Las sanciones de los Estados Unidos contra China y sus compañías tecnológicas ya están surtiendo efecto, pero en el sentido contrario al esperado por sus proponentes: una fortísima entrada de dinero público en el sector tecnológico chino está haciendo que compañías como Huawei y otras estén poniendo en marcha una red de fábricas de chips en territorio chino que intentan hacer frente a la preocupante falta de suministro de estos componentes.
Ante las sanciones, China adquiere ahora más chips y más maquinaria para su fabricación que nunca, además de tratar de atraer talento occidental a sus compañías. La batalla es estratégicamente importantísima, y no ha hecho más que empezar. Estamos ante un auténtico renacimiento de la industria china de los chips provocado simplemente por la actitud de un país, los Estados Unidos, que ha lanzado todo su peso diplomático sobre sus socios comerciales para que relegasen los productos de una compañía que no deja de ser el líder tecnológico absoluto en número de patentes y desarrollo en tecnologías como el 5G.
Plantearse renunciar a los productos de Huawei supone para cualquier país un problema muy importante. Simplemente para el operador público de los ferrocarriles alemanes, Deutsche Bahn, dejar de utilizar componentes de Huawei en su red significa un gasto de cuatrocientos millones de euros para conseguir con ello, además, unas prestaciones inferiores. Para el Reino Unido como país, renunciar a los productos de la compañía china en su despliegue de redes 5G implica, como asegura el Financial Times, convertirse en un país rezagado tecnológicamente. Vodafone afirmaba ya en 2020 que excluir en su despliegue los equipos de Huawei iba a suponer no solo unos costes de infraestructura mucho más elevados, sino además, un retraso de cinco años.
Los costes para las infraestructuras de los Estados Unidos de reemplazar los equipos fabricados por Huawei y ZTE son ya de por sí desmesurados, y se cifraban en su momento entre los 3,000 y los 5,600 millones de dólares, pero eso es, simplemente, un daño autoinflingido. El problema es, además, lo que supone exigir a otros países que hagan lo mismo: hace ya algunos años, un estudio de Oxford Economics dejó claro que el coste económico de restringir la competencia en equipamientos de redes 5G en 31 países europeos (los 27 de la Unión Europea más Islandia, Noruega, Reino Unido y Suiza) aumentaría los costes totales de las inversiones en casi 3,000 millones de euros anuales en promedio durante la próxima década (a precios de 2020). Esto representa un aumento del coste real anual del 19%, lo que se traduciría, en el caso de una red relativamente pequeña como la de Islandia, en unos 3 millones de euros anuales, pero en hasta 479 millones de euros al año en el caso de Alemania. De hecho, a día de hoy, a pesar de las peticiones de sanciones de los Estados Unidos, la Unión Europea sigue financiando proyectos críticos de investigación y desarrollo a Huawei.
Que Huawei, una compañía que había asegurado que desafiaría a su propio gobierno si se le ordenase practicar acciones de espionaje, se vea obligada a licenciar sus muchas patentes a competidores como Ericsson o a demandar el pago de royalties a compañías japonesas es simplemente el resultado de intentar acorralar a una compañía de ingeniería para que no pueda dirigirse a su mercado natural, que es forzosamente mundial.
Huawei puede ser muchas cosas y con muchas de ellas, como en sus pretensiones de redefinir los protocolos de internet, estoy completa y radicalmente en desacuerdo, pero de lo que no cabe duda es de que ha sido la compañía más destacada en el desarrollo de la última generación de tecnologías de telecomunicaciones, y que las acusaciones de espionaje nunca han sido refrendadas con pruebas adecuadas. Quien acusa a China de espionaje no es otro que el gobierno del que en más ocasiones hemos conocido no acusaciones, sino pruebas concretas de espionaje. ¿Estamos ante un problema de espionaje, o ante una simple batalla por la supremacía tecnológica? A partir de ahí, que cada uno se tome las acusaciones y las peticiones de sanciones con su correspondiente grano de sal, y actúe con el pragmatismo que las decisiones tecnológicas siempre deben merecer.
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Si es un problema de posible espionaje, también se debería vetar a EEUU sobre todo en Alemania que se comprobó el espionaje al móvil de Merkel o el espinales al fax del avión de Airbus para dar el contrato a Boing
Permitieron que les reventaran una instalación energetica clave como el Nord Stream sin rechistar y van a vetarlos por espíar el whatsapp a frau Merkel …
La UE es una colonia de Estados Unidos y no tiene autonomía para oponerse al amo.
Lamentable y triste verdad…
Por 400M de DB, no se trata de componentes, sino de redes de comunicación completas de soporte y seguridad al tráfico ferroviario. Si es la core network y les prohiben que sea H. están bien jodidos, tienen que cambiarla entera, incluyendo los OSS de control, y con tráfico real.
Aquí TODOS los operadores telco tiene su red óptica de transmisión, sus redes de datos mpls y los accesos radio con H. Y eso sería una locura, imposible de cambiar por un motivo político sin fundamento claro.
A H. se le debió prohibir entrar hace 25 años, no ahora y obviamente hoy los ingenieros chinos de H. y Zte entran en las redes a hacer mantenimiento T3/T4, a cargar parches, upgrades, etc etc… es lo normal. Al igual que Cisco, Ericsson, Nokia y los demás fabricantes. Son redes de miles de millones…
En un asunto como este el factor geopolítico es el mas importante, lo que quiere decir que no se le puede juzgar con otros parámetros sin tener en cuenta este.
Por supuesto que USA espía mas que nadie, y por supuesto que Huawei lleva una gran delantera tecnológicamente, pero el asunto es que en el caso de una escalada en la confrontación entre USA y China por la supremacía mundial la UE tiene que ver que amigos a largo plazo le interesa tener .
Tambien nos interesaba el gas ruso por su precio competitivo, y tambien se hubiera dicho en su dia, si hubieramos buscado alternativas mas onerosas, que se hubieran perdido miles de millones anuales.
Pero ¿cual ha sido finalmente el coste de no contemplar el factor geopolítico a largo plazo de ese asunto?.
No digo que sean temas comparables pero si que entran en juego en ambos casos factores que no son estrictamente económicos.
No nos dimos cuenta que eramos peones de la Geopolitica de USA y nos metió una guerra en nuestro continente (como históricamente ha hecho USA siempre por todo el globo).
Resumiendo, EEUU (que está probado ha estado espiando a medio mundo usando equipos de sus empresas y colaboradoras) pide que en lugar de usar equipos de Huawei usemos equipos de esas empresas que además son peores y obligarían a un desembolso económico adicional.
¿Hay alguna ventaja en ser espiado por EEUU en lugar de China? ¿Que EEUU es una democracia, sobre todo para sus ricos? ¿Eso de qué le sirvió a Irak?
No me convence la posición de EEUU. Si al menos ofrecieran gratis los equipos para espiarnos… Mejor nos hayamos el dinero en investigación.
Si. Pero no hay cojon… para decidirlo.
China es un país que potencialmente puede entrar en guerra con Estados Unidos, es razonable que el Gobierno americano desee que sus principales redes de todo tipo, comunicaciones,, eléctricas,… no pueden ser saboteadas por haber colocado China una puerta trasera en sus chips.
Los científicos han sabido adaptarse en sus descubrimientos a lo que la naturaleza ya descubrió hace mucho mucho tiempo, por ejemplo el vuelo de las aves o la forma de nadar bajo el agua de los peces.
Solo el problema de respetar el equilibrio energético terrestre se le está escapando. Pero es que cada vez la diferencia entre un científico y un charlatán de feria está más difícil de delimitar. En ese sentido la peli Oppenheimer es un tratado de la diversa fauna que conforma un conglomerado de científicos. Empezando por su clara división entre teóricos y prácticos (más amigos de la feria!).
Pero los políticos son mucho más obtusos y no han querido saber nada de la esencia de un ecosistema. Cualquier pequeño cambio que se genere dentro de sus límites, sean naturales o artificiales, tienen múltiples cambios a lo largo de su territorio. Algo que hace diferenciar la narrativa del Asimov de cualquier otro tipo de ciencia ficción.
Como gusta hacer gentuza como Putin o Trump, los políticos actuales son auténticos elefantes dentro de una cacharrería.
No saben esperar el momento propicio, para romper un vaso, cuando ya tienes múltiples repuestos.
Me resulta sorprendente cómo las sanciones impulsadas por los Estados Unidos contra China han tenido un impacto contrario en el sector tecnológico chino. La entrada masiva de financiamiento público en empresas como Huawei, junto con la creación de fábricas de chips locales, demuestra una respuesta audaz a la escasez de suministro. Las implicaciones estratégicas son enormes, y este resurgimiento de la industria de chips china desafía las expectativas. Aunque Huawei enfrenta acusaciones de espionaje, su papel en el avance de las tecnologías de comunicación es innegable. El dilema entre seguridad y supremacía tecnológica es un tema crucial en este escenario que opinan ustedes.