Está pasando: tras una época pendular en la que muchas compañías trataban, tras la pandemia, de volver a llevar a sus trabajadores a la oficina y de recuperar los métodos de trabajo de antes de la pandemia, la evidencia de que el futuro del trabajo es el modelo híbrido es cada vez más patente.
Compañías tecnológicas como Amazon o Meta reconsideran sus planes de expansión de oficinas y optan por abandonar reservas de edificios que tenían hechas y por rediseños destinados a acomodar mejor las necesidades del modelo híbrido de trabajo, en el que las personas tienen libertad para acudir a la oficina cuando quieren o trabajar desde su casa o desde otro lugar cuando lo estiman oportuno. Apple retrasa sus planes de vuelta a la oficina, y Google empieza a comprobar que su cultura está obsoleta y que ni siquiera sus supuestamente maravillosas oficinas y sus beneficios incluidos son rival para el atractivo que supone trabajar desde casa.
Los beneficios para el trabajador son evidentes: la comodidad, la libertad, la posibilidad de hacer pausas cuando uno lo estima más oportuno y la no necesidad de pasarse un tiempo miserable haciendo nada agarrado al volante de un coche metido en un atasco en hora punta son elementos todos ellos muy buenos para justificar una forma de trabajar que muchos conocieron durante la pandemia, pero que hemos ido gradualmente perfeccionando. ¿Necesitas ver a tu equipo o a alguien en persona, quieres utilizar las instalaciones para recibir a un cliente o tienes simplemente ganas de socializar? Acudes a la oficina, con la flexibilidad de hacerlo el día y a la hora que te parezca bien, y te encontrarás unas oficinas rediseñadas precisamente para acomodar ese tipo de necesidades. ¿Prefieres participar desde casa? Las salas de reuniones estarán cada vez más equipadas para ello. En términos de sostenibilidad para el medio ambiente y, sobre todo, de sostenibilidad de la relación con el trabajador, la cosa no puede estar más clara.
En mercados de trabajo en los que los trabajadores pueden permitirse saltar al vacío sin demasiados riesgos, solo la mitad de los trabajadores a los que sus compañías han pedido que vuelvan a la oficina lo están haciendo realmente. Trabajar en la oficina los viernes está pasando a ser una clara evidencia de que tu compañía tiene una cultura anticuada, y cada vez son más las ciudades que se preparan para acomodar un boom en el trabajo híbrido, con programas para atraer a teletrabajadores que solo van a la oficina circunstancialmente. Las islas Canarias, de hecho, han superado en unos meses los objetivos que tenían para atraer trabajadores en cinco años, y comprueban que un teletrabajador supone una economía mucho más sostenible y que gasta casi tres veces más que un turista convencional.
Negar que en las oficinas se pierde miserablemente el tiempo y que los trabajadores tienden a estar más motivados y trabajar mejor cuando se les da más libertad y confianza es cada vez más patrimonio de compañías anticuadas, con directivos aficionados al micromanagement y a controlar mediante trasnochados principios de autoridad. Compañías que, cada vez más, tenderán a quedarse únicamente con aquellos trabajadores que no quieran en ningún otro sitio. Flexibilizar las reglas para facilitar el trabajo híbrido y cambiar en enfoque de los departamentos de gestión de personas para adaptarse a esa circunstancia son solo algunas de las cosas que las compañías deberán hacer antes de que llegue el siguiente paso: que trabajar desde casa se convierta en un derecho legal que tu compañía no puede negarte si decides solicitarlo. En los Países Bajos están ya en ello.
This article is also available in English on my Medium page, «Employers are finally recognizing that hybrid work is a sustainable model»
Nos dejamos algunas claves en el tintero.
«Company (Apple) cited rising Covid cases for pushing back deadline»
«Apple to also again require masks for staff at 100 US stores»
Lo que habría que preguntarse, son cuales son los motivos reales de no querer volver al centro de trabajo después de una pandemia, no la razón por la que las empresas pretenden estructurar su actividad en centros laborales.
Pueden ser desde causas psicológicas a psicosociales, pero desde luego, es difícil atribuirlo a un deseo de «ser más productivos».
Motivos tecnológicos para abandonar la interacción y el contacto personal, no existen.
No hay ninguna ventaja en trabajar aislado, más bien al contrario, el burnout del confinamiento está acreditado. (No quiero ni imaginar en un apartamento de 30m o una casa familiar.)
Y aquí, es cuando habría que averiguar cómo están afectando las redes sociales a la capacidad de interactuar con otros seres humanos, porque tengo la sensación de que este tipo de medios están creando una serie de carencias bastante importante para muchas personas.
Why Facebook Is the Junk Food of Socializing
Hay que gente que cree que el comportamiento que despliega en las redes sociales es trasladable al mundo real. Que existe esa falta de líneas invisibles y de la capacidad de situarse en un contexto con «fricción».
Muchas personas están perdiendo habilidades para la interacción social, que ya eran pocas, y sustituyéndolas por conductas estereotipadas o poniendo énfasis en su perfil social como el «auténtico». Probablemente, se produce un «efecto aldea» en las redes sociales, como en los centros de trabajo,.
No puedes bloquear a alguien en el mundo real apretando un botón. No puedes mirar al teléfono cuando hablas con alguien. No puedes saltarte un semáforo o aparcar en la acera.
Hay un espacio social intermedio que es necesario transitar, entre la realidad de las redes sociales y el mundo real ese, que hay que salvar. Y donde el tacto es más fino.
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Liminalidad – Wikipedia
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Resulta curioso, que sin tener aún muy claro el significado del concepto trabajo, como elemento clave en la producción de bienes materiales, e incluso espirituales (incluyendo los artísticos y evangélicos), ya se hable de trabajo híbrido.
Menos mal que ya estoy jubilado, lo que (por cierto) es otro tipo de «trabajo», pero me empezaría a sentir algo en modo maíz «natural», en caso contrario.
Pienso que acomodarse a trabajar de una forma, no es lo mismo que funcionar, trabajando (de esa o de otra forma). La eficiencia, como el trabajo, es un concepto demasiado despreciado/depreciado por el mediocre homo sapiens.
Dice nuestro bien amado Enrique
«en las oficinas se pierde miserablemente el tiempo»
Vaya !
Este debería haber sido el titular !!!
Jefes del mundo parece que sois todos unos «gilipollas» y que la gente va a la oficina para ser visto. Pero además es que ahora os lo dicen a la cara. ¿Si eso es lo que hacen vuestros lacayos cuando están al alcance de vuestro ojos, vuestros key loggers, etc etc … que harán en sus casas?
Maniqueismo al poder !
Motivadlos con e teletrabajo, y una cuenta de Netflix, ahora que están sus acciones un poco j…. y sed los primeros en ofrecer net-trabajo
Las empresas sólo piensan en el teletrabajo como un parche. Ahora vuelve con fuerza por la inflación
Bueno, hoy precisamente leía no sé donde (esto de la interné va a acabar con mi sistema de referencias) que la presente crisis inflacionaria está haciendo volver sobre sus pasos a muchas empresas y administraciones que después de la pandemia exigieron el regreso al trabajo presencial. Ahora, visto a cómo se va a poner el metro cuadrado de oficina en los distritos financieros y de negocios, pues oye, bueno, quizá lo de teletrabajo no esté tan mal. Y cuando haya pasado la corriente crisis, vuelta a la oficina hasta la próxima.
En fin, esto de estar jubilado permite contemplar estas cosas con un cierto distanciamiento menfoutiste y el temita en cuestión ya aburre.
Mira, mi tocayo se me ha adelantado y él sí ha referenciado la cuestión. Va por usté, maestro…
,-)
Y los kilómetros que dejas de conducir en un año con el consiguiente ahorro en combustible. Y de emisiones a la atmósfera.
Totalmente de acuerdo. El trabajo híbrido es el futuro. Ahora el tema es cómo organizar ese trabajo híbrido. Por mi experiencia en estos años de teletrabajo con grandes equipos (en ciudades de tamaño medio), si dejas que cada uno vaya a la oficina cuando convenga, el resultado es que nunca conviene. Será la naturaleza humana, el humano medio se acomoda. En casa se está bien, da pereza romper la rutina, etc. Si cada uno va a la oficina cuando quiere, ¿para qué va si no van a estar las personas de su equipo ese día o las que le interesa ver? Pensar que se irá a la oficina cuando el jefe de equipo vea que es un momento conveniente, tampoco funciona fácil, nadie del equipo quiere ir, salvo que sea una situación caótica. El teletrabajo 100% tiene sus problemas, como estar sentado en el sofá todo el día y no hacer nunca ejercicio (muy cómodo pero no es lo mejor). Por tanto, ¿qué hacer para conservar cierto contacto presencial directo entre las personas? Yo apuesto por tener un calendario fijo por equipo (por ejemplo, tal equipo va obligatoriamente los martes, tal equipo va los miércoles, etc…) el resto de días a libre disposición. De esta manera, se rompe la rutina total de estar en casa y las personas van a la oficina los días que van los que le convienen que convivan. Además, habrá que montar de vez en cuando actividades grupales presenciales del equipo y también inter equipos (que los equipos en teletrabajo se van haciendo burbujas). Eso para los equipos que tienen la suerte de vivir más o menos cerca. Los que no, harán lo mismo pero de forma excepcional. La experiencia nos irá enseñando. Hay que ir probando.
El trabajo mixto (presencial-teletrabajo), donde se pueda implementar, se hará. Aunque sólo fuese por el beneficio para el medio ambiente con tanto desplazamiento innecesario por trabajo.
Los recientes acontecimientos lo que están es acelerando un proceso imparable, no se puede poner puertas al campo.
Parece que el teletrabajo, se convierte en una «pose» para captar talento o vender empresa. En la realidad, he visto choques culturales que desembocan en presiones para continuar con modelos obsoletos.
Tomando como muestra el entorno de mi abundante familia y amigos, Mi opinión es que entre los trabajadores de cuello blanco, hay una abundante cantidad que se han pasado al teletrabajos o con trabajos híbridos.
Algo que corroboran los bares donde suelo tomar un café cerca de mi casa, en una zona de oficinas, que me dicen que dan ahora menos comidas de menú que antes, porque van menos empleados, (claro que eso puede ser debido que la inflación, les haya empujado al «tupper»).
Claro esta, los trabajadores de cuello azul, tienen que ir a trabajar, ahí donde tengan el curro, pues no tiene sentido que un albañil, un dentista, o un chofer teletrabaje.
Por lo que yo veo, los seguidores de Enrique Dans son mayoritariamente chupatintas, que si pueden optar por alguna modalidad de teletrabajo.
Mi opinión es, que en el futuro, quien que ir por fuerza a trabajar a la oficina, ganará mas que el teletrabajador de su misma categoría laboral.,
Los clubes de golf de Madrid, los parques con gente corriendo desde el teletrabajo están llenos entre semana …
Creo que el régimen laboral de España, con su poca flexibilidad es negativo para la productividad y el teletrabajo.
Muchos da igual el modelo son buenos por ADN, otros no.
Por último, con teletrabajo que incentivo hay para no hacer offshoring? Ninguno
Hola soy de Argentina…el trabajo hibrido depende de la cultura y depende de la crisis moral que vivan los países…por ejemplo…el Argentino es vago..ni se me pasa por la cabeza que no venga a trabajar a la oficinas de la empresa..y acá se interactúa todo el tiempo…no se me ocurre que sea pueda reemplazar con zoom….y te fuiste a la mierda cuando planteaste al trabajo híbrido como un derecho…se nota y mucho que vivís de escribir porque el aire es gratis…antes primero tenes que haber pagado muchas quincenas.
No hables de lo que no tienes ni maldita idea. Yo no vivo de escribir, vivo de dar clase, actividad muy presencial. Soy profesor de universidad desde hace treinta y dos años, eso son muchas más horas de trabajo de las que te puedas imaginar. Y esas estupideces de “el argentino es así o asá” son generalizaciones absurdas que impiden que los países progresen.