Me llamo bastante la atención esta noticia en Associated Press, «Japan steps up push to get public buy-in to digital IDs«, porque se corresponde muy bien con muchas conversaciones que he tenido a lo largo del tiempo con mis alumnos japoneses y con mi experiencia cuando he tenido la oportunidad de visitar el país: cómo es posible que la transformación digital de la sociedad japonesa esté siendo tan dramáticamente lenta, cuando generalmente asociamos Japón con un país avanzadísimo en cuanto a electrónica de consumo (con todo un barrio de la ciudad, Akihabara, dedicado al comercio de este tipo de productos y en el que se puede encontrar prácticamente cualquier cosa electrónica), y generalmente muy vanguardista en muchísimos ámbitos relacionados con la tecnología.
Según la noticia, la introducción de carnets de identidad digitales en el país está siendo un verdadero problema, con una gran resistencia por parte de la población en general, hasta el punto de que el gobierno ha tenido que llegar a amenazar con la posible pérdida de beneficios en la sanidad pública a los ciudadanos que se nieguen a obtener el carnet de identidad digital. La introducción de las tarjetas sanitarias, que carecen de foto, fue aceptada como tal hace varias décadas, pero perderán su validez el próximo año 2024 para ser sustituidas por el nuevo carnet de identidad digital, suponiendo que el gobierno sea capaz de hacer frente a las resistencias existentes, que han llegado a crear páginas de protesta con más de cien mil firmas.
La iniciativa, que comenzó en el año 2016 y por el momento ha logrado una tracción muy escasa, es tan sencilla como asignar un número a cada ciudadano, equivalente al de un DNI en España o un número de la seguridad social en los Estados Unidos. Sin embargo, a pesar de lo rutinario del procedimiento a la luz de la experiencia en muchos otros países, los japoneses manifiestan grandes objeciones a ello, afirmando que puede representar desde una pérdida de privacidad, hasta el robo de sus datos personales o el mal uso de su información. El hecho de que el documento contenga un chip es una importante fuente de preocupación para los ciudadanos, que afirman que es una posible fuente de errores o de problemas relacionados con la seguridad
Así, el intento del gobierno de que sus ciudadanos obtengan tarjetas plásticas dotadas de un identificador digital está encontrando una fuerte resistencia, en el contexto de un país en el que el uso del fax es aún muy habitual, muchos de los pagos habituales en consumo se llevan a cabo en metálico, y muchos trámites burocráticos requieren su presentación en papel, una firma analógica y una validación mediante un sello de caucho, que también se usan en muchos casos como firma personal. En el fondo, un país con hábitos muy tradicionales en el que la generación y la custodia de los documentos en papel es vista como algo valioso en sí mismo, llevado a cabo con orgullo por quienes se encargan de ello, y como parte de una forma de hacer las cosas que no quieren dejar atrás.
Por otro lado, el proceso para obtener el correspondiente número, MyNumber, y el documento correspondiente es no solo laborioso, sino bastante analógico, con documentos en papel y envío al domicilio.
La transformación digital de algunas sociedades genera resistencias de este tipo en numerosas ocasiones, como es el caso de Alemania con los pagos con tarjeta: un país eminentemente moderno, pero en el que una historia relativamente reciente les lleva a ser rabiosos defensores de su privacidad, a querer pagar en metálico en un número sorprendentemente alto de ocasiones, o incluso a demandar el borrado de la fachada de su casa de un servicio como Street View de Google Maps.
Este tipo de paradojas de la adopción tecnológica en entornos como estos, de países desarrollados, me resultan enormemente llamativos e interesantes.
This article is also available in English on my Medium page, «Who would have thought the Japanese would be so resistant to digitization?»
Viendo como es la ciberseguridad de muchos países, no me extraña lo más mínimo. Lo raro ya es que tengamos algo propio que no hayamos cedido.
Windows Hello tiene nuestra biometría, Google nuestras huellas dactilares y wifis (Vía Android) y nuestros bancos aseguran nuestras cuentas con SMS que se pueden interceptar o clonar tarjetas.
¿De verdad no será que son más listos de lo que pensamos los japoneses estos?
Muy listos no serán los japoneses cuando ya han empezado a casarse con muñecas de plástico. Cada país tiene sus peculiaridades. USA con el pago de nóminas por cheque y España con el pago de una fianza, no aval, en contratos de alquiler. Lo de Alemania puede ser entendible, viendo el uso que cierto gobierno dio a los registros de las de las opciones religiosas en los años 20 y 30 del siglo pasado.
no creo que se deba a que son muy listos, pero estoy de acuerdo contigo en que cada vez me gusta menos este mundillo tecnológico que nos han vendido como si fuera el cielo.
Pues muy bien por los japoneses y alemanes. Yo por mi parte tambien sigo pagando siempre en metalico. Me parece muy loable resistirse al gran hermano.
Me adhiero totalmente al Sr. Benji y al Sr. Matt
No creo ser anti tecnológico, pero me gusta pagar en metálico mis pequeños gastos, porque así controlo de un vistazo por los billetes que me quedan en la cartera, si me estoy pasando en gastos- Quizá la aversión tecnológica proceda de que los aparatos que hacen interfase, tarjetas, teléfonos, … entre el mundo físico y el mundo digital, de al usuario muchos menos datos de los que da al mundo digital.
Por poner un ejemplo, la única tarjeta que utilizo, el bonobus, Cuando la tarjeta era física, y te picaban el viaje, sabías perfectamente los que te quedaban por gastar. Hoy informan perfectamente a la EMT de los viajes que quedan, pero para mi, es impenetrable, solo me entero cuando la acerco al aparto y no la admite porque quedan billetes. ¿No hay cierta asimetría?
Quizá los «japos» desconfíen porque ellos no sabe que contiene el chip que lleva el DNI, pero el gobierno puede poner ahí lo que quiera, tu estado sanitario, tu certificado de penales, si estas al día en tus pagos a Hacienda,… y tu sin enterarte de lo que portas.
Pues os juro que no lo hago adrede, pero discrepo de vuestra opinión completamente.
Yo no uso dinero en metálico por muchos motivos, entre ellos:
1) Ocupa espacio, y si es calderilla pesa y molesta.
2) Es antihigiénico.
3) Un pago en metálico implica llevar dinero encima y lo considero más inseguro que pagar con ApplePay, por ejemplo.
4) No es difícil perderlo todo o parte si se te cae del bolsillo o pierdes la cartera.
5) Es muy poco práctico: Cuántas veces no tenéis/tienen el cambio exacto?
Si lo pensáis dos veces, el pagar en metálico, hoy en día, sólo fomenta la económica sumergida y el blanqueo de dinero. Cómo yo vivo de una nómina y tengo fiscalizado hasta el último euro que gano, creo que tengo el derecho de pedir que se haga lo mismo con el dueño de un bar, una peluquería, un electricista, un agente inmobiliario, etc… El que todavía se pueda cotizar por módulos es antediluviano, injusto para los que vivimos de una nómina, y la forma más clásica de blanquear dinero.
La erradicación del dinero en metálico solucionaría todo tipo de fraudes fiscales y acabaría, a nivel práctico, con la economía sumergida.
Vivir en sociedad implica perder parte de tu privacidad, sobretodo en culturas latinas en las que timar al fisco hasta está bien visto.
Quizás sea la cultura japonesa, diferente a la latina y quizás más próxima a la nórdica, la que les enseñe que a pesar de no estar controlados, no deben defraudar al fisco, y por eso vean que un control estricto del flujo del capital y/o transacciones comerciales es algo innecesario e invade demasiado su privacidad.
Un saludo!
Estoy de acuerdo contigo. Pero me llama la atención que viviendo de una nómina, trabajando por cuenta ajena, te puedas sentir agraviado frente a los autónomos. Me da la sensación que vives muy alejado de la realidad. Y eso que yo también trabajo por cuenta ajena.
Creo que el comentario de Chipiron más que al autónomo «de a pie» que las pasa canutas para llegar a fin de mes se refiere al que tiene un negocio más o menos grande y lo tiene fácil para «olvidarse» de declarar parte de sus ingresos. No digo que todos lo hagan ni mucho menos, digo que el que quiere hacerlo no lo tiene muy difícil.
Muchas gracias KONAMINAN, yo mismo no lo hubiese aclarado mejor!
Hola Gabriel, gracias por tu respetuoso e interesante comentario.
En primer lugar decirte que no vivo lejos de la realidad por el simple hecho de que tengo varios familiares y amigos muy cercanos que son autónomos y se como funciona este sector (básicamente por respeto a su privacidad no mencionaré sus profesiones). Sólo te diré que ganan más que yo y tributan menos. ¡Y además se quejan de los impuestos que pagan!
Parte de esa visión de «alta carga impositiva» creo que viene por el hecho de que los que vivimos de una nómina ya no vemos lo que nos retiene hacienda, sólo nos fijamos en la parte neta que nos ingresan en la cuenta corriente, mientras que ellos deben pagar sus impuestos activamente cada trimestre. ¿Te has molestado en comprobar cuanto te retienen, más allá del dinero neto que te ingresan cada més? Lo digo porque no es poco…
En el mundo del trabajador autónomo, hay de todo como ,en la viña del señor:
Desde el que a duras penas se gana la vida (y al que una fiscalización detallada le puede ayudar a pagar menos impuestos), al autónomo o poseedor de un negocio en el que puede «cobrar en negro» y se forra.
Por poner un ejemplo en una profesión de prestigio: ¿Cuántos médicos, en consulta privada, te hacen factura de la visita? ¿Cuantos te obligan a pagar en efectivo para cobrar en negro (la mayoría) y cuantos te dejan pagar con targeta de crédito (la minoría)?:
Conozco a un cardiólogo que tiene fama de ser muy bueno (y lo es, y por eso tiene mucha clientela en su consulta privada) que es millonario (hasta tiene un yate) y una buena parte de su fortuna la tiene en una caja fuerte pues es dinero negro. Y por supuesto, paga menos impuestos que yo.
Conozco electricistas que declarando un porcentaje mucho menor de lo que realmente cobran (pues la mayoría, yo mismo incluido, les pedimos «facturas sin IVA») se ganan la vida mucho mejor que yo. Ahí entono «el mia culpa», pero si no hubiese dinero en metálico no podría cobrarme sin estar controlado por hacienda.
Por no hablar de que el negocio que más tira en mi pueblo ees una peluquería que, como cotiza a módulos, paga menos impuestos que yo y sus beneficions pueden representar 5 veces mi sueldo (lo sé feacientemente pues son amigos mios).
Y, para colmo, en la ciudad vecina, conozco un par de negocios (un restaurante y una tienda de muebles) a los que nunca he visto entrar clientes, pero que conozco a sus dueños, que son empresarios con multiples empresas, utilizan dichos negocios que pagan a módulos para blanquear dinero.
Si todo café servido en un bar, todo periodico comprado en un Kiosco y toda consulta médica se tuviese que pagar por medios electrónicos, ganaríamos todos pues hacienda tiene los medios tecnológicos para controlar los ingresos de cada ciudadano. En esa situación nos beneficariamos todos como sociedad: los autónomos que no llegan a fin de mes, ahogados por alta carga fiscal, y los asalariados a los que ya nos retienen parte del sueldo al llegar a nuestras manos, sin ir más lejos.
Es aquello de que si cada uno de nosotros tributasemos por nuestros ingresos verdaderos, se beneficiaria, findamentalmente la clase económicamente más débil. Y dejarían de defraudar gente que cobra dinero a patadas que no lo declara.
Además, la contratación «en negro» o economía sumergida, no podría existir. Conozco a un par de personas que cobran del paro y trabajan «en negro». Obviamente un doble delito fiscal.
Y así, sucesivamente…
Mientras hagamos trampas al solitario (sobre todo los latinos), la única forma de que todos nos beneficiemos del estado del bienestar que aporta la política fiscal es que cada uno pague por lo que realmente ingresa.
No te preocupes, el autónomo que no llegue a fin de mes no pagará casi nada, entre otras cosas porque ese médico que apila dinero negro en una caja fuerte pagará los impuestos que le corresponden.
Un saludo y fuerte abrazo!
Pues si conoces tantos casos, hay algo mejor que quejarse en un blog de los malvados autónomos. Denuncia y cumple con tu deber. Ahí tienes un enlace informativo.
https://www2.agenciatributaria.gob.es/es13/d/denufish.html
Gracias por el enlace. Puede que considere alguna vez hacer lo que tu dices.
De todas formas, con la mano en el pecho, no has pedido nunca una «factura sin iva» a un electricista, pintor, etc
(cont.), es que se ha «cortado».
Lo que quiero decir con eso, Comandante, es que, al menos en España, no hemos asimilado en nuestra cultura el fraude fiscal como un delito serio.
Puede que tu seas la excepción, pero estoy seguro que la mayoría de los que participamos y leemos el foro a veces hemos pedido «pagar sin factura o factura sin IVA», yo el primero.
El dinero electrónico, suprimiendo el metálico, nos alejaría de las tentaciones…
Igual lo curioso es lo rápido y alegre que la sociedad española adopta las novedades, desde los jóvenes a los mayores. Todo lo que parece moderno se acepta rápido por una gran mayoría. Creo que algunas multinacionales nos utilizan para probar sus novedades. No sé si es por ese complejo de inferioridad, injusto, que tenemos como sociedad o por el fatalismo generalizado que nos hace pensar, total como van a hacer lo que quieran yo voy a lo cómodo y práctico.
Relacionado: Por qué el software y las webs en Japón son tan anticuados. Los japoneses son, en efecto, campeones del inmovilismo y de «ostracizar» al que intenta innovar.
Es que yo creo que esa visión tan frecuente en occidentes sobre Japón, percibida como una sociedad y una economía dinámica e innovadora es profundamente equivocada.
La economía japonesa moderna se pulió para optimizar su rendimiento en un entorno industrial: tras la segunda guerra mundial se enfocaron en copiar primero y optimizar después los modelos de fabricación industrial: coches y electrónica fundamentalmente. Algunas compaías se convirtieron en líderes mundiales y referencias en su sector (Sony y Yamaha, o Toyota con su JIT) y alcanzaron su apogeo en los 80, cuando los que tenemos ya una edad recordamos que parecía que se iban a comer el mundo y, más en concreto, iban a comprar California entera.
Pero llegó el fin de siglo, la era de internet, la innovación acelerada y con ella los ciclos acortados de vida no ya de los productos, sino de las propias empresas. Todo esto encaja muy mal con la estructura y la sociedad japonesas, y desde entonces su influencia en el mundo no ha hecho mas que bajar. Su cultura corporativa es contraria a las decisiones rápidas y arriesgadas, lo piensan todo mucho
Así que a mi no me sorprende nada el rechazo a la digitalización de la administración, más bien me habría sorprendido lo contrario
Muy buen apunte, PIT: Japón ya no es lo que era.
En los 80s era la potencia emergente que se iba a comer todo. Recuerdo que la simple etiqueta de «Made in Japan» era sinónimo de garantía y calidad.
Pero desde principios de los 90 empezaron a perder muchos trenes por esa lentitud que comentas:
– No jugaron un papel importante en el naciente mundo de la telefonía celular, si no que fué uno de los éxitos más sonados de Europa (en especial de los paises escandinavos).
– No supieron explotar la industria del Software, más allá de crear ordenadores caseros orientados al «gaming»
– No supieron montar empresas en torno a internet, lo cual les ha pasado una factura enorme.
– No hace falta que decir que no han tenido ningún éxito destacado en el mundo de los smartphones (cruce entre internet y telefonía celular)
… y un largo etcétera.
Yo creo que es un ciclo, después de «despertar Japón», el papel brevemente lo cogió Corea del Sur, para pasar rápidamente a la China.
Ahora parece que «China se apaga», o eso auguran algunas agencias de noticias económicas.
Quien será la próxima potencia emergente? Pues hay quien dice (como yo) que la India, hay quien habla de sudamérica (aunque ya se hablaba de Brasil y falló) y hay quien incluso habla de África. El tiempo dirá.
Pero en cualquier caso, la imagen «supertecnológica» de Japón está desfasada, aunque si que es cierto que su población, su cultura popular, está enamorada de todos los gadgets electrónicos, y es aquí donde Enrique ve la contradicción.
Japón, para el que no lo haya visitado «en profundidad» es una sociedad post-feudal, que ha sufrido un proceso rarísimo de tecnologización que para nada ha calado en los huesos reales de la población.
Si queréis vivirlo por vosotros mismos, alquilad un coche, tened un leve roce con otro coche en una zona lejos de urbes, y disfrutad de 18 horas de Japón en estado puro.
La preponderancia, que el ADN oriental da al lado espiritual de la vida, sigue sin calar hondo en lo que se llama Occidente.
Y sobre su desfachatez (o falta de), habría que pensar en la islita que casi deja KO a una potencia imperial como EE.UU. Habiendo pisoteado asimismo territorio chino y ruso.
Pero el tamaño, para algunas cosas si que importa. Y mucho. Sobre todo si tienes pilares, que van desde Confucio hasta las lavanderia y bazares del mundo mundial.
Y por eso se combina también (o tan mal) los avances tecnológicos muy fuertes, con la forma de pensar del asiático medio. Lo que va desde el llamado comunismo chino a la pobreza tan enorme, que se da en los barrios de Seul, por ejemplo.
Algo muy bien descripto en la peli coreana de reciente óscar, cuando los «parásitos» (pobres) tienen que buscar señal en el cuarto de baño con «duplex». Aún no estaban las «elónidas» sobre su barrio.
Y por algo, la vejez nipona prefiere visitar el Fuji a los cruceros y playas (occidentales y orientales) de la «buena vida». Y tampoco van a practicar esquí alpino, precisamente
Vivo en Tokio desde hace 4 años. La tarjeta My Number se recoge en el mismo sitio que se pide: el ayuntamiento de tu barrio.
En relación a los pagos, se ha puesto de moda PayPay y ahora lo usa mucha gente para pagar en tiendas y restaurantes.