El despliegue cada vez mayor y mucho más barato de redes de satélites, unido a la progresiva simplicidad de su desarrollo y a la capacidad de procesamiento de las imágenes que obtienen mediante algoritmos de machine learning, permite imaginar cada vez más usos para ellas además del obvio de las telecomunicaciones, que van desde el control de actividades industriales, de la contaminación, de la deforestación y los incendios forestales, o de actividades como la pesca, la agricultura y muchas otras. Algunos analistas incluso especulan que Apple podría tener interés en desarrollar una red satelital para conectar todos sus dispositivos.
En otros casos, la nueva disponibilidad de imágenes y seguimiento permite, por ejemplo, llevar a cabo un seguimiento mucho más eficiente de zonas de cultivo, del clima y de las predicciones de productividad, con el fin de generar mejores cosechas y alimentar mejor a la población, o poder asignar una dirección permanente a personas que viven en áreas aisladas.
A medida que esas redes de satélites son desplegadas, se van dotando de mayor funcionalidad: la nueva generación de los satélites de Starlink, por ejemplo, que son lanzados de forma habitual en las muchas misiones de SpaceX como forma de rellenar el espacio no ocupado por otros clientes, pesan ya 1.25 toneladas cada uno frente a los 260 kilogramos de los de la generación anterior, y son capaces de generar mucha más información y transmitirla en tiempo real a aquellos clientes que lo demanden.
Cada vez son más los servicios que pasan de depender de fotografías ocasionales obtenidas gratuitamente de satélites de la NASA o de otros proveedores, a obtener datos mucho más frecuentes o en tiempo real procedentes de otras redes de satélites. En algunos casos, como el seguimiento de la deforestación en el Amazonas por culpa de uno de los presidentes más irresponsables y ecocidas del mundo, la nueva situación equivale a la posibilidad de denunciar problemas que antes costaba mucho más localizar. En otros, como el de la vigilancia de pesquerías ilegales y de barcos que desconectan sus dispositivos para no ser objeto de seguimiento, supone ser capaz de establecer unos controles que antes resultaban prácticamente imposibles.
Pero en esos casos y en otros muchos, el mayor problema ya no está en la disponibilidad de imágenes y de datos gracias a redes de satélites, sino en conseguir los apoyos gubernamentales necesarios para poner bajo control las situaciones y problemas que se denuncian. En el caso de la Amazonia brasileña, está claro que mientras siga en el poder Jair Bolsonaro – las próximas elecciones gubernamentales son en septiembre de este año, y esperemos que los ciudadanos de Brasil sean mínimamente responsables – no habrá posibilidad de hacer nada con respecto a la deforestación, se tengan las imágenes de satélite y las evidencias que se tengan. En otros países, la permisividad con respecto a ciertas actividades para evitar protestas locales o para evitar otros problemas dificultan que esa «vigilancia permanente desde el cielo» pueda llegar a dar sus frutos.
Está claro que en el futuro, las redes de satélites formarán parte de una presencia permanente que nos permitirá hacer muchas más cosas interesantes, y tener un control mucho más fino y permanente de las actividades que llevamos a cabo en la corteza terrestre. Veremos qué tipos de proyectos interesantes van saliendo de esa nueva situación.
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Desde luego Bolsonaro no es una persona simpática no me iría a tomar café con el . Pero desde mi desconocimiento pregunto ? Es justo que los países desarrollados que hemos explotado al máximo nuestros ecosistemas podamos a países como Brasil que mantengan gran parte de su territorio improductivo como pulmón del mundo? Gracias
¿Soy yo, o debería ser al reves? Que los actuales pesen 260 kgs frente a 1.25 ton de la generación anterior
…shut up you moron…
Buena reflexión, pero no se si se deja llevar «algo» por la ley del mercado, tal como nos la venden los llamados «liberales».
Estes días el Elon advierte que «el mercado» le puede sacar de sus empresas a 10.OOO trabajadores.¿Piensa acaso enviarlos como carga en sus satélites? ¿O se dará cuenta por fin, (algo de idea pienso que ya tiene) sobre la llamada tiranía del mercado?
Porque acaba de «ceder» subvencionado seguro (papá estado habemus) parte de su flota, sobre Ucrania, pero cuando se vea atrapado por las pérdidas económicas, ¿no volverá a plantearse que «sobran 100.000»?
Porque llegará un momento que no tenga satélites bastantes para cargar con «peso muerto». Ya que el gran problema de las empresas no son las cuentas falsas del Twitter. Lo que las hunde, es el exceso de trabajadores «que debe echar a la puta calle».
Y normalmente, por no hacer los pertinentes deberes (con los cambios tecnológicos que se advienen). Además de la ineptitud (corrupta) de papá estado, que no supo (o no quiso) prever la ubicación de plazas de trabajo para los cesantes. Mientras que si derramaba subvenciones «a tutiplé» por los despachos de las grandes corporaciones (metiendo, de paso, a sus gobernantes cesantes»).
En fin, más de lo mismo.
Sin que vaya yo a defender los desvaríos de Musk me has hecho perder un minuto de mi tiempo intentando comprender una diatriba sin ningún objetivo concreto :-(
Según parece, la cosa consiste en lanzar los satélite y ya veremos para que valen
Preveo una evolución similar a la del cloud: en las primeras etapas cada empresa con su propio producto con unas pocas características, luego la evolución hacia un ecosistema de servicios satelites complejo por parte de cada fabricante, y mas allá vendrán las correspondientes asociaciones y generación de valor conjunto.