Elon Musk ha sido llamado a la Casa Blanca para discutir con el presidente Biden los posibles pormenores de un plan para dotar a los iraníes de acceso no censurado a internet mediante antenas de Starlink, en un intento de potenciar el activismo y la rebelión en el país desencadenados a partir de la muerte de Mahsa Amini el pasado septiembre.
Cuando buena parte de la población en Teheran comenzó a manifestarse pidiendo una mayor apertura y el fin de las normas represivas vinculadas con la interpretación más estricta de la religión islámica, el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos afirmó estar actualizando la orientación a las empresas tecnológicas del país para ampliar la gama de servicios de Internet disponibles para los iraníes, con el fin de tratar de contrarrestar así una medida del gobierno de Irán destinada a bloquear el acceso a Internet de sus ciudadanos.
La reacción de Elon Musk fue inmediata, activando la cobertura de los satélites de Starlink sobre el país. Sin embargo, los satélites son tan solo una de las partes necesarias para el acceso a internet: la otra son las antenas, que deben hacerse llegar a los ciudadanos del país para que puedan conectarse con esos satélites. Una cuestión nada sencilla, porque además de hacer llegar esas antenas y de decidir quién paga por ellas, hay que conseguir que no sean fácilmente detectables y que no generen represalias para aquellos que las instalan. El reciente caso de Ucrania es muy interesante: si bien el envío y la instalación de antenas en el país, que están jugando un importantísimo papel para ayudar a la coordinación de las acciones de defensa, cuesta evidentemente dinero y debe ser sufragada por alguien además de la compañía, su operación proporciona también una importantísima visibilidad a Starlink, que pasa a ser considerada, cada vez más, la mejor opción para la conexión en lugares remotos o complejos.
Irán, como muchos otros países totalitarios, ha hecho uso de los cortes del acceso a internet en numerosas ocasiones a lo largo de su historia reciente, con el fin de dificultar la coordinación del activismo interno y sus lazos con quienes les apoyan en el exterior. Contribuir a restaurar el acceso a internet de los habitantes del país puede ser considerado una injerencia en su política interna, pero seguramente, no mucho más allá de lo que el propio gobierno del país trata de hacer cuando se dedica a interferir activamente en los procesos electorales o en la vida política de otros países.
Por otro lado, conseguir que los sectores más activistas de la capital, Teheran, puedan tener acceso a internet sin restricciones y al margen del control gubernamental puede ser políticamente muy interesante, pero no hay que olvidar que Irán, como tal, es un país muy complejo, con grandes diferencias sociológicas entre la población de la capital y la del resto del país, particularmente en ciudades más pequeñas y en zonas rurales, en donde prevalece la rígida ortodoxia del islamismo chiíta que gana elecciones, que llevó en su momento a la revolución islámica, o a mantener al país alejado de los problemas derivados de la Primavera Árabe. Olvidar eso y pensar que basta con dar acceso a internet por satélite a unos cuantos grupos en Teheran para que la insurgencia triunfe es tener una óptica muy sesgada de lo que sucede en Irán. Convencer a importantes estratos de la población de que hay un mundo más allá del islamismo radical y que la apertura es una opción razonable en los tiempos que vivimos es una cuestión más generacional que de acciones rápidas, y se parece más al papel que las antenas parabólicas y la televisión internacional jugaron en otros países islámicos a lo largo del tiempo.
La tecnología y el acceso a la información puede ser un arma política importante a la hora de generar cambios en una sociedad, y muchas dictaduras y teocracias en el mundo lo saben bien… pero no es un milagro ni una píldora de acción inmediata. Veremos cómo evoluciona Irán y su sociedad a lo largo del tiempo, pero no olvidemos esa parte: Teheran no es Irán, ni su población es especialmente representativa del resto del país. Y a partir de aquí, los posibles cambios adquieren una dimensión completamente distinta.
This article is also available in English on my Medium page, «Providing the Iranian opposition with internet isn’t going to bring down the regime any time soon«
Hablando de la censura de Internet en el «elefant in the room».
No tengo muy claras las restricciones en China en cuanto al acceso a internet más allá de sus propias fronteras:
Creo que, si no estoy equivocado, no se puede accceder a Google, de ahí que Baidu sea la versión «Googleliana» en China.
Sin embargo, yo puedo comunicarme con Whatsapp con un gran amigo que vive en Pekin. Cual es la política china en cuanto al tráfico de Internet entrante y saliente más allá de sus fronteras? Alguien lo tiene claro y me lo puede explicar?
Y, en relación al artículo, si Starlink da cobertura a China, supongo que para el que pueda «colar» un receptor de Starlink internet llegaría sin censura. Obviamente China no es Iran y mucho más controlado lo tendrán si es lo que quieren, pero se podría instaurar mediante contrabando de equipos de Starlink?
Un saludo.
Creo que es buena idea aclarar, desde el análisis de negocio, el tema empresarial serio y esas cosas aburridas del M&A, que es dudoso que Elon Musk Siga siendo CEO de una empresa cotizada (Tesla, Spacex) después de la Investigación de la SEC.
Si no compra Twitter y es severamente multado (muchos miles de millones), y quedan 4 días para evitar entrar en el juzgado, será sancionado por la SEC con toda seguridad.
Si Biden le arranca algunos compromisos políticos con ese palo en la mano, después de coquetear con Trump y Putin, es que Elon ya se lo ve venir.
La red de satélites de Starlink da acceso doméstico a los civiles, pero no tiene nada que ver con el apoyo logistico de EE.UU. a Ucrania.
No sé cuantas lechugas va a durar, pero desde Enron no había visto una cosa igual. Debe ser el efecto Holmes (Elizabeth).
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La Revolución Francesa fue un proceso revolucionario, porque consolidó el poder parlamentario sobre el poder emanado de algún dios. No por otra cosa.
Hablar de revolución islámica es un poco «ridículo» (intelectualmente), ya que supone mudar un poder omnímodo por otro. Y además sigue «mandando» un dios. Es lo que hay.
«puede ser considerado una injerencia en su política interna» (EDans). Aquí está la madre del cordero… cuando no queremos entrar en la casa del vecino, de donde salen tremendos gritos de dolor, porque no es nuestra propiedad (o algo así)… el derecho de propiedad inmobiliario, por encima del derecho humano a recibir ayuda humanitaria…
Si no fuera por el tumor que podemso llamar Gran Hipocresía Europea, sería otro cantar intervenir en las casa ajenas… el colonialismo no ha dejado las cosas muy claras (y más con el triste caso del Estado Imperial Soviético)… pero no intervenir (recordemos Europa años 30), ¿cómo lo podemos llamar?
Y sigue siendo lo que hay…
..cof… cof…
Científicos chinos simulan explosión nuclear contra naves espaciales y satélies
Hasta que no hayan teléfonos que se conectan al satélite veo poco viable esta opción para la ese tipo de países debido a las represalias
Ya se usó Internet para Desestabilizar países en nombre de la democracia en lo que se llamó electoralmente como Primavera Árabe… en los que apoyamos DICTADURAS pro-occidentales en contra de la voluntad popular mayoritaria Islamista.
Existen poderosos intereses, e Internet es un arma, pero ni de lejos es democrática:
Data Brokers y Microtargeting
Al final, todo este tema me recuerda, más de medio siglo después y salvando los avances tecnológicos, al lanzamiento desde aviones de papeletas propagandísticas para la población en un determinado país gobernado por un tirano…
«Todo vale en el amor y la guerra» como decían los hippies de los 70 contra la guerra de Viet Nam.
Lo interesante es que se habla mucho de la censura de otros países (Irán, Rusia, China, Bielorusia, Árabes…) pero poco se habla de la censura que aplicamos nosotros (Páginas Torrent, Twitter, Parler, Facebook) de parte de unos grupos de presión hacia otros.
Recuerdo que hace años me censuró Youtube un video donde salía repartiendo cajitas de regalos a huérfanos en Rumanía, allá por 2016. Pues bien, Youtube me lo censuró 100% y me cerró el canal entero de la ONG diciendo que había denuncias por homofobia.
1. No se hablaba de homosexualidad, jajaja. Eran videos de niños en españa que regalaban cositas a niños en rumanía
2. El video era para los donantes y sus padres, evidentemente no iba a meterme en jardines políticos que no venían a cuento
3. No pude apelar. Jamás pude hablar con un humano de Youtube (todo por email)
Me sentí muy indefenso. Volví a abrir otro canal y resubí los videos y hasta ahora nada, pero perdí los miles de suscriptores de aquel entonces.
Desde ese momento sé que se puede censurar a cualquiera, por un motivo inventado, sin pruebas y sin posibilidad de apelación. Vamos, que estamos **** aquí.
¿Qué más da que demos satélites y antenas a los iraníes si los ayatolás pueden censurar la información de las plataformas aduciendo que es contra el colectivo trans, que es machista o que es algo que vulnera los derechos del menor?
Este tema siempre me da mucho que pensar.
Tienes toda la razón, Benji. Censura (de una forma u otra) la hay en todas partes.
Pero creo que, salvo errores como los que comentas (vaya faena que te hicieron!), no se puede comparar la censura Iraní a la de un país occidental de la EU o USA.
Además, yo añadiría que hoy en día, en los países “modernos” estamos MUY sometidos a la dictadura de “lo políticamente correcto”.
Te pongo un ejemplo: en un anuncio de la tele se hablaba de un detergente y de como un hombre lo usaba para lavar la ropa. El anuncio acababa con la frase “Enhorabuena, por fin un hombre puede hacer dos cosas al mismo tiempo”.
No quiero ni imaginar las denuncias y el consecuente retiro de un anuncio de coches en el que acabase diciendo “Enhorabuena, por fin las mujeres sabéis aparcar”. Se montaría una…. con denuncias, con censura, etc, etc…
Bromas y errores a parte, creo que de todas formas la censura que sufrimos es mínima cuando la comparamos a países con regímenes autoritarios (dictatoriales).
Siempre explico que, en pocos países, unos periodistas como pasó en el Watergate son capaces de hacer dimitir al mismísimo presidente de su país.
Para mí, siendo la democracia un sistema imperfecto (“digamos que el menos malo”) suele aportar un nivel de libertad de prensa y expresión que le hace ser la mejor solución como sistema de gobierno hasta que alguien invente algo mejor.
Un saludo!