Hace algunos meses, visité con un grupo de alumnos la exposición «Sorolla a través de la luz«, en el Palacio Real de Madrid, una muestra muy interesante de veinticuatro obras originales del pintor valenciano, muchas de ellas en colecciones privadas y no expuestas anteriormente, combinadas con salas de proyección en las que se exponían detalles de la vida del pintor.
Pero curiosamente, a pesar de lo bonito que pueda ser ver de cerca las obras, lo más interesante de la exposición es su parte final, en la que te entregan un visor de realidad virtual y te sueltan en una sala grande en la que puedes ver otra parte de la exposición, completamente virtual, en la que adentrarte más aún en las obras, hasta el punto de acercarte a un agujero por el que podrías aparentemente caerte, o percibir una especie de lugar sin límites en el que moverte por el universo del pintor.
Un artículo en Fast Company, «The future of the museum is an empty room that can take you anywhere«, ha vuelto a evocarme esa experiencia y me ha llevado a un curioso planteamiento: ¿es, en efecto, el futuro de los museos una gran habitación vacía, dotadas de medidas de seguridad para que no tengas ningún tipo de accidente, y en el que puedes adentrarte en un concepto de exposición diferente, extendido en su planteamiento? ¿Convertiría eso al museo en imprescindible, o por el contrario, nos llevaría a disfrutar muchas de sus exposiciones desde cualquier otro lugar mediante unas gafas de realidad cada vez más ubicuas?
La presentación de las Vision Pro de Apple me lleva precisamente a plantearme cómo de diferente podría haber sido mi visita a esa exposición si en lugar de llevar unas gafas que te desconectaban completamente de la realidad – la sensación si te las quitabas un momento era bastante patética, con una habitación mucho más pequeña de lo que parecía con ellas puestas, bastante desangelada, y con otros participantes en la exposición moviéndose torpemente por ella con aspecto de zombies – hubiese utilizado un dispositivo planteado como de realidad mixta, es decir, que te permite gestionar el nivel de inmersividad, o que posibilita que veas a las personas que se te acercan: curiosamente, mientras los primeros salones de la exposición eran, como tales, una experiencia social en la que ir comentando con quienes te acompañaban detalles de los cuadros, de las proyecciones, etc., la última parte era más una experiencia individual, en la que tratar de mantener un componente social resultaba sumamente difícil por la dificultad de hacerte una idea de dónde estaban las otras personas.
La experiencia de este tipo de exposiciones más inmersivas como tales es decididamente muy buena, e incide precisamente en lo que debe incidir una exposición en un museo, en la sensación de proximidad con las obras o con los autores expuestos, como también pude comprobar hace algún tiempo cuando tuve la oportunidad de disfrutar de la dedicada a Frida Kahlo, creada por Acciona también en Madrid, y la que no se utilizaban gafas de realidad virtual, sino proyecciones desde múltiples dispositivos en una sala especialmente habilitada para ello. En aquel caso, la experiencia estaba necesariamente vinculada a ese lugar físico, un salón diseñado específicamente a modo de parque temático, con sus lugares en los que sentarse, su correspondiente pago de una entrada y su tienda a la salida, y aunque posiblemente podría recrearse de manera completamente virtual, difiere de la idea de lo experimentado en la exposición de Sorolla, en la que realmente el lugar como tal pasó a ser prácticamente lo de menos y la sensación fue que podrías haber vivido la misma experiencia en una habitación de tu casa simplemente tomando algunas precauciones para no estamparte contra una pared o contra un mueble.
¿Es el futuro de los museos una gran habitación vacía? ¿O simplemente disfrutaremos de las exposiciones sin necesidad de acudir físicamente al museo, simplemente conectando nuestros visores a la exposición correspondiente, en modo «el museo sin museo»? Cuando la «novedad» de este tipo de dispositivos empiece a convertirse en parte de nuestra normalidad, ¿qué uso haremos de ellos para ese tipo de experiencias?
This article is also available in English on my Medium page, «How virtual reality will change the way we experience art exhibitions»
merecerán ese nombre? museos?
Las visitas podrán ser temáticas, por autores, corrientes artísticas, contextualizadas en su época, significando y señalando sus influencias, mentores.
De nuevo una revolución sobre modelos anacrónicos. En este caso de presentación del arte, y desde casa o el aula
Un museo tiene muchas funciones, y sólo una de ellas es la de exponer unas obras a la contemplación del público, Por cada obra expuesta en el Museo del Prado, (o de cualquier otro museo), suele haber 100 obras que no se exponen habitualmente y entre ellas son excepcionales las que ocasionalmente se exponen en exposiciones temporales. Porque los museos y las bibliotecas tiene sobre todo y por encima de todo, el deber de conservar unos objetos que si no fuera por ellos habrían físicamente desaparecido.
Centremos pues el tema en la exposiciones fijas y temporales. En unas exposiciones, como las del Museo del Prado, se pretende acercar físicamente al público a obras de gran valor, por ser autenticas y únicas, y en otros, lo que se pretende es divulgar el conocimiento de unas obras sin exponer a estas obras, a riesgos por estar expuestas, recurriendo, (a mi modo de ver legítimamente), a todo tipo de «trucos», mostrando reproducciones, (como en la muy interesante tumba de Tutankamón), mediante proyecciones inmersivas, ( como en la Frida Kahló), mediante paneles informativos, dioramas, fotografías, etc. por ejemplo lo que encontramos en el Museo Arqueológico.
En mi opinión las exposiciones «inmersivas», en efecto pueden ser generadas como realidad virtual y en el futuro no habrá motivo real, para que no las goces en tu casa, Serán mucho mas interesantes que lo que hoy tenemos a mano, si queremos enterarnos del arte Etrusco por ejemplo.
Dejando aparte la anécdota de ver una expo con gafas o sin ellas, has dado (de rebote) con uno de los pintores que mas me gusta recomiendo el enlace de rtve
Los viajes de la luz
Y la visita virtual que se puede hacer en
Visita virtual
todo por 0€, no hacen falta para nada las gafas para apreciar la obra de Sorolla, lo único mejor en vivo !
Si hasta Elon tiene claro lo de la Realidad Virtual… XDDD
AR
Si me llegan a decir que a estas alturas viviría en un país donde los jubilados tratarían de evadirse a una realidad edulcorada, nostálgica, a baja resolución y con orejeras, no sé si me hubiera sorprendido, pero sí, el enorme esfuerzo en mantener la vista apartada del mundo real.
Sabemos (los profesionales) desde los 90 que la VR es un gadget, una vía muerta, como los reproductores portátiles de CD. Pero no contábamos con la necesidad de la gente de refugiarse del mundo real, como con la tv, que ahí sigue, como un tótem. Unos en Twich y otros en el prime time. Uf.
Y no, lo que veis como «realidad aumentada» data de hace décadas, por eso se desechan estos proyectos y no dejan de ser productos de consumo de entretenimiento.
Los museos tienen algo más que ofrecer que un videojuego de Encarta, afortunadamente.
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No veo la tv desde los 16. No sé ni usar el mando a distancia en los hoteles, ni donde ponerlo.
Por dios. Sorolla encerrados en una habitación y con antifaz.
Distopía, dicen.
He estado en la exposición de Sorrolla y me gustó muchísimo más la primera parte con los cuadros animados y la vida del autor. Menudo trabajazo.
La experiencia de las gafas…pues una idiotez. Me resultó curioso que «trackeara» las cabezas para que no te chocaras, pero calidad artística nula.
Le auguro la misma muerte a los museos que al cine, los sucedáneos virtuales o solitarios estarán bien en ocasiones, pero querremos seguir sintiendo de verdad las obras, compartiendo experiencias y disfrutando de todo lo que rodea al acto de salir al cine/museo.
Desgraciadamente los museos generan poco dinero en exposiciones comparado con lo que se podría hacer en retransmisiones de futbol, el Tour de Francia o las carreras de motos retransmitidas en VR. Ahí sí que hay dinero!
Supongo que veremos una exposición espectacular en esos ámbitos.
Uno de los usos futuros mas emocionantes que se me ocurren es que se pueda unir las posibilidades de navegación por un mundo virtual con la añadidura de la IA.
Pongamos ,por ejemplo en educación, una clase de historia-filosofia-arte donde puedas pasear por la antigua Atenas y te encuentres con Sócrates o Diógenes y puedas conversar con ellos sobre su modo de ver el mundo o visitando el Pasrtenón de la mano de Calícrates explicandote como lo construyó.
Las posibilidades son infinitas.
Lo veo… seria espectacular…
Creo que los museos lo que tienen de especial es que puedes ver las obras reales.
Si quieres estudiar, no necesitas gafas 3d. Te basta con ver un video, o leer un libro.
Me parece más espectacular las gafas 3d para recrear la historia pasada. Poder entrar en la vida diaria de antiguas civilizaciones. Usar sus herramientas, etc. Aunque digo lo mismo. Si quieres estudiar, no necesitas el 3d. Aunque eso sí, te hará el aprendizaje más divertido.
Leyendo lo de los «accidentes con gafas», me aseguro aún más en la idea de que somos una mediocre versión de homo sapiens. En lo único que destacamos, es en sacar cuartos hasta del tendero que nos fía.
Otra cosa que tengo meridianamente clara es que habrá personas que prefieran «los caballitos» a unas gafas de realidad X. Esperemos que no proliferen los papás, que se empeñen en llevar a sus hijos a los caballitos, en vez de visitar parques temáticos virtuales. Eso sí, cuando existan los de alquilar gafas por una módica entrada.
De hecho pienso que revivir esos momentos mágicos, en los que un simple Picasso descubre que puede pintar una cara, mirándola desde diferentes perspectivas, puede ser de lo más aburrido.
O estar sentado en tu caballo, mientras observas como al «incomprendido» Napoleón se la están dando por todos lados en Waterloo, pues, ¿para qué?
A mi me sigue llenando la lectura del Asimov, por ejemplo, pero, si tuviera 10 añitos, me cagaría en todos, si me impiden usar unas gafas que me sumerjan en el mundo de la segunda o la tercera Fundación. Algo que yo mismo podía hacer, hace años, cuando no podía ni intuir lo que significaba la internet. Y es que la ignorancia es muy atrevida. Mucho mucho más que la sabiduría.
La ignorancia bien entendida empieza por uno mismo. La ignorancia es como el Red Bull, te da alas.Por eso no he probado nunca ni pilotado un Red Bull. Luego, hay criaturas como Pedrerol, que siempre nos vende lo de… diga 33. Como diría VM… ¿quién puso más?
Moraleja: Si vas a Sodoma… no bebas Red Bull!!
Pues cuando esxistan unas gafas VR razonablemente económicas, No me importarÍa que hubiera una especie de YOUMETAVERS donde pudiera descargaRte:
La exposición de Sorolla.
La vida de Frida Kahlo
La batalla de Trafalgar
El viaje del Titanic.
La cueva del Cromagnon
El vuelo de los hermanos Wright
La Exposición Universal de Paris de 1900
Miguel Angel pintando la capilla Sixtina
La vida dentro de un submarino U2
Primer ascenso en globo de los hermanos Mongonflier
…..
Como ya le he dicho a JUAN T. son buenas propuestas (me choca que no hayas mencionado el porno como siempre) XDDD
Solo un detalle… hacer una produccion de cualquiera de estos escenarios, tambien tiene un precio (y para nada barato)… habra que ver tambien, los precios de suscripcion a los mismos… (ademas del coste gafero) y si no vamos a ver publicidad «inmersiva» entre escena y escena…
Uppssss… era para Gorki… :P
Para el porno, me coge un poco viejo, pero tienes razón, si te deja mas tranquilo, añado otras escenas
El fin de Cleopatra con la serpiente.
Mercado de esclavas en Estambul
La danza de los siete velos
Marilyn y Kennedy
…
En cuanto al precio, pues no creo que valga mas con las herramientas AI que hay hoy, que lo que costó el cine clásico y hay montones de películas gratuitas a las que puedes acceder legalmente, (no digo nada del P2P), y en otras que solo te obligan soportar estoicamente algunos anuncios.