Coinbase, una compañía que decididamente no está pasando por su mejor momento debido a la crisis de las criptomonedas, que cotiza más de un 80% por debajo del precio de salida de su reciente salida a bolsa y que, de hecho, se ve obligada a aclarar que no está en riesgo de bancarrota, acaba de anunciar una práctica directiva que me ha llamado muchísimo la atención: pedirá a sus empleados que se evalúen unos a otros frecuentemente, tras reuniones y otras ocasiones de colaboración.
Para ello utilizarán una app, Dot Collector, que permite emitir ese tipo de feedback de manera cómoda y frecuente. Sinceramente, desconozco qué tipo de ambiente y de cultura corporativa puede generar el hecho de que tus compañeros de trabajo estén evaluándote de manera sistemática y tendería, en principio, a pensar que puede dar lugar a situaciones incómodas y de cierta tensión, pero la cuestión me ha llamado la atención más bien por otra cosa: coincide con algo que llevo mucho tiempo pensando en un entorno completamente diferente y al que creo que se puede adaptar mucho mejor: el mundo de la educación, y específicamente, el de las escuelas de negocio.
¿Por dónde voy exactamente? Uno de los problemas que tengo como profesor es que mis alumnos me evalúan y que esas evaluaciones, además, son absolutamente «material radioactivo» en la carrera profesional de un profesor: si bajo de un 4 sobre 5, mi director de área seguramente me llamará preocupado para preguntarme qué ha pasado, y si mi puntuación cae por debajo de 4 de manera sistemática durante algún tiempo, tendré problemas. En mi caso, afortunadamente, las evaluaciones de los alumnos nunca han supuesto un problema, y de hecho, las valoro muchísimo como indicador de las cosas que les gustan o las que no. Cuando un alumno paga lo que paga, es enormemente exigente con la calidad de la enseñanza que recibe, me parece muy razonable que lo sea, y por eso llevo una vida profesional entera dedicada a intentar mejorar constantemente la calidad de mis clases.
¿Dónde está el problema? Que las evaluaciones de mis alumnos me llegan tarde, semanas después de haber terminado el curso, y cuando ya no puedo utilizarlas para mejorar mi desempeño con ese grupo. De acuerdo, las uso para diseñar el siguiente curso, pero parte de lo que podría ser su propósito, la idea de mejora continua, se ve claramente limitada. De ahí que lleve tiempo barajando lo que podría ser una app de feedback que mis alumnos pudieran utilizar de manera continua, después de cada sesión o durante la misma, y que pudiesen, además, utilizarla no solo para evaluarme a mí, sino también para evaluar la participación de sus compañeros de clase, que suele tener un importante peso en su calificación y que habitualmente evaluamos únicamente los profesores, cuando yo pienso que intentar incorporar a su cálculo un componente social podría tener un impacto muy interesante.
Por supuesto, es fundamental que el proceso de dar feedback se lleve a cabo con facilidad: un simple «pulgar arriba», «pulgar abajo» o «neutro», como parece ser que utiliza la app ya comentada, o algún otro mecanismo de escala Likert corta como las cinco estrellas, similar al que se utiliza en las tiendas de apps.
Mi impresión es que las implicaciones de un mecanismo así serían muy diferentes en un entorno académico y de enseñanza superior, en el que los alumnos tratan de maximizar su aprendizaje y su desempeño en entornos profesionales, y que podrían dar lugar a resultados muy interesantes. Sinceramente, no me atrevería a plantear un mecanismo así en un entorno de clase con alumnos más jóvenes: creo que la transparencia radical que genera podría dar lugar a dinámicas complicadas, o incluso peligrosas, y como he comentado al principio, tampoco tengo claro que su efecto en un entorno profesional vaya a contribuir a una cultura positiva.
¿Opiniones? ¿Cómo imagináis un entorno profesional con ese tipo de transparencia radical, en el que vuestros compañeros os estuviesen evaluando mediante una app de manera habitual? ¿Llegaría a convertirse en algo parecido al conocido episodio «Nosedive« de Black Mirror, o puede generar dinámicas interesantes? ¿Y en un entorno de educación?
This article is also available in English on my Medium page, «Feedback is important, but there’s a time and place…«
Buena pregunta y difícil de contestar.
En mi compañía para ser positivos utilizamos una herramienta llamada Bonusly, solo para reconocer cosas positivas de compañeros. La compañía está contenta con el engagement aunque no creo que llegue a un nivel alto.
En su momento trabajé en otra compañía con una herramienta más sistematizada para dar todo tipo de feedback. Mucha gente no la utilizaba adecuadamente y a veces causaba roces. Es importante enseñar a dar feedback constructivo e incidir sobre ese aspecto reiterativamente. También como responder ese feedback.
El mayor problema en el ambiente laboral es que mucha gente no sabe dar feedback constructivo ni aprecia cuando se lo dan a ellos. Implantar esa cultura de forma natural y positiva es fundamental, por encima de la app que se utilice.
Temas importantes a mi juicio:
– ¿La evaluación es anónima? El resultado de la misma puede diferir mucho.
– ¿Cuánta gente te evalúa? Imaginemos, por ejemplo, un departamento pequeño. Incluso en el caso de evaluaciones anónimas, en entornos muy reducidos es fácil discernir quién ha evaluado qué
– ¿Los resultados son agrupados? Por norma general suele hacerse una media ponderada, por lo que rara vez los resultados, salvo casos extraños, bajan del 4. ¿Se tendrían en cuanta en este caso los atípicos?
– Gaussiana: se utiliza mucho en las escuelas de negocio y en entornos profesionales. La evaluación por gaussiana, si bien tiene su sentido para evaluarte frente a tu competencia, nuevamente deja fuera posibles casos atípicos interesantes de estudiar
¿Nunca te ha venido uno con un «o me subes la nota o te pongo 0 estrellas»? A lo mejor entre tus alumnos no hay capullos, pero en otros entornos sabemos que existen y muchos. Eso de que tu vida dependa de lo que alguien opine de ti (sobre todo si es de mala fe) no me parece una buena idea.
No, no es posible. Las encuestas se pasan a los alumnos en la penúltima sesión, antes de que tengan sus notas y antes de que hagan su examen. Se cierra la ventana de envío antes del examen, y no las veo hasta unas semanas después…
Confirmo. A mi me pasa igual. El ultimo «trabajo de clase», es rellenar los cuestionarios donde se nos valora al curso y al profe. Yo no me entero casi nunca de las valoraciones. Tambien es cierto que a dia de hoy, no me han remitido queja alguna desde las consultoras.
Yo siempre he tratado de elogiar públicamente aquello que mis compañeros hacían a mi juicio, de forma brillante, y he comentado en privado con el autor, cuando una de sus actuaciones me resultaba manifiestamente mejorable.
Creo que la buena educación, siempre va unida a lago de hipocresía. El decir «la verdad» de forma sistemática, te hace ser altamente insoportable.
A mí que la calificaciones o el trabajo de alguien dependan de lo que piensen de él sus compañeros me parece una completa locura que no puede acabar bien de ningun modo: Desde generar malos rollos y rencillas hasta chantajes, persecuciones a quien caiga mal a un grupito y promoción de inutiles bien relacionados, etc.
Coincido con la opinión de Victor.
Y yo coincido con ambos…
«enseñanza superior, en el que los alumnos tratan de maximizar su aprendizaje» (EDans).
No sé hasta que punto lo podía opinar alguno de los sabios orientales que siempre se saca de la manga mental, todo opinador que se precie. Como si el contexto orienta y occidental tuvieran algo más en común que la práctica de una mediocre red social. Que en su tiempo se llamaba «ruta de al seda». Pero yo lo resumiría como algo así : «en la materia prima (incluída la humana) está la esencia del producto final».
Así que, una cosa es un alumnado dispuesto a esforzarse en maximizar su proceso de aprendizaje y, otro tipo de alumnado, el que maximice (intente) la máxima eficiencia de cambiar «poco x mucho», pero siempre en beneficio (material) propio.
Y ya sin meterse con ataduras al poder establecido. Algo que se da desde la más tierna infancia.
Lógicamente ya no tiene cabida pensar en darle la calidad de «adulta» a una evaluación de una cría humana en proceso de maduración. Ese mundo ya es de por sí «otro universo paralelo». Resulta casi siempre más certero el mirar a los ojos y tratar de leer lo que ellos dicen. Una pena «domesticar» nuestra mirada, pero así fue la evolución…
Y, por cierto, del «director de área», per se, me fío tan poco como del taxista hablando de política. Bueno, algo más, suponiendo que sea un verdadero profesional en lo suyo (¡porque escasean de lo lindo!).
Y lo dice quien siempre confió más en un preadolescente semialocado, que en un inspector de educación/domesticación semiborracho o decrépito intelectualmente. Pero siempre fui «por libre» (de ambos).
Y sí, totalmente de acuerdo, que sin contexto no hay feedback eficiente. Y eso pasa, desde luego, con el análisis del presente y del «futuro» (posible).
Varios comentarios sobre este interesantísimo tema:
1) Puntuar a los compañeros de forma anónima lo veo prácticamente inviable si lo que se quiere es mantener un ambiente agradable y de cooperación entre trabajadores de una empresa:
Bajas puntuaciones obtenidas anónimamente convertirán a un trabajador en alguién receloso y desconfiado y, al ser anónimas, generará mal ambiente entre dicha persona y sus compañeros.
Además, las votaciones pueden ser interesadas si te quieres quitar la competencia de la silla de al lado… por lo que muchas veces no serán honestas.
Sólo funcionaría en un ambiente de pura honestidad y capacidad de resiliencia para tolerar críticas o bajas puntuaciones a ciertas actuaciones que realices y tomarlo como un revulsivo para mejorar.
2) Lo de la escala de puntuación (sea binaria, sobre 5 o sobre 10) muchas veces no dice demasiado. Mi experiencia universitaria me dice que puedo llegar tarde a clase todos los dias, pero que si «caigo bien a los alumnos» o directamente soy buen profesor, dando clases de calidad, hasta me pondrán la maxima nota en puntualidad, cuando en ese apartado me puedo merecer un cero. Y viceversa, por supuesto.
3) En nuestra universidad, recientemente, en las encuestas se ha puesto un apartado de «observaciones» en los que los alumnos pueden hacer comentarios libres: ahí encuetro yo las pistas para la mejora del curso siguiente! Por lo tanto, creo que encuestas basadas en puntuaciones sin razonar dichos valores son de poca utilidad, especialmente para la persona evaluada. En cambio, un simple comentario como «debería impulsar una mayor participación de la clase» te guia directamente a un tema que puedes mejorar.
4) Muy de acuerdo con Enrique que una app, directa y simple, que permitiese hacer valoraciones (pero sobre todo comentarios) sobre cada sesión docente seria de gran ayuda. De brutal ayuda!.. de hecho es una gran idea!
5) De todas formas también hay riesgos: a diferencia de Enrique, en mi universidad publica te penalizan económicamente si, a la vez, se cumplen dos criterios: bajos valores de las encuestas y bajos valores de aprobados. Y en este último punto está el problema, es un conflicto de intereses cómo una casa!: Quieres no tener penalización económica? Aprueba a todo el mundo, que además seguro que te suben las encuestas. Quieres ser riguroso y exigente? Pon examenes dificiles, suspendes a muchos y además te cogen manía, bajando tu puntuación en las encuestas.
Que hace la mayoria? Pues ya os lo podéis imaginar: asignaturas que antaño eran «las hueso» de las carreras se han convertido en «marias»….
En resumen:
En la empresa la evaluación de empleados por sus compañeros, seria catastrófica, «si se quiere mantener un ambiente agradable y de cooperación entre trabajadores»
Los jefes deben saber sin ayuda de nadie. la valía de sus empleados, Claro que hay jefes ineptos, que valoran mal a empleados valiosos, Lo mejor para ambos, es que esos empleados cambien de trabajo.
En educación, Mientras los alumnos no quiera aprender, sino obtener un título, (la titulitis de este país es alarmante), valoraran mal a quien ponga trabas a la obtención del título, independientemente que enseñe su asignatura bien o mal. «Que hace la mayoria? Pues ya os lo podéis imaginar: asignaturas que antaño eran «las hueso» de las carreras se han convertido en «marias»»
Vi ese episodio de Black Mirror y fue fantástico, porque saca a relucir las miserias de la naturaleza humana que tienen que ver con nuestra radical incapacidad para lidiar de una forma madura y constructiva con las críticas que recibimos.
Nuestro enorme y ridículo ego se siente agredido y nos cerramos en banda, imposibilitando verlas como una oportunidad de oro para realizar cambios y mejoras. Carecemos de lo que le sobra a un algoritmo: frialdad y ecuanimidad para filtrar adecuadamente cuáles críticas son válidas y relevantes para aprender y mejorar el desempeño, y cuáles banales e irrelevantes.
Conociendo nuestra enrevesada y delicada psicología, me temo que lo que se propone hoy en el artículo crearía más problemas que los que supuestamente ayudaría a resolver.
Muy interesante entrada.
En Vesper trabajamos con Comités de Dirección de empresas y con directivos/as en procesos de coaching y compartimos la importancia del feedback y la relevancia de darlo y recibirlo «bien».
Para darlo, basado en hechos, orientado al futuro, personalizado, con un «para qué» y, como dices Enrique, en un contexto adecuado. Y para recibirlo, una escucha activa para entender, preguntar para aclarar (no para justificar), libertad para cambiar de comportamiento y, por supuesto, agradecimiento (alguien se toma la molestia de «prestarte sus ojos» para que mejores).
No se trata de una puntuación o un pulgar hacia arriba o hacia abajo (algo que en algunas ocasiones puede ser «sesgado» y «peligroso»); nuestro enfoque es conversacional y, bien trabajado, genera la confianza y el aprendizaje óptimo para crecer como equipos y profesionales.
De todas maneras, me quedo con las referencia y la reflexión.
Gracias y un saludo.
Oscar Garro
Socio de Vesper
A principios de año impartí un módulo de máster que fue mi primera experiencia «online y larga» (5 horas). Como me preoocupaba especialmente no tener el feedback instantáneo de la presencia física, preparé dos encuestas inmediatas por móvil en MENTIMETER:
La primera la hice justo al empezar y preguntaba el grado de conocimiento (del 0 al 5) en las tecnologías y metodologías de las que iba a hablar: Me funcionó bien para dedicar más a lo menos conocido.
La segunda la hice tres veces a lo largo de la sesión, y era muy directa: ¿Esto te ha parecido interesante? con cuatro respuestas «Aburiiiiiidooo», «Psché», «Sí» y «¡Estuvo genial!».
La verdad es que daba un poco de miedo, porque en mentimeter los resultados se ven en tiempo real, y ver crecer en directo la columna de «aburrido» sería terrible ;-) (afortunadamente no pasó), pero tengo que decir que me sirvió de mucho y que lo he incorporado a sesiones «off line» posteriores. Saber qué parte ha gustado más me dio un nivel de granularidad muy interesante para saber qué mejorar.