera del escrito del fiscal: no; a la segunda: no…» y así sucesivamente. Esto es muy frecuente en el proceso penal y también en el proceso civil, y los jueces lo valoran como lo que es: el simple ejercicio de un derecho procesal que no determina nada, ni para bien, ni para mal. Los que sí tienen que argumentar necesariamente son el fiscal en el derecho penal y el demandante en el derecho civil; de otro modo, pueden ver como, en el primer caso, se archivan las actuaciones y, en el segundo, se deniega la admisión a trámite de la demanda. Las asistencias letradas se reservan su línea de actuación para evitar que la parte contraria se las pueda pisar y sólo la destapan cuando el contrario ya no puede reaccionar (por ejemplo, destruyendo una documentación, sobornando a un testigo o añadiendo una demanda paralela a la que ya está en trámite para interponer una paralización por incidentes. Imagino que en Estados Unidos la cosa debe funcionar de parecida manera.
S mi me parece una mala, practica, pero no elegir el mejor sino la s empresas de mi grupo es lo normal. He sido Consultor Informático primero en una empresa del grupo del Banco de Bilbao, luego BBVA, y todos los clientes eran empresas del grupo, Luego tabajé en una empresa del grupo Banesto, (hasta el «maricon de» como todos le llamábamos la fagocitó) y todas los clientes eran del grupo de Banesto.
A mi me parece mala practica, porque cuando vas a trabajar a casa del cliente, tu primer trabajo es convencerle que TU serás del grupo, pero que vales tanto como cualquiera de fuera, porque están convencidos de que tragan con un equipo, que si no fuera del grupo, nadie trabajaría con ellos. Por otra parte, tienes que ofertar a la baja, porque «claro son del grupo». Total malo para todos.
Pero el que a mi me parezca mala practica, no quita para que eso, al menos en España, sea lo normal. Supongo que en USA también lo es.
Yo no tengo esa manía, (creo), Musk me cae como el plomo, pero mientras el actual X siga sirviéndome para saber que pasa en los temas que me interesa, seguiré en X, Zukenberg, me parece un niño mal criado, pero WhatsApp me vale para comunicarme con mis grupos de familiares y amigos y aunque Facebook es un espectro de lo que fue, aun me permite mantener contacto con un grupo de amigos digitales que he ido haciendo a lo largo de mi vida en Internet.
Creo que es debido a la ingeniería fiscal: repartimos pérdidas y ganancias entre partes del grupo, intercambiamos bienes y servicios, etc, y….pam, sale a devolver. Un CEO amigo mío me lo explicaba con su matriz alemana y las filiales de otros países.
En resumen, es lo que tiene un sistema podrido de corrupción, que dista micho de ser eficiente.
Mi comentario iba para ti, que Amazon no comparte grupo con ninguna empresa de lanzamiento de cohetes. Solo Kuiper es parte de Amazon:
Ni Blue Origin ni las otras están ligadas con Amazon, la única relación de BO es el máximo accionista de Amazon pero no Amazon en sí que no tiene acciones de BO.
Es un robo a Amazon para favorecer una empresa que no es del grupo sino de su máximo accionista
Mis empresas no era de los bancos, Solo que los bancos eran accionistas de mis empresas. En muchos casos las empresas no era accionariadas por los bancos, pero existían fuertes lazos económicos, debidos que los bancos eran sus prestamistas.
No creo que tenga que ver la corrupción en ello, simplemente los bancos se aseguran unos clientes controlado de alguna forma unas empresas, y las empresas se aseguran unas vías de financiación, lo cual no es ilegal ni tiene que ver nada con la corrupción.
Lo que afirmo es que aunque a mi no me guste el sistema endogámico, es el habitual, al menos en lo que yo conozco y que no me extraña nada que Bezos lo aplique en América.
Rectifico, tengo mis manías. Pitas Pitas es una granja avicola, que haga lo que haga, no compro, porque una vez me engañó, poniendo en oferta unos huevos a un precio muy atractivo, pero al llegar a casa descubrí que solo tenia 10 huevos en vez de los 12 habituales.
Me cortaba el pelo y la barba en una peluquería tradicional de esas de esas con sillones rojos de rejilla que gira y se tumban y con peluqueros de bata blanca que hablan de futbol. Un verano hicieron obra y volvieron a abrir mas limpito y moderno con el nombre de RIZOS, quitaron las sillas y cambiaron los viejos peluqueros por gente joven, pero por cortarme el pelo y la barba me cobraron 2000 pesetas que era como tres veces mas que los anteriores, pague sin rechistar, pero al llegar a casa, cogí el coche me fui a Carrefour de Alcobendas y compre una maquinilla eléctrica de esas de esquilar ovejas que me costo 4500 pesetas, Volví a casa y corte el pelo a mis tres hijos, y consideré que ya había amortizado el aparato.
Pero mi hijos aprendieron a cortar el pelo y todos los chicos de sus clases del instituto pasaron por casa para cortarse el pelo según sus gustos. Tuve pequeño un problema porque al hijo de un amigo mío, porque él lo pidió, le grabaron en el cogote la palabra LIVE y mi amigo lo tomo un poco a mal.
El cuarto de baño de mi casa se trasformo en la competencia imbatibe de RIZOS, no cobrábamos.
Yo desde entonces me corto el pelo en casa, (mas bien me lo corta mi santa esposa). No he vuelto jamás, ni volveré, a una peluquería. Uno tien derecho a tener sdus manías y prejuicios.
Hay que tener en cuenta que la aventura satelital y espacial de Bezos es un «a ver quien la tiene más larga» nivel billonario con Musk, así que contratar a SpaceX sería como reconocer que a Elon le mide más.
Ni Blue Origin ni las otras están ligadas con Amazon, la única relación de BO es el máximo accionista de Amazon pero no Amazon en sí que no tiene acciones de BO.
Es un robo a Amazon para favorecer una empresa que no es del grupo sino de su máximo accionista.
Cada vez está mas claro, para algunos, que se aprende más de muchas cosas viendo series de TV («buenas»), que en las aulas de cualquier «medieval» facultad española. Y supongo que en las de otros paises, aunque sean menos medievales.
En Billions, por ejemplo, dan lecciones gratis (hay que pagar la suscripción) sobre los tejemanejes de los grandes magnates megasiliconados y los fondos buitres que aman mucho la silicona. Naturalmente con los políticos necesarios, para que ambas cosas puedan hacer un pegamento muy poderoso.
Pero lo más esencial, realmente, en este visionado casero, es observar el fenómeno de los siliconados aprendices, que desean entrar como sea en cualquiera de los tres olímpicos grupos anteriores. Esos son los más terribles.
Y es un complemento perfecto de otra serie ya citada (Parlamento).