La tendencia a la personalización es cada vez más clara en el mundo de la moda: Walmart, por ejemplo, acaba de presentar la posibilidad de permitirte utilizar tus propias fotos para ver, mediante un algoritmo que calcula el ajuste, como queda la prenda sobre tu propia imagen. El planteamiento supone una mejora de su «probador virtual«, que hasta el momento proponía simplemente ver las prendas sobre una serie de cincuenta modelos con diferentes características que el cliente podía elegir.
Pero más allá de la recreación virtual del momento de la prueba, hay un paso todavía más interesante: una compañía, unspun, ofrece la posibilidad, descargando su app, de definir un estilo de jeans determinado en términos de color, costuras, ajuste, etc., y terminar llevando a cabo un escaneo completo de nuestro cuerpo previo a encargar la prenda, de manera que su ajuste sea perfecto. Como me comentó su CEO, con el que crucé un par de mensajes, «a pair of jeans that you don’t need a belt to wear», unos vaqueros con los que no necesitarás cinturón».
Así que la compañía se ha aliado como socio tecnológico con una diseñadora, Hillary Taymour, y ha desarrollado una forma sencilla de llevar a cabo todo el proceso de compra, y de hacerlo así lo más inclusivo posible, dado que la prenda se hace con tus medidas exactas, no con una talla determinada.
¿Qué hay que hacer? Simplemente descargarse la app, seleccionar Scan, ponerse únicamente ropa ajustada que permita interpretar correctamente la forma de tu cuerpo, limpiar la cámara frontal del smartphone para evitar problemas, subir el volumen para escuchar las instrucciones que te van dando, y llevar a cabo todo el proceso en una habitación bien iluminada. Un proceso rápido, sencillo y bien diseñado.
Una prenda hecha a medida, que tardará en llegar a tu casa en torno a un mes, pero que te quedará supuestamente como si te la hubiese cortado en Londres uno de los famosos sastres de Savile Row tras sus tres famosas tomas de medidas. Con un precio algo más caro que unos jeans normales, en torno a $200, pero que seguramente pocos sastres convencionales aceptarían. Y además, con una política seria de sostenibilidad, zero waste y fabricación circular.
La compañía ofrece además la posibilidad de acudir a su tienda de San Francisco a tomarse las medidas, o de hacerlo mediante una cita en Google Meet durante el horario comercial en San Francisco o Hong Kong. Pero la idea del auto-escaneado resulta muy interesante, porque avanza frente a lo que anteriormente habían propuesto compañías como Amazon con la adquisición de Body Labs para la selección de una talla, pero con un paso más: la fabricación completamente individualizada y a medida.
¿Cuánto tardaremos en ver este tipo de procesos aplicados ya no a un pantalón vaquero, sino a muchos otros elementos de nuestro vestuario, incluida posiblemente la ropa cara que nos compramos para acudir a un evento importante? ¿Estamos ante una tendencia clara para el futuro de la moda, o simplemente ante una curiosidad? ¿Qué impacto tendrá sobre los sastres tradicionales o no tan tradicionales? ¿Sobre las marcas de fast fashion? ¿Y sobre nuestra comodidad?
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Un paso más en la eliminación del intermediario. Si no dos… pues parece que desaparece el sastre por un robot! Y eso que era uno de los nichos de mercado en los que yo pensaba que la tienda física tardaría más en desaparecer..
En absoluto.
Tienes Etsy, sin ir más lejos, donde el sastre y el artesano, ahora venden sus productos; con intermediarios pero hechos sin fábricas de por medio.
Salvo las camisetas que me suelo comprar en muy de rebajas en algunas tiendas de grandes empresas (suelo acabar pasando por el aro…), mi ropa, sobre todo mis pantalones, los suelo pedir a una diseñadora de Israel. Y a medida.
Sin duda me gastaría ese dinero en unos vaqueros, entiendo de buena calidad, que se ajustaran perfectamente a mi medida.
También entiendo que el ajuste puede ser mejor que el de un sastre al ser «la toma de medidas» mucho más completa. La automatización va a acabar revolucionando también la moda.
Para mi el futuro de la ropa de más valor es este. La duda es más cuando se normalizará que si lo hará.
Creo que es algo más interesante para las marcas que para los clientes, ya que permitiria a las marcas conocer a sus clientes y que es lo que realmente quieren.
Personalmente hace tiempo que no me compro ropa en determinadas cadenas textiles porque estoy más o menos en forma y las piernas no me caben en los pantalones sin que me aprieten. O porque todas las camisas son o «slim» o más «slim» todavía y a mí no me gusta sentirme apretado.
No se donde te comprarás la ropa Enrique, pero si entro en diez tiendas de ropa de un centro comercial la media de coste de los vaqueros ronda los treinta o cuarenta euros.
200 $ no es un poco mas, y menos ahora que el euro esta mas barato que el dolar.
Supongo que si esto se generaliza si que bajará bastante ese coste hasta ser de verdad «un poco mas».
200€ me parece una barbaridad por un vaquero, pero una rápida búsqueda en ECI me arroja 8 páginas con unos 180 pantalones de los cuales la mitad superan los 100€, con los más caros llegando a los 300€.
Sin embargo y teniendo en cuenta que los pantalones que yo visto sólo se ponen de moda y a la venta cada cinco años o más, llega un momento que hasta pagaría esa cantidad por tener pantalones a mi gusto y medida.
A-me-di-da. Esa es la diferencia que creo que no has pillado. Trata de encontrar ropa hecha exactamente a tu medida por treinta o cuarenta euros…
A la hora de comprar ropa, aparte del problema de la talla, que existe y que acepto que ese sistema pueda eliminar o al menos reducir, está el que en la pantalla se falsean los colores y la «caída» y tacto de las telas, de forma, que puede que recibas una prenda con un hechura perfecta, … pero muy lejos de aquello que esperabas recibir.
Muy cierto.
Además en las tiendas ponen actualmente luces coloreadas y resulta difícil apreciar el color de las prendas. Más de una vez he pedido permiso para salir a la calle con una prenda porque no era capaz de ver cuál era el color auténtico.
Entre eso y que algo que hay en las prendas de las tiendas me produce alergia hace que no suela ir a comprar a menudo, pero cuando encuentro una tienda que tiene cosas que me interesan y que no me castiga con música machacona a todo volumen y luces bajas me llevo de todo.
Wow… me hace gracia pensar que esta App no me valdría para absolutamente nada.
Visto con este tipo de pantalón más de 300 días al año:
https://www.etsy.com/es/listing/221366643/pantalones-altos-de-haren-de-yoga-unisex
Por lo que me cuestiono que pudieran ayudar mis medidas (soy bastante delgado…).
Seguiré prefiriendo comprar en este tipo de sitios…
Buen post, pero igual, antes de dedicarle tanta atención, el Enrique Dans de hace 10 años hubiera probado todo lo que explica. Es decir, en vez de cruzar dos mensajes con el fundador, hubiera descargado la app y comprado los vaqueros… y un mes después hecho el post
¿?? Lo vi hace mucho, me descargué la app, lo probé como betatester, hablé con el CEO y lo he comprado. ¿Qué diferencia hay con «el Enrique Dans de hace 10 años»?
En Bilbao hay una startup que desde hace tiempo ofrece una solución similar a las que has comentado.
https://www.naiz.fit/naizfit/
Complicado eso de dar la talla, ya que, como pasa con eso a lo que llamamos Inteligencia, resulta imposible medir. Como mucho conseguir una buena aproximación, en función de los filtros mentales que nos hemos construido a lo largo de la infancia y de la adolescencia.
Y por ahora no hay algoritmos adecuados, porque todos parten de una programación hecha por «mediocres» versiones de homo sapiens, por muy siliconadas que estén.
Lógicamente no desprecio los instrumentos de laboratorio, que sean producidos por empresas de probada eficiencia. Aunque sea para algo tan mundano como vestirse. Pobres algoritmos si se quisieran usar en la época romana.
Realmente, solo quería jugar con el título y esa manía tan de jugar contigo al ping-pong, como en los inicios de las televisiones, que tienen algunos comentaristas. Sigue habiendo un problema de lectura y de confianza en quien escribe. El fenómeno de fusión, que se dá en la política actual, contamina todos los campos de escritura pública.